Muerte
en el meridiano
Carlota
Suárez
Título: Muerte
en el Mediterráneo Autora: Carlota
Suárez
Editorial: Harper Collins, 2024
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 304
CARLOTA
SUÁREZ
Esto es lo que la editorial nos cuenta
de la autora:
Carlota
Suárez García
(Gijón, 1977), escritora de novela negra, es colaboradora habitual en el
programa de radio La buena tarde de RPA, con una sección semanal sobre
actualidad literaria llamada «Carlota en la radio». Ha participado en
antologías con otros autores y ha publicado dos volúmenes de cuentos y dos
novelas, Tinta, una muerte inexplicable y La tumba del rey.
ARGUMENTO de
MUERTE EN EL MERIDIANO
Andrea Sabugo hace una excepción y
decide acudir al Festival Meridiano Cero, un evento literario que tiene lugar
en la isla de Santa Lucía, una pedanía (ficticia) de la isla de El Hierro.
Allí junto a Minerva Novoa, conocida como
la Reina del Crimen, intentará averiguar quién ha asesinado a Catalina Fanta,
una bloguera asistente al festival.
MUERTE EN EL
MERIDIANO
Muerte en el meridiano es una original
novela que es muchas cosas en una: Una crítica del mundillo literario
(editores, autores, premios, blogueros), dentro del contexto de una novela
negra (no en vano se trata de averiguar quién es el asesino en un caso que es
casi de habitación cerrada pues tiene lugar en un espacio con el acceso
limitado) y al mismo tiempo es una historia de infancia.
Agítense todos estos elementos con un
toque de humor y una protagonista a la que hay que echar de comer aparte (con
mucho kétchup y muchas pipas Churruca, eso sí) y podréis haceros una idea de
qué va esta Muerte en el meridiano.
«Todo empezó con un adjetivo. El
principio es siempre una palabra. Lo que no se dice no es, lo que no se escribe
no está. Embustera».
¿Y qué son los escritores sino grandes
embusteros que disfrutan inventando historias? Eso es nuestra protagonista, que
sin embargo lleva muy mal que desde pequeña dijeran que era una embustera. Ese
es el arranque de esta, en cierto modo, disparatada novela.
Aunque Andrea Sabugo sea la gran
protagonista, hay otra protagonista en la sombra, que en el fondo es en torno a
la que gira esta novela, por más que sepamos muy poco o casi nada de ella, más
allá de su nombre (falso): Catalina Fanta, una bloguera metida a escritora.
«No asumir la edad de una es un mal muy
extendido. Creerse escritora, por haber aprobado primero de primaria, también.
Si sabes escribir, eres escritora». (Página 18)
Tan falso como un euro turco, pero vete
a contárselo a esos miles de “escritores” que pululan por Amazon. No quiero
extenderme sobre esta parte que va salpicando toda la novela, pero en realidad
tiene toda la razón la autora. Pero paro, porque como dice la protagonista:
«Cuando se habla de literatura, no tiene el menor sentido mencionar a la
justicia. Reflexionar sobre ello es inútil, improductivo e insano». (Página 19)
Y como todo es ficción, ficticio es
también el lugar en el que transcurre el festival literario: la isla-pedanía de
Santa Lucía, que depende de El Hierro:
«Me gusta pensar en El Hierro como la
Isla del Meridiano. Aún se la conoce por un nombre que data de los tiempos en
que se creía que la Tierra era plana. De ser así, el meridiano de Greenwich
pasaría justo por uno de los cabos que dibujan su costa». (Página 25)
Pero literatura aparte, esta novela no
deja de ser una historia de niños. De la vivencia que la autora tuvo junto a su
mejor amigo. Una experiencia que la marcó tanto que la convirtió casi en alguien
asocial, que desde luego no quiere ser gente. Una experiencia que gira en torno
a un niño muerto.
«Pensé en los libros antiguos, plagados
de niños muertos. Los nuevos, no tanto. Me dije que los escritores modernos
eran unos blandos. Y unos mentirosos». (Página 32).
A esa infancia de la escritora iremos
volviendo a lo largo de la novela, en unos fragmentos llenos de sensibilidad
que a mí me han encantado.
Aunque lo que hace avanzar la trama no
sea esa parte, sino el propio crimen, en el que se mete de lleno a investigar
la autora:
«Es lo que lleva esperando toda la vida,
un crimen de verdad en el que meter las narices. Meter las narices para sacar
la pluma». (Página 161)
OPINIÓN
PERSONAL
Muerte en el
meridiano
es una novela entretenida, tan alocada como su protagonista, escrita con mucha
acidez, pero al mismo tiempo cargada de ternura hacia un personaje que vio lo
que no tenía que ver cuando era muy pequeña.
Eso sí, no esperes una novela negra al
uso, porque no lo es. Como mucho de misterio, un cozy crime tan al uso ahora.
Aunque tampoco, porque casi lo de menos es descubrir quién es el asesino.
Prepara una buena bolsa de pipas
Churruca y disponte a pasar un buen rato de lectura. Pero ¡ojo! Si no te gusta
el kétchup, puede que necesites algún antiácido a lo largo de su lectura.
VALORACIÓN: 7/10
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No me importaría leerla si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesotes!!!