Ácido
sulfúrico
Amélie
Nothomb
Autora: Amélie Nothomb
Editorial:
Anagrama, 2007
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas: 168
Esto es lo que la editorial nos cuenta
de la autora:
Amélie Nothomb nació en Kobe
(Japón) en 1967. Proviene de una antigua familia de Bruselas, aunque pasó su
infancia y adolescencia en Extremo Oriente, principalmente en China y Japón,
donde su padre fue embajador; en la actualidad reside en París. Desde su
primera novela, Higiene del asesino, se ha convertido en una de las autoras en lengua
francesa más populares y con mayor proyección internacional. Anagrama ha
publicado El sabotaje amoroso (Premios de
la Vocation, Alain-Fournier y Chardonne), Estupor y temblores (Gran Premio
de la Academia Francesa y Premio Internet, otorgado por los lectores
internautas), Metafísica de los tubos (Premio
Arcebispo Juan de San Clemente), Cosmética del enemigo, Diccionario de nombres propios, Antichrista, Biografía del hambre, Ácido sulfúrico, Diario de Golondrina, Ni de Eva ni de Adán (Premio de Flore), Ordeno y mando, Viaje de invierno, Una forma de vida, Matar al padre, Barba Azul, La nostalgia feliz, Pétronille, El crimen del conde Neville, Riquete el del Copete y Golpéate el corazón, hitos de «una frenética trayectoria prolífera de
historias marcadas por la excentricidad, los sagaces y brillantes diálogos de
guionista del Hollywood de los cuarenta y cincuenta, y un exquisito combinado
de misterio, fantasía y absurdo siempre con una guinda de talento en su
interior» (Javier Aparicio Maydeu, El País). En 2006 se le
otorgó el Premio Cultural Leteo por el conjunto de su obra, y en 2008 el Gran
Premio Jean Giono, asimismo por el conjunto de su obra.
ARGUMENTO de ÁCIDO SULFÚRICO
Esta es la sinopsis
proporcionada por la editorial:
El último grito en programas televisivos
de entretenimiento se llama «Concentración». Un equipo de televisión hace una
redada por las calles de París para reclutar a los participantes de este reality show, escogiendo aleatoriamente entre la
población. Los participantes serán trasladados al plató en vagones precintados,
como los que transportaban a los judíos durante la época del exterminio nazi, y
serán internados en un campo en el que otros concursantes desempeñan el papel
de kapos. Bajo la estricta vigilancia de la cámara de televisión los
prisioneros serán golpeados y humillados de cualquier modo, todo es válido
mientras suban los niveles de audiencia. El momento más esperado llega cuando,
cada semana, los telespectadores pueden participar en el concurso gracias al
televoto: sin moverse de sus casas pueden eliminar-ejecutar a uno de los
participantes del show.
Pannonique,
una estudiante de belleza sobrecogedora, es reclutada y se convierte en el
número CKZ 114 en el campo de concentración televisado. El primer maltrato en
este siniestro lugar consiste, pues, en la pérdida de identidad, en la
supresión del propio nombre. Zdena, una mujer sin empleo que, cómo no, también
ha recibido nueva identidad, descubre en Pannonique a su doble antagónico y se
enamora perdidamente de ella. El bien y el mal formando una pareja fatal: la víctima
y el verdugo, y también la bella y la bestia. Cuando la audiencia tiene que
votar, se arma un estrepitoso revuelo mediático, pero aunque los
telespectadores protestan, todos votan, y sale a la luz el sadismo hipócrita e
inconsciente del público que deplora el horror pero es incapaz de perderse una
entrega. Mientras tanto, Pannonique y el resto de participantes se juegan la
vida...
ÁCIDO
SULFÚRICO
«Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás no les bastó: Tuvieron que convertirlo en espectáculo»
Así comienza este libritode Amélie Nothomb, una joven
autora del que este es el primer libro que leo.
Lo he definido como librito, porque son
solo 166 páginas y de letra grande, con lo cual te los lees de una sentada.
Pero un libro en fin corrosivo, tan corrosivo como el ácido sulfúrico que da
título al libro y cuyo sentido y significado no descubriremos hasta el final de
la novela.
Este libro es una ficción, aunque solo
un pequeño detalle hace que no sea una realidad de nuestros días. Nos cuenta la
existencia de un programa de televisión llamado “Concentración”, en el que tras
una redada inicial puramente al azar, los participantes son llevados a un
auténtico campo de concentración, donde son obligados a hacer trabajos
forzados, a ser mal alimentados y a sufrir todo tipo de vejaciones por parte de
sus custodios, los “kapos”, que previamente han sido contratados por la
productora de televisión.
Y todo esto bajo la atenta mirada de las
cámaras de televisión, rodando las
veinticuatro horas del día, cual si de un “Gran Hermano” se tratase. La
diferencia es que todas las mañanas, los Kapos eligen a las dos personas que
van a ser expulsadas de la casa. Expulsadas es el eufemismo que se utiliza para
decir que van a ejecutarlas.
Quizás esa es la única diferencia con
los Reality Shows que nos ofrecen nuestras televisiones. Todo bajo una aparente
fachada de respetabilidad:
«Lo que cuenta es el respeto del público. Ninguno de nuestros espectadores se merece nuestro desprecio». (Página 12).
Pero no es eso lo que realmente busca el
programa:
«El interés de Concentración radicaba en mostrar cuanto más mejor, la belleza de aquella humanidad torturada». (Página 18)
¿A qué os suena eso? Porque a mi me
recuerda a tantos realitys o salsas rosas de nuestra programación, cuyo único
fin parece ser el degradar, humillar a los que han sido elegidos para tal fin.
Para mostrarnos toda esta degradación,
la novelista elige a dos personajes contrapuestos:
-Zdena:
«En su vida había aprobado un examen… Superó test en los que demostró que era capaz de golpear a desconocidos, vociferar insultos gratuitos, imponer su autoridad y no dejarse conmover por lamentaciones». (Página 12)
-Pannonique, cuyo nombre
pasa a ser en el interior CKZ 114:
«Tenía el rostro más sublime que uno puede imaginar. Antes de la redada era estudiante de paleontología».
Entre estos dos personajes contrapuestos
surge una relación de odio-amor. Odio a aquello que uno no puede comprender,
pero al mismo tiempo amor por un ser diferente, al que admira.
Es un canto a la dignidad, a la lucha
por mantener dicha dignidad, una reflexión sobre el heroísmo, da igual cuáles
sean los motivos.
Y una reflexión sobre las audiencias, porque cuánto más se esforzaba la
prensa por hacerle el vacío, espoleados por Pannonique, que a su pesar se
convierte en la gran atracción para el público, más aumentaban.
En un último esfuerzo cuando las audiencias
ya son altísimas y dejan de crecer, los organizadores del evento deciden que sean
los propios espectadores los que elijan diariamente quién va a ser “expulsado”
de la casa.
gracias a ello obtienen por fin el
100% de audiencia. Todos terminan viendo el programa, incluso aquellos que no
tienen televisión, aquellos que dicen que aquello es degradante, pero no pueden
dejar de ver el programa, porque ha pasado a formar parte de sus vidas.
¿Muy lejano a nosotros? No creo, porque
todos protestamos por la telebasura, pero si se mantiene es por los
espectaculares índices de audiencia que tienen.
Puedes encontrarte con mucha gente que dice no verlos nunca y sin
embargo se saben al dedillo los detalles de la vida de los “Supervivientes” o
“Los hermanos”.
Cierto que ni mi mujer ni yo los vemos,
que preferimos leer a ver según qué programas de televisión. Pero ¿somos
totalmente ajenos al éxito de los mismos?
Y ya puestos. ¿Por qué lo he leído hasta
el final? ¿No soy con ello cómplices de lo que ocurre, por más que me vea como
un simple observador externo?
Lectura facilitada por la Biblioteca
Municipal de Móstoles.
Si quieres comprar el libro,pincha en la imagen correspondiente:
Una lectura muy de actualidad. Hacía tiempo que no leo a Amelie, puede ser momento de volver a ella. En anteriores novelas nos habla de eĺa misma, cierto reality.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso creo. Es un buen momento de volver a la lectura de Nothomb. A ver si nos desaturdimos.
ResponderEliminarhttps://imagoestinaqua.blogspot.com/
Me encanta esta autora!!
ResponderEliminarFue de lo primero que leí, después de "Antichrista" y me encantó... si bien es cierto que el hecho de ser una distopía ya me gana, pero la premisa me pareció genial.
Besotes