Una palabra tuya
Elvira Lindo
Autora: Elvira Lindo
Editorial: Seix Barral, 2005
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 256
PVP: 17,00 €
Esto es lo que la editorial nos cuenta de la autora:
Elvira Lindo
nació en Cádiz en 1962. Realizó estudios de periodismo en la Universidad
Complutense de Madrid y en 1981 empezó a trabajar en Radio Nacional de España,
donde hizo labores de guionista, locutora, comentarista y presentadora, tareas
que repitió en la Cadena SER y en la televisión. Es en los guiones radiofónicos
donde surgió el personaje de Manolito Gafotas, que desde la publicación del
primer libro de la serie, en 1994, goza de un éxito enorme. Su obra incluye las
novelas El otro barrio (1998, 2019), Algo más inesperado que la
muerte (2003), adaptada a los escenarios, Lo que me queda por vivir (2010), Lugares que no quiero compartir
con nadie (2011), Noches sin dormir (2015) y A corazón abierto (2020), la obra de teatro La ley de la selva (1996), sus
crónicas de El País en Tinto de verano (2001), Otro verano contigo (2002) y Don de gentes (2011), y 30 maneras de quitarse el sombrero (2018). En 1998 fue galardonada con el
Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, y en 2005 recibió el Premio
Biblioteca Breve por la novela Una palabra tuya, llevada al cine
con gran éxito por Ángeles González-Sinde. También ha escrito numerosos guiones
cinematográficos, como La vida inesperada (2014) o La primera noche de mi vida (1998), que
cosechó varios premios en festivales nacionales e internacionales. Ganadora del
Premio Internacional de Periodismo 2015 y del Premio Atlántida del Gremio de
Editores de Cataluña en 2009, colabora habitualmente en el diario El País y en el
programa «La Ventana» de Cadena Ser.
En
este blog puedes encontrar la reseña de estas novelas de la autora:
ARGUMENTO de UNA PALABRA TUYA
Esta es la sinopsis facilitada por la editorial:
Rosario y Milagros son barrenderas y se
conocen desde niñas. Tan vulnerable en apariencia como firme pese a sus
contradicciones, Rosario relata los años transcurridos junto a esa fuerza de la
naturaleza que es Milagros; años de tropiezos, ilusión, miedo y realidades que
han dado forma al temor de no merecer ser felices.
UNA PALABRA TUYA
Galardonada con el Premio Seix Barral Biblioteca Breve 2005.
Desde los albores del cinematógrafo, el cine y la literatura han
convivido en una fluida simbiosis. Casi todos los éxitos de la literatura han
sido llevados tarde o temprano al cine, como es el caso reciente de “El niño
del pijama de rayas”. Si no fuera porque hace mucho que están muertos, algunos
autores como Shakespeare vivirían a cuerpo de rey con los derechos de autor de
sus obras convertidas en películas.
De hecho hay autores que parecen escribir para el cine, pues tarde o
temprano todas sus obras tienen su correspondiente versión cinematográfica,
como es el caso de John Grisham y Stephen King en Estados Unidos. Y en España,
son las obras de Arturo Pérez-Reverte y Almudena Grandes las que terminan en la
gran pantalla.
He dicho simbiosis, porque de lo anterior podría pensarse que es la
industria del cine la única beneficiada y nada más lejos de la realidad, porque
cuando de un libro se hace una película de éxito, poco tardan los editores en
cambiar la portada del libro para reproducir algún fotograma reconocible, al
margen de lo buena o mala que fuera la portada anterior.
Sirve también para sacar a la luz libros que han pasado desapercibidos
para el gran público. Ese es el caso de la novela que hoy me ocupa. Aunque la
autora de la novela es la conocida Elvira Lindo, aparte de sus artículos en prensa, no había leído
nada de ella, ni siquiera su conocida serie de Manolito
Gafotas.
Pero cuando se estrenó Una palabra tuya, leí críticas muy elogiosas, no tanto a la película
sino al libro, por lo que pensé que era el momento y la novela adecuada para
leer algo de Elvira Lindo.
Debo decir no obstante que mi lectura ha quedado lastrada por la
imagen de su protagonista, que a pesar de no haber visto la película, se que es
Alterio y no se si es tan grande el acierto del casting o qué, pero no soy
capaz de imaginarme otra cara ni otro cuerpo para Rosario, la protagonista del
libro.
Un libro que nos habla de la soledad, de historias cotidianas, de
seres vulgares. No utilizo la palabra vulgares en un sentido peyorativo, no se
me vaya a ofender el gremio de barrenderos, sino en el de personas con una vida
anodina, transparentes a nuestros ojos, esos seres que pasan a tu lado sin que
te des cuenta.
El domingo cuando iba a comer, me tropecé con un grupo de mujeres,
empujando cada una de ellas su respectivo carrito, mientras charlaban
animadamente camino de sus puntos de recogida. Y no pude por menos que acordarme
del libro que estaba leyendo y que tan bien describe la vida de estas personas.
Hay párrafos del libro que me han traído a la memoria escenas del
pasado. Nos comenta como en otoño se incrementa la plantilla de barrenderos
para hacer frente a la recogida de las hojas de los árboles que la estación
propicia. Y no pude dejar de recordar cuando me incorporé al cuartel, allá por
otoño de hace unos cuantos años, en la que teníamos que barrer las calles del
cuartel llenas de hojas. Y cuando llegabas al final de la calle mirabas para
atrás y parecía que no habías hecho nada porque estaba otra vez todo lleno de
hojas. Así que nos agarrábamos a los árboles y los meneábamos antes de empezar,
para ver si conseguíamos echar abajo el mayor número de hojas posibles.
«No me gusta ni mi cara ni mi nombre…»
Así comienza la novela de la vida de Rosario, su protagonista. Porque
su problema no es la soledad, que también lo es, sino que no es capaz de
aceptarse a sí misma ni la vida que le toca vivir. Bien es verdad que además
está viviendo con su madre que ha perdido la cabeza y deambula por la casa como
un zombi. Toda para ella, pues su hermana no vive en Madrid y ha escurrido el
bulto a la hora de lidiar con la madre.
Y no es capaz de ver que las cosas son como son, por más vueltas que
le de a la cabeza.
«Pienso en lo que soy, pero también en lo que podía haber sido».
Y por más que quiera cambiar de vida, se deja llevar por la misma. Por
eso acaba trabajando de barrendera con su amiga Milagros. Algo provisional,
solo por un pequeño tiempo, para la campaña de otoño. Pero como muchas de las
cosas provisionales de su vida, termina convirtiéndose en definitiva sin
fuerzas ni ganas de escapar de la misma.
«Pienso que son situaciones transitorias, pero lo que son transitorias son las estaciones».
Aunque para ello debería aclararse primero y saber lo que quiere.
Porque muchas veces protestamos de la vida que tenemos, cuando ni siquiera
sabemos cuál es la que nos gustaría tener.
Porque la rutina y la desesperanza hace que hasta perdamos los sueños
por el camino.
«-Lo que debería hacer, de una vez por todas, es pensar en mi misma,
tener por fin una vida que se pareciese un poco a la que yo deseaba.
-¿Y qué deseaba usted? me
preguntó el médico
-Ya no me acuerdo». (Página 112)
Aunque sola, tiene una amiga incondicional: Milagros
«De aspecto infantilón, gorda de comer porquerías, inocente hasta rozar la anormalidad» (Página 14).
Se conocen desde el colegio y aunque una y otra ve ha tratado de
evitarla, Milagros se aferra a ella con un amor incondicional, casi infantil
Y ya desde el colegio, se las calificó como “rarezas”, lo que hoy
diríamos un par de frikis, etiqueta de la que intenta a toda costa huir sin
terminar de conseguirlo.
Y esta galería de personajes se completa con Morsa, que no, que no es
un mote a pesar de su aspecto sino el apellido de otro compañero de trabajo,
con cuarenta años, recientemente independizado de su madre y viviendo en
Fuenlabrada. Otro ser vulgar, al que sus compañeros a pesar de quererlo todos,
no aprecian ni estiman, considerándolo poco menos que tonto.
¿Soledades compartidas? Busca de la felicidad, esa entelequia tan
extraña que a veces no nos damos cuenta lo que es hasta que la hemos perdido.
«Que raros son los recuerdos que nos hacen disfrutar de una felicidad de la que nos dimos cuenta y con la que no fuimos felices». (Página 40).
OPINIÓN PERSONAL
Dura y conmovedora es como visto que la describen. Y lo es. Y
realista. Y un tanto desesperanzada, porque no deja de mostrarnos nuestro lado
peor y más amargo, el de aquellos seres incapaz de ver en sí mismos más que las cosas malas, sus defectos.
Esta novela fue Premio Seix Barral Biblioteca Breve en 2005 y es una
lectura más que recomendable. Son 250 páginas que pasan en un suspiro mientras
avanzas en la vida de estos seres, que no tienen grandes historias, pero que
comparten sufrimientos y silencios, a la espera de una palabra redentora
«Una palabra tuya bastará para sanarme».
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles.
Si quieres comprar el libro, pincha sobre la imagen:
LA PELÍCULA
Una palabra tuya ha sido llevada a la gran pantalla y que tiene el indudable mérito de plasmar en imágenes una historia con mínima acción pero una altísima carga de sentimientos.
Es ante todo un canto a la amistad. Una amistad que surge entre personajes marginales, grises, de esos que pasan desapercibidos. Unos seres que sienten que su vida es un fracaso cargado de soledad.
Cuando empecé a leer el libro, la película ya estaba en el cine (por cierto que en las ediciones de bolsillo ya aparece como portada una imagen de la película)
Según leía el libro sabía que la protagonista era Malena Alterio y la verdad es que no podía imaginarme dicho personaje interpretado por otra actriz, pues nadie como ella para transmitir un carácter huraño, siempre quejándose de todo, un tanto esquivo y agresivo, pero al mismo tiempo cargado de ternura e indefensión.
El personaje de Morsa (Antonio dela Torre ), que no es mote sino apellido, aunque su imagen con ese gran mostacho, le confieren un aspecto en el que apellido y mote podrían ir de la mano.
El personaje que me sorprendió fue el de Milagros (Esperanza Pedreño) pues del libro recordaba yo una chica más bien gorda y en cambio como sabéis es muy delgada.
El personaje de Morsa (Antonio de
El personaje que me sorprendió fue el de Milagros (Esperanza Pedreño) pues del libro recordaba yo una chica más bien gorda y en cambio como sabéis es muy delgada.
Pese a la sorpresa inicial, conforme pasa la película, es tan buena su interpretación que no me cabe ninguna duda de lo acertado del casting, pues sabe dotarle a su personaje de un aire de ingenuidad y ternura, al mismo tiempo que de un arrojo suicida, producto quizás de su ignorancia o de su inocencia, que la impiden detenerse frente a nada. De hecho es capaz de conducir un taxi aún sin tener carnet.
Pero es sobre todo una mujer transparente y pura, cándida si me apuráis, pero incapaz de hacer el mal.
Y al igual que muy sola y necesitada de cariño, por lo que se vuelca en la amistad sin pensar en otra cosa.
Me ha sorprendido también que canta aceptablemente, cosa que hace varias veces a lo largo de la película.
Me ha sorprendido también que canta aceptablemente, cosa que hace varias veces a lo largo de la película.
No deja de resultar curioso que la película tenga su base y su apoyo en dos actrices provenientes de la televisión, Malena del famoso "Aquí no hay quien viva" y Esperanza de los sketchs de "Cámara Café", en el que hace el papel de tonta e ingenua.
Dos caracteres complementarios y contrapuestos, pues frente a la visión gris y triste de la vida y el futuro de Rosario, nos encontramos la alegría y el tirar adelante de Milagros.
Nada mejor que esta frase del final de la película para sumirlo:
«No se puede cambiar el pasado ni lo que hemos hecho. Pero el futuro...»
Si esperáis encontrar una comedia, es muy probable que no os guste esta película, pues es una historia de dos mujeres que viven unas vidas anodinas y que terminan trabajando en el servicio de recogida de basuras del Ayuntamiento de Madrid.
En cuanto a la banda sonora, a veces en claro contraste con lo que vemos en la pantalla, el tema que se repite con diferentes versiones es el de Corazón contento.
Me encanta Elvira Lindo 💕
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