Los girasoles ciegos
Alberto Méndez
Título: Los girasoles ciegos
Autor: Alberto Méndez
Editorial: Anagrama,
2004
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas: 160
ALBERTO MÉNDEZ
Esto es lo que la editorial nos cuenta
del autor:
Alberto Méndez (1941-2004) nació en Madrid, donde transcurrió su
infancia. Estudió el bachillerato en Roma (Italia) y se licenció en Filosofía y
Letras en la Universidad Complutense de Madrid. Durante toda su vida estuvo
vinculado a la edición, primero como fundador de la editorial Ciencia Nueva y
colaborador de Montena y de la distribuidora Les Punxes, entre otras
actividades. Con Los girasoles ciegos, su primer y único
libro, ganó el I Premio Setenil al mejor libro de cuentos del año, y
póstumamente, en 2005, el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa,
quedando así consagrado como un clásico contemporáneo.
Historia de cuatro
derrotas
LOS
GIRASOLES CIEGOS
Hay ocasiones que el cine tiene la virtud de sacar al
primer plano novelas que de otro modo son poco conocidas, por lo menos para un
sector del público.
Es el caso de Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, en la que
como suele ser también costumbre, han cambiado la portada original por otra en
la que aparecen los protagonistas principales de la película, con Javier Cámara
y Maribel Verdú en primer plano.
Es el primer y único libro de Alberto Méndez (1941-2004) y ganó el Primer Premio
Setenil al mejor libro de cuentos del año y posteriormente en el 2005 a título
póstumo el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa.
Al hablaros de libro de cuentos ya os podéis dar
cuenta que no nos enfrentamos a una novela larga, pues el libro son 155
páginas. Pero es que además no se trata de una única obra, sino de cuatro
cuentos que, aunque independientes entre sí, resultan estar finalmente
imbricados entre sí, porque cuando menos lo esperas, reaparece alguno de los
personajes obteniendo un nuevo matiz y una visión más completa del cuadro.
Se lee en un momento, aunque mi consejo es que
dosifiquéis su lectura, que leáis las historias de una en una y os permitáis un
respiro, porque las cuatro tienen una característica común.
No me refiero a ese subtítulo que va apareciendo en cada uno de estos cuentos: Primera derrota, segunda derrota….sino a algo que toda derrota conlleva y que resumo con una frase:
No me refiero a ese subtítulo que va apareciendo en cada uno de estos cuentos: Primera derrota, segunda derrota….sino a algo que toda derrota conlleva y que resumo con una frase:
«Todo empezó a impregnarse de tristeza». (Página 149)
Tristeza en todas y cada una de las historias, porque no solo es muy triste la derrota, sino más aún cuando lo que termina derrotado es la vida, vencida una y otra vez por el horror, la ignorancia, la estupidez, el fanatismo.
Para empezar el libro una cita que a pesar de ser larga
voy a reproducir, porque ya llevamos unos cuantos años a cuestas con la memoria
o desmemoria histórica, me parece muy ilustrativa de una postura, la de alguien
que aboga por el recuerdo, porque sin él, sin poder enterrar a los muertos, no
puede empezarse la fase del duelo. Y sin duelo no hay recuperación para una
vida normal.
«Superar exige asumir, no pasar página o echar en el olvido, En el caso de una tragedia requiere, inexcusablemente, la labor del duelo, que es del todo independiente de que haya o no reconciliación y perdón. En España no se ha cumplido con el duelo, que es, entre otras cosas, el reconocimiento público de que algo es trágico y, sobre todo, de que es irreparable. Por el contrario, se festeja una vez y otra, en la relativa normalidad adquirida, la confusión entre el que algo sea ya materia de historia y el que no lo sea aún, y en cierto modo para siempre, de vida y ausencia de vida. El duelo no es ni siquiera cuestión de recuerdo: no corresponde al momento en que uno recuerda a un muerto, un recuerdo que puede sr doloroso o consolador, sino a aquel en que se patentiza su ausencia definitiva. Es hacer nuestra la existencia de un vacío». CARLOS PIERA, "Introducción" a Tomas Segovia: En los ojos del día: Antología poética.
Y no puede negarse esa necesidad del duelo para
aquellos que la necesitan. No todos han conseguido asumir igual la pérdida a lo
largo de los años. Es justa, es humana esa necesidad de tener un lugar en que
llorar al muerto, en saber definitivamente qué fue de él.
Y aquí van a narrársenos cuatro historias, reflejo de
unas situaciones que se dieron en la guerra, bien es cierto que en ellas se nos
habla de cuatro situaciones de pérdida, de derrota. Pero los vencidos, los
derrotados tienen derecho a que su voz se oiga.
SI EL CORAZÓN PENSARA, DEJARÍA DE LATIR
Primera derrota (1939)
¿Por qué el Capitán Carlos Alegría abandona el
ejército que dos días después iba a ganar la guerra? ¿Por qué no quiere formar
parte de esa guerra? ¿Por qué se convierte en un rendido? No, no es un
desertor, sino un rendido, aún a sabiendas de que se entrega a los que de un
modo inmediato va a rendirse definitivamente, a perder la guerra.
Y lo hace porque está en un ejército que no quiere
ganar la guerra ni al enemigo, sino matarlo. Cree que la guerra pudo ganarse
los primeros días pero que no quisieron ganarla, porque sin muertos no hay
gloria, y sin gloria solo hay derrotados.
Y no quieren solo du derrota, sino su muerte.
MANUSCRITO ENCONTRADO EN EL OLVIDO
Segunda derrota (1940)
Una historia muy triste, la de un joven poeta que en
su huida a Francia, perdido y abandonado en una montaña, ve morir a su
jovencísima esposa cuando esta da a luz, quedándose con un niño que se resiste
a morir.
Conocemos esta historia por el manuscrito que deja
junto a sus cadáveres
«¿Cómo se corrige el error de estar vivos? He visto muchos muertos, pero no he aprendido cómo se muere uno». (Página 40)
Y como un resumen de todo el libro, no solo de esta historia, otra cita:
«Morir no es contagioso. La derrota si». (Página 45)
EL IDIOMA DE LOS MUERTOS
Tercera derrota (1941)
Un preso se ve obligado a contar toda una historia de
mentiras, como Sherezade para tener una noche más de vida. Inventa así la
historia de un preso, hijo del militar que le está juzgando, y que fue
ajusticiado.
Convierte a un ser que fue justamente castigado por
haber vendido suministros médicos en mal estado, en el de un ser generoso.
Pero ¿puede uno sobrevivir con una mentira?
Pero ¿puede uno sobrevivir con una mentira?
LOS GIRASOLES CIEGOS
Cuarta derrota (1942)
Cartel de la película |
«De todos los recuerdos, el que por encima prevalece es que yo tenía un padre encerrado en el armario». (Página 112)
Este último cuento es el que da título a la novela y es en el que se basa la
película.
Esta es la historia menos poética, pero probablemente
la más cargada de dramatismo y la que más cercana puedes sentir, quizás porque
es una situación que no fue tan rara ni extraña, la de aquellos seres que se
vieron obligados a vivir escondidos en sus propias casas, bien en buhardillas,
o bien como en esta historia, metidos en un armario. Pero en cualquier caso,
siempre con miedo a ser vistos o escuchados.
Un relato con momentos muy emotivos como el encuentro
entre el cura y Elena, la madre del niño. Un encuentro que es el punto de
partida de la tragedia. En el patio del colegio, un cura descubre a Lorenzo, el
hijo del padre escondido que fin ge cantar el Cara al Sol con el resto de los
compañeros.
«Canta, es el himno de los que quieren dar su vida por la patria. Mi hijo no quiere morir por nadie, quiere vivir para mí». (Página 113)
Un libro que nos refleja la angustia de esa familia,
en constante ocultación y que ahora se ve seguida de cerca por este cura
enamorado perdidamente de Elena. Un libro en el que además no puedes dejar de
sentir ese mismo estupor del protagonista, quizás porque a pesar del tiempo que
ha pasado, hay situaciones que siguen repitiéndose.
«Estupor porque alguien quiera matarme no por lo que haya hecho, sino por lo que pienso». (Página 128)
Han cambiado los tiempos, han pasado muchos años, pero
el hombre parece que sigue siendo ese lobo para los hombres, dispuesto a matar
a aquellos que no comparten sus ideas. Y no hay que irse a lejanos países
árabes para ver esta realidad, porque aquí mismo en España, seguimos padeciendo
a aquellos salvadores de "su" patria, ejecutores de aquellos que no
comparten sus ideales de una libertad en la que se aplaste a todos los que no
son como ellos.
IMPRESIÓN PERSONAL
Nos encontramos ante una gran obra, con cuatro relatos
que terminan interrelacionándose entre sí, pero que no es apta para todo tipo
de lectores, no por su facilidad de lectura (se devora en poco más de dos
horas), sino por su crudeza.
Porque no hay nada más duro que aquello, que sabemos que ha pasado, que refleja lo absurdo de una guerra, que nos muestra una parte de los horrores de la misma.
Porque no hay nada más duro que aquello, que sabemos que ha pasado, que refleja lo absurdo de una guerra, que nos muestra una parte de los horrores de la misma.
Un libro muy amargo, en que apenas puede verse un
atisbo de esperanza, pues ni siquiera la palabra es una salida, es solo un
alivio que va exteriorizando el sentimiento de la derrota pero que no evita su
llegada final.
No puedes perderte la lectura de este libro, pero
espera a hacerlo en un momento en que tu estado de ánimo no esté en baja forma.
«Padre, estoy desorientado como los girasoles ciegos».
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles
VALORACIÓN: 8/10
Si quieres comprar el libro pincha en la imagen correspondiente:
Se lo regalé a mi padre pero todavía no lo leí.
ResponderEliminarUno de mis libros preferidos....pero la película no la quise ver.
ResponderEliminarMe encantó!!
ResponderEliminarFui al cine a ver la peli (me encanta Javier Cámara) y bueno, lloré lo que no está escrito... al ver que estaba adaptada de un libro, me hice con él y lo disfruté un montón, aunque se me hizo igual súper duro.
Muy recomendables ambos.
Besotes