EL TIEMPO QUE NOS UNE (ALEJANDRO PALOMAS)

El tiempo que nos une

Alejandro Palomas

Título: El tiempo que nos une

Autor: Alejandro Palomas

Editorial: Suma de Letras, 2011

Encuadernación: Tapa blanda

Páginas: 576

 Editorial: Destino (Booket), 2016

Encuadernación: Tapa blanda

Páginas: 592

PVP: 10,95
EBook: 7,59 €

 ALEJANDRO PALOMAS

Esto es lo que la editorial nos cuenta del autor:

Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) es licenciado en Filología Inglesa y Master in Poetics por el New College de San Francisco. Ha compaginado sus incursiones en el mundo del periodismo con la traducción de importantes autores. Entre otras, ha publicado las novelas El tiempo del corazón, El secreto de los Hoffman, El alma del mundo (finalista del Premio Primavera 2011), El tiempo que nos une, Una madre, Un perro y Un amor, obra con la que ganó el Premio Nadal 2018. En 2016 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil con Un hijo, su primera novela juvenil.

En este blog puedes encontrar reseñadas las siguientes novelas del autor:

-Un amor

ARGUMENTO de EL TIEMPO QUE NOS UNE

Mencia y su nieta Bea convalecen juntas. Mencia de su rotura de brazos, Bea con el alma rota. Lo hacen en su casa de Menorca, con el faro de la isla marcando sus vidas al fondo.

Así arranca una historia familiar de mujeres con sus secretos, sus amores, sus odios, sus mutuas dependencias.

Con la muerte y la vejez como telón de fondo de una historia que va desnudando el alma de unas mujeres necesitadas sobre todo de amor. 

«-Es difícil no echar de menos a las mujeres de mi familia —contesto casi sin pensar—. Casi tan difícil como aguantarlas, según en qué momentos».

EL TIEMPO QUE NOS UNE

Portada original (libro descatalogado)

Si le preguntas a un autor cuál es su mejor novela, difícilmente te contestará otra cosa que no sea señalarte la última novela que acaba de escribir. Aunque siempre hay excepciones, pues Alejandro Palomas ha manifestado en numerosas ocasiones que El tiempo que nos une es para él su mejor novela

No soy yo quién para juzgarlo. Desde luego es mucho más compleja, más profunda y más descarnada que el resto de las novelas que de Alejandro Palomas conozco, por más que en ella ya estén los elementos que luego le lanzarían a la fama con la serie de Una madre.

Ya aquí se hace presente una familia muy peculiar, una familia presidida en este caso por una más que peculiar abuela (que no deja de ser una madre de madres). Una historia dura en la que se atisba ese humor que podremos ver en sus siguientes novelas. Un humor propiciado por los noventa o más años (depende del momento de la novela en que nos encontremos) de esa abuela que a esas alturas de la vida ya no se corta ante nada y para nada y a la que le gusta ir pinchando a todo el que se encuentra en su camino provocando grotescas (o embarazosas para sus hijas) situaciones allí por donde va pasando, hasta el punto de que no sé cómo su foto no figura entre los clientes indeseables del gremio del taxi, uno de las frecuentes dianas de su irrefrenable lengua.

Cosas de Mencia, golpes de humor con la realidad a cuestas:

«—Es tripolar. Cierro el periódico y lo meto en el bolsillo del asiento delantero. —Ya sabe: ahora bien, luego mal y mañana regular. Como un montacargas. Unas veces en el primero, otras en el segundo y las más ni en un piso ni en otro —explica, moviendo las manos en el aire como si llamara a un ascensor que no le responde». 

Mencia, un gran personaje y, pese a que es una novela coral, el eje en torno al cual giran todos los demás. Entre otras cosas porque es una gran manipuladora a la que ninguna de sus hijas o nietas es capaz de enfrentarse.

Más de noventa años muy vividos y reflexionados. De ahí que uno de ls grandes temas de la novela, sobre el que más reflexiones vas a encontrar a lo largo de la misma sea el de la vejez.

«-Los viejos no somos más sabios que vosotros, ni estamos más curtidos, ni más cansados. Los viejos sabemos que el tiempo nunca da explicaciones, que las decisiones no son más que eso, decisiones, no errores ni aciertos, sabemos que nos vamos a morir y atentamos contra lo injusto porque nos aburrimos. Así de triste es la vejez. Y así de grande». 

«-Los viejos regresamos una y otra vez al momento de nuestra vida en que fuimos realmente felices y allí nos refugiamos porque estamos cansados de buscar algo mejor». 

«-Para ser vieja hay que haber aprendido a morderse la lengua con cariño. A cerrar la boca a tiempo. Y a rondar la locura para que las verdades sean excusables. 

«Si a los noventa años, y suponiendo que llegues a esa edad decentemente afincada en tu sano juicio, te das cuenta de que en la vida no tienes nada mejor que hacer que no hacer nada, es que has hecho bien las cosas, niña». 

«Porque si algo me han enseñado los años y los colgajos es que el tiempo no perdona ni cura. Lo que cura es la verdad, y si duele, mala suerte».

Faro en Menorca

Una novela que avanza entre los silencios y la incontinencia verbal, el miedo a revelar los más íntimos secretos a la necesidad de contarlos para airearlos.

Claro, que de sacarlos a la luz ya se encarga Mencia. ¡Qué gran interrogadora policial hubiera sido! No hay secreto que se le escape.

«-Me pregunto quién coño les habrá dicho a estas mujeres que sufrir en silencio te hace mejor. Cómo meterles en la cabeza que el silencio no engrandece, que eso es mitología griega. El silencio coarta, desquicia, enmudece, enferma».

Novela de mujeres, pues apenas nos cruzaremos con algún protagonista varón, por más que uno de ellos, Tristán el hijo de Inés tenga una importancia capital en esta novela con su terrible leucemia infantil.

El otro gran tema de esta novela es la muerte. Una realidad que marca el devenir de esta familia. Una muerte que no proviene del hecho de la avanzadísima edad de la abuela Mencia sino del discurrir de la vida, con Helena, la hija más querida que un día de tormenta salió a navegar y de la que solo encontraron los restos de la embarcación.

O la muerte de Tristán el niño de Inés tas la lucha contra su leucemia que de nada le sirvió.

«Ay. —Si tengo una certeza en esta vida, es que somos el reflejo de lo que dejamos al irnos».

Una narración en el que los distintos capítulos están narrados en primera persona por las diferentes protagonistas de la novela. Veremos por eso los líos que monta la abuela tanto desde su punto de vista, como el de sus hijas o nietas que la sufren.

OPINIÓN PERSONAL

Foto de El Búho entre libros para Instagram

Empecé la lectura de esta novela muy ilusionado suponiendo que iba a levantarme el ánimo como en su día hizo Un amor. Fue un error por mi parte, pues si bien El tiempo que nos une tiene momentos de humor, no es esa su nota predominante. Inmerso en una repentina operación, con fiebre y con un postoperatorio doloroso y sin más compañía que la de las enfermeras o auxiliares cuando me traían algo, leer una novela sobre la muerte y la vejez no era lo más adecuado. Unidle a eso que mi concentración no era precisamente muy buena para concluir que no he sacado a esta novela todo el jugo que tenía.

Porque soy consciente que a medida que la fiebre y el dolor remitieron, la novela me gustó más y más. ¿Por qué la novela va de menos a más? No creo, más bien porque el que iba a más era yo.

Y a pesar de ello, a pesar de que no era el mejor momento, El tiempo que nos une me ha gustado. Porque además me sorprenden muchas de sus reflexiones, más propias de un hombre de mi edad o mayor aún, que de los cuarenta y pocos con los que Alejandro Palomas escribió esta novela.

Como veis, no he podido dejar de añadir unas cuantas citas a lo largo de este comentario. Pero solo son una pequeña selección, porque la novela de arriba abajo está llena de frases y reflexiones que sin duda te llamarán poderosamente la atención.

Estoy convencido de que mi puntuación sería la máxima si la hubiese leído en otras condiciones.

VALORACIÓN: 9/10

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