Aunque originalmente éstos eran unos
textos no escritos sino verbalizados directamente en mi canal de El Búho entre
libros, he pensado traerlos directamente hasta aquí, como un apartado más de mi
blog.
Textos que irán por detrás de la
realidad, porque los publicaré casi una semana después de escribirlos. Una
manera de contrastar lo que a priori sentía con lo que vino después.
En realidad había pensado dejar de
hablar del tema, pero el recuerdo de una canción hizo que no pudiese evitar la
tentación de escribir. Así que aquí está la continuación, por lo menos con un
capítulo más de Diario de una pandemia:
No deja de resultar muy chocante, como
sacados totalmente de contexto, hay fragmentos de canciones que nos traen hasta
la más rigurosa actualidad. Es el caso de una canción de Mecano que de pronto
me vino a la mente y tuve que ir a revisar la letra por si todo era una
invención mía que había cambiado en mis recuerdos el texto de la misma a mi
conveniencia: El uno, el dos y el tres.
Os dejo el enlace de la canción por si
no la recordáis:
Lo que sube habrá de descender Y aunque mientras la escalada No es cuestión de mirarse a los pies No sé yo si esta cordada Ha pensado en la bajada.
Llevamos ya semanas con curvas de
ascenso, de mesetas, de doblar la curva y comenzar el descenso y justo el día
en que por la mañana me viene a la mente esta canción, por la tarde comienza el
Presidente de Gobierno a hablarnos de la “desescalada”, de ese descenso, de esa
vuelta a la normalidad después de tanto tiempo. Y no puedo quitarme de la
cabeza esa sensación de que no tengo nada claro que “esta cordada ha pensado en
la bajada”. No sé si será una bajada a lo loco, sin ver el suelo, si vamos a
estrellarnos, si va a tocar volver a subir, porque por más que nos digan, es
como la muerte: nadie sabe en realidad lo que hay al otro lado.
En realidad llevamos ya así un tiempo:
me dejo caer en rappel, veo que no es eso, vuelvo a subir, busco otro camino,
vuelvo a rectificar, hoy digo una cosa, mañana la contraria o la rectifico.
Porque en el fondo no hay ruta.
Lo malo es que esto es una cordada en
que si caemos, no cae uno sino que lo hacemos todos.
Precisamente esta semana comenzó parte
del experimento de esta bajada: los niños. Reconozco que es un experimento que
me da mucho miedo, si han pensado en posibles efectos secundarios.
¿Por qué creéis que en los colegios la
salida al patio se hace por cursos? ¿Para que no se mezclen niños de diferentes
edades? No, para que se haga de un modo escalonado.
¿Sois conscientes del estampido sónico
que se produce cuando suena el timbre para que salgan al recreo? Miles de niños
en España gritando al unísono. Un grito que no es superado por el del fin de la
clase, tal vez porque entonces ya están más cansados o porque no es lo mismo
salir con los amigos a jugar al patio que volver a los dominios de su madre o a
bregar con actividades extraescolares que alargan hasta el infinito su jornada.
Tal vez sea ese el motivo por el que esa
salida sea de 9 a 21, para que sea lo más espaciada posible. Y además no es
para jugar, ni para reencontrarse con los amigos.
Lo mismo que para los mayores de catorce
años. Que eso de poder salir para tirar la basura, muy poco glamour o gracia
tiene.
Cambio de tema, porque mi desconexión
con cualquier realidad que no sea la de cuándo pido un calmante, cómo me
levanto para ir al baño, cómo me las apaño para no matarme con tanto cable, me
baja de una vez la fiebre, cuándo me voy a casa…
Total que cuando por fin llego a casa me
encuentro con que una de las reclamaciones generalizadas es la exigencia de tests.
¿Qué pasa? ¿A falta de otra ocupación se
han quedado embarazadas tosas las mujeres y se han acabado los test de embarazo
en las farmacias? ¿Los chavales han decidido aprovechar todos a la vez para
sacarse el teórico del coche y no hay disponibles test en la red? ¿Ante la
angustia del trabajo todos han decidido hacerse funcionarios y requieren test
para presentarse a cualquier oposición?
¡Ah, no! Test para saber si tenemos o no
el bicho.
Desde luego, hay que felicitar al autor
de esta campaña, que no sé si será el mismo que llevó a media España a exigir
vacuna de la gripe A para todos los españolitos. Una compra muchimillonaria que
al final no se hizo total. Basto con que el gobierno decidiese financiar la
vacuna para los pacientes de riesgo y que el resto de las vacunas corriesen a
cargo de comunidades o ayuntamientos si lo decidían, para que las voces que
desde esas comunidades de signo político diferente se acallasen repentinamente.
Y menos mal, porque sobraron vacunas para vacunar a media España.
Una operación que sirvió para
enriquecerse a unos pocos.
No sé por qué, pero mucho me da que esto
de los tests va por el mismo camino. Que se prioricen las pruebas al personal
sanitario y a aquellos trabajadores de servicios esenciales más expuestos es
más que lógico. ¿Pero al resto? ¿De qué sirve que te hagan la prueba y te digan
que no has pasado el bicho? A mí me la hicieron por protocolo, porque al pasar
por un quirófano hay que saber si estás limpio o no. Limpio. Pero eso solo vale
para cuando te hacen la prueba. ¿Y dos emanas después? ¿Cada cuánto tiempo hay
que repetir entonces la prueba? ¿Alguien ha echado cuentas de cuánto cuesta una
de esas pruebas? Me imagino que sí, por lo menos el que intenta vender (no sólo
a España) millones y millones de estas pruebas (algunas de ellas de muy poca
fiabilidad).
En fin. Yo siempre muy mal pensado, pero
basta con saber oler el tufo al dinero o al poder (que ese es otro tema) para
darse cuenta de cuál es la realidad de algunos asuntos que se nos venden como
de prioridad nacional.
También soy mal pensada en ese tema. Poderoso caballero es don dinero...
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy bueno tu blog
ResponderEliminarBuenas!
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo, parece que el tema sobre los test todos coincidimos...
<3