El chico que se comió el universo
Trent Dalton
Autor: Trent Dalton
Traducción:
Carlos Ramos Malavé
Editorial:
Harper Collins, 2019
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas: 478
PVP: 19,90 €
EBook: 9,49 €
EBook: 9,49 €
Traducción: Carlos Ramos Malavé
Editorial: Harper Collins, 2020
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 480
PVP: 10,90 €
PVP: 10,90 €
TRENT DALTON
Esto es lo que
la editorial nos cuenta del autor:
Trent
Dalton es un galardonado periodista
que trabaja en The Weekend Australian Magazine. Sus escritos incluyen algunos
guiones tanto de cortos como de largos. Esta es su primera novela con la que ha
triunfado en Australia y en todo el mundo anglosajón.
ARGUMENTO de EL CHICO QUE SE COMIÓ EL UNIVERSO
«Tu final es un pájaro azul muerto».
Eli es un chico
de doce años, con un hermano que ha decidido no volver a hablar y escribe las
palabras en el aire, con una madre drogadicta, un padre que se fue de casa, un
padrastro que se dedica a trapichear con droga para salir adelante y que tiene
como canguro a uno de los ex presidiarios más famosos de Australia.
Por si su vida
no fuera lo suficientemente complicada, se cruzará con uno de los más
peligrosos traficantes de droga de la zona.
EL CHICO QUE SE COMIÓ EL UNIVERSO
Portada original |
El chico que se comió el
universo
es la historia, contada en primera persona, de un chico de doce años, por más
que las experiencias que tiene que vivir le hagan ser mucho más maduro
«Slim dice que tengo una mente de adulto en el cuerpo de un niño. Solo tengo doce años, pero Slim opina que puedo asimilar las historias más duras». (Página 11)
No lo tiene nada
fácil, comenzando por su propia familia, con esa madre que a duras penas ha
conseguido huir de la drogadicción, con un padre que se fue (o le “fueron”) de
casa, un padrastro que realmente les quiere pero que está metido en sucios
negocios de droga y con un canguro (pese a que es Australia se trata de un
canguro humano que se dedica a cuidar niños) que es toda una celebridad en
Australia por ser el rey de las fugas carcelarias. Vive en un barrio pobre y su
mayor deseo es poder ir a vivir a un barrio mejor, uno de esos en que las
calles no tienen salida y así los críos pueden jugar a la pelota en la calle.
Está obsesionado
con la bondad de los hombres, tal vez porque vive rodeado de gente que en
muchos momentos vive o vivió al margen de la ley o, como es el caso de su mejor
amigo, el que hace de canguro para él y su hermano, porque estuvo muchos años
encarcelado por cometer un asesinato.
De hecho, la
novela está poblada de seres que tienen su lado bueno y su lado malo, en
algunos casos en equilibrio y en otros claramente inclinados al mal o al bien.
Da igual cómo traten de pintarle el mundo, porque Eli desde su inocencia se
empeña en encontrar el lado positivo de todos los humanos, por más que le
repitan lo contrario:
«-Los hombres adultos, Campanilla, son las peores criaturas del planeta. Jamás confíes en ellos». (Página 63)
Piensa que es un
cobarde porque llora con mucha facilidad. Muy diferente es la opinión que tiene
su padrastro del tema:
«No eres un cobarde. No te avergüences nunca de llorar. Lloras porque te importa. No te avergüences nunca de que te importen las cosas. A muchas personas en este mundo les da miedo llorar porque les da miedo que las cosas les importen». (Página 100)
Eli y August su
hermano, dos seres muy especiales unidos por un gran lazo de amor. Dos niños
que a medida que pasa la novela cada vez son menos niños y más adultos, con una
gran perspicacia para ver el mundo y analizarlo.
«-¿Sabes de lo que me he dado cuenta durante todo el tiempo que he tenido la boca cerrada? La mayoría de las cosas que la gente dice no hace falta decirlas». (Página 214)
Una historia
narrada por Eli en primera persona, un niño con una vocación escritora que se
va acentuando según van pasando los años y que calma escribiendo cartas a un
prisionero. Unas cartas que marcan su vida pues su canguro, ex prisionero, le
dice que las escriba con todo tipo de detalles, que los detalles son los que
cuentan para dar realismo a las historias, para poderlas vivir, que es lo que
desea un preso cuando recibe una carta.
Ese es el estilo
en el que está escrita esta novela, cargada de pequeños detalles. Su gran
mérito es que en ningún momento suene recargada, ni te aburran esos detalles,
ni frenen el ritmo narrativo que va a más según va pasando la novela, porque
tampoco tendremos muy claro cuánto hay de cierto en lo que nos va contando Eli
y cuánto es fruto de su imaginación. A fin de cuentas, es un narrador.
«Él es un narrador. Eli nació con las dos cualidades de cualquier buen narrador: la capacidad de hilar frases y la capacidad para mentir». (Página 305)
OPINIÓN PERSONAL
Foto de El Búho entre libros para Instagram |
Esta novela
viene avalada desde Australia por un montón de buenas criticas y por el apoyo
del público que la ha convertido en un éxito de ventas. Antes de comenzar a
leerla, me preguntaba cuánto había de verdad en ello y cuánto de propaganda
editorial. Además, bien pudiera ser que el gusto australiano no tuviera nada
que ver con el mío.
Pero una vez
terminada la novela, entiendo muy bien el por qué de ese éxito. El chico que se comió el
universo
es una novela cargada de emotividad, de
sentimientos,
capaz de convertir una historia muy dura, en algo cargado de poesía gracias a
la visión de ese niño capaz de ver el bien en cualquier ser. O por lo menos de
intentarlo y no cejar en el empeño.
Un niño al que
vemos crecer a lo largo de la novela y desarrollarse a medida que crecen sus
problemas, capaz de cualquier cosa por aquellos a los que quiere. Alguien
cargado de ternura que nos hará sufrir y gozar con él, que nos emocionará y que
nos invitará a soñar con un mundo mejor. No en vano, gracias a su ilusión y
arrojo, se convirtió en el chico que se comió el universo.
Tengo que
reconocer que el principio de la novela, hasta que me centré en quién era
quién, me costó un tanto, pero que una vez superadas las primeras cincuenta
páginas (una dificultad que pudo ser solo mía, que a veces me cuesta arrancar o
concentrarme con un libro), me atrapo de tal manera que es desde luego una de
esas novelas que me va a costar olvidar.
Una novela muy
recomendable y sobre todo, muy diferente a lo que al panorama literario suele
ofrecernos. No te la pierdas.
VALORACIÓN: 9/10
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Que buena pinta tiene!!! Me encantan las frases que has seleccionado y que verdaderas son!!! LO apunto sin duda.
ResponderEliminarBs.
Veo que le has dado una puntuación muy alta. Lo tendremos en cuenta. Bss
ResponderEliminarNo me sonaba de nada. Y pensaba que no me iba a llamar la atención, pero al final has logrado tentarme con tu buena reseña.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Vaya! pensé que seria un libro más flojo por otras opiniones, pero me has convencido para darle una oportunidad.
ResponderEliminarUn beso
¿Pero qué es esta maravilla que nos traes? Me la llevo, me gusta mucho todo lo que nos cuentas y me da igual el gusto australiano, ando buscando algo distinto y esta historia y este protagonista lo son. Fíjate que Harper Collins tiene una línea casi feelgood genial, me encantó "El hombre que se fue a Marte porque quería estar solo" y creo que "El chico que se comió el universo" también va por esos derroteros. Besos.
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