El alma
de la ciudad
Jesús
Sánchez Adalid
Título: El alma de la ciudad
Autor: Jesús Sánchez Adalid
Editorial:
Planeta, 2007
Encuadernación: Tapa
dura
Páginas: 656
PVP: 22,50 €
JESÚS
SANCHEZ ADALID
Esto es lo que la editorial nos cuenta
del autor:
Jesús
Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena,
Badajoz, 1962) se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y
realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de
Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió
Filosofía y Teología. Además se licenció en Derecho Canónico por la
Universidad Pontificia de Salamanca.
Es profesor de ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo. Es autor de novelas históricas de gran éxito y ha recibido como reconocimiento numerosos galardones: Premio Fernando Lara, Premio Alfonso X el Sabio, Premio Internacional de Novela Histórica de Zaragoza, Premio Diálogo de Culturas, Premio Hispanidad y Premio Troa de Literatura con Valores. Ha sido elegido académico de número de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura.
En
este blog puedes encontrar las reseñas de sus siguientes novelas:
ARGUMENTO de
EL ALMA DE LA CIUDAD
Esta es la sinopsis facilitada por la
editorial:
En plena Edad Media, la Reconquista
avanza, a pesar de la fuerza del imperio Almohade. El rey Alfonso VIII funda,
en un paraje idílico de los amplios territorios de la Trasierra, la populosa
ciudad de Ambrosía (nombre griego que sonaba a pagano en la Edad Media y que se
transformó en Plasencia, que significa lugar placentero para vivir).
El joven Blasco Jiménez, la mano derecha
del prelado, conoce a una bellísima mujer, que le iniciará en el amor y en los
misterios de la Kabalah. Dos realidades entran para él en pugna: la fidelidad
al espíritu de la ciudad recién fundada y su propia libertad.
Después de su paso por la Escuela de
Toledo, Blasco terminará siendo partícipe de un misterioso secreto en Coria,
donde se guarda algo que le hará descubrir, casi por casualidad, la luminosa explicación a los apasionantes
sucesos de su vida.
EL ALMA DE LA CIUDAD
Como decía, el trasfondo de esta obra es
el camino de Santiago, tal cual era en aquella época, una aventura real (no
turismo de aventura que es en lo que se ha convertido en algunos casos ahora)
caminando por caminos despoblados, con salteadores y con apenas nada.
Era en muchos casos un camino de
expiación o un camino de búsqueda de la auténtica alma del viajero. Se juntan
así en este camino cuatro peregrinos.
Dos protagonistas tiene la novela:
-Uno de carne y hueso, Blasco, del que se nos narra o mejor dicho, el mismo nos
narra su historia contándosela a los otros tres peregrinos mientras van
caminando a Santiago.
-El otro una ciudad: Plasencia.
Mientras van caminando, Blasco Jiménez,
el protagonista comienza a contarles como parte de su expiación los muchos
pecados que ha cometido, comenzando su historia por la niñez cuando era un
pobre chico de una familia muy pobre, siempre en la calle buscándose la vida
para poder comer algo.
En contra de lo que suele ser habitual
en las novelas, en las que el protagonista es un ser integro, dotado de una
gran personalidad, Blasco es un ser complejo, capaz de lo mejor y de lo peor.
Su mal no es la cobardía, sino el amor a los goces de este mundo, que le
llevará en muchas ocasiones a traicionar las cosas que quiere y a perder lo que
tiene.
Intenta seguir los pasos y los consejos
de su mentor, pero con facilidad se deja aconsejar por aquellos que le llevan
al lado fácil y gozoso de la vida, como Absud el comerciante que frente a la
lucha le dice que el único tesoro que poseemos es la vida. “Vive y deja vivir
en paz” (página 534).
Recogido de pequeño por Don Bricio, es
educado por él abrazando como su progenitor el sacerdocio y siguiéndole en su
ascenso eclesiástico.
El deseo de Don Bricio es gobernar una
ciudad para ordenarla según Díos. Quería ver una ciudad en paz. Ese era su
sueño (página 120).
En la obra de San Agustín descubrió que
el único camino a la paz era llegar a una sociedad perfectamente ordenada, en
todas las cosas, pues la paz es la tranquilidad del orden (página 120).
Plasencia |
Esta posibilidad se cumple en Plasencia,
antes llamada Ambrosía, que significa cosa deleitosa del espíritu. Plasencia es
esta Placencia, cuyo significado es la que causa agrado, la que place. El lema
de su escudo es “Para que plazca a Dios y a los hombres”.
«Las ciudades no son piedras puestas unas encima de otras para guardar a la gente. Las ciudades tienen su alma y su auténtico destino. Toman el espíritu de sus moradores». (Página 169)
Esta última es una gran reflexión, pues
efectivamente las ciudades son hechas por el hombre, y su alma se refleja en
las mismas. Esta es la sensación que tengo cuando visito distintas ciudades,
pues en cada una percibes un alma, un hálito distinto, una forma de ser
determinada que es la que sus habitantes le han ido dando a lo largo de siglos.
Y no es algo inmóvil sino cambiante, por más que ese espíritu termine
impregnando no solo a los que la visitan sino a los que se quedan a vivir en
ella.
Hay así ciudades frías, grises, sucias,
alegres, acogedoras, vitales, moribundas, hostiles, aceleradas, reposadas,
luminosas, despersonalizadas, mágicas, misteriosas, espirituales. No son las
ciudades, son sus habitantes las que le dan su alma: EL ALMA DE LA CIUDAD.
OPINIÓN
PERSONAL
Esta novela obtuvo el Premio de Novela
Fernando Lara 2007. No siendo la mejor del autor, o quizás mejor que la mejor
sea decir la más divertida o la que más te engancha, su lectura es sin embargo
muy recomendable, porque no es tan fácil encontrar novelas que nos pongan como
esta al descubierto de un modo tan sencillo ni tan claro, la complejidad del
alma humana.
Cuando leo un libro, no me suelo fijar
en la biografía del autor que suele venir en la contraportada o en las solapas,
porque me gusta apreciar un autor por lo que escribe, no por lo que es.
Eso es lo que me ha ocurrido con uno de
mis autores favoritos de novela histórica: Sánchez Adalid, del que no sabía
prácticamente nada, solo que había ejercido de juez durante unos años. Pero lo
que no sabía es que después de eso se hizo sacerdote y ejerce como tal en un
pueblo de Badajoz.
En su escritura no había notado hasta
ahora la temática religiosa, que si aparece en las dos últimas novelas “En
compañía del sol” (sobre la vida de San Francisco Javier) y esta última “El
alma de la ciudad”, con el trasfondo del camino de Santiago y la evolución de
un sacerdote.
Lo que es cierto, una vez conocido este
detalle es que la escritura de Sánchez Adalid es consecuente con sus principios
religiosos. Se nota en temas aparentemente tan sencillos, pero a la vez tan
complejos como sus historias de amor.
Hay autores que por más que lo intenten
son incapaces de escribir una historia de amor que tenga un mínimo de
credibilidad y/o pasión. Otros confunden el amor con el sexo y sus historias
tienen mucho de descripción de batallas sexuales, pero poco del alma de los
personajes. Por último están los que realmente me gustan, que son aquellos que
te describen una historia de amor desde la evolución del alma de los
protagonistas.
Este es el caso de Sánchez Adalid, que
en este libro es capaz de describirnos una historia de amor tremendamente
pasional, que arrastra al hombre hacia su destrucción, sin necesidad de
descripciones sexuales, que no deja de ser un recurso facilón para desviar la
atención de la incapacidad del autor de mostrarnos lo realmente importante de
los personajes: su alma.
Muy interesante las páginas finales del
libro. Como en las últimas obras del autor, este dedica 37 páginas para darnos
el contexto histórico en el que se desarrolla esta historia, comentándonos como
en Avila a finales del siglo XII, la fundación de Ambrosía, Plasencia y su
privilegio fundacional, la repoblación de Plasencia, la campaña militar de
Alfonso VII en la baja Extremadura, Plasencia como sede episcopal, el desastre
de Alarcos, la victoria de las Navas de Tolosa, Corfia, etc.
En una nota del autor al final del
libro, este nos dice una verdad de Perogrullo pero digna de tener en cuenta
antes de empezar a leer el libro:
«Este no es un libro de historia, “El alma de la ciudad” es una novela, solo eso» (Página 639)
Solo eso y nada más que eso.
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