Lolita
Vladimir Nabokov
FICHA
TÉCNICA
Título: Lolita
Autor: Vladimir
Nabokov
Traducción: Francesc Roca
Editorial: Anagrama, 2003
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 392
PVP: 11,90 €
VLADIMIR NABOKOV
Vladimir Nabokov (1899-1977) es uno de los más extraordinarios escritores del siglo
XX. En Anagrama se le ha dedicado una «Biblioteca Nabokov» que recoge una
amplísima muestra de su talento narrativo. En «Compactos» se han publicado los
siguientes títulos: Mashenka, Rey, Dama, Valet, La defensa, El ojo,
Risa en la oscuridad, Desesperación, El hechicero, La verdadera vida de
Sebastian Knight, Lolita, Pnin, Pálido fuego, Habla, memoria y Ada o
el ardor, mientras que La dádiva, Cosas transparentes, Una belleza rusa,
Opiniones contundentesy El original de Laura pueden
encontrarse en «Panorama de narrativas».
ARGUMENTO de LOLITA
«Era Lo, Sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita». (Página 15)
Esta es la historia del profesor Humert
Humbert, que llega a residir en la casa en la que vive Lolita, una niña de doce
años con la que se obsesiona.
LOLITA
Publicado en 1955, Lolita es ya un
clásico de la literatura, por más que no sea una lectura fácil ni para todos
los estómagos, pues en muchos momentos puede ser repulsiva o generar tal odio
del lector hacia el personaje de Humbert que le dificulte seguir con la
lectura.
Una novela que en principio no
encontraba editor hasta que finalmente fue publicada en Francia como libro
erótico. Aunque difícilmente puede considerarse como tal.
Te guste o no te guste, algo ha de tener
el libro para conseguir que la palabra lolita tenga significado propio y figure
como tal en el diccionario de la Real Academia de la lengua con la siguiente
definición: «Adolescente seductiva y
provocadora».
Pero por mucho que la novela lleve por
título su nombre, el gran protagonista es Humbert. En realidad Lolita no abre
la boca en la novela. Todo lo que sabemos de ella es lo que piensa Humbert o lo
que él piensa que ella piensa.
La realidad es que, lejos de esa
definición dada por la RAE, Lolita más que una seductora es una víctima que no
tiene otra opción que ir sobreviviendo a lo largo de esa “road movie” en la que
se convierte la novela en su viaje hacia ninguna parte con Humbert.
Lolita es una novela que no puede dejar
indiferente, pero que desvela muy bien el interior de un pederasta, que trata
de justificarse en todo momento como alguien normal, que es víctima de una
fatal atracción a la que culpa a ese tipo de niñas que llama nínfulas:
»Hay muchachas, entre los nueve y los catorce años de edad, que revelan su verdadera naturaleza, que no es la humana, sino la de ninfas (es decir, demoníaca) a ciertos fascinados peregrinos, los cuales, muy a menudo son mucho mayores que ellas (hasta el punto de doblar, triplicar o incluso cuadruplicar su edad). Propongo designar a esas criaturas escogidas con el nombre de nínfulas». (Página 24)
No me atrevo a llamar lo de Humbert
pasión, porque en realidad no es tal sino una obsesión. Una obsesión que sabe
que tiene fecha de caducidad, pues las niñas tienen para los pederastas el
defecto de crecer y dejar de ser niñas.
«Sabía que me había enamorada de Lolita para siempre; pero también sabía que ella no sería siempre Lolita. El uno de enero tendría trece años. Dos años más, y haría dejado de ser una nínfula para convertirse en una “jovencita”, y poco después pasaría a ser el colmo de los horrores: una “universitaria. El término “para siempre” sólo se aplicaba a mi pasión, a la Lolita eterna reflejada en mi sangre». (Página 82)
Por más que se proclame inocente y trate
de justificarse a lo largo de toda la novela, sabe muy bien que lo suyo es
cualquier cosa menos una acción inocente, pues en todo momento, en cada paso
que da, por más improvisado que tiene que ser por las circunstancias alguno de
ellos, todo está perfectamente planificado y ejecutado:
«Yo sabía exactamente que debía hacer y cómo hacerlo sin enturbiar la castidad de una niña; después de todo, una vida entera de amor a las niñas me había dado cierta experiencia; había poseído visualmente a nínfulas entre las luces y las sombras de los parques; había cruzado con paso cauteloso y bestial plataformas de autobuses urbanos atestadas de colegialas con bandoleras cargadas de libros». (Página 70)
El retrato que en todo momento nos pinta
de Lolita, no deja de ser más que una justificación que intenta transformar a
la víctima, Lolita, en la culpable de su obsesión:
«No hay nada más atrozmente cruel que un niño que se sabe adorado». (Página 204)
IMPRESIÓN PERSONAL
No puedo decir que Lolita me haya gustado
en el sentido de decir que he disfrutado con su lectura, porque en ciertos
momentos era muy dura. En mi caso porque el odio que sentía hacia Humbert era
total. Algo que sin duda solo cabe atribuir al bien hacer del autor, pues en
todo momento tienes la impresión de que quien te habla es efectivamente un
pederasta.
Pero Lolita es mucho más que eso. También es una
crítica a esa América más o menos profunda que va recorriendo de motel en motel.
Y es sobre todo una novela muy bien escrita y que, para bien o para mal, crea
polémica en su alrededor. La misma polémica que estuvo a punto de dejarla
inédita.
En este caso, no me atrevo a darla una
calificación, porque no me atrevo a hallar el punto medio entre lo que vale
como novela y lo que me ha gustado como lector.
Tampoco me atrevo a recomendarla o
dejarla de recomendar. Por una parte es una lectura probablemente necesaria
para poder ponernos en la mente de un ser tan peculiar como Humbert. Pero por
otra parte, acometer esa experiencia es una decisión muy personal.
LA PELÍCULA
Cuando escribió esta novela, parece que
el autor estuviera pensando en la versión cinematográfica de la misma, por más
que en aquel momento pudiera parecer algo impensable:
«Si alguien quiere hacer una película basada en este libro, haga que el rostro de uno de esos facinerosos se convierta lentamente en el mío mientras yo contemplo la escena». (página 274)
A falta de una, son dos las películas
basadas en esta novela:
Lolita 1962 |
La primera es la versión nada más y nada
menos que de Stanley Kubrick en 1962, con James Mason, Shelley Winters, Sue
Lyon y Peter Sellers.
Lolita 1997 |
La versión de Adrian Lyne es del año
1997, con Jeremy Irons, Dominique Swainn, Melanie Griffith y Frank Langella.
A mi la novela me encantó. me gusta como el autor consigue dar la vuelta la mente del lector y conseguir que hasta casi te identifiques con Humbert.
ResponderEliminarTengo la misma edición de Anagrama de 2003 que encabeza esta entrada, y ya sólo por la portada, con Lolita chupando esa piruleta, ya te provoca y deja indiferente. La leí entonces, yo era un crío, y recuerdo que me dejó raro, no acababa de entender a Humbert y esa obsesión por la muchacha. Una novela difícil, muy bien escrita pero de temática perturbadora.
ResponderEliminarYo creo que no lo leeré, me cuestan las conductas patológicas que dañan a los demás, a no ser que esté en mis manos ayudar a superarlas. Me gusta tu disquisición entre no atreverte a recomendarla ni a todo lo contrario.
ResponderEliminarSaludos y feliz año.