La isla bajo el mar
Isabel Allende
FICHA TÉCNICA
Título: La isla bajo el mar
Autor: Isabel Allende
Editorial: Plaza & Janés, 2011
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 512
PVP: 23,90 €
ISABEL ALLENDE
Esto es lo que la editorial cuenta de la autora:
Isabel Allende nació en 1942 en Perú, donde su padre era diplomático chileno. Vivió en Chile entre 1945 y 1975, y ha residido durante largas temporadas en otros lugares, en Venezuela hasta 1988 y, a partir de entonces en California. Inició su carrera literaria en el periodismo, en Chile y en Venezuela. En 1982 su primera novela, La casa de los espíritus, se convirtió en uno de los títulos míticos de la literatura norteamericana. A ella le siguieron otros muchos, todos los cuales han sido éxitos internacionales. Su obra ha sido traducida a treinta y cinco idiomas.
En 2010 fue galardonada en Chile con el Premio Nacional de Literatura y en 2012, en Dinamarca, con el Premio Hans Christian Andersen por su trilogía “Memorias del Águila y del Jaguar”.
El espíritu que bailaba en libertad
ARGUMENTO de LA ISLA BAJO
EL MAR
Una cita del libro para comenzar:
«En mis cuarenta años, yo, Zarité Sedella, he tenido mejor suerte que otras esclavas. Voy a vivir largamente y mi vejez será contenta porque mi estrella brilla también cuando la noche está nublada. Conozco el gusto de estar con el hombre escogido por mi corazón cuando sus manos grandes despiertan mi piel. He tenido cuatro hijos y un nieto, y los que están vivos son libres».
Así comienza el libro. No habrá pues sorpresas en su contenido, pese a lo cual te mantiene atrapado en su lectura. Un tema, el de la esclavitud que se presta a grandes melodramones. Nada más lejos de la intención de Isabel Allende, que por contra nos da una obra llena de esperanza.
«Baila, baila, Zarité, porque esclavo que baila es libre... mientras baila». (Página 11)
Haití |
Medio millón de esclavos negros frente a apenas unos pocos miles de blancos
o mulatos que recurren á terror y la violencia para contenerlos, solo puede
llevar a un levantamiento que barrerá la presencia blanca de la isla para dar
lugar a la República Negra de Haití.
La acción transcurre en dos partes diferenciadas por sus escenarios:
-Saint-Domingue (1770-1793)
-Luisiana (1793-1810)
Dos lugares que crecen y se enriquecen gracias a la esclavitud, por más que la situación de los esclavos en uno y otro sitio sea muy diferente en cuanto al trato recibido, a fin de cuentas, el resultado final es el mismo: No son libres.
Zarité pasa de niña a mujer, con lo que la sexualidad pasa a ser una carga más para ella, pues las esclavas no dejan de ser carne gratis para los amos, sin derechos siquiera sobre los hijos fruto de esas continuas violaciones.
Pese a ello, salva a la familia del amo cuando se produce la revuelta de
los esclavos, pues con ello está en juego su futura libertad y la de sus hijos,
algo mucho más importante que el amor que siente por un hombre.
LA ISLA BAJO EL MAR
La narrativa de Isabel Allende es como un río. A veces baja rápida, impetuosa, arrollando todo a su
paso, atrapándote en sus remolinos e impidiéndote salir de ella para luego
precipitarte en una cascada de sentimientos.
Ese gran río al que no paran de llegar ríos y más ríos, unos más grandes,
otros más chicos, pero cada uno de ellos con su propia historia que contribuye
a engrosar el caudal del gran río, la gran historia.
Un río que por momentos se remansa y da vueltas en mil y un meandros, discurriendo lentamente para que disfrutemos del río.
Un río de palabras que desembocar finalmente en el gran mar de los recuerdos, el de esos personajes inolvidables que permanecen en nuestra memoria, especialmente el de esas mujeres, tan vitales, tan rebosantes de fuerza.
Un río que por momentos se remansa y da vueltas en mil y un meandros, discurriendo lentamente para que disfrutemos del río.
Un río de palabras que desembocar finalmente en el gran mar de los recuerdos, el de esos personajes inolvidables que permanecen en nuestra memoria, especialmente el de esas mujeres, tan vitales, tan rebosantes de fuerza.
La isla bajo el mar no es una excepción en la narrativa de Isabel Allende, con Tété, Zarité para sus íntimos, la esclava que luchó por conseguir su libertad, como cabeza de cartel de todo un elenco de maravillosos personajes secundarios, todos con una historia que contarnos.
Realismo mágico, así es como definen los
especialistas la narrativa de Isabel Allende. Nada más real, aunque hoy día nos parezca inconcebible, por más que haya
puntos del planeta en que sigue existiendo que la esclavitud, hombres
propietarios de otros hombres que han perdido la categoría de seres humanos
para ser solo una propiedad.
Esa dura realidad comparte espacio con el mundo mágico de los espíritus,
esos espíritus traídos desde África por los esclavos y que invoca mediante la
ceremonia del vudú.
Esta dualidad queda muy clara en el propio esquema narrativo, pues se entremezclar los capítulos narrados por un observador externo que es el que va desarrollando la historia, y los narrados por la propia Zarité en primera persona, mostrándonos los acontecimientos desde su punto de vista, complementando así la narración, pues en parte son en muchas ocasiones sucesos que ya conocemos, pero que adquieren un matiz distinto, mucho más emotivo, casi mágico, al ser narrados por Zarité.
IMPRESIÓN PERSONAL
¡Que lejos parece la esclavitud hoy día! (Olvidándonos eso sí de la hipoteca del banco y con permiso de nuestros jefes).
Poco a poco el concepto de la libertad y la igualdad entre los hombres por encima del color ha ido calando en la humanidad, por más que el demonio del racismo siga rondándonos. Aún queda algún punto en el planeta en que la esclavitud sigue existiendo, pero es la excepción y cuenta con el rechazo de todos.
Pero no era así en los años en que transcurre la acción de la novela, y
menos en la sociedad que se nos muestra, donde el color de la piel
estratificaba completamente los grupos sociales. Aquí solo se nos habla de
mulatos (mezcla de blanco y negra, que lo contrario era impensable) y
cuarterones (una cuarta parte de sangre negra), pero se definía toda posible
mezcla.
Son años de cambio, no solamente por la rebelión en Saint-Domingue, sino
porque en Estados Unidos comienzan a tomar fuerza los movimientos
abolicionistas.
Decía antes que este tema de la esclavitud da pie a un melodramón, pero no es ese el estilo de Isabel Allende. Por eso es tan entretenido este libro, huyendo del morbo fácil que supondría detenerse y regodearse en los detalles macabros, en las torturas, en las violaciones.
Pero eso iría en contra del espíritu de esta novela. Lejos de Isabel Allende el pretender revolcarnos
en la miseria. Por contra nos eleva por encima de ellas, pues en el corazón de
los hombres hay una reserva inagotable de alegría. Una alegría que Zarité en la
música:
«La música es un viento que se lleva los años, los recuerdos y el temor, ese animal agazapado que tengo dentro». (Página 9)
«La música es un viento que se lleva los años, los recuerdos y el temor, ese animal agazapado que tengo dentro». (Página 9)
Un pensamiento que puede resumir el espíritu de esta novela que recomiendo a todos, no solo a los seguidores de Isabel Allende.
Un libro que me ha gustado mucho, pero que pienso que hubiera sido mucho mejor si todo el rato la narradora hubiera sido Zarité, porque esos son los momentos con más magia del libro.
VALORACIÓN: 9/10
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A mi madre le encanta Isabel Allende. Saludos
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