El club del amanecer
Don Winslow
FICHA TÉCNICA
Título:
El Club del amanecer
Autor:
Don Winslow
Editorial:
Martínez Roca, 2012
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
384
DON WINSLOW
Don Winslow es un escritor nacido
en Nueva York y que como dice en la página web del autor
(http://www.donwinslow.es/), antes de ser novelista se dedicó a un montón de
cosas, como actor, director de cine, guía de safari, investigador privado en Londres,
Nueva york, y consultor para compañías de seguros y bufetes de abogados.
Podríamos pensar que es un autor que
está empezando, pero nada más lejos de la realidad, pues ya lleva casi veinte
años publicando libros. Lo que pasa es que hasta hace muy poco solamente era
conocido por unos cuantos aficionados al género de la novela negra, algo que
está cambiando rápidamente, no solo porque han sido publicados ya buena parte
de sus libros, sino porque la versión cinematográfica de su novela Salvajes lo
ha dado a conocer al gran público. Y eso que no es su mejor novela, aunque
probablemente junto al El poder del perro si es la más salvaje.
También son suyas El invierno de Frankie Machine, La hora de los caballeros y El
cártel, continuación
de El poder del perro.
ARGUMENTO de EL CLUB DEL AMANECER
Mi
nombre es Daniels Boone. Bueno, en realidad ese no es mi nombre, pero así es
como me llaman todos mis amigos de El Club del Amanecer. Bueno, en realidad me
llama así todo el mundo. Permitidme que me presente y os presente a los
miembros de este club, un grupo de surferos que llevamos años compartiendo
nuestras vidas y las olas a primera hora de la mañana, en la Hora de los
Caballeros, según amanece, antes de ir a nuestros respectivos trabajos. Trabajo
o lo que sea.
Mi
vida es el surf. Creo que una ola es el mensaje tangible de Dios de que todo lo
importante en la vida es libre y gratuito. Me siento libre todos los días, por
lo general dos o tres veces, pero siempre, indefectiblemente, cuando salgo con
el Club del Amanecer.
Mis
amigos dicen de mi que soy la tranquilidad en persona, que el gen del pánico
pasó de largo a mi lado. Que si me relajara más -dice el Optimista-, estaría
siempre tumbado.
Trabajo
como detective y mi falta de liquidez permanente no se debe a que sea malo como
detective (la verdad es que como detective soy muy bueno), sino a que prefiero
el surf. Soy totalmente franco cuando digo que trabaja justo lo suficiente para
salir adelante.
Os
presento a mis amigos, comenzando por Banzai
»Johnny Banzai en realidad no se apellida Banzai -claro está-, sino Kodani, pero a cualquier japonés-americano que sepa surfear, sea radical y lanzado, tenga cojones y sea agresivo lo van a llamar «Kamikaze» o «Banzai» y no tiene vuelta de hoja. Como David el Adonis y yo decidimos que Johnny es demasiado racional para ser suicida, eligimos Banzai». (Página 7)
Johnny Banzai no siempre está haciendo de Banzai. Cuando no lo hace investiga homicidios en el Departamento de Policía de San Diego. Ahí también trabajé yo hasta que.... Bueno, esa es otra historia que ya os contaré más adelante.
Mi
vida no hubiera sido la misma sin Sunny,
que durante un tiempo fue mi novia y vivimos juntos. Hoy sigue siendo mi amiga.
A
Sunny el nombre le viene que ni pintado. El cabello rubio le brilla como el
sol. Es una fuerza de la naturaleza -alta y de piernas largas-.
En
todo grupo hay un guaperas y ese es sin duda David
el Adonis.
David
es socorrista y eso le pone a tiro cuanta mujer pudiese desear, especialmente
esas turistas que vienen a San Diego a tomar el sol y que se pasan unas a otras
la recomendación de acostarse con David como si de una atracción turística se
tratase.
No
podríamos llamarle de otro modo, porque David el Adonis tiene una cara y un
Físico que en la antigua Grecia habrían provocado una gran demanda de mármol. Y
sobre todo una confianza total en sí mismo y en su capacidad de ligar.
«David es una leyenda viviente, como socorrista y también como amante. En esta categoría, es un cinturón negro, décimo dan, del kata horizontal. Ha estado en contacto con la piel de más turistas que el protector solar.» (Página 68)
La
aportación de mayor peso al grupo es la de Marea
Alta.
En
realidad tampoco se llama así sino Josiah Pamavatuu, un samoano al que no es
capaz de resistir ninguna báscula, y es que sus ciento cincuenta kilos no son
cualquier cosa. De ahí su mote, porque cuando Josiah se mete en el agua,
inevitablemente sube el nivel del mar.
El
grupo lo completa Doce dedos.
En
realidad no es un apodo sino una realidad, porque tiene seis dedos en cada uno
de sus pies. Decimos que por eso se agarra tan bien a la tabla.
Me
queda Eddie el Rojo,
que en realidad solo es un adscrito al Club del amanecer, porque para él madrugar
es levantarse a la una del mediodía, con lo cual mucho no aparece a surfear con
nosotros al amanecer.
Eddie el Rojo es un menda hawaiano, japonés, chino, portugués, inglés y californiano que estudió en Harvard. En realidad ni tiene el pelo rojo, que es anaranjado, ni se llama Eddie sino Julius, pero cualquiera se atreve a llamar “Julius el anaranjado” a un tipo que vive rodeado por no menos de media docena de guardaespaldas hawaianos tamaño extragrande.
Eddie el Rojo es un menda hawaiano, japonés, chino, portugués, inglés y californiano que estudió en Harvard. En realidad ni tiene el pelo rojo, que es anaranjado, ni se llama Eddie sino Julius, pero cualquiera se atreve a llamar “Julius el anaranjado” a un tipo que vive rodeado por no menos de media docena de guardaespaldas hawaianos tamaño extragrande.
Y
allí nos encontrábamos todos esperando el gran día, uno de esos que se dan
pocas veces en la vida, pues dentro de dos días llegará a nuestras costas la
gran marejada, con unas olas que difícilmente podremos volver a ver. Esa ola
con la que sueña todo surfista, esa ola que cabalgaremos como si nos fuera la
vida en ello.
¿Cabalgaremos?
Bueno, por lo menos lo intentaremos. Pero antes tengo que resolver algunos
asuntillos, que se me ha presentado un caso que tengo que aceptar quiera o no:
averiguar el paradero de una mujer. Dijeron que se había tirado (ayudada o no
es otra cuestión) desde la terraza de un hotel. Pero sé que ese cadáver no es
el suyo.
EL CLUB DEL AMANECER
Hay algunos
libros que, aún antes de terminar de leerlos, ya estás deseando hacer la
reseña. Libros en los que tienes muy clara la línea que quieres seguir para
escribirla. Ese ha sido el caso de El club del amanecer. Pero esta es
una reseña que requiere, a ser posible, leerla con una banda sonora que nos
ponga en ambiente. Cualquier canción de los Beach Boys nos vale.
Un grupo que es
citado expresamente en el libro como la expresión externa de una cultura, por
más que ellos no fueran más que un estereotipo creado desde el exterior:
«Gracias a los Beach Boys, los chavales de todo el mundo cantaban Surfin’ Safari, Surfin’ U. S. A. y Surfer Girl, imitaban un estilo de vida que nunca habían vivido y nombraban lugares en los que jamás habían estado, como Del Mar, Ventura County Line, Santa Cruz, Trestles, por todo Manhattan hasta Doheny… Swami’s, Pacific Palisades, San Onofre, Sunset, Redondo Beach, por todo La Jolla…» (Página 178)
Llevo
ya unas cuantas novelas leídas de Don Winslow. Está claro que ha conseguido
algo a lo que aspira todo escritor: tener un
estilo propio. Un estilo que puede o no gustarte, pero que si lo hace te
llevará a leer todos y cada uno de sus libros.
¿Cuáles son las características estilísticas de
Winslow?.
Por
encima de todas está su '''escritura directa''', sin florituras ni concesiones
para la galería. Son frases normalmente cortas, que con muy pocas palabras
consigue que nos hagamos una idea visual tanto de los personajes como del
paisaje. En cierto modo, hay momentos en que sus novelas parecen el guion de
una película de lo gráficas y visuales que pueden resultarnos. No es pues de
extrañar que algunas de ellas se hayan convertido en películas (Salvajes)
y otras vayan camino de serlo (El invierno de Frankie Machine)
Sus
escritos oscilan entre violentos y muy violentos. En cierto modo no puede ser
de otra manera. ¿Alguien se imagina “El padrino” sin sus escenas violentas?
Pues la mafia son unos benditos y unos blandengues en comparación con los
carteles mejicanos que operan en el sur de Estados Unidos, hasta el punto de
que la realidad cotidiana supera la fantasía más violenta y virulenta de
cualquier escritor.
Con
todo, hay que decir que El Club del Amanecer es
el menos violento de todos los libros. El más violento es sin duda El
don del perro, porque te das cuenta de que la ficción es una copia
diluida de la realidad.
También
hay que tener en cuenta que determinado tipo de violencia es más suave en la
letra impresa que transformada en imágenes en una gran pantalla, de ahí que
Salvajes sea más dura en el cine que en la novela.
Porque
uno de los “trucos” con el que Winslow adereza sus novelas, es con un agudo
sentido del humor que impregna todas las páginas del libro. Un humor que hace
más llevadera la violencia de las escenas que a veces nos presenta. Un humor
más basado en las comparaciones que en contarnos un chiste. Por ejemplo:
«Solo hay dos personas despiertas en aquel momento y ninguna de ellas es el recepcionista, que descabeza un sueñecito en la oficina.» (Página 4)
El
otro punto que tienen en común todas las novelas de Winslow es su temática. En todas, de un modo o de
otro, aparecen una serie de elementos comunes: la marihuana, las mafias de la
droga y el surf. No en todas con la misma intensidad, pero estos elementos
siempre están presentes.
¿Qué sabéis del surf? Yo
he de reconocer que nada de nada. Más que nada, porque las únicas olas que veo
a diario con las que me hacen algunas baldosas de la calle cuando las piso en
días de lluvia. Pero en Estados Unidos (y en algunos puntos de España como
puede ser Tarifa) es un modo de vida, con el que incluso algunos pueden llegar
a vivir si son lo suficientemente buenos.
El
libro es todo un canto a ese modo de vida, una vida en permanente contacto con
la naturaleza, con el mar, con un mar que no admite bromas de ningún tipo. Por
eso el libro está lleno de citas que hacen referencia al surf, a surfear
«Entonces, cuando uno surfea, no va montado en el agua. El agua es el medio, pero lo que uno cabalga en realidad es energía. ¡Es genial! Lo que te transporta es la energía.»(Página 12)
«Eso fue antes de que los hawaianos nos enseñaran a surfear -piensa Boone-. Hablando de misioneros... Nosotros enviamos gente allí con la Biblia y ellos nos enviaron tíos con tablas de surf. Los hawaianos se llevaron la peor parte, sin duda.» (Página 117)
«Los surfistas se definían a sí mismos en contraposición a la cultura dominante. No son para ellos los trabajos de nueve a cinco, los trajes de franela gris, las casas adosadas, los dos hijos, los jardines muy cuidados, los columpios y la entrada para coches. Surfear era liberarse de todo aquello. El surf era sol, arena y agua; era cerveza y tal vez un poco de hierba. Era el tiempo eterno, porque el surf sigue los ritmos de la naturaleza, en lugar del tiempo de los relojes de fichar de las empresas.» (Página 174)
Pero
no es nuevo el tema, pues surfistas eran los protagonistas de Salvajes,
surfista también al amanecer Framkie en El invierno de Frankie Machine, y
surfista también el protagonista de Vida y muerte de Bobby Z.
IMPRESIÓN PERSONAL
Una
vez que caes en las redes de Don Winslow, es muy difícil
escapar de ellas, entre otras cosas porque no apetece salirse de allí, de ese
mundo falso pero apetecible del sol y la playa californiana. Y no me apetece
salirme, porque ya se (El Don del perro es una excepción en
casi todos los sentidos), que me voy a encontrar una novela con una acción
rapidísima, muy sencilla de leer, con momentos muy divertidos y con un ritmo
que no decae en ningún momento.
No
entrarán estas novelas, salvo quizás El
Don del perro en los anales de la literatura, pero si de lo que se
trata es de pasar un buen rato leyendo, con estas novelas se consigue.
El Club del
Amanecer figura entre las
menos violentas y las más divertidas, pues esa pandilla tan
peculiar que es El Club del Amanecer y
que he intentado presentaros al principio de esta reseña, la habilidad para
crear grandes personajes es única en Don Winslow, no
puede perderse de vista. Y algo así debió de pensar el autor, porque aunque la
historia queda totalmente cerrada, esta novela tiene continuación en La
hora del caballero.
VALORACIÓN: 8/10
¡Hola! El tema surfero no es que me atraiga demasiado, la verdad, pero sí me apetecería leer El Don del perro desde hace tiempo que la tengo en mente. Tu reseña me ha servido para conocer a Winslow, ya que no he leído nada de él. Por otra parte me gustan las novelas con humor o escritas en tonos irónicos
ResponderEliminarSaludos