Ana
Roberto Santiago
FICHA
TÉCNICA
Título: Ana
Autor: Roberto
Santiago
Editorial: Planeta, 2017
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 861
ROBERTO SANTIAGO
Esto es lo que la editorial nos cuenta
de él:
Roberto Santiago es escritor, dramaturgo y director de cine. Ha
escrito más de veinte novelas infantiles y juveniles. Entre otras, la colección Futbolísimos (Editorial SM), que se ha convertido
en la saga de literatura infantil española más vendida en nuestro país en los
últimos años, y que ha sido traducida a varios idiomas.
Ha escrito y
dirigido, entre otras, las películas El penalti más largo del mundo (nominada
al Goya al mejor guion), El club de los suicidas, Al final del camino y la coproducción
internacional El sueño de Iván.
En teatro ha
escrito las adaptaciones de Ocho apellidos vascos, El otro lado de la cama y Perversiones sexuales en Chicago, de David
Mamet, entre otras. Ha participado en varias series de televisión; es profesor
de la Escuela Oficial de Cine de la Comunidad de Madrid; y su cortometraje Ruleta fue el primer corto español en competir en
la Sección oficial del Festival de Cannes.
Ana, es su primera novela para adultos.
ARGUMENTO de ANA
«-Ana, ¿me estás escuchando? –preguntó la voz ronca con cierta ansiedad--Alto y claro-Estoy en un cuartel de la Guardia Civil de Robredo. Me han detenido por asesinato». (Página 12)
Tras varios años sin tener noticias
suyas, Ana Tramel recibe la inesperada llamada de su hermano Alejandro, al que
acusan de haber matado al director del casino Gran Castilla.
Ana era una de las más prestigiosas abogadas
de Madrid, hasta que un suceso hizo que se derrumbara y ahora trabaja en un
despacho encargado de gestionar y reclamar multas.
Ana utilizará los recursos del despacho
y la ayuda de su jefa y amiga Concha para intentar sacar a su hermano del
callejón sin salida en el que parece estar, aunque eso le lleve a enfrentarse con
la potentísima maquinaria de las empresas del juego, defendidas por los mejores
bufetes de abogados del país.
ANA
Hay novelas que no ofrecen dudas a la
hora de clasificarlas. Ana es una de ellas, porque es sin ningún lugar a dudas
un thriller legal. Basta con mirar la definición
de thriller legal en Wikipedia para darnos cuenta que es así, pues lo define
así:
«El thriller legal es un subgénero dentro del suspenso y la ficción criminal en el cual los personajes principales son abogados y sus empleados».
Al igual que en la novela negra, es fundamental contar con un
protagonista que marque las diferencias y sea capaz de atrapar al lector. Y no
hay duda de que Roberto Santiago lo ha conseguido con Ana, una mujer que nos
cuenta con mucho desparpajo y sin complejos pudores en primera persona, su vida
y sus pensamientos.
Ana es abogada por vocación, por más que el origen de su vocación, como
alguien le dice en un momento dado, no es muy original y tenga un origen muy
cinematográfico:
«Había visto un millón de veces a Atticus Finch en Matar a un ruiseñor, a sir Wilfrid Roberts en Testigo de cargo, a Frank Galvin en Veredicto final, a Arthur Kirkland en Justicia para todos, ellos eran mis héroes, los mejores y más brillantes abogados de siempre. Y al verlos me daba cuenta de una cosa: todos ellos, todos y cada uno de ellos, invariablemente, hacían justicia, pesara a quien le pesara. Y por si fuera poco, además se salían con la suya». (Página 16)
Rocky Balboa |
No es la única alusión cinematográfica
que podremos encontrar en la novela, porque Ana se ve a sí misma como una
reencarnación del Rocky Balboa de Rocky, cuya gran fuerza no es su pegada, sino
la capacidad de encajar, resistir y seguir levantándose. Una capacidad que en
esta historia será puesta a prueba una y otra vez.
No se anda con paños calientes a la hora
de describirse a sí misma. Es consciente de que es una adicta. Muy adicta. Con
más caídas que las del famoso Rocky en sus combates de boxeo. O sea, que Ana no
va a ser una heroína al uso:
«Por dentro estaba destruida, pero a la luz del sol lucía razonablemente bien para ser una abogada arruinada de cuarenta y tres años, alcohólica, adicta a los tranquilizantes y cuyo único familiar vivo acaba de ser acusado de asesinato. Si no me hacían un análisis de sangre, o un test psicológico, podría dar el pego». (Página 20)
Nada es sí ni no. Todo depende del
momento en que la pilles, así que en algunas cosas no tendrá el lector muy
claro por dónde va a sorprenderle Ana en la página siguiente
«Cambiar de opinión es una de mis especialidades. Lo hago a todas horas. Y me va bien así». (Página 21)
¿Su vida sentimental? Un desastre, con
un exmarido del que no sabe ni quiere saber nada. En el fondo su problema es
que le van los tipos malos y así le va. Eso sí, no le hace ascos a una buena
sesión de sexo.
«Mi primer exmarido es también mi único exmarido, después de la separación no me quedaron ganas para otro matrimonio, pero me gusta llamarle así: mi primer exmarido. No sé por qué. Si tuviera que dar un billete de cincuenta por cada cosa que hago o digo sin ninguna razón aparente, me habría arruinado varias veces». (Página 24)
Fue una gran abogada. Pero tiene una
capacidad para meter la pata increíble, hasta el punto de que como lector uno
llega a pensar que es imposible que pueda hacer tan mal las cosas, que ni
siquiera una novata pueda hacerlo tan mal en algunas ocasiones. Será cosa de su
carácter.
«Hacer y decir cosas que se volvían en mi contra era, por así decirlo, otra de mis especialidades. Por si alguien aún no lo tiene claro, mis especialidades no son cosas que la gente en general aprecie a primera vista como tales». (Página 31)
Fichas de casino |
Como buen thriller legal, un poco como
los de John Grisham en que por más que cambiara el tema siempre teníamos un
joven e idealista abogado dispuesto a enfrentarse a las más poderosas compañías,
partimos de Ana, una abogada que aunque ya no puede decirse que sea joven, ni
que sea precisamente muy idealista, si que le gusta pelear contra molinos de
viento. ¿Y cuál mejor que las poderosísimas compañías de juego?
Ese es el trasfondo de la novela: el juego, que poco a poco va extendiendo sus tentáculos en
nuestra sociedad con el beneplácito de papá Estado. Ya no puedes ver un partido
de fútbol o escucharlo por la radio sin que te bombardeen con las bondades de
divertirte más con el partido haciendo apuestas. ¿Qué no se te ocurren?
Tranquilo, que ellos te sugerirán unas cuantas durante la retransmisión.
Y la novela deja muy claro que con el
juego no son los jugadores los que van a ganar:
«A ver si lo entiendo. Los llamados recreacionales pierden todos sin excepción. Y de los profesionales el noventa por ciento también pierde.-Exacto.-Entonces, ¿quién gana?La respuesta era evidente.-El casino, las casas de apuestas, los bingos y las grandes compañías de juego online y, por supuesto, el Estado». (Página 394)
Una verdad incontestable que mueve de un
modo legal millones de euros:
«Aquí todos ganan un buen pellizco, el casino, las arcas públicas, la Comunidad Autónoma, todos excepto los jugadores, por supuesto, La única verdad inalienable es esta: la casa gana, el jugador pierde. No hay más vuelta de hoja». (Página 385)
IMPRESIÓN
PERSONAL
De siempre me han encantado los
thrillers legales. He sido un seguidor de John Grisham (que poco a poco ha ido perdiendo
fuelle en sus novelas) o de Michael Connelly. Y no solo de los que aparecen en
las novelas, que también me han encantado películas (como las citadas
anteriormente) o de series televisivas de abogados (desde Ally MacBeal a The
good wife)
Tal es así, que en España conocemos
mejor el sistema judicial de Estados Unidos gracias a los libros, series y
películas. Cierto que algún intento se ha hecho en series televisivas, pero
novelas prácticamente no hay mucho donde elegir. De ahí que aplauda la
irrupción de Ana, una novela que espero sirva de ejemplo para que este género
empiece a triunfar en España con autores y temas nuestros.
Puedo afirmar que Ana es el mejor thriller legal publicado en este siglo XXI que he
leído,
superando incluso a los de John Grisham, bien es verdad que los buenos libros
de este autor son todos del siglo pasado.
Lo tiene todo: intriga, tensión, humor y
un personaje difícil de olvidar. Sin olvidarnos de unos secundarios que, sin
llegar a convertirla en una novela coral (algo difícil al estar narrada en primera
persona) contribuyen a crear un buen grupo humano con sus debilidades (muchas,
que hay mucho ludópata suelto), sus virtudes y sus defectos.
Es cierto que el número de páginas es de
los que pueden asustar (casi 900). Pero lo cierto es que, antes de que te
quieras dar cuenta, habrás terminado el libro. Si no me crees, haz la prueba.
Puedes ver la entrevista que le realicé al autor. Para ello pincha en la imagen:
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Y esta es la vídeo reseña de la novela:
VALORACIÓN: 9/10
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Si quieres comprar el libro pincha en la imagen correspondiente.
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Es mi actual lectura y también me está gustando bastante.
ResponderEliminarBesos
Me lo estoy pasando en grande con Ana,me quedan unas 2oo páginas.
ResponderEliminarBesos
A ver si me pongo con ella, cada vez que leo una reseña, más me apetece.
ResponderEliminarUn beso.
tengo ganas de leerlo, lo tengo apuntado en mi whislits
ResponderEliminarun saludo
Es la primera reseña que veo y la verdad es es un tipo de thiller que no suelo leer pero me gusta probar historias diferentes y creo que puede ser una estupenda opción.
ResponderEliminarBesitos
Lo poco que he leído de thrillers judiciales (El informe pelícano y poco más) no me convenció, así que no creo que le dé una oportunidad.
ResponderEliminarBiquiños.
Para mí también ha sido una lectura cinco estrellas.
ResponderEliminarUn beso
Me gusta lo que cuentas!
ResponderEliminarMe lo llevo, no lo conocía =)
Besotes
Justo la clase de reseña que necesitaba leer para animarme con él, porque es verdad que tantas páginas intimidan pero tiene muy muy buena pinta. ¡Veremos a ver!
ResponderEliminarUn abrazo