LA ESCRITORA (CARMEN CONDE)

La escritora

Carmen Conde

 

FICHA TÉCNICA

Título: La escritora

Autor: Carmen Conde

Editorial: Ediciones B, 2017

Encuadernación: Tapa blanda

Páginas: 367
PVP: 18,00 €
Ebook: 7,59 €

CARMEN CONDE

Esto es lo que la editorial nos cuenta de ella:

Carmen Conde (Barcelona, 1965) estudió Magisterio y desde entonces ejerce como maestra de primaria en la escuela pública.
Su novela Para morir siempre hay tiempo fue galardonada en 2016 con el Premio de Novela Negra la Trama que busca descubrir nuevas voces para el género.

La escritora es su segunda novela.

ARGUMENTO de LA ESCRITORA

Lucrecia trabaja como “negra” para una editorial y es feliz. Ha pasado además de escribir historias eróticas en las que ya no es capaz de escribir más combinaciones de posturas y tríos, a escribir novelas policiacas. Además ahora puede tener una gran oportunidad: la de escribir para la autora con más éxito de la editorial: Dana Green.

Pero todo se tuerce cuando Dana es salvajemente asesinada en lo que va a resultar una serie de asesinatos en los que va a verse involucrada.

Gerard Castillo, un policía de una pequeña comisaría de pueblo va a ser el encargado de resolverlos.

LA ESCRITORA

Esta es la segunda novela de Carmen Conde y, al igual que en su primera novela, ha creado una protagonista femenina muy peculiar, porque si en Para morir siempre hay tiempo nos encontrábamos con una politoxicómana muy divertida, en La escritora tendremos un personaje aún más singular: Lucrecia

«Ella no tenía ansias de posteridad, así que trabajar de negra no le causaba ningún trauma. De hecho, Lucrecia no tenía grandes expectativas en la vida, y después de haber resistido veintisiete años, solo aspiraba  a conseguir otro tanto, a poder ser, en mejores condiciones. Alta y desgarbada, muy delgada, hiperactiva y con síndrome de Tourette». (Página 15)

Un síndrome que le provoca numerosos tics repetitivos, además de repetir palabras sin poder contenerse y soltar tacos sin parar. Todo un poema. Salvo cuando se encuentra frente al teclado de un ordenador escribiendo. Entonces desaparecen todos sus tics y trabaja como una descosida. Ahora está alcanzando notoriedad dentro de la editorial con las novelas negras que está escribiendo bajo seudónimo, momento que aprovecha la autora para empezar a ironizar sobre la literatura actual (no sin razón, por otra parte):

«Lucrecia se lo había tomado muy en serio, y después de empaparse a conciencia de Dashiell Hammet y Raymond Chandler, había creado un mundo de ficción que resultaba para los nostálgicos un leve recuerdo de lo que había sido una buena novela negra, ahora que se confundía con un tratado de despiece con tanto sicótico sanguinario, tanto cerebro desparramado y tanta autopsia minuciosamente detallada». (Página 12)

Al margen de la trama detectivesca, la literatura y cierta parte del mundo editorial son el núcleo en torno al cual gira la novela. De un modo muy divertido, critica Carmen Conde el mundo de los bestsellers, donde lo único importante es vender y cuando sale un filón se explota en sus múltiples variedades:

«Cuando iba de thrillers religiosos, todos se dedicaron a sacarle novias e hijos secretos a Jesucristo, o a los apóstoles, o a construir catedrales entre violación y violación, que mire que es morboso el personal. Ahora parece que triunfan los psicópatas, y se trata de inventar crímenes espeluznantes, cuanto más espeluznantes mejor». (Página 49)

Y dentro de ese mundo, Dana Green es en la ficción la megaestrella del momento. Dana Green, un nombre que es en sí mismo un puro chiste y una crítica al sistema:

«Ella era la megaestrella de la editorial, e n pleno boom de El código Da Vinci. ¿Comprende? Dan Brown, Dana Green». (Página 103)

Lo incomprensible de todo es que Dana apenas tiene estudios y es incapaz de hacer la O con un canuto. ¿Cómo es entonces capaz de escribir semejantes novelas? Muy fácil, ella no escribe nada, lo hace un “negro” por ella. Se limitaba a sacar una sinopsis con el argumento de la novela que se apresuraba a registrar:

«Resumiendo: Dana Geen robaba las ideas y luego utilizaba un negro para que le escribiera las novelas«. (Página 48)

Toda una joya que evidentemente ha tenido que dejar su camino sembrado de odios, el de todos aquellos a los que ha ido vampirizando y robando las ideas para ascender hacia el olimpo de la fama.

Para investigar el caso eligen a Gerard Castillo, todo un caso de transfuguismo, porque aunque se haga pasar por catalán, es del mismo Madrid, de donde ha salido huyendo asfixiado por una familia que le menosprecia:

«El DNA de Gerard Castillo, en realidad decía Gerardo de Arteaga Castillo, nacido en Madrid. Su catalán era el resultado de un cursillo intensivo para aprobar el nivel mínimo exigido y no del insufrible acento xarva que tanto odiaban fuera de Barcelona». (Página 31)

Acompañándole tendrá un fiel ayudante: Pau Serra. Con pocas luces pero muy trabajador:

 «Su subalterno era un pardillo; cándido, asustadizo y no muy inteligente, así que no disponía de grandes cualidades para la investigación, más allá de un papá ambicioso y muy bien situado en el organigrama. (…) Era fiel como el mejor amigo del hombre y estaba dispuesto a partirse el alma por obedecer una orden». (Página 31)

Con estos elementos, desarrolla Carmen Conde una trama de esas que atrapan desde el primer momento y en las que la gran duda en todo momento es: Lucrecia ¿es víctima o verdugo?

IMPRESIÓN PERSONAL

Si la segunda novela es la prueba de fuego de todo escritor, Carmen Conde la ha superado con nota. Pues mientras en Para morir siempre hay tiempo partía de un comienzo muy divertido gracias a su peculiar protagonista pero según avanzaba la novela ésta se transformaba en un thriller con mucha acción pero no tanto sentido, dejando al final la sensación de que la novela podía haber sido mejor (es lo que tiene cuando van de más a menos), aquí sucede todo lo contrario, pues la novela no para de ir a más en todo momento, creciendo la protagonista según avanzan las páginas de la novela hasta un logradísimo final del que nada quiero desvelar.

Una novela que es un viaje hacia el pasado, que es donde se encuentran las claves del porqué de unos crueles asesinatos que no parecen tener mucho sentido y en los que casi desde el principio el lector va a tener una duda: Lucrecia ¿es víctima, cómplice o ejecutora de dichos crímenes? ¿Realmente está tan cargada de tics y es tan frágil ante la presión externa o es una consumada actriz? ¿Va a ser Gerard una víctima más a la que ella parece estar atrapando en una tela de araña?

Unos interrogantes que tendrás que esperar hasta el último momento para poder desvelarlos.

Muy entretenida pues esta novela mezcla de novela negra y thriller sazonada con un poco de metaliteratura.

Siempre alegra ver que un autor mejora con una novela la anterior, y este ha sido el caso de Carmen Conde con La escritora.

VALORACIÓN: 8/10

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