Me llamo Lucy Barton
Elizabeth Strout
FICHA
TÉCNICA
Título: Me
llamo Lucy Barton
Autor: Elizabeth
Strout
Traducción: Flora Casas
Editorial: Duomo, 2016
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 211
ELIZABETH STROUT
Esto es lo que la editorial nos cuenta
de la autora en la contraportada del libro:
Elizabeth
Strout
nació en Maine, pero desde hace años reside en Nueva York. Es la autora de Olive Kitteridge, novela por la que obtuvo el Premio
Pulitzer y el Premi Llibreter, Los hermanos Burgess, Abide with me y de Amy e
Isabelle,
que fue galardonada con el Art Seidenbaum Award de los Angeles Times a la
primera obra de ficción y el Heartland Prize del Chicago Tribune.
También ha sido finalista del Premio
PEN/Faulkner y el Premio Orange de Inglaterra.
Sus relatos se han publicado en varias revistas,
como The New Yorker y O, The Oprah Magazine.
ARGUMENTO de ME LLAMO LUCY BARTON
«Pero ésta es mi historia.Y sin embargo, es la historia de muchos.Pero ésta es mi historia. Ésta. Y me llamo Lucy Barton».
Una historia que comienza tiempo atrás
cuando Lucy por una extraña infección tuvo que permaneces hospitalizada durante
casi nueve semanas en Nueva York, con el edificio Chrysler frente a ella.
Durante su enfermedad recibe la visita
de su madre durante cinco días. Días en los que revivirá su infancia, su vida,
su relación con su madre y el amor que siente por los suyos.
ME LLAMO LUCY BARTON
Portada original |
Me llamo Lucy Barton es una historia
contada en primera persona. Una historia en la que la autora va mostrándonos el
alma de su personaje, una mujer nacida y criada en el campo en el garaje de una
casa en medio de una gran pobreza y careciendo prácticamente de todo. Una
pobreza que hizo que se sintiera muy sensible a la arrogancia de los demás, a
esa capacidad de los seres humanos de sentirse superiores despreciando a los
demás:
«Me interesa cómo encontramos maneras de
sentirnos superiores a otra persona, a otro grupo de personas. Pasa en todas
partes, y todo el tiempo. Le pongamos el nombre que le pongamos, creo que es lo
más rastrero que hay en nosotros, esa necesidad de encontrar a alguien a quien
rebajar». (página 106)
No fue una infancia feliz precisamente
la de Lucy Barton, siempre consciente de su tremenda pobreza y de cómo eso la
apartaba del resto de las niñas. Algo que sin duda forjó su carácter:
«A pesar de estar en la plenitud de la vida, me sentía sola. La soledad fue el primer sabor que había probado en mi vida, y seguía allí, oculto dentro de la cavidad de mi boca, recordándomelo». (Página 52)
Una vida en la que asistimos al comienzo
de su vocación escritora, del por qué de la misma:
«Los libros me aportaban cosas. Eso es lo importante. Hacían que me sintiera menos sola. Eso es lo importante para mí. Y pensaba: ¡Escribiré y la gente no se sentirá tan sola! (…) Sabía que era escritora. No sabía lo duro que sería, pero eso no lo sabe nadie y, además, no tiene importancia». (Página 34)
IMPRESIÓN
PERSONAL
En principio, Me llamo Lucy Barton lo
tiene todo para captar el alma sensible de los lectores, haciendo como dicen en
La Voz de Galicia, “extraordinarias las pequeñas cosas”. No hay grandes
acontecimientos en la novela. Sólo el devenir de una vida aparentemente de lo
más normal, la de una mujer que lucha por salir de su pobreza económica e
intelectual.
Y lo hace dejando su autora el alma al
descubierto. O casi, porque hay cosas que conscientemente se reserva y así nos
lo dice a los lectores, como su fracaso matrimonial, por el que pasa de
puntillas.
Una novela cargada de sentimientos, que
nos narra la difícil relación de amor que mantiene con su madre. Y ahí es donde
sin poderlo remediar, me distancio de la novela y dejo de empatizar con la
protagonista.
Entiendo que es una cuestión muy
personal, pero de eso se trata aquí, de mi impresión “personal”. No pude
entender la relación de Lucy con su madre. Puedo entenderla a ella, sus
silencios, su amor protector de madre. Pero al mismo tiempo, eso chirría
totalmente con la desatención que de pequeña le prestó a Lucy. Escalofriantes
la escena que nos narra Lucy de como sus padres la dejaban encerrada todo el
día en una vieja furgoneta. No hay manifestaciones de amor por parte de la
madre, por lo que puedo entender que las siga demandando, pero no que por parte
de ella exista un amor hacia su madre, porque no veo que eso pudiera tener
lugar.
Es lo que tienen los libros que apelan a
los sentimientos, que o te encantan o, como ha sido mi caso, si no conectas no
terminan de convencerte.
Lectura facilitada por la Biblioteca
Municipal de Móstoles
VALORACIÓN: 7/10
A mí por ejemplo me encantó esa contradicción de sentimientos.
ResponderEliminarBs.
Me gustó esta propuesta de Elizabeth Strout. Como bien dices, tiene el peligro de estar basada únicamente en los sentimientos, por lo que la empatía que sienta el lector es esencial para las impresiones finales.
ResponderEliminarUn saludo.
He visto ya otras reseñas que señalan el mismo pero, que resulta difícil empatizar con esta relación entre madre e hija. No lo descarto, pero bajo expectativas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Cada vez tengo más claro que esta novela no es para mi. Besos
ResponderEliminarCoincidimos en opiniones y en nota Pedro, comprendí la vida de Lucy y el por qué ella era así. Pero no fui capaz de entender el comportamiento de su madre, no encontré esa intensidad en emociones que otra gente si captó.
ResponderEliminarBesitos