Enfermera Saturada
Las UVIS de la ira
FICHA
TÉCNICA
Autor: Enfermera
Saturada
Título: Las
UVIS de la ira
Editorial: Plaza & Janés, 2016
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 126
ENFERMERA SATURADA
Nos dice la editorial:
Enfermera Saturada se define como una enfermera
española que busca hacerse un hueco en la sanidad. Empieza los turnos en
planta, baja a la UCI, sube a prematuros y termina en urgencias. Esta enfermera
se maneja como pocas en las redes sociales, desde donde a diario decenas de
miles de personas ven cómo repasa, con humor y descaro, la actualidad de su
hospital y la de cualquier hospital de España.
Nos decía al principio
de su primer libro:
Mi nombre es Saturnina Gallardo y soy enfermera, aunque mi familia y las compañeras del hospital me llaman Satu, la enfermera Satu, así que ahora ya sabéis de dónde viene lo de Enfermera Saturada. (Página 13)
Ahora bien, desde Mayo
del 2015 en la Feria del Libro de Madrid y para sorpresa de sus seguidores,
supimos que en realidad se trata de Hector Castiñeira (Lugo, 1982) un enfermero
español.
ARGUMENTO de LAS UVIS DE LA IRA
«Como consecuencia de la bolsa de empleo, nuestra Enfermera Saturada ha desarrollado personalidad múltiple de tanto cambiar de planta. Un día se despierta neonata, al día sigueite pasa una tarde geriátrica, y al otro, la noche entera en un quirófano reconstruyendo una vida».
Fruto de esa personalidad múltiple son
las vivencias del día a día que aquí nos cuenta, siempre cambiantes como su
realidad, la de una enfermera saturada de trabajo.
LAS UVIS DE LA IRA
Haber pasado más de media vida en el mundillo sanitario, hace que este tipo
de libros con anécdotas del mismo me llamen mucho la atención. Aunque en
realidad más que de anécdotas, este libro parta de vivencias vividas por el
autor o sean producto de su observación.
Porque en esta
tercera entrega de las andanzas de Satu hay más de lo segundo que de lo
primero. Máxime cuando sabemos que el autor es un hombre, por lo que el
capítulo dedicado a la moda solo puede ser en su mayor parte fruto de la
observación. Por cierto, hoy acabo de ver en el centro de salud a un enfermero
con pijama de manga corta y un polar Quechua de los del Decatlon.
Esta es ya la
tercera entrega de las “experiencias de Satu:
-El tiempo entre
suturas
-Las UVIS de la
ira.
E esta ocasión, el recorrido de Satu es
más variado, pues recoge no solo temas muy sanitarios, sino otros aspectos del
día a día de su profesión muy variados.
Hablará por eso de la “moda”
entre el personal de enfermería, porque hay vida más allá de esas insulsas
batas o pijamas que les ponen y que ellos remedian a base de “singulares”
complementos.
Conoceremos los distintos tipos de nubes que pululan por los pasillos de un hospital. ¿No
sabéis lo que es una nube? Son para Satu las supervisoras:
«A mi supervisora la llamo cariñosamente “la Nube” ¿Por qué? Pues porque está una mañana estupenda hasta que aparece una y se jode el día. Así de claro». (Página 21)
Nos hablará de la teletienda sanitaria. Porque los noctámbulos no tienen
suficiente con no poder dormir, sino que además tienen que sobrevivir, si
tienen la desgracia de poner la televisión como un remedio para su falta de
sueño, a unas teletiendas que venden productos dirigidos, al menos en teoría, a
que tengan una vida más sana. Desde pulseras energéticas, productos
adelgazantes, aspiradores de tapones de cera, tensiómetros de muñeca (cuyos
valores nada tienen que ver con los que se toman en el brazo), bastones
luminosos…
Conoceremos la dura experiencia de las
enfermeras que han tenido que emigrar a otros países. Vamos, que se podría
hacer un programa televisivo de Enfermeras por el mundo. Porque, aunque
contado con mucho humor, no es oro precisamente todo lo que reluce. Entre otras
cosas, porque el inglés no deja de ser una asignatura pendiente:
«Es en ese momento cuanto te das cuenta de que no tienes ni por asomo el nivel de inglés que llevas años poniendo en el currículo. Eso del “inglés de nivel medio”, es un dialecto de uso interno que tenemos en España y que sólo nosotros entendemos, porque cuando hablas con un inglés este no entiende una mierda». (Página 39)
Sin duda, un capítulo fascinante es el
de la geriatría, el de esos ancianos tan
desacostumbrados a no recibir una visita, que cualquier cara nueva es un espectáculo
que merece la pena:
«En cuanto una cara nueva cruza el umbral de la puerta, arrastrarán sus pies hacia ti y te veras al cabo de un ratito (les lleva su tiempo) rodeada por una horda digna del mejor capítulo de The Walking dead. Claro que estos no intentar comerte, aunque no estés libre de llevarte un mordisco». (Página 62)
Conoceremos la planta de traumatología,
esa que siempre está en obras.
Igual de fascinante, aunque sin duda
mucho más próximo a nosotros, que afortunadamente no tenemos que ir tantas
veces a un hospital, es el mundo de la atención
primaria,
nuestro centro de salud, vamos.
Visitaremos la farmacia del hospital, que poco parecido tiene con las que
conocemos en la calle.
Aunque aparentemente nada tengan que ver
con la enfermería, conoceremos los tipos de leche. Una guía
imprescindible para sobrevivir hoy día en un supermercado. Y pensar que cuando
yo nací no había más que un tipo de leches. (Bueno, en realidad la leche de
almendras también existía)
Nos sorprenderá el increíble no
funcionamiento de los monitores, esas
pantallitas a las que te conectan para saber si estás vivo.
Sabremos algo más sobre un fascinante
artilugio para los niños: el depresor de lenguas.
Aunque muy lejos de “sombras de Gray”,
aunque más próximo a “Anatomía de Grey”, conoceremos lo difícil que es, aunque
pueda parecer lo contrario, ligar siendo enfermera.
Y muy ligado a este, el último capítulo,
el que cierra este libro: cómo (sobre)vivir siendo pareja
de una enfermera.
IMPRESIÓN
PERSONAL
Dice en la
contraportada a la hora de describir la composición:
«Principio activo (75%) Humor sanitarioExcipiente (25%) Ironía, humor negro, algún tuit y mucha retranca gallega».
Creo que no está
bien medido, que es mucho mayor el componente de la ironía mezclada con la
retranca gallega.
En cuanto a la
posología nos dice:
«En adultos no sanitarios, administrar un capítulo cada ocho horas. So pertenecen al gremio, administrar libremente».
Y eso último es
lo que he hecho yo: administrar
libremente mientras viajaba en autobús.
Una lectura que
nos sacará más de una risa. Y es que las observaciones sobre la vida cotidiana
de estos profesionales de la sanidad son muy acertadas y tienen toda la chispa
de unas mujeres (¡ojo! Que también hay hombres) dispuestos a no dejarse llevar
por una profesión estresante y en contacto con la enfermedad y la muerte.
Para eso no hay
nada mejor que un poco de humor, que es lo que nos proporciona este libro. Por
eso, para terminar, os dejo unas pocas pildoras
ALGUNAS PILDORAS
«A este paso, cualquier día les cambio el apodo y a las malas dejo de llamarles “la Nube” para denominarlas “la Gastroerosiva”,,, y es que son todas unas mujeres de Almax tomar…» (Página 22)
«Si un coach es una persona que tienes que hacer, ¿la supervisora es la coach de la planta?» (Página 24)
«Una crece con la frase “lo que pasa en la noche se queda en la noche” grabada en la mente hasta que llega al hospital, donde se da cuenta de que lo que pasa durante el turno de noche… se cuenta en el relevo de la mañana, y, si no todo, al menos buen parte de las cosas que suceden». (Página 259)
«-Señora, la “H” que hay fuera es de “hospital”, no de “hotel”.Es lo que tiene la pulserita, que, aunque se las pones por su seguridad, algunos creen que es de las de resort del Caribe, con todo incluido». (Página 66)
VALORACIÓN: 7/10
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Le regalé los dos anteriores a mi novio así que creo que estas navidades caerá este!
ResponderEliminarNo sabía que habías trabajado en el mundo sanitario.
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