El suicida impertinente
Juan Luis Marín
FICHA TÉCNICA
Título: El
suicida impertinente
Autor: Juan
Luis Marín
Editorial: Off Versatil, 2016
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 270
JUAN LUIS MARÍN
Esto es lo que la editorial nos cuenta
de él en la solapa interior de la novela:
Juan Luis Marín. Licenciado
en Periodismo y especialista universitario en guiones audiovisuales, ha sido
crítico cinematográfico en prensa, radio y televisión, ha realizado trabajos de
publicidad y ha desarrollado una destacada carrera televisiva creando
contenidos originales, adaptando formatos internacionales y ejerciendo
funciones de guion y dirección de programas de entretenimiento.
Premio Ategua de novela 1998 por La Espina, escrita junto a Raúl Sanz. En 2013 publicó Isla Perpetua y Almas Grises, Premio Ultratumba a la mejor novela del año y que el diario El Mundo calificó como «un puñetazo en el estómago contra el pasotismo generalizado».
Premio Ategua de novela 1998 por La Espina, escrita junto a Raúl Sanz. En 2013 publicó Isla Perpetua y Almas Grises, Premio Ultratumba a la mejor novela del año y que el diario El Mundo calificó como «un puñetazo en el estómago contra el pasotismo generalizado».
En 2015 publicó Maldita nostalgia, según el escritor Alejandro
Castroguer, «la realidad en toda su crudeza. Sin filtros. Una lectura para
espíritus curtidos. Un viaje al infierno».
ARGUMENTO de EL SUICIDA IMPRTINENTE
J.M. decide suicidarse. No es el primero
ni el último que lo hace. Pero él no es cualquiera. Decide morir tomando
cumplida venganza una vez muerto de todos aquellos que en su día no fueron
buenos con él.
Por ello J., un desconocido recibe una
carta en su domicilio:
«Querido “amigo”:Necesito a alguien que haga algo por mí, alguien totalmente ajeno a mí y a todo aquello que me rodea en este momento de mi vida…» (Página 29)
Una carta que contiene un escrito
que “tiene” que leer en el funeral de
J.M. donde se destapan oscuros secretos de muchos de los asistentes a dicho
acto.
«Decidí acabar con mi vida porque me cansé de esperar; jamás me pasó nada interesante. Quizás muchos de vosotros penséis que he sido un cobarde, pero cada cuál es libre de tomar sus propias decisiones uy prefiero irme así antes que terminar haciendo daño a alguien.(…)Y recordar una cosa: la función no ha hecho más que empezar». (Página 45)
Una carta que va a poner patas arriba la
vida de J y de muchos de los presentes al funeral:
La carta
impertinente
EL SUICIDA
IMPERTINENTE
Como muchas buenas novelas, El suicida impertinente es uno de esos libros difíciles de
catalogar pues en cierto modo es un cruce de géneros, que con toques de novela
negra y con la intriga de las novelas de misterio, nos muestra un thriller
psicológico que nos plantea el por qué y para qué seguir vivos.
Dicho así, suena muy serio, pero en la
práctica no lo es, porque en clave de humor, un humor muy negro eso sí, el
autor encubre esas preguntas vitales que probablemente a muchos lectores les
plantee esta novela, en una trama que va desvelando los secretos ocultos de los
protagonistas, tanto del que se suicidó, como los del que sin quererlo se ve
envuelto en la trama en la que la carta que el suicida le envió, le enreda sin
remedio.
Que sin comerlo ni beberlo te llegue una
carta de alguien que no conoces para que la leas durante su funeral, no es cosa
que te pase todos los días. Lo malo para el protagonista es que su vida está
llena de mentiras que saldrán a la luz y destruirán su aparentemente “plácida”
vida si se niega a leerla:
«-Te han jodido la vida –dijo sin ni siquiera mirarme-, es lo primero que debes saber. –Dio una profunda calada y se volvió a mí-. Podría haberle pasado a cualquiera, pero te ha tocado a ti. Cosas extrañas continuarán acechándote durante un tiempo y en función de lo que hagas o dejes de hacer, se solucionarán o se torcerán aún más. Solo depende de ti». (Página 63)
La lectura de dicha carta no deja títere
con cabeza y le pone en el punto de mira de muchos damnificados, mientras su
vida parece irse por la taza del inodoro con mucha gente tirando de la cadena
para que no salga a flote.
Un thriller en toda regla en la que
luchará por su supervivencia, mientras revisa su vida, sus expectativas:
«-Por mucho que tengas, por mucho que consigas, siempre querrás más. Siempre creerás que no es suficiente; si es así como piensas, serás un infeliz toda tu vida. Son las pequeñas cosas las que hacen que desee que venga un nuevo día». (Página 75)
Sin descubrir la trama, J.M. y J. tienen
muchas cosas en común. Lo fundamental: odian la
mediocridad.
Y en el fondo eso es lo que se consideran, unos mediocres que no han conseguido
triunfar como esperaban y querían en este mundo pese a lo que ellos consideran
innegables méritos. Tan alto tenían el listón, que inevitablemente el fracaso
era su destino final:
«Con la noche llegaron las lágrimas a mis ojos por enfrentarme directamente a mi propio fracaso, Así me sentía. Fracasado. No se trataba de resignarme o ver frustrados los añorados sueños de juventud sino de ser consciente de haber abandonado la condición de personaje excepcional, de promesa, de aspirante a triunfos cultivados durante la época estudiantil, y todo ello en virtud de la mediocridad». (Página 130)
A veces una autoestima demasiado alta
puede resultar tan nociva como la falta de la misma. Por cierto, la portada nos muestra una cara repetida más de doscientas veces, una imagen muy parecida al autor, aunque Juan Luis Marín afirma que no es él, que él tiene más pelo. Eso si sería un caso de autoestima desbordante.
«-Mira, nunca he querido menospreciar a nadie, por eso nunca he pensado que era mejor que nadie.¿Y entonces qué pensabas?-Que nadie era mejor que yo». (Página 147)
IMPRESIÓN
PERSONAL
Me ha gustado mucho esta novela, con
mucho sentido del humor, con un ritmo muy cercano al thriller pero que, con
toda la apariencia de un caramelo, esconde un regusto amargo. Una novela
aparentemente diseñada para la distracción pero que a mí como lector me ha
hecho reflexionar no ya hacia dónde me lleva la vida, sino hasta dónde me ha
traído. Normal, me queda mucho menos camino por delante que el ya he recorrido,
momento de balances.
Y hay dos formas de hacer esos balances:
desesperados como el que hacen los protagonistas de esta novela, producto de
unas expectativas y unas metas altísimas, o la de aquellos que han ido viviendo
la vida según venía y disfrutando de esas pequeñas cosas que cantaba Serrat. Y
aunque el balance no siempre sea positivo, siempre queda el aprender del pasado
para no dejar pasar ahora esos momentos que son los que dan salsa a la vida.
Mediocridad. ¿Qué es la
mediocridad? ¿El conformismo de los que no triunfaron? ¿O será tal vez la
desgana de los que no han parado aún de correr tras metas imposibles, sin poder
disfrutar de la vida?
Una novela en la que poco a poco iremos
conociendo a los protagonistas, con los que he empatizado por más que no
comparta su modo de haber planteado sus vidas.
Una novela que te haga pasar un buen
rato y encima te haga pensar sobre tu vida no es frecuente. Y lo hace sin tener
que escribir cientos de páginas. Poco menos de trescientas páginas sirven para
poner patas arriba la vida de los protagonistas, entretener al lector y
animarle a disfrutar de la vida. O no, que eso es una decisión de cada cual,
como la de leer o no El suicida impertinente.
Tenía curiosidad por las críticas de este libro y definitivamente me has convencido Pedro, es verdad, que es difícil que una trama entretenga y además nos permita reflexionar así que lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesitos
Pues no le había yo hecho caso a este libro y ahora me has picado la curiosidad...
ResponderEliminarBesotes!!!
No lo conocía, pero por lo que dices parece muy interesante. Me lo llevo anotado.
ResponderEliminarAbrazo!