Caligrafía de los sueños
Juan Marsé
FICHA TÉCNICA
Título: Caligrafía de los sueños
Autor: Juan Marsé
Editorial: Lumen
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 496
PVP: 22,90 €
Editorial: DeBolsillo, 2012
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 440
JUAN MARSÉ
La editorial nos dice de él:
Juan Marsé nació en Barcelona en 1933. En 1960 publicó su primera
novela, Encerrados en un solo juguete, y en 1962
apareció Esta cara de la luna. Le siguieron Últimas tardes con Teresa, que en 1966
obtuvo el Premio Biblioteca Breve, La oscura historia de la prima Montse en 1970, y Si te dicen que caí en 1973. La muchacha de las bragas de oro le valió el Premio Planeta en 1978. Cuatro años más tarde
aparecía Un día volveré, seguida de Ronda de Guinardó en 1984, y la colección de relatos Teniente Bravo en 1986. El embrujo de Shanghai recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1994, y en el año
2000 se publicó Rabos de lagartija, que obtuvo tanto
el Premio Nacional de la Crítica como el de Literatura. En 2005 se publicó Canciones de amor en Lolita´s club, en 2011 Caligrafía de los sueños y en 2015 la novela breve Noticias felices en aviones de papel, ilustrada por
María Hergueta. En 2009 se le concedió el Premio Cervantes de las Letras
Españolas.
Esa puta tan distinguida es su novela más reciente.
ARGUMENTO
Esta es la historia de un chaval llamado Ringo. Bueno, en realidad su
nombre es Domingo, pero todo el mundo le llama Ringo (como el personaje de John
Wayne en La Diligencia):
«Mi nombre es Domingo, muñeca, pero de pequeño me quitaron el do, la primera nota de la escala musical y se quedó en Mingo, nombre mutilado, como mi dedo. Me quitaron la nota musical, pero yo cambié una letra, una sola, y desde entonces hay que buscarme por las praderas de Arizona, lejos de este cochino barrio» (Página 289)
En el fondo,
Ringo es un soñador, siempre imaginando las más descabelladas “aventis” con sus
amigos del barrio, esos relatos que narran en voz alta y en la que se
convierten en protagonistas de aventuras imposibles. Las de Ringo marcadas por
sus muchas lecturas, entre las que destacan las de Winetou y Old Shatterhand,
personajes del Oeste creados por Karl May y en las que Ringo deja volar
libremente su imaginación.
Una imaginación
que vuela tan libremente y que le hace estar tan abstraído, que le cuesta un
dedo en el taller en el que está trabajando. Y junto con ese dedo, se va uno de
los sueños de Ringo, el de llegar a ser un gran pianista. Lo cual no es
obstáculo para que siga soñando con convertirse en el famoso pianista de los
nueve dedos.
Su vida es un ir y venir de sus grandes pasiones, los libros y el cine,
esos cines que gracias a los contactos de su padre, encargado de desratizar los
locales, visita con frecuencia por facilitarle los porteros la entrada gratis.
«¿La vida de los demás? Si los demás no están en las novelas o en las películas, le merecen apenas un vistazo por encima del hombro y una consideración aburrida.» (Página 79)
Y en sus ratos
libres, mientras lee o relee sus libros, ve la vida pasar desde el bar de la
señora Paquita, tamborileando los dedos sobre la mesa como si repasara esas
escalas de piano que ni sus padres pueden pagarle ni él ya podrá hacer con sus
dedos incompletos. Desde allí asiste a la extraña historia de amor de la señora
Mir y el señor Alonso.
Vicky Mir, un personaje inolvidable a la vez que entrañable, el de esta mujer casada
con un camisa “azul” que un día enloqueció, con una hija Violeta por la que
Ringo se siente atraído y que se gana la vida dando masajes en su domicilio,
mientras vive una existencia de abandono y soledad en espera de una carta que
nunca parece llegar. Una carta de amor, del amor que ella una mujer enamoradiza
siente por el señor Alonso, al que sin embargo echó de su casa con cajas
destempladas. Solo por la presencia de este personaje, merece la pena
leer el libro.
Ringo será involuntariamente protagonista de esa historia de amor al ser
portador de la carta que el señor Alonso se decide finalmente a enviar.
CALIGRAFÍA DE LOS SUEÑOS
Es muy fácil
quedarse atrapados en los estereotipos o en las etiquetas mentales, que pueden
llevarnos a pasar por alto o desechar auténticas joyas literarias.
Si digo que la
acción de esta novela tiene lugar en la Barcelona de la postguerra, no sería
raro que muchos la desechaseis pensando que es otra vez "más de lo
mismo" y que el tema no os interesa o que lo tenéis ya muy sobado. ¿El
tema? ¿Qué tema? Porque Caligrafía de los sueños es la historia de
la iniciación a la vida de Ringo, un chaval de un barrio barcelonés, que nació
en el año 1933.
No es una novela política, aunque inevitablemente el trasfondo político
salga a relucir, como esa evocación de un niño viendo desde el balcón la
entrada de los nacionales en Barcelona, con lo que eso implica de dolor por la
derrota. Un dolor que él no puede tener, pero que ve reflejado en el rostro de
su padre.
O en aquel otro espeluznante episodio de la quema de libros. Libros cuyo
único delito era estar escritos en catalán. Dolor por su quema, porque además
los que quemaban los libros, junto con sus carnets de la CNT eran los que
amaban dichos libros, pero amaban más su vida y tenerlos se había convertido en
un peligro y un riesgo que no podían permitirse. Una quema de la que ni
siquiera se libra uno de los héroes de Ringo, un aviador del que ve cómo arden
las páginas con la ilustración del avión. Es lo que tiene dejar los libros en
cualquier sitio.
O el anticlericalismo radical del padre de Ringo, que no soporta una
Barcelona cubierta de las sotanas negras de los vencedores que se pasean por la
ciudad impartiendo doctrina. Anticlerical que respeta no obstante las creencias
de su mujer.
O esa definición de Barcelona y España como el culo del mundo. Que es lo
que fue en una época en la que estuvimos completamente aislados del mundo,
intentando reconstruir un país sin la ayuda de nadie y aislados por fuerza del
resto de las naciones.
IMPRESIÓN PERSONAL
Hacía ya mucho tiempo que no leía nada de Marsé, aunque recuerdo como algo
extraordinario su Últimas tardes
con Teresa, aunque de eso
hace ya mucho tiempo. Esta es su obra más autobiográfica, dentro de que en el
fondo uno siempre escribe sobre lo que ha vivido o querido vivir.
Lo de su obra más
autobiográfica no es una apreciación mía, pues para eso tendría que conocer a fondo la
vida del autor, sino lo que él mismo ha declarado en numerosos medios de
comunicación y entrevistas. Al igual que Ringo, él fue un hijo adoptado debido
a un peculiar cúmulo de circunstancias y casualidades. También quiso ser
pianista pero sus padres no tuvieron dinero para pagarle las clases de piano. Y
fue un apasionado del cine (aquellos maravillosos programas dobles) y la
lectura. Claro, que esta última parte podemos compartirla muchos lectores,
aunque a diferencia de él, mi mundo no fue el de Barcelona y sus cines, sino el
de Madrid.
El arranque del
libro es de lo más espectacular que he leído en los últimos años, con la
historia de esa mujer que parece volverse loca y corre a suicidarse poniendo la
cabeza sobre los raíles del tranvía. Solo que es un tramo de vía olvidado entre
el adoquinado de la calle, unos raíles por los que hace ya mucho tiempo que no
circula ningún tranvía.
«¿Tan grande fue el disgusto de esa mujer, tan tremendo y tan insoportable el desaire amoroso, que hasta le hizo perder el sentido de la realidad sobre unos pedazos de raíl inservibles?» (Página 78)
Barcelona |
Es cierto que me gustan las historias que nos cuenten el paso de la niñez a
la adolescencia y a la madurez, historias que nos hablan del desarrollo de una
nueva personalidad, de los acontecimientos que determinan que el rumbo de una
vida vaya hacia un lado o hacia otro, de esas primeras historias de amor, no
siempre alegres que pondrán para siempre un sello en el corazón del que las
vive.
Pero esto que parece tan sencillo, en la práctica necesita de la pluma de un gran escritor para diseccionar esos sentimientos, para narrarlos de manera que nos lleguen al corazón y podamos sentirnos identificados con ellos. Y eso es lo que consigue Marsé con su Caligrafía de los sueños.
Pero esto que parece tan sencillo, en la práctica necesita de la pluma de un gran escritor para diseccionar esos sentimientos, para narrarlos de manera que nos lleguen al corazón y podamos sentirnos identificados con ellos. Y eso es lo que consigue Marsé con su Caligrafía de los sueños.
Y en mi caso lo consigue a pesar de la dificultad añadida que puede suponer
el encontrarme en un paisaje que me es totalmente desconocido. Tengo que fiarme
de las descripciones del autor, pues mis recuerdos no son los de Barcelona,
sino de los de un Madrid que, al igual que aquella Barcelona, ya no existen,
han cambiado irremisiblemente. Las ciudades ya no son las mismas, aquellos
cines de programa doble a los que iba con la pandilla, hace ya mucho tiempo que
cerraron o se reconvirtieron. Y España, por más que algunos se empeñen en
insistir en lo contrario, hace ya mucho tiempo que dejó de estar aislada y ser
ese “culo del mundo” del que nos habla Marsé en la novela.
Una historia que
además está llena de otras pequeñas historias, como la vida del padre de Ringo,
ese cazador de ratas profesional, pero que al mismo tiempo es algo más que eso,
con sus misteriosos viajes hacia la frontera, rozando la legalidad, aunque no
sabemos si por actividades de tipo político, o simplemente de extraperlo, algo
que poco a poco se nos irá desentrañando en el libro.
O aquel inicio nunca terminado de desarrollar pero que recoge Ringo en sus primeros escritos de unos extraños escalones en la ladera de un monte:
O aquel inicio nunca terminado de desarrollar pero que recoge Ringo en sus primeros escritos de unos extraños escalones en la ladera de un monte:
«En su vertiente sur, labrados sobre una roca, hay tres solitarios peldaños de una escalera que nunca se terminó, que nadie sabe adónde quería subir.» (Página 222)
Una
lectura imprescindible para los amantes de la buena literatura.
VALORACIÓN: 10/10
Caramba Pedro, no he leído nada del autor y aún tengo mis dudas de si es para mi pero lo que cuentas de ésta me atrae. Me la anoto.
ResponderEliminarBesos
La última novela que leí de Juan Marsé fue Si te dicen que caí. Y de esto hace ya unos cuantos lustros. Sin duda alguna, esta la leería. Tiene toda la pinta de que me atraparía la trama. Saludos.
ResponderEliminarGracias por la reseña, no lo conocía.
ResponderEliminarBesos
Hace años que no leo nada de este autor. Y desde luego me dejas con ganas de leerle otra vez.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es un autor que tengo pendiente... todavía no me he animado con él U.U
ResponderEliminarBesotes