Madrid. La novela
Antonio
Gómez Rufo
Título: Madrid. La novela
Autor: Antonio Gómez Rufo
Editorial: Ediciones B, 2016
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 948
Editorial: Zeta bolsillo, 2018
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 960
PVP: 14,95 €
PVP: 14,95 €
ANTONIO GÓMEZ RUFO
De él nos dice la editorial en su página
web:
Antonio
Gómez Rufo
nació en Madrid, donde reside. Autor de las novelas La camarera de Bach; La
abadía de los crímenes; La noche del
tamarindo; El secreto del rey
cautivo (premio Fernando Lara); Adiós
a los hombres; Los mares del miedo;
El alma de los peces; La leyenda del falso traidor; Balada triste en Madrid; Las lágrimas de Henan y Si tú supieras, entre otras, su obra ha
sido traducida al alemán, italiano, holandés, francés, rumano, portugués,
griego, serbio, polaco y búlgaro.
Guionista de
Berlanga y autor teatral, ha sido galardonado con diversos premios literarios y
periodísticos. Licenciado en Derecho, fue asesor de la Filmoteca Española y
director del Centro Cultural de la Villa de Madrid.
La historia de Los
Madriles
ARGUMENTO
A través de la historia de tres
familias: los Vázquez, los Tarazona y los Posada que una mañana de junio de
1565, con la corte de Felipe II instaurada en la que sería la capital del
reino, conoceremos los avatares de Madrid desde esa fecha, hasta el 11 de marzo
de 2004 cuando una bomba volvió a marcar el destino de esta ciudad.
MADRID. LA NOVELA
Muchas veces hay una cierta controversia
a la hora de considerar una novela como histórica, puesto que hay diferentes
criterios a la hora de ponerle dicha etiqueta. Pero en el caso de Madrid, de lo
que no hay ninguna duda es de que es histórica. Pero ¿estamos ante una novela?
Sinceramente, creo que Madrid no lo es.
En un principio parece intentarlo y la historia de las tres familias
protagonistas va sirviendo como nexo de unión a diferentes acontecimientos de
la ciudad, o sirve de pretexto para darnos a conocer monumentos y leyendas de
la misma. Pero en realidad, dicha historia, pasada la primera o como mucho la
segunda generación (siempre con una familia de estudiosos que intervienen en el
gobierno y conocimiento de la ciudad como un buen pretexto para darla a
conocer) va perdiendo fuelle para dar paso a lo que realmente es este libro: la
historia de Madrid.
Creo que es conveniente tener esto claro
antes de enfrentaros a las más de novecientas páginas de esta novela, porque si
lo que buscas es una novela de verdad, probablemente quedes muy decepcionado.
Leyendo Madrid, no he podido dejar de
recordar dos libros que como buen aficionado a las historias de Madrid, están
entre mis favoritos y que aprovecho para recomendaros: Explore y descubra curiosidades
del Madrid oculto de Marco & Peter Besas (en realidad
son ya dos los libros diferentes que han escrito) en el que se recogen sin un
orden histórico, muchos hechos y anécdotas de Madrid, parte de las cuales
podremos encontrar también, aunque contadas de otra manera, en Madrid.
He aquí algunos de esos datos e historias
curiosas
que podréis encontrar:
Nombre de la Puerta del Sol (página 13)
La posada del Peine (Página 19)
El Corral del Príncipe (Página 35)
El origen del nombre de Madrid (Página
69)
La casa de las Siete Chimeneas (Página
77)
Por qué a los madrileños se les llama
gatos (Página 97)
La Puerta de Alcalá (Página 101)
El origen del nombre de Castilla (Página
118)
Los jardines del Retiro (Página 158)
Restos célebres que se perdieron en
Madrid (Lope de Vega, Cervantes, Diego Velázquez, Calderón de la Barca…)
(Página 170)
La Plaza Mayor (Página 174)
La historia de San Isidro (Página 204)
La afición taurina de Madrid (Página
240)
Los “serenos” de Madrid y el origen de
su nombre (Página 263)
¿Dónde está el quinto pino? (Página 289)
El restaurante Botín (Página 299)
El misterioso incendio del Alcázar
((Página 311)
La ronda del pan y el huevo (Página 315)
Las cafeterías madrileñas (Página 383)
El madrileño origen de la palabra
gilipollas (Página 401)
El porqué del sobrenombre de Pepe “botellas”
a José Bonaparte (Página 566)
La estatua de La Cibeles (Página 628)
El reloj de la Puerta del sol y la
tradición de las uvas (Página 684)
La movida madrileña (Página 855)
El libro comienza poco después de que
Madrid sea convertida en la capital del reino. Y con ello comienzan sus
problemas, unos problemas de crecimiento demográfico que marcarán el modo de
ser de la ciudad. Porque lejos de perder su identidad con la llegada masiva de
forasteros, hizo de ese hecho, de su acogida, una seña de identidad que
continúa hasta la actualidad, pues nunca Madrid dejó de recibir nuevos
huéspedes.
«Los pocos que podían ser considerados
madrileños por nacimiento, se mostraban cordiales ante todo visitante que
entrara por sus puertas, hospitalarios con los forasteros, serviciales con
cuanta información les fuera solicitada y complacidos de ver crecer su ciudad
cualesquiera que fuera quien llegar hasta ella: Madrid, durante las decenas de
años en que pasó de una población de doce mil vecinos a más de cien mil,
aprendió a comportarse como una ciudad abierta, hospitalaria, amable y alegre,
aunque también había quien aseguraba que aquel era un carácter grabado
históricamente en los pliegues de su piel, en su amalgamada manera de ser
romana, musulmana y cristiana; universal, en definitiva». (Página 22)
En uno de los primeros diálogos de la
novela, se recoge este hecho. Algo que perdura incluso hoy día a pesar de los
nacionalismos a ultranza que estamos viviendo en nuestra nación. Dónde nació
cada uno, no deja de ser más que una simple anécdota:
«-A nadie le importa de dónde llega un
forastero, sino en todo caso si desea quedarse. Por ello consideramos tan
madrileño a quien está como al que desde siempre estuvo. ¿Vos os quedaréis?
-Sí –coincidieron a la vez Alonso y
Guzmán.
-En tal caso, ya sois madrileños. Nadie
os preguntará si alguna vez fuisteis forasteros». (Página 23)
«Los madrileños no tenemos que buscar
nuestro origen más allá de las murallas de Madrid. Vengamos de donde vengamos,
fueran quienes fuesen nuestros padres y antepasados, una vez aquí somos todos
madrileños. Ser de Madrid es una de las pocas cosas buenas que se puede ser.
(…)
¡Madrid no es de nadie, por eso es de
todos!» (Página 120)
Desde el primer momento, Madrid tuvo un
serio problema de alojamiento. Demasiada gente para tan poco sitio. Sobre todo
si además en algunos momentos no se permitió edificar de murallas para afuera,
en un vano intento de controlar Madrid y urbanizarlo. Pero aún con esas, el
tema de la propiedad de la vivienda parece no haber cambiado con el paso de los
siglos:
«-Ah. Que el señor Lope de Vega prefería
ser dueño de una casa pequeña que vivir en arrendamiento, aunque fuera más
grande la arrendada.
-Eso es.
-Que madrileño era…» (Página 174)
Urbanizar Madrid. Tarea imposible, sobre
todo si no se dotaba a la ciudad de los medios económicos para hacerlo, Porque
cuartos había, pero para otra cosa. El problema que conllevaba la capitalidad
del reino, no se veía compensado. Y a pesar de ello, ya desde siglos tenemos
que soportar aquella cantinela de “el gobierno de Madrid” como el culpable de
todas las afrentas:
«Fueron cuarenta años, los del reinado
de Carlos II, en los que una vez más los madrileños pusieron de manifiesto al
injusta confusión universal que prosperaba por todas partes por lo que se
llamaba “el gobierno de Madrid”, cuando lo justo era que debería acuñarse la
expresión del “gobierno en Madrid”, muy diferente en todos los sentidos. Algo
que todavía no se comprende ni en España ni en el extranjero y que es una
especie de mantra que actúa de forma muy negativa, e injusta, sobre Madrid y
sus vecinos«. (Página 238)
Madrid, ciudad de contradicciones y
paradojas. Una muy curiosa es el de los nombres de algunas calles:
«Madrid, ciudad insólita: la calle donde
vivió Lope de Vega se llama hoy calle de Cervantes y la calle donde vivió y
murió Cervantes, se llama calle de Lope de Vega. Madrid y sus paradojas». (Página
173)
Unos ciudadanos muy sosegados los
madrileños, un tanto pasotas, capaces de aguantar despropósitos y calamidades
de sus gobernantes. Pero no les toques la libertad como hicieron los franceses,
que la pueden liar:
«¡Que estamos hablando de los vecinos de
Madrid, mi querido amigo! No hay quien los detenga cuando en algo se empeñan,
ni quien los doblegue cuando defienden lo suyo. Lo tengo hablado con muchos
extranjeros: si hay un pueblo con alma irreductible, con altivez aristocrática,
con espaldas imposibles de doblar, ese es el madrileño. Tienen alma de príncipe
y cuerpo de junco. Solo rinden su voluntad con una daga punzando su papada».
(Página 176)
Con todo, Madrid no es una realidad
única, sino una realidad muy plural como bien nos muestra el autor a través de
la denominación con la que popularmente se conoce a la ciudad:
«La ciudad tuvo desde muy antiguo una
denominación popular que responde fielmente a la realidad, como todos los
refranes, dichos y apotegmas nacidos de la sabiduría del pueblo: Los Madriles. Nunca hubo un
Madrid: fueron muchos… El Madrid rico y el pobre, el Palacio y el barrio, el
centro y lo demás». (Página 839)
Ciudad inventada, ciudad plural, ciudad
compleja:
«Madrid nunca fue una única ciudad, sino
una suma de barrios y aldeas que a la postre configuraron la urbe que nunca
dejó de expandirse. Al igual que el pretendido lenguaje “chulapo” de los
madrileños es un invento de la zarzuela y de Carlos Arniches, Madrid es una
ciudad inventada entre varias generaciones por gente de fuera». (Página 843)
Pero ante todas las cosas, por mal que
le hayan ido las cosas, el pueblo madrileño es un pueblo al que le gusta
divertirse, un pueblo amigo de sus bares como nos cuenta el autor. (Y doy fe de
ello que viví en una calle en la que había tantos bares como portales de
vecinos)
«A simple vista, en Madrid debía de
haber más bares que en el resto de Europa. Y es que los madrileños entendían
muy bien la sociología del bar. En Madrid se quedaba en el bar de enfrente,
porque enfrente siempre había un bar. (…) Al bar se iba sin más. No había que
ir a algo; simplemente se iba». (Página 879)
Un pueblo el madrileño volcado a la
calle. Tal vez por eso, los fumadores soportaron tan bien eso de fumar y
tomarse el café en la calle, con estufa o sin ella:
«En Madrid, la calle era el hogar
preferido por los vecinos, como lo fue siempre, en realidad; y en segundo lugar
el café o el bar, quedando en un discreto tercer lugar la casa, adonde llevaba
más la rutina, o el deber, que la apetencia. Formaba parte de la manera de ser
de los madrileños, una idiosincrasia compartida». (Página 876)
IMPRESIÓN
PERSONAL
He de reconocer que como madrileño me he
sentido muy identificado con muchas de las cosas que dice el autor a lo largo
de las páginas del libro. Comenzando porque soy un auténtico madrileño: mi
padre nación en Madrid, pero mis abuelos paternos ya no; mi madre y toda su
familia directamente no eran de Madrid:
«En Madrid no se preguntó nunca a nadie
de dónde venía ni a qué. Nadie tenía autoridad moral para preguntarlo porque el
madrileño no era de Madrid, o no lo era su padre o no lo fue su abuelo».
(Página 843)
Mucho he disfrutado con el libro. Bien
es cierto que soy un enamorado de Madrid, un lugar que me encanta recorrer y
pasear. Por eso estoy convencido de que todos aquellos que estéis enamorados de
la ciudad y/o queráis conocerla mejor, tenéis una cita obligada con la lectura
de Madrid.
Ahora bien, no esperéis una novela,
porque seguramente quedéis entonces defraudado. En realidad es un libro que nos cuenta de un modo muy ameno la historia de Madrid, del carácter
de los madrileños.
En la parte final del libro, además de
la bibliografía empleada, encontraremos dos índices que nos pueden ser de mucha
utilidad para poder consultar el libro una vez leído, pues hay un índice de
lugares que nos remiten a la página en que se habla de él (creo que la Puerta
del Sol es uno de los más citados) y otro índice de los personajes reales que
aparecen a lo largo del libro.
Evidentemente no hay fotos (todas las
que ilustran esta reseña son mías). Una lástima, pero si no, el precio (se
barajó la posibilidad de sacarlo en dos tomos pero finalmente se hizo en uno
solo para que el precio fuera más asequible) hubiera sido mucho más alto.
Gracias a Ediciones B que me ha
proporcionado un ejemplar de Madrid para su lectura y reseña.
VALORACIÓN: 8/10
A.mi también me ha gustado mucho aunque, efectivamente, novela novela no lo es mucho
ResponderEliminarYo no soy de Madrid pero viví allí durante 10 años, lo mejores. El libro me está encantando. Ojala la historia en los colegios se enseñara de forma tan amena y didáctica :)
ResponderEliminarBs.
Aunque me gusta en si una novela que te cuenta la historia de un sitio este no me lo voy a llevar. Besos
ResponderEliminar¿Un libro solamente disfrazado de novela? Por desgracia conozco poco Madrid y preferiría haber recorrido mejor la ciudad antes de enfrentarme a una obra como esta, que la retrata con todo lujo y detalles.
ResponderEliminarUn abrazote.
NO es un libro que vaya a estar entre mis prioridades, pero no me importaría leerlo.
ResponderEliminarBesotes!!!
A mi me ha encantado Pedro. Y no soy de Madrid pero es una historia novelada contada de una forma tan ligera y tan llena de curiosidades que me ha convencido totalmente.
ResponderEliminarBesos
Según terminaba la novela pensaba, precisamente, que según va avanzando la historia todos los visos de novela que pudiera tener al principio se van perdiendo, pero he disfrutado un montón con esta lectura. Besos.
ResponderEliminarResérvamelo para el verano!
ResponderEliminarParece que está gustando
ResponderEliminarLa tengo pendiente de lectura. Alguna visita hice a Madrid y me gustó, sobre todo, el de los Austrias.
ResponderEliminarLo voy a leer en verano, que no es un libro para llevar en el transporte público, jeje.
ResponderEliminarUn beso!
Oooohhhh!!
ResponderEliminarMe lo apunto!!
Besotes