PARA MORIR SIEMPRE HAY TIEMPO (CARMEN CONDE)

Carmen conde

Para morir siempre hay tiempo

FICHA TÉCNICA

Título: Para morir siempre hay tiempo

Autor: Carmen Conde

Editorial: Ediciones B

Encuadernación: Tapa blanda

Páginas: 369

PVP: 18,00 €

Ebook: 6.99 €

CARMEN CONDE

Dice la editorial de la autor en la solapa interior:

Carmen Conde (Barcelona, 1965) estudió Magisterio y desde los veintitrés años ejerce como maestra de primaria en la escuela pública. Apasionada de su trabajo, lo es también de la lectura, desde que descubrió a Enid Blyton en su infancia. Agatha Christie, Edgar Allan Poe y Stephen King, entre otros, no han hecho más que consolidar esta pasión. Hace más de diez años escribió un relato corto titulado Su última cena y quedó finalista en un concurso. A partir de entonces, no ha parado de escribir.

Su novela Para morir siempre hay tiempo ha sido galardonada con el Premio de Novela Negra La Trama, que busca descubrir nuevas voces para el género.

Las locas desventuras de una escritora empastillada

ARGUMENTO

Cuando se dirige a escribir un reportaje para la editorial para la que trabaja, Iziar sufre un accidente automovilístico al chocar contra un coche que está atravesado en la calzada. Un accidente que va a cambiar completamente su vida, pues va a verse envuelta en una  lucha entre mafias rivales que pueden acabar con su vida antes de tiempo.

Y resulta que ella aprecia mucho su vida, por más que se empeñe constantemente en acortarla con sus masivas ingestas de combinaciones imposibles de psicofármacos, a los que es adicta.

Una aventura que la llevará desde el País Vasco (Getaria, Zarauz) a Palermo (las Catacumbas de los Capuchinos) y finalmente a San Petersburgo.

PARA MORIR SIEMPRE HAY TIEMPO

Para morir siempre hay tiempo obtuvo el Premio La Trama de Novela Negra. Ahora bien, no esperéis encontraros con una novela negra al uso, pues de hecho mi percepción personal es que muy poco tiene de novela negra (sí de novela de misterio o policiaca), debiendo integrarse más bien en el género del thriller, especialmente la parte final del mismo.

Es cierto que los límites del género son un tanto imprecisos y que muchas de las novelas negras no dejan de ser intensísimos thrillers, bien sea de acción o psicológicos. Sin ir más lejos, la conocidísima serie de Millenium de Stieg Larsson, a excepción de su primera novela (Los hombres que no amaban a las mujeres), tienen mucho más de thriller que de novela negra.

San Pteresburgo

Para terminar de despistar al personal, la primera parte de la novela mucho más parece una novela de humor, una parodia al estilo de las que tanto se han hecho en el cine, de las novelas de espías o de acción.

Para ello parte de un singular personaje, una escritora que no consigue que ninguna editorial esté dispuesta a editar una de sus novelas, por lo que se ve obligada para ganarse la vida a escribir para una editorial, fascículos de estos que se venden por entregas y que nadie lee:

«Era una escritora compulsiva, que escribía sin tener en cuenta las modas editoriales. Si lo hubiera hecho, comprendería que la cosa iba de novelas pseudohistóricas plagadas de anacronismos, de romances más o menos eróticos entre vampiros, zombis y licántropos, o de hackers raras y ultramodernas que destapan secretos de Estado en países donde hace mucho frío». (Página 18)

De hecho, la crítica del mundillo literario es una constante de la novela, al mismo tiempo que diversos libros  autores van desfilando por la misma.

«No había aguantado ni tres líneas del último y aclamado bestseller de un autor de fama mundial.

(…)
O el traductor era el peor enemigo del escritor, o este era el juntaletras más nefasto de los últimos años. A pesar de ello, un lector ávido de emociones fuertes hallaría entre sus páginas docenas de fiambres escabechinados, varios arcanos religiosos, una o dos sectas satánicas, trece crímenes rituales y ocho violaciones múltiples». (Página 112)

Un personaje muy peculiar que vive a base de estimulantes, antidepresivos, neurolépticos y tranquilizantes. Una combinación explosiva a la que es adicta:

«Ella estaba predestinada al desastre y lo único que quedaba por determinar era cómo y cuánto iba a tardar en conseguirlo. La primera de las cuestiones ya estaba resuelta: Julia encontró la forma de matarse con los cócteles de medicamentos, tomando todo lo que descubría, convirtiendo su existencia en un continuo trasiego de síntomas». (Página 19)

Catacumbas de los Capuchinos (Palermo)

Solo en casos extremos, recurre a otros singulares métodos para tranquilizarse:

«Tenía que serenarse sin tomar nada. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo se tranquilizaba la gente normal, la que no se ponía morada de calmantes, sedantes, narcóticos y somníferos? (…) La Dos programaba a menudo documentales de la NATIONAL Geographic: nada más relajante que ver una manada de ñus cruzando el Serengueti». (Página 31)

Toda la primera parte de la novela, es un derroche de humor por parte de la protagonista, con unas observaciones de todo lo que la rodean, que en muchos momentos me hicieron sonreír, como cuando nos describe a los turistas y sus peculiares costumbres:

«En cuanto el ascensor llegó arriba, los turistas salieron en estampida, disparando sus cámaras como una patrulla de marines repeliendo el ataque de los talibanes». (Página 47)

Pero lo que era aparentemente una novela de humor, se transforma poco a poco en un thriller de acción, en el que predomina la acción y el humor va retrocediendo poco a poco, a medida que nuestra protagonista, a medida que las circunstancias la vayan obligando a mirar en su interior y enfrentarse a su pasado, allí donde se encuentra el por qué de sus tendencias autodestructivas.

IMPRESIÓN PERSONAL

Nada tengo que objetar contra las novelas que toman un poco de cada género para interpretarlo a su manera, algo que las hace inclasificables y únicas. Sirva como ejemplo Víctor del Árbol, con sus novelas que en parte son novela negra, pero que tienen mucho de thriller, toques de novela histórica y una fuerte carga psicológica en sus personajes.

El problema para mí de Para morir siempre hay tiempo, no es pues que tenga poco de novela negra, sino que ha intentado combinar diferentes géneros sin conseguirlo. Porque en lugar de continuar por el lado humorístico y paródico de sus primeras cien páginas que la hubieran convertido en una novel desenfadada y más o menos divertida (eso según el sentido del humor de cada lector), decide ir cambiando a una novela “seria” con toques psicológicos para explicar el peculiar comportamiento de la protagonista y a un thriller de acción en toda regla.

El problema es el desconcierto que provoca después de un tercio de la novela en el que ya te has hecho a la idea de una novela de humor, a pasar a un thriller. Nada tengo en contra de los thrillers, pues de hecho algunas de las mejores novelas que he leído este año lo son, pero desde ese punto de vista, la novela es mucho más intrascendente, sin convencerme las presuntas motivaciones de los diferentes personajes que van apareciendo. Y desde luego, me deja descolocado después de todo lo leído anteriormente.

Con todo, se lee con rapidez y se pasa un buen rato con la novela, pero me quedo con la sensación de que podía haberse hecho algo mucho mejor, sobre todo si se hubiese insistido en esa línea cómica y de parodia a la que apuntaban sus cien primeras páginas.

Un impresión como podéis ver, muy personal y que en absoluto tiene por qué coincidir con la de muchos otros lectores.

Gracias a Ediciones B que me ha proporcionado un ejemplar de Para morir siempre hay tiempo para su lectura y reseña.

VALORACIÓN: 6/10

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