Tres muertes en Estambul
Francisco Granado
FICHA TÉCNICA
Título: Tres muertes en Estambul
Autor: Francisco
Granado
Editorial: Eride, 2015
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 343
PVP: 20,00 €
FRANCISCO GRANADO
Francisco Manuel Granado
Castro es natural de Guillena,
Sevilla, Es abogado, miembro de la Tertulia literaria el Porvenir XXI y
colabora en la revista La Toga, del Colegio de Abogados de Sevilla.
Ha sido finalista del premio Guadalquivir y del premio Juan Pablo
Fornier. Ha publicado dos novelas, La
cabeza de Diana y Regreso a Venecia.
ARGUMENTO
Durante la Segunda Guerra Mundial, Turquía es un
país neutral. Eso hace que Estambul se haya convertido en una ciudad repleta de
refugiados y todo tipo de gente. Entre otros, espías de todos los países en
guerra, que luchan en Estambul como si de un campo de batalla se tratase.
Entre esos refugiados está la princesa Beresina, una
duquesa rusa que vive rodeada de opulencia. Su vida parece trastocarse cuando
su hermano David es detenido y tiene que intentar su liberación por medio del
general Ozabán, el jefe de la inteligencia turca y de Dick, un americano dueño
de Café Esbambul, el local nocturno más popular y al que confluyen todas las
fuerzas vivas de la ciudad.
TRES MUERTES EN ESTAMBUL
Tres muertes en Estambul es una novela que a partir de una gran ambientación
histórica, en la Turquía neutral de la Segunda Guerra Mundial y con algún
personaje histórico como el famoso espía Kim Philby, nos sumerge en un mundo
lleno de aventuras. Un libro que podríamos calificar como novela de espías,
aunque en realidad es bastante más que eso.
Pero vamos al principio. Sin duda lo mejor de la
novela es la ambientación, ese mundo creado por el
autor y en el que te sumerges de cabeza, como en una película en blanco y negro
de la época dorada del cine (que no es precisamente la actual)
La referencia cinematográfica no es casual, pues es
imposible no ver el paralelismo entre Tres muertes en Estambul y la gran joya del cine que es Casablanca.
Es imposible no ver en el Café Estambul, aquel
famoso bar de Casablanca (sin pianista eso sí). Un lugar en la que al amparo de
una ruleta o de unas bebidas, medraba todo tipo de personajes realizando todo
tipo de transacciones, la mayor parte ilegales, y donde los espías compartían
un espacio neutral en el que cruzarse. Todo bajo la atenta mirada de un
personaje de dudoso origen, Rick en Casablanca, Dick en Tres muertes en Estambul.
En el Café Estambul, reinaba la quietud de la
mañana. Las ruletas y mesas descansaban, las aspas de los ventiladores del
techo se desteñían en silencio y las botellas hacían guardia en los estantes. (Página 325)
Estambul no es Casablanca, pero sí que comparte
buena parte de ese misterio oriental. De callejones estrechos, de zocos, de
ciudad llena de contrastes entre un mundo occidental y otro oriental tan
diferente y que conviven sin apenas cruzarse.
-No debe creer todo lo que oiga –prohibió Ozabán-.
Este es un país seguro y mis hombres no descansan para que lo continúe siendo.
-A veces, las ficciones se perpetúan sin motivo
–dijo, conciliador, el embajador británico-. Desde que se inauguró aquel tren
famoso, el Oriente Express, no hemos hecho más que dar vueltas a la misma
leyenda de la ciudad oriental llena de peligros y misterios. (Página 32)
Junto a esa ambientación tan cautivadora, el otro
punto fuerte y destacado de Tres muertes en Estambul son sus personajes. Unos personajes con unos
intereses tan contrapuestos entre sí, que se verán envueltos en una lucha a
muerte, donde el amor no es la parte más pequeña de esos intereses y que se
entrometerá en sus vidas.
Entre los personajes principales está David Ayala, un joven cargado de
ideales. Unos ideales que no siempre le permiten ver la realidad que le rodea,
esa por la que está dispuesto a dar la vida.
David Ayala era español, pero había huido de la
guerra civil a los dieciocho años, en circunstancias que nunca explicó.
Simplemente, un día de 1938, apareció en la universidad de Maryland, con una
beca de estudios.
(…)
Pero incluso entonces, desde el principio, David
resultó un espíritu inquieto, un acertijo para sus amigos. Por más que fura el
alma de sus francachelas, compartiera sus inquietudes y admirase los logros del
gran país, aunque fuera el más reclamado en los bailes y en las competiciones
deportivas, siempre dejaba un área en sombra de sí mismo. (Página 14)
Deberá buscar cuál es su lugar en este mundo para el
combate. Si combatir con las armas o hacerlo con la máquina de escribir:
Rechazó como cobarde la idea de volver a la
seguridad de América, cuando el mundo se desangraba. Corría el riesgo de
pervertirse, de convertirse en un gacetillero barato, un mero redactor de notas
de sociedad. El azar le había colocado en el sitio adecuado para remediar esa
deriva. (…) En definitiva, quería imitar a su ídolo, Ernest Hemigway, servir en
el frene, aunque fuera de camillero, ver con sus propios ojos y tocar con sus
manos la podredumbre. (Página
35)
Junto a David encontramos a su hermana la princesa
Beresina, un enigmático personaje que vive rodeada de lujos y apariencias, objeto
de deseo para muchos, amada por otros. Pero en realidad ninguno conoce quién es
en realidad ni los secretos de su pasado
Se había pasado la vida interpretando, pero
también esa máscara le había servido de escudo protector. (…) Debería emprender
una nueva vida y empezar a ser ella misma, Elisa Ayala, pero ¿quién era en
realidad Elisa? ¿Qué quedaba de la ambiciosa hija de una criada soltera bajo la
piel de la duquesa Beresina? (Página 274)
En realidad simplemente es una superviviente que se
encuentra en una fase de su vida, sumergida en una guerra, en la que lo único
que intenta es seguir sobreviviendo y asegurando su futuro
¿De qué era ella dueña en realidad sino de su mera
pose, de sus trucos, de su ingenio para sobrevivir? Se había acercado a Dick
como quien se mire en un espejo. Un pasado oscuro, desilusiones, la lucha por
salir adelante. (Página
275)
Junto a ellos está el profesor Kosminder, un
austriaco que odia el nazismo y que sobrevive a base de escribir novelas de
misterio e intentando medrar a la sombra de la princesa Beresina
En realidad, odiaba escribir novelas. Hubiera
preferido contar su vida, una existencia mejor de la que llevaba, pero al no
alcanzarla se quedaba con esas migajas de su fantasía. Buscaba máscaras para
soñarse triunfador; lo demás ya era accesorio. (Página 12)
A partir de este personaje y de su trabajo, el autor
aprovecha para hacer algunos comentarios sobre la literatura o el arte de
escribir:
-Qué interesante. Me fascinan las novelas de detectives. ¿Es muy
complicado meterse en la piel de un asesino?
-Bueno… No demasiado. Me temo que todos nos hallamos más cerca
de esos procesos de lamente de lo que quisiéramos. En fin, la naturaleza humana
es muy mejorable. (Página 31)
Aunque no se profundiza tanto como a mí me hubiera
gustado, tampoco podemos pasar por alto el personaje de Dick, ese alterego del Rick de
Casablanca, un hombre cuyo pasado daba para toda una novela aunque aquí se despache
en poco más de un párrafo. Un héroe que suscita la envidia de más de uno, como
por ejemño del profesor Kosminder:
No quería verla junto a Dick, porque lo envidiaba, porque le
hubiera gustado ser él ese hombre providencial que ella necesitaba. Todos los
héroes de sus novelas se parecían a Dick: eran valientes, cínicos, apuestos. (Página 70)
Kim Philby |
Aún siendo estos los personajes principales, no son
los únicos con importancia, porque la narración no sería la misma sin Kim Philby,
personaje que realmente existió y cuya vida fue de auténtica novela, porque
siendo agente inglés, trabajó para los servicios secretos rusos, algo de lo que
se nos habla también en Tres muertes en Estambul.
Y junto a él el general Ozabán, jefe de los
servicios de inteligencia turco. Un ser inútil y corrupto y que tiene a la
princesa en el punto de mira de sus oscuros deseos.
IMPRESIÓN PERSONAL
Como veis, Tres muertes en Estambul es una novela muy atractiva, en la que su
ambientación nos traslada a un tiempo y un país muy sugerenes desde un punto
de vista literario.
Sus personajes pueblan ese universo imaginario dando
vida a una historia de amor, traiciones, sacrificio, aventura e idealismo que
hacen muy entretenida su lectura.
Con todo, y esto es una impresión muy personal, el
estilo narrativo de Francisco Granado es (y eso para los que habéis leído algo
suyo no es una novedad) un tanto barroco, frenando un tanto el ritmo el algunos
momentos.
Pero eso como digo es una sensación personal mía (de
ahí que le haya bajado un tanto la nota final), pues me gustan estilos mucho
más directos. Y con todo, el ritmo es ágil y nos lleva hasta un vertiginoso
final.
Una novela con referencias cinematográficas y que
muy bien podrían lucir en una gran pantalla, pues lo tiene todo para atrapar no
solo al lector, sino al posible espectador.
Gracias a Eride Ediciones que me ha proporcionado un ejemplar de Tres muertes en Estambul para su lectura y reseña.
Estoy deseando meterle mano a esta novela. Supongo que me pondré con ella el finde. A mi personalmente, lo que más me ha gustado el autor es precisamente su estilo y es ambientación que recrea tan bien. Estoy preparada para que me lleve a Estambul :)
ResponderEliminarBs.
Encuentro acertadísimo decir que las novelas de Granado son excelentes guiones. La cabeza de Diana, Regreso a Venecia o ésta de Estambul serían maravillosas películas. En cuanto al estilo, con sus diálogos rápidos y esa poesía a veces barroca que como andaluza comparto, me encanta. Emocionante reseña.
ResponderEliminarAys, que lleva ya años La cabeza de Diana esperando en mi estantería. Del 2016 no pasa! Y con ésta también me tientas...
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues la verdad es que la novela me apetece pero lo del estilo barroco me ha dejado un poco pensativa.
ResponderEliminarBesos
Es uno de mis autores pendientes. Como en casa está todavía esperando Regreso a Venecia creo que empezaré por ella. Besos.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarLo gané en un concurso hace poco, así que espero poder ponerme con él pronto.
Besos,