El
bar de las grandes esperanzas
J.
R. Moehringer
Título:
El bar de las grandes esperanzas
Autor:
J. R. Moehringer
Editorial:
Duomo
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
461
J. R. MOEHRINGER
J.
R. Moehringer nació en Nueva York en 1964. Licenciado en Yale,
empezó su carrera periodística en The New York Tiems y ha trabajado
en Los Angeles Times, entre otros medios, Ha sido galardonado con el
premio Pulitzer.
Después
de haber colaborado con Andre Agassi en la elaboración de Open,
la autobiografía del tenista, ha publicado Sutton, sobre la
vida del ladróm más extraordinario de todos los tiempos, que Duomo
publicará próximamente.
Bares, que lugares...
ARGUMENTO de EL BAR DE LAS GRANDES ESPERANZAS
Esta
es la historia de J.R. Moehringer, un niño que fue abandonado desde
muy pequeño por su padre, un hecho que ha marcado su manera de ver
la vida:
Llamarme
JR siempre había sido complicado. Mucho antes de que dispararan
contra J.R., mi nombre siempre había sido un reflejo de Pavlov
infalible, algo que desencadenaba la misma respuesta cada vez que
conocía a alguien. “A qué corresponden las siglas JR? Avergonzado
por llamarme como un padre que había desaparecido, yo llevaba años
respondiendo con evasivas. (Página 162)
Vive
junto a su madre en casa de su abuelo, una casa completamente
destartalada, en la que conviven además con más familia, con otros
primos, con su tío Charlie... Una casa de la que constantemente
están intentando marcharse, pero la precaria economía de su madre
siempre termina trayéndoles de regreso.
J.R.
Busca el cariño de los que le rodean, intentando encontrar esa
figura paterna que le falta, una figura que solo puede escuchar a
través de la radio pues es donde el trabaja como locutor. Él es “La
Voz”, una presencia de la que su madre intenta protegerle.
Para
ella, mentir no era un pecado peor que bajar el volumen de la radio
para protegerme de La Voz, Lo que ella hacía, simplemente, era
bajarle el volumen a la verdad. (Página 38)
Pero
todo cambia el día en que conoce el Dicknes, el bar en el que
trabaja su tío.
Para
bien o para mal, mi lugar sagrado era el bar de Steve. Y, como lo
encontré
en mi juventud, el
bar fue aún más sagrado, y su imagen quedó emborronada por ese
respeto especial que los niños otorgan a los lugares en los que se
sienten a salvo. (Página 19)
EL BAR DE LAS GRANDES ESPERANZAS
Hace
poco escuché en la radio el resultado de una encuesta realizada por
una marca de bebidas que me sorprendió: dos tercios de los clientes
habituales de un bar conocía el nombre del camarero. Pensé que ese
porcentaje era mucho más alto, porque, a pesar de las diferencias
culturales, un camarero es mucho más que el que sirve unas bebidas,
da igual que sea España o Estados Unidos. Un camarero es confesor,
psiquiatra y consejero de guardia, todo por el precio que te cuesta
la copa o la caña, que como el consejo o simplemente el hecho de
hacer que te escucha o presta atención, va incluído en el precio
como la tapa.
Sí,
de bares va, entre otras muchas cosas esta novela. No se trata solo
del “Dickens”, el bar de esta novela que luego pasa a llamarse
“Publicans” sino más bien de sus clientes. Porque un bar al
final es lo que sus clientes son:
Steve
creía que la barra de un bar era el punto de encuentro más
igualitario de todos los que existían en América, y sabía que los
americanos siempre habían venerado sus bares, sus salones, sus
tabernas y sus “gin mills”, una de sus expresiones favoritas.
Sabía que los americanos dotan a sus bares de significado y que
acuden a ellos para todo, en busca de glamur y de auxilio y, sobre
todo, para hallar alivio contra el azote de la vida moderna: la
soledad. (Página 15)
La
acción transcurre en Manhasset,
un pueblo muy próximo a Nueva York. Un pueblo por otra parte que es
muy literario, aunque sólo sea por ser el escenario escogido para
una novela mítica: El gran Gatsby:
Mi
pueblo era famoso por dos cosas: el lacrosse y el alcohol (…) Había
quien también conocía Manhasset
como escenario donde se situaba la acción de El gran Gatsby.
Mientras escribía pasajes de su obra maestra, F. Scott Fitzgerald
pasaba ratos sentado en un porche fresco de Great Neck, y, desde el
otro lado de la bahía de Manhasset, veía nuestra población, que
él, en su obra de ficción, convirtió en East Egg.
(Página 16)
Un
pueblo en el que los bares son, más que una tradición, un modo de
entender la vida:
La
vida del bar era como una dinastía: nos servía para medir el
tiempo, y nos proporcionaba cierto placer básico saber que cuando
uno cerrara, es telón se alzaría en otro lado. Mi abuela decía que
Manhasset era uno de esos sitios en los que un tópico se daba por
cierto: beber en casa
era de alcohólicos. (Página 17)
En
principio. El bar de las grandes
oportunidades es la historia de J.R.
Moehringer, un niño criado en la ausencia de su padre, de
su desarrollo, de su maduración, de sus deseos. Todo ello a la
sombra de un bar.
Podéis
ver que el nombre del protagonista es el mismo que el del autor. No
creo que sea su autobiografía, aunque sin duda muchos elementos del
libro tienen que estar tomados de su experiencia, porque basta
comparar los hechos del libro con la biografía del autor, que
estudió en Yale y trabajó en los mismos periódicos.
Como
toda historia de crecimiento y de maduración bien narrada, es muy
interesante. Pero es que tiene otro punto que la hace diferente: Es
el retrato de toda una población. J.R. Moehringer es el
protagonista principal de la novela, pero no el único, pues el bar y
todos los personajes que lo visitan tienen una importancia
fundamental en la novela. Personajes de lo más variado: camareros,
policías, corredores de apuestas, jugadores, brockers...
Un
sinfín de historias que el autor nos irá desgranando a lo largo de
las páginas de la novela mientras el niño va haciéndose todo un
hombre en medio de esa compañía con la que intenta suplir la figura
de su padre ausente mientras va en busca de un futuro que le espera
acechante a la salida del bar.
El
bar de las grandes oportunidades es también la forja
de una vocación, pues si hay algo que aprecian los
personajes del bar es una buena conversación y un correcto uso del
lenguaje. La palabra es algo muy importante para ellos. Propio de un
bar cuyo nombre parece darle carácter:
-Tío
Charlie. ¿Cómo es que Steve le puso Dickens de nombre al bar?
-Porque
Dickens fue un gran escritor. A Steve le gustarán los escritores,
supongo.
-¿Y
por qué era tan bueno?
-Escribía
sobre la gente.
-¿No
escriben todos sobre la gente?
-Dickens
escribía sobre gente excéntrica.
-¿Qué
es excéntrico?
-Único,
que sólo hay uno.
-¿Y
no somos todos únicos?
-¡Para
nada, niño!¡Ahí está el problema! (Página 118)
IMPRESIÓN
PERSONAL
Hay
novelas cuya acción puede transcurrir en cualquier lugar del mundo,
en la que puedes cambiar la ciudad sin que se altere para nada la
narración.
No
es ese el caso de El bar de las grandes esperanzas, pues es un
retrato de una sociedad muy concreta: la americana. Y ni siquiera de
la americana, sino la de un pueblo muy próximo a la gran ciudad, a
Nueva York, pues esta misma historia sería inconcebible en muchos
otros lugares de los Estados Unidos.
No
es la típica historia que ensalza el “american
way of life”. Sus personajes son más complejos que esos
estereotipos, aunque al mismo tiempo muchos se hayan convertido en
caricaturas en su modo de actuar, de personajes salidos de la
televisión adoptando los modales de Humphrye
Bogart en Casablanca
(no en vano la historia de Casablanca es también la historia de uno
de los bares más famosos de la historia del cine) o del mismísimo
Oso Yogui.
Nos
muestra una sociedad más compleja de lo que muchas de sus novelas (o
tal vez sería mejor decir películas que es el modo en el que
Estados Unidos nos dan a conocer su cultura) dan a entender.
Son
cuatrocientas cincuenta páginas muy engañosas, porque la letra es
más bien pequeña y a la ahora de maquetarla no han dejado páginas
en blanco, por lo que en realidad muy bien podríamos estar hablando
de seiscientas o más páginas en una encuadernación más al uso.
Tampoco
es una novela con mucha intriga ni con mucho diálogo, por lo que El
bar de las grandes oportunidades no es para aquellos lectores que
busquen una novela evasiva, un thriller de acción o una novela
romántica. Sin embargo, disfrutarán y mucho con ella los que
lo hacen con esas historias que nos hablan de maduración del ser
humano, de la búsqueda de la propia identidad y aquellos que quieran
conocer, a través de numerosos personajes, una sociedad más
compleja de lo que a primera vista parece.
Gracias
a Ediciones Duomo y a
Libros que hay que leer que
con su sorteo me han facilitado un ejemplar de El
bar de las grandes oportunidades para su lectura y reseña.
No me importaría leerla si se me cruza :)
ResponderEliminarBs.
Tiene buena pinta esta historia. He estado detrás de él desde que apareció pero la diosa fortuna no me ha sonreído.
ResponderEliminarBesos
Me llama mucho la atención y no me importaría leerla, la verdad.
ResponderEliminarPues, Pedro, fíjate que no me había llamado la atención demasiado esta novela. Pero el otro día vi un fragmento de entrevista del autor en televisión y me cautivó por completo. Hablaba de su infancia, de la constante búsqueda del cariño de su padre, y de que solo consigió acercarse mínimamente a ello gracias al bar de su pueblo, un bar escondido donde todos se escuchaban los unos a los otros. Dice que eso y el amor de su madre, le regaló una infancia maravillosa. Bss
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado pues, como sabes, lo vamos a leer en breve
ResponderEliminarGracias por tu reseña
No digo yo que no la llegue a leer, pero no en este momento. Si se cruza en mi camino no le haré ascos. Besos.
ResponderEliminarCada vez me llama más este libro. Muy buena reseña.
ResponderEliminarBesotes!!!
No me importaría leerlo. Aunque ahora me apetece algo con un poco más de ritmo, lo seguiré teniendo en cuenta. Besos
ResponderEliminarVeo que es una novela que está gustando aunque no me termina de convencer. Saludos.
ResponderEliminarLo leí hace poco y coincido totalmente con tus impresiones.
ResponderEliminarUn beso
Otro que me gustaría leer... Un beso.
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