El autor que escribió una novela para no tener que limpiar la casa
El pasado jueves 10 de septiembre, tuvo lugar la presentación de El crimen del vendedor de tricotosas, de Javier Gómez Santander. La presentación tuvo lugar en el centro de Madrid, en la calle Recoletos, en un coqueto bar llamado La Jefa donde a las siete y media de la tarde un pequeño grupo de blogueros tuvimos la oportunidad de reunirnos y hablar con el autor.
El pasado jueves 10 de septiembre, tuvo lugar la presentación de El crimen del vendedor de tricotosas, de Javier Gómez Santander. La presentación tuvo lugar en el centro de Madrid, en la calle Recoletos, en un coqueto bar llamado La Jefa donde a las siete y media de la tarde un pequeño grupo de blogueros tuvimos la oportunidad de reunirnos y hablar con el autor.
Una
conversación que transcurrió muy animada durante casi dos horas y
que comenzó con una pregunta que sonó al disparo de salida: ¿De
dónde viene la novela?
La
respuesta no puso ser más directa:
No viene. Y desde ese
momento Javier ya se desató, se olvidó de los nervios de
“enfrentarse” a sus primeros lectores, y nos explicó todo lo
referente a esta novela.
Una
novela que nunca tuvo la pretensión de que fuera tal, pues su idea
era escribir un documental. Pero como se aburría, escribió lo que
es el primer capítulo de El
crimen del vendedor de tricotosas.
Y desde ahí, sin pensar hacia donde iba (quizás como el
protagonista de su novela, que cuando tiene que actuar no piensa
porque es la única manera de hacer algo y no quedarse paralizado)
Tras
esa primera versión, hizo dos meses después un proceso racional en
el que corrigió la novela y le dio la forma que hoy tiene, aunque
siempre conservando aquel primer capítulo. Un primer capítulo que,
cuando lo leáis, veréis que tiene un estilo un tanto diferente al
resto de la novela, pues es una descripción del personaje que se
viene abajo cuando el apocalipsis (¿apocalipsis zombi?) se desate a
su alrededor.
En
su novela, las redes
sociales desarrollan un papel muy importante
en la trama. No sería posible la misma sin la existencia de
facebook, twitter, instagram o los grupos de wasp (hoy día no eres
nadie si no estás en algún grupo de wasp, y los nazis de su novela
no podían ser la excepción).
Y sin embargo, Javier no tiene cuenta en facebook (si tiene una, pero en la práctica como si no la tuviese pues ni se acuerda de la clave), ni página de autor (algo en que todos le insistimos y lo mismo hasta le convencimos)
Y sin embargo, Javier no tiene cuenta en facebook (si tiene una, pero en la práctica como si no la tuviese pues ni se acuerda de la clave), ni página de autor (algo en que todos le insistimos y lo mismo hasta le convencimos)
Hasta
su madre tiene ya cuenta de twitter.
Y
hablando de la familia, en la novela, además del protagonista el
personaje que más desarrollado está junto a él, es el de su padre.
Y Javier nos confesó que la historia de dicho personaje es la misma
que la de su padre, muerto ya hace dieciséis años (tanto las frases
como la historia del pasado es la de su padre), por lo que esta
novela es en cierto modo un homenaje al mismo.
También
son
reales con nombres y apellidos,
muchos de los personajes que aparecen en la trama, porque la novela
la escribió en principio para sus amigos, para decirles “mira
donde sales” mientras
se la iba dando a leer. Cuando leáis la novela, veréis que no son
los únicos reales, porque aunque se escude detrás de “en
España tenemos un modelo vicepresidencialista”,
el parecido de algunos políticos de ficción de la novela con los
reales es más que evidente.
¿Cómo
llego el libro a Planeta?
Primero lo pasó a una editorial que sólo publica no ficción porque
era un amigo, y para su sorpresa decidieron publicarlo y la respuesta
fue un contrato para que lo firmaran. Como querían tenerlo para la
Feria del Libro, el plazo para responder era muy breve, pero como por
su trabajo en la Sexta está vinculado al grupo Planeta, primero
tenía que ofrecérselo a ellos, pero les dió un plazo de tres
semanas para darles la respuesta, y ante su sorpresa, la respuesta
fue que sí y aquí está ahora presentando su novela con ese sello
editorial.
Imposible
no hablar de la escena que tiene lugar en la M-30 madrileña y que
supone un cambio total en el ritmo de la novela y el comienzo de un
continuo disparate de aventuras en la que al pobre protagonista nada
le va a salir bien. Su primer recuerdo de la M-30 es un viaje
Santander-Huelva (ahí es nada) con la abuela, los nietos, el que se
mareaba y vomitaba, llegar a Madrid y esa M-30 que si vienes de fuera
no hay quien la entienda. Para él, la M-30 es territorio hostil.
Pasamos
a hablar de sus
gustos literarios,
¿que tipo de lector es? Le gusta sobre todo leer ensayo, periodismo,
reportaje (porque le apetece hacerlo) y pasó a nombrar autores y
libros, como Foster Wallace McPhee (Los
niveles del juego), Pedro
Simón (Peligro de derrumbe), Rafael Chirbes (En la orilla), Javier
Marías, Bolaño...
Inevitable
hablar de televisión, porque Javier ha trabajado para la televisión,
donde ha hecho La Sexta
columna, un esfuerzo para
él mayor que escribir una novela, preparando entrevistas para
cuarenta personas y con tres programas en preparación a la vez. Un
duro aprendizaje donde no tuvo más remedio que encontrar el ritmo y
la audiencia, que sí, que es muy importante, aunque por encima está
la ética, cómo la consigues.
Para
él el objetivo es entretener. Algo que no es fácil porque hay que
intentar no aburrir durante cuarenta y cinco minutos hablando de
política. El ritmo de la tele es muy rápido, obliga a pensar en
imágenes. Y esa costumbre, se quiera o no, se traslada a la novela,
en la que coincidíamos los que ya la habíamos leído, que es muy
cinematográfica, vamos, que está pidiendo una versión para la
pantalla.
Y
ha puestos con lo de las imágenes, le preguntaron cuál fue la
primera imagen que le vino a la mente con esta novela., Nos dijo que
fue un Renault Scenic gris,
porque tenía un profesor que le dijo que nunca se comprara ese
coche.
Volviendo
al origen
de esta novela,
surgió en un periodo de excedencia que Javier pidió para poder
tomar aire, porque es muy obsesivo y el ritmo de trabajo en la tele
era de más de veinte horas diarias. Necesitaba descansar y fue en
ese tiempo cuando escribió la novela.
La
primera versión en seis semanas, empleando luego otros dos meses en
la segunda edición de la misma. Nos dijo, por eso es título de esta
crónica, que acabó la novela para no limpiar la casa, para que
cuando llegara su pareja poder decirle: Hoy he escrito este capítulo
y dárselo a leer, quedando absuelto de no haber hecho nada en la
casa.
Escribió
para liberarse de sus obsesiones y lo cierto es que nos confesó que
se rió mucho escribiéndola, aunque nunca sabes qué es lo que va a
hacerle gracia a los demás.
Los
que la hemos leído, coincidimos en que también nos hemos reído
mucho, así que ya sabes, no te pierdas esta novela si tu quieres
también reír.
Y risas, muchas risas hubo durante todo el encuentro, en el que javier nos contó anécdotas de su vida, una vida que el definió como un tanto asocial, aunque sin llegar a los niveles del protagonista de la novela, pues el jugó al balonmano (dijo que era un chupón) y no fue portero suplente como su protagonista.
Y risas, muchas risas hubo durante todo el encuentro, en el que javier nos contó anécdotas de su vida, una vida que el definió como un tanto asocial, aunque sin llegar a los niveles del protagonista de la novela, pues el jugó al balonmano (dijo que era un chupón) y no fue portero suplente como su protagonista.
Para
más información, te dejo la reseña de El
crimen del vendedor de tricotosas,
que puedes leer pinchando AQUÍ.
Que envidia me dais a veces, tiene pinta de que fue muy divertida la tarde. Y el libro la verdad es que suena muy bien! Besos
ResponderEliminarPues sí, tuvo que ser una tarde muy divertida. Y se nota que el autor es una persona sencilla y simpática. Pero la verdad es que no creo que me anime con el libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hay que ver lo que nos gustan estos encuentros y lo que disfrutamos. Besos.
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