FICHA
TÉCNICA
Título:
El ángel caído
Autor:
Amelia Noguera
Encuadernación:
Ebook
Páginas:
169 (estimación)
PVP:
2,99 €
Esta es la biografía que me ha proporcionado la propia autora
Amelia Noguera es una escritora española, graduada en Humanidades, traductora e ingeniera informática. En 2012 publicó su primera novela, "Escrita en tu nombre" y a esta le han seguido varias ("La pintora de estrellas", "La marca de la luna", "Prométeme que serás delfín"). Algunas permanecieron durante meses en los primeros puestos de las listas de los libros más vendidos de Amazon, otras están siendo publicadas todavía por editoriales (Suma de letras, Roca Editorial). Todas ellas han llamado la atención de los lectores y multitud de reseñas las recomiendan.
En la actualidad Amelia Noguera se dedica a la literatura.
ARGUMENTO
Fran
es un policía que, como a tantos compañeros le ocurre, su entrega
total al trabajo le ha llevado a perder a su mujer, que se ha hartado
de su desatención y se ha marchado a trabajar fuera de España. Por
eso se ha quedado al cargo de su única hija, a la que lleva al
colegio en un autobús. Un día un artefacto explota en el autobús y
el resultado es que su hija muere.
Fran
jura que matará al culpable de dicho asesinato.
Héctor
e Irene son una pareja aparentemente normal. Pero han dado un paso al
frente y están dispuestos a llevar el terror a España para que las
cosas cambien, para derrocar un régimen que se ha olvidado de los
necesitados.
Héctor
es el responsable de poner la bomba que mató a la hija de Fran.
EL
ÁNGEL CAÍDO
Hay
que tener mucho valor para abordar un tema como el terrorismo, porque
no hay duda de que puede herir muchas sensibilidades. Sin embargo
Amelia Noguera se atreve
con el tema en El ángel caído,
una visión crítica de nuestra situación actual.
Aborda
el tema desde los dos puntos de vista: desde el que se ha pasado al
lado oscuro del terrorismo y el de aquel que lo persigue. Porque
ambos son dos caras de la misma moneda: la
violencia. Y la difusa línea que separa el bien del mal
es fácil de traspasar si el único objetivo es la violencia.
Eloy
Moreno en Lo
que encontré bajo el sofá, ya nos planteaba qué
podía pasar si un día los pacíficos vecinos se hartasen de
soportar tanto abuso de una clase poderosa y decidieran rebelarse y
tomarse la justicia por su mano.
Es
cierto que aparentemente las cosas han cambiado, que tras las últimas
elecciones municipales y autonómicas ha entrado un aire nuevo en las
instituciones. Pero sólo es una espita abierta en una olla a presión
a punto de estallar y de que este aire no se enrancie, dependerá el
que situaciones como las que se plantea esta novela no sigan
adelante.
Porque
está claro que motivos para el descontento hay:
Que
se jodan, esos de las tarjetas negras que exigen y exigen sacrificios
mientras dilapidan en viajes, caviar y pijamas de seda millones de
euros extraídos directamente de las tripas y la sangre de los
pensionistas o los dependientes. De los que menos tienen. Siempre de
ellos.
Distinto
es que los motivos del descontento sean suficiente como para dar un
paso más allá. Pero es fácil construir una teoría sobre el modo
de cambiar las cosas, el sentirse los nuevos mesías destinados a
traer un nuevo orden de cosas:
—Somos
guerreros del mañana, Irene. Solo eso. Nuevos héroes. Héroes
diferentes. Algún día, los que vendrán nos lo agradecerán. Hay
que romperlo todo para reconstruirlo de sus cenizas.
Y
ya puestos, no es nada disparatada la unión a grupos islamistas
dispuestos a crear el caos de cualquier manera. Una colaboración en
la que los motivos religiosos no cuentan para nada:
—Tú
no crees en Dios, Héctor, ni yo tampoco. No estamos aquí por eso.
—Ya,
pero ellos no deben saberlo. Así que actúa como si creyeras. Las
razones dan igual. Ellos nos permitirán desestabilizar el sistema.
Nuestra causa es la misma. Con Dios o sin él, buscamos lo mismo.
Otra
cosa es justificar los medios empleados, admitir que la violencia es
el medio. Pero a esa argumentación no es difícil llegar, criados en
un ambiente en el que la negociación parece cosa de débiles:
No
controlamos a los poderosos todo lo que debíamos. Por eso hay que
volver a la violencia. Ponerlo todo en su sitio y luego comenzar de
nuevo. Que sepan que los vigilamos. Que el poder tenga
miedo del pueblo es mucho mejor que el pueblo tenga miedo del poder.
Porque
una vez tomado el camino de la violencia, ella en sí misma es la
justificación de todo:
—Lo
siento, era inocente, pero es necesario. Solo es una víctima de la
guerra. Un efecto secundario. Ella no importa nada, Irene. No podemos
sentir por las víctimas pena ni compasión. Y no tenía ningún
futuro: si iba en autobús, es pobre. Murió porque no debía estar
allí, es el destino, es Dios.
Al
margen de consideraciones políticas, la novela es ante todo la
interiorización en la eterna lucha
entre el mal y el bien que tenemos dentro. Una lucha que
se da en los personajes de esta novela, tanto en Héctor el
terrorista como en Fran, el policía.
Porque
Fran, hasta el momento en que ha visto morir a su hija entre sus
brazos es, ante todo, un hombre bueno:
Él
no era así, jamás había sentido la mínima necesidad de agredir a
nadie, ni siendo un niño, cuando en el colegio su sentido de la
justicia le hacía ponerse siempre del lado de los más atolondrados
o de los más débiles. Por eso se hizo policía y por eso, ahora,
ese odio que no podía evitar lo aturdía y nublaba su razón: no
estaba acostumbrado a odiar.
Un
hombre atormentado porque vio quién fue el autor del atentado pero
no supo reaccionar a tiempo para evitarlo:
Tenía
esa mirada extraña, no estaba jugando, estaba convencido de que era
su deber. De estar salvando al mundo. Estos hijos de puta creen que
nos salvan. Creen que salvan a alguien. Que esa es la justicia. No
admiten que solo hacen daño, encima son los buenos. No está
fichado. No era un perroflauta, era otra cosa... que no supe
reconocer cuando debí.
Es
en esa lucha entre el bien y el mal, en la que se nos plantea la
figura del ángel caído, esa estatua que la ciudad de Madrid ha
erigido al diablo en el parque del Retiro:
«Por
su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles
rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas,
y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor
más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y
el odio más obstinado».
—¿Qué
es?
—Versos
de El paraíso perdido de Milton. Cuando echan al diablo del cielo.
La única fuerza que pierde al hombre. Pero fíjate en la estatua, es
la más hermosa del Retiro. La belleza del horror.
Es
evidente que la critica social presente en todas las novelas de
Amelia Noguera no podía faltar aquí. Vaya un ejemplo por delante:
Pero
los másteres de posgrado aquí cuestan un ojo de la cara, lo público
ya no los financia. La universidad, por fin, se devolverá a los
millonarios. Los demás a la puta calle.
Pero
curiosamente, a pesar de la temática de la novela, es mucho más
suave que en otras novelas, porque lo que tiene más peso es la lucha
interior de los personajes, dejándose caer uno hacia el lado oscuro,
contemplando el otro ese lado oscuro en el que ha caído y del que no
sabe si quiere salir.
Por
ello brilla con tanta fuerza un personaje como Ana, la bondad
personificada, una enfermera entregada a los demás y que intenta
poner un poco de paz y bondad en este mundo que nos ha tocado vivir.
Una mujer para la que la fuerza se encuentra en otro lugar:
Siempre
están equivocados los que usan la fuerza para resolver problemas, es
la belleza la que nos cambia. La belleza y el amor. No hay otro
camino. La única miseria que puede salvarnos es la de los otros. Por
eso estoy aquí. Soy una inconsciente.
El
ángel caído es una novela que nos retrata nuestra
actualidad, no tanto porque aparezcan personajes reales, que no es el
caso, si porque se nos hacen presentes sucesos recientes que hemos
vivido en la comunidad madrileña como la crisis del ébola, el
violador de niñas..., sucesos que pasan a formar parte del argumento
de la novela.
IMPRESIÓN
PERSONAL
Siempre
ha sido difícil etiquetar las novelas de Amelia Noguera, por ser en
muchos casos una mezcla de géneros: novela histórica, thriller de
acción, novela de amor... Sin embargo, en el caso de El ángel caído
dicha clasificación es muy fácil, puesto que nos encontramos ante
una novela intimista, en la
que la autora va desnudando el interior de cada uno de sus
protagonistas. Un novela en la que las cosas no son blancas o negras,
pues la complejidad del alma humana obliga a una amplia gama de
matices.
Son
los personajes, su descripción, sus vivencias, su lucha interior el
motor que mueve esta novela. Una lucha que es la propia de la vida:
la lucha entre el bien y el mal que habita en todos y cada uno de
nosotros. Una lucha en la que Amelia
Noguera se muestra esperanzada. Cree en el hombre, cree en
su bondad. Y eso se transmite al lector, permitiéndole creer que, a
pesar de los malos tiempos que corren, siempre hay un atisbo para la
esperanza.
Una
novela en la que el amor está
omnipresente: el amor de unos padres para con su hijo, el
amor de un padre que pierde a su hija, el amor de una mujer dispuesta
a cualquier cosa, incluso a matar con tal de seguir al lado del
hombre que ama, al amor de otra mujer dispuesta a aliviar el
sufrimiento de todos los que se acercan a ella. Una novela que invita
a creer en la fuerza del amor.
Una
novela que muchos necesitamos leer porque, en un mundo cansado y sin
esperanzas, nos presenta personajes como el de Ana, un remanso de paz
y bondad en el que refugiarse, porque nos permite creer que la bondad
puede vencer al mal e impedir que el ángel caiga. O incluso, creer
que es posible que el ángel caído sea capaz de destruir a la
serpiente y remontar su vuelo hacia la luz.
Corta
pero intensa, El ángel caído
es una novela que no defraudará a los lectores habituales de Amelia
Noguera, pues su sensibilidad está presente en cada una de sus
líneas. Con El ángel caído,
vuelve Amelia Noguera a sus
orígenes, a aquel estilo tan peculiar con el que me cautivó en
Escrita en tu nombre.
Para
terminar, una cita del libro con un consejo: Disfruta del instante de
la lectura de esta novela.
La
vida solo son instantes. Ya. Y no se coleccionan, no se meten en
baúles y se atesoran. Eso es una mentira. Se desperdician, se
olvidan, se pierden. Se regalan a quienes no los aprecian. Se
escatiman a quienes los desean.
Gracias a Amelia Noguera por facilitarme un ejemplar de El ángel caído para su lectura y reseña.
Gracias a Amelia Noguera por facilitarme un ejemplar de El ángel caído para su lectura y reseña.
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Tengo pendiente La pintora de estrellas, espero no tardar mucho en ponerme con él.
ResponderEliminarUn besote.
Tengo pendiente estrenarme con esta autora, ayer descubrí, éste, su nuevo lanzamiento en Facebook y me gustó mucho, por lo que no descarto hacerlo con esta novela. Besos
ResponderEliminarSe me acumulan las lecturas. Besos.
ResponderEliminarMe lo llevo apuntado, besotes
ResponderEliminarMira que quería leerlo, pero tras tu reseña, quiero hacerlo YA!! Tiene pinta de ser un novelón.
ResponderEliminar¡Un beso!
Yo estoy un poco en dudas. Leí La pintora de estrellas y me cautivó, hasta el punto de que adquirí el resto de las novelas de Noguera, pero la sinopsis de esta no me llama nada de nada. No sé, quizás le de una oportunidad.
ResponderEliminarLa verdad es que de ella sólo he leído La marca de la luna que me encantó y pienso repetir con éste y La pintora de estrellas.
ResponderEliminarBesos.
Por lo que cuentas creo que esta novela me gustaría, porque me encanta el tema de la lucha interior, e nuestros propios demonios, y si encima aborda el tema del terrorismo y otros temas actuales (lacras de nuestra sociedad), me llama bastante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tengo muy pendiente a esta autora, debo ser de las pocas que no la ha leído U.U
ResponderEliminarBesotes