Antonio Cerezo, el detective que resuelve casos entre café y café.
Título:
Una herencia problemática
Autor:
David J. Skinner
Editorial:
Libros Mablaz
Encuadernación: Tapa blanda
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas:
207
PVP: 13,95 €
PVP: 13,95 €
DAVID J. SKINNER
Ya me pasó hace poco con un autor catalán, que a pesar de firmar con su nombre real Tony Hill, parecía que dicho nombre era un pseudónimo para hacerse pasar por extranjero y vender más. Es el mismo caso de David J. Skinner, nombre real del autor que con ese apellido que me trae recuerdos del jefe de los agentes Mulder y Scully de Expediente X.
Pero David es un madrileño (por lo menos de nacimiento) de 38 años, de padre americano (de ahí su apellido) y madre española que un día decidió lanzarse a la aventura de la escritura y a mediados de 2011 comenzó a escribir novela y ya tiene, según nos dice en la contraportada del libro tres novelas que próximamente serán publicadas.
Mientras tanto ha ido matando el “gusanillo” con relatos cortos que han sido emitidos por la emisora Radio 21 o que incluso como ”El hombre eterno” ha sido finalista del Segundo Certamen de Relato TerBi.
Entre sus novelas publicadas:
La amenaza
ARGUMENTO
Antonio
Cerezo vive un buen momento profesional como detective. Nada más
resolver un caso de infidelidad, tiene un nuevo trabajo: Tiene que
demostrar que el testamento en el que un hombre dejaba todo a su ex
mujer, dejando sin nada a su sobrina que le cuidó en sus últimos
momentos, es falso.
Un
caso complicado, pero no tanto como la trama en la que se ve
envuelto, en el que su pasado, aquel que le apartó del cuerpo de
policía, vuelve a presentarse en su vida.
UNA
HERENCIA PROBLEMÁTICA
Una
herencia problemática
es la novela ganadora del II
Premio de
Narrativa
Libros Mablaz y
ha sido finalista del Segundo
Premio Wilkie Collins de Novela Negra
.
Nos
enfrentamos en ella
a una
novela negra con un buen componente de novela policiaca y de
thriller. Un detective, antiguo inspector de homicidios que tiene que
investigar una posible herencia falsa y que al mismo tiempo se ve
envuelto en una
compleja investigación que le involucra con una importante red de
tráfico de drogas.
Trascurre
así la novela entre las dos tramas hasta un final que cierra
completamente una de ellas (el caso de la herencia), pero que deja
sin cerrar definitivamente la otra, dejando una puerta abierta para
una posible continuación, algo que el autor deja claro en sus
agradecimientos finales:
Espero
que la hayas disfrutado y que te quedes con ganas de más. Si es así,
tranquilo, habrá más.
(Página 207)
Resulta
curioso en esta novela comprobar la ubicación de la misma, porque no
está situada la acción en ninguna ciudad concreta,
con referencias geográficas que lo orienten o lo despisten al citar
lugares que el lector no conoce. Una ciudad que muy bien pudiera ser
Madrid (Barcelona no porque no hay ninguna referencia al mar), pero
que muy bien pudiera situarse en cualquier ciudad del mundo. Basta
con que el protagonista se llame Anthony para situarla en Estados
Unidos sin que nada chirrie en la mente del lector.
Una
novela de doscientas páginas de fácil y rápida lectura, con un
protagonista (fundamental para cualquier novela con aspiraciones de
poder convertirse en una serie) que da la vuelta a los tópicos de
los detectives de novela negra, resultando sencillo y creíble a un
mismo tiempo. Un Antonio Cerezo que hará la delicia de muchos
lectores (o al menos eso espera el lector y el que esto escribe)
ANTONIO
CEREZO
Siempre
que me enfrento a un nuevo personaje de novela negra, como es el caso
del detective Antonio Cerezo,
me pregunto si será un nuevo compendio de tópicos, o será un
personaje con personalidad propia.
En
principio, el hecho de ser un detective privado porque por una
historia del pasado se vio obligado a deja el cuerpo de policía, ya
resulta altamente sospechoso. Sin embargo, pronto comienzan las
diferencias, porque Antonio Cerezo es un “huelebraguetas” (no lo
define así en la novela, pero es el nombre con el que en muchas
otras se llama a los que se dedican a husmear las infidelidades en
los matrimonios). Y lejos de hacerlo a disgusto porque no le queda
otro remedio para comer, Antonio parece disfrutar con el tema, pues
se encuentra muy alejado de los homicidios que tenia que investigar
cuando era policía.
Como
detective no le había ido mal: comenzó poniendo anuncios en todos
los periódicos que pudo, ofreciéndose como investigador para
agencias de seguros y demás. De ahí le salió algún que otro caso,
pero no vio mucho futuro en ello, así que cambió el chip y empezó
a anunciarse buscando maridos o esposas que quisieran descubrir si
sus parejas les estaban siendo infieles. Nunca llegó a imaginar la
cantidad de gente que comenzó a llamarle. (Página
9)
No
tiene secretaria, por lo que puedes pensar que como tantos otros
detectives es un muerto de hambre a la espera de un caso con el que
poder pagar las facturas (como casi todos los grandes detectives
clásicos del género), pero no, resulta que a Antonio le va muy bien
con esta situación, en la que se está ganando un buen dinero.
Caso
de infidelidad resuelto (es un decir, porque al marido le entrega las
pruebas de que su mujer le está poniendo los cuernos), y a la espera
de otro caso que no tarda en llegar, cuando se presenta en su
despacho una atribulada sobrina. Atribulada no porque se haya muerto
su tío, sino porque esperaba la riquísima herencia del mismo y en
el último momento ha ido a parar a su ex mujer. Nuevamente conviene
olvidarse de los tópicos, porque ni rubia despampanante (ni de bote
ni natural), ni mujer fatal que convence al detective para que
intente demostrar que el testamento es falso. En realidad Antonio cae
rendido ante lo suculento del talón que la mujer le pone por
delante.
¿Y
qué hay de la adicciones? Porque Antonio fumar no fuma. Y de hecho
no recuerdo que en la novela se fume (lo mismo para que pueda ser
llevada al cine, que hoy está muy mal visto que fume alguien salvo
que sea el malo malísimo de la película). Y en cuanto a lo de
beber..., creo que cae alguna cañita con un bocadillo de chorizo en
la novela.
Pero
no os vayáis a pensar que Antonio es perfecto. Noooo. Que tiene un
vicio que hoy por hoy no está mal visto (salvo por los cardiólogos)
que es tomar café. Vamos, que se toma tantos cafés a lo largo de la
novela, que Una herencia problemática
bien podría estar subvencionada por Cafés de Colombia.
-¿Sigues
con tu vicio del dichoso café?
-Me
temo que sí, lo cierto, es que hay días que bebo más café que
agua. (Página 73)
IMPRESIÓN
PERSONAL
No
todas las novelas tienen que tener más de cuatrocientas páginas.
Vienen muy bien estas novelas cortas, entre doscientas y trescientas
páginas, suficientes para poder desarrollar la personalidad de sus
personajes y una trama convincente, que sirven para pasar un buen
rato con su lectura.
Ideal
como novela de distracción y, pese a ser una novela negra, no es de
esas complejas y extrañas que hacen sufrir y pensar al lector. Me
recuerda más bien a uno de esos episodios de series de policías o
detectives americanas que podemos ver en nuestras televisiones. Puro
esparcimiento.
Una
novela negra un tanto “light”, apta incluso para aquellos que no
son aficionados al género. Por mi parte, dispuesto estoy a leer su
más que probable continuación.
Gracias
a David J. Skinner que me ha facilitado un ejemplar de Una herencia
problemática para su lectura y reseña.
Pues tienes toda la razón. Muchas veces este tipo de lecturas ágiles a los que nos gusta la novela negra y policíaca, son como un bálsamo.
ResponderEliminarNO me sonaba de nada el autor así que me lo apunto.
Bs.
Hola!!
ResponderEliminarTiene buena pinta y eso que no conocía nada del autor ni de la novela.
Besos!!
Hola!!
ResponderEliminarTiene buena pinta y eso que no conocía nada del autor ni de la novela.
Besos!!
Pues yo que soy muy aficionada al género me lo apunto. Y el hecho de que sea más light como dices también está fenomenal. Un poco de frescura en medio de algunas novelas tan densas viene muy bien.
ResponderEliminarBs.
No lo conocía pero tiene buena pinta.
ResponderEliminarSaludos
Había visto el nombre del autor por ahí pero no he leído nada suyo... probaré en breve!
ResponderEliminarPues tiene buena pinta para pasar un rato bastante entretenido. Y además vienen bien estas lecturas más cortitas y ligeritas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo anoto para futuras lecturas, que vienen bien de vez en cuando este tipo de novelas =)
ResponderEliminarBesotes
Me gusta lo que cuentas sobre esta novela. No me importaría leerla. Tiene muy buena pinta. Saludos.
ResponderEliminarMe encantan las novelas cortas porque me alivian un poco la carga. Un beso! Me la apunto!
ResponderEliminar