Capítulo
XVI. De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que él imaginaba ser
castillo
Afortunadamente no tardan en dar con una venta que Don Quijote confunde con un castillo. Y entran dentro con el fin de sanra las muchas heridas que en el capítulo anterior sufrieron nuestros dos queridos personajes.
Mientas intentan dormir, el arriero que con ellos está ha quedado conchabado con una de las mozas del lugar llamada Maritormes, para que calme sus necesidades. Pero en la oscuridad de la habitación, Don Quijote en su locura cree ser el destinatario de los amores de la moza que para él es toda una beldad.
Mientas intentan dormir, el arriero que con ellos está ha quedado conchabado con una de las mozas del lugar llamada Maritormes, para que calme sus necesidades. Pero en la oscuridad de la habitación, Don Quijote en su locura cree ser el destinatario de los amores de la moza que para él es toda una beldad.
Y era tanta la ceguedad del pobre hidalgo, que el tacto, ni el aliento, ni otras cosas que traía en sí la buena doncella, no le desengañaban, las cuales pudieran hacer vomitar a otro que no fuera arriero; antes, le parecía que tenía entre sus brazos a la diosa de la hermosura.
Semejante disparate no puede acabar bien, y en medio de la oscuridad, unos contar otros, Sancho y Quijote sufren otra paliza
Y así como suele decirse: el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al palo, daba el arriero a Sancho, Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la moza, y todos menudeaban con tanta priesa que no se daban punto de reposo; y fue lo bueno que al ventero se le apagó el candil, y, como quedaron ascuras, dábanse tan sin compasión todos a bulto que, a doquiera que ponían la mano, no dejaban cosa sana.
Capítulo
XVII. Donde se prosiguen los innumerables trabajos que el bravo don Quijote y
su buen escudero Sancho Panza pasaron en la venta que, por su mal, pensó que
era castillo
Aún no repuestos de la nueva paliza, Don
Quijote decide marchar del castillo y como buen noble caballero pretende
hacerlo con un "sinpa" en toda regla, que en ninguna parte se ha
visto que los nobles caballeros deban pagar sustento. Pero su pobre amigo
Sancho no corre tanta suerte por más que intente acogerse al mismo derecho que
su señor y termina siendo manteado por algunos de los que en la venta se
alojan.
Esta lectura conjunta nos está siendo muy útil en clase. Ha sido una idea magnífica.
ResponderEliminarMuchos besos
Cómo estamos disfrutando con esta lectura!
ResponderEliminarBesotes!!!