MI SANT JORDI BLOGUERO 2014

Este es el primer año en el que participo en esta iniciativa propiciada desde el blog Kayena, negro sobre blanco, a la que quiero agradecer desde aquí el trabajo realizado para que sea un éxito la celebración de el día del libro

Permitidme que le llame así: día del libro, no por nada, sino porque lo de Sant Jordi es una gran fiesta en Cataluña, pero en el resto del Estado español, San Jorge poco nos dice, pero el día del libro es una tradición que poco a poco va cobrando fuerza y que merece nuestro apoyo y ayuda.

Cruzo los dedos para que mi envío llegue cuanto antes a su destino, porque difícilmente habrá llegado a tiempo. Normal, pues el correo con el bloguero que me correspondía me llegó el sábado, un día en el que ya había partido de vacaciones y en el que no podía realizar el envío que ha tenido que esperar hasta el lunes de Pascua (que afortunadamente no es fiesta en Madrid)

Y me da más rabia porque el mío me llegó el día anterior, sin la tensión de si me llegará o no me llegará. Regalo doble, porque a mi hija también le llegó y los libros en casa los compartimos.

Estaba claro antes de abrirlo que era más que un libro, porque había un bulto añadido que evidentemente no podía ser un libro.

Y no lo era. Una preciosa cajita, a juego con la portada del libro que en su interior contiene té. No me gusta el té, pero la alegría fue tan grande como si me gustase, pues a mi hija le encanta, así que toda la alegría queda en casa.

También venía una ¿chocolatina? ¿barrita? No se cómo definirla, pero era de chocolate. Acierto pleno, porque soy un goloso. El término era está bien empleado, porque celebré el día del libro comiéndome el regalo a media mañana.

No os he hablado del libro, pero entre los que posibles que podían tocarme era el que mas me apetecía, pues en mi lista de libros pendientes (una lista que ronda los setenta libros que quiero leer) había uno de Alice Munro, sin especificar cuál.

Así que ya lo tengo en mi poder y no tardaré en leerlo (o eso espero)

No es todo lo que había, porque cuando abrí el libro para hojearlo, cayó un pequeño y bonito marcapáginas de su interior, diseñado por mi bloguera invisible. Ya no tan invisible.

Muy contento me he quedado con este Sant Jordi bloguero, en el que todo el contenido ha sido un acierto.