Capítulo X. De lo que más le avino a don Quijote con el vizcaíno, y del peligro en que se vio con una turba de yangüeses.
Un
capítulo que definiría de transición, pues tras toda la acción
del anterior con la batalla entre Don Quijote y el vizcaíno, el
autor parece querer darnos un respiro y tras montar en sus monturas
Sancho y Quijote continúan su camino.
Un
camino en el que en este caso no van a tropezarse con ninguna nueva
aventura, y en la que, al igual que en la foto de Sancho y Quijote
frente a la casa de Cervantes en Alcalá de Henares que ilustra esta
reseña, entablan conversación.
Sancho
como dice a Quijote, no es un hombre ilustrado, pues no sabe ni
escribir. Pero tiene el saber y la prudencia del hombre cauto, y como
tal aconsejará siempre a Quijote.
Su
preocupación es saber cuándo tendrá esa ínsula o gobierno
prometido. Alto que pasará a parecerle secundario cuando Quijote le
hable de un elixir que va a preparar y que cura todo tipo de heridas.
Una auténtica mina de oro para Sancho, que se apresura a pedirle la
receta.
Buena foto. NO la conocía. Me encanta Sancho, tiene esa cultura popular que gana en cordura a Quijote por muy versado que éste sea.
ResponderEliminarBs.
Sí, un capítulo de transición, de reflejar a través del diálogo bien las diferencias entre don Quijote y Sancho.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo no lo leí , esta semana leeré los dos seguidos
ResponderEliminarEste capítulo me gustó mucho. Quijote y Sancho en estado puro
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