Capítulo III. Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don
Quijote en armarse caballero
Ya
tenemos a Don Quijote en la venta, convertida en su imaginación en
un castillo, dispuesto a dar comienzo a sus aventuras, cuando cae en
la cuenta de un pequeño detalle: No es un caballero.
Por
eso, aún a riesgo de abusar de la generosidad del dueño del
castillo, le pide un don: que
le nombre caballero.
Y así, os digo que el don que os he pedido, y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado, es que mañana en aquel día me habéis de armar caballero, y esta noche en la capilla deste vuestro castillo velaré las armas; y mañana, como tengo dicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir por todas las cuatro partes del mundo buscando las aventuras, en pro de los menesterosos, como está a cargo de la caballería y de los caballeros andantes, como yo soy, cuyo deseo a semejantes fazañas es inclinado.
Por eso, una vez aceptada esta petición por el posadero, se dispone, siguiendo todas las normas de las leyes de caballería, a velar las armas en el patio del castillo, dando lugar a uno de los muchos momentos singulares de esta novela.
Y ya armado caballero, veremos en próximas semanas las andanzas de Don Quijote.
Acabo de leer "La leyenda del ladrón" de Juan Gómez Jurado, y me han entrado ganas de leer por fin el Quijote. Pero no me atrevo.. jajaja.
ResponderEliminar¡Y qué momento! Nos reímos y sentimos pena por don Quijote a partes iguales, ¿verdad?
ResponderEliminarBesotes!!!
No he llegado a leer el Quijote entero (las adaptaciones para el instituto no me valen), lo he intentado un par de veces sin éxito, debería hacer como tú y leerlo poco a poco :)
ResponderEliminarUn beso!
Pobre hombre!!!!! Sería verdad que la gente de tu alrededor en vez de ayudarte en tu locura, te siguiera el juego?
ResponderEliminarMás que con Don Quijote, yo alucino con los que le rodean en cada momento :)
Bs.
Al final no se sabe quién está peor si El Quijote o los demás.
ResponderEliminarEsta semana lo tendré que leer junto al cuarto porque la pasada me fue imposible
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