Madrid 3 de diciembre 2012
Siempre he pensado que los escritores tienen que tener algo de vendedores. Hoy en día más, porque si no consiguen “vender” su libro a una editorial, difícilmente conseguirán publicar, o tendrán que recurrir a la autoedición. Vendedores porque tienen que tener esa empatía que permite conectar con el que tienes enfrente. Y si eso es difícil en vivo y en directo, mucho más a través de las páginas de un libro.
Siempre he pensado que los escritores tienen que tener algo de vendedores. Hoy en día más, porque si no consiguen “vender” su libro a una editorial, difícilmente conseguirán publicar, o tendrán que recurrir a la autoedición. Vendedores porque tienen que tener esa empatía que permite conectar con el que tienes enfrente. Y si eso es difícil en vivo y en directo, mucho más a través de las páginas de un libro.
Pero
ha de hacerlo, porque si no conecta con el lector, ¿cómo va a
continuar éste con la lectura del libro? Más aún si estamos
hablando de un libro de casi novecientas páginas como es el caso del
libro que hoy me ocupa: Ronin.
El
martes 3 de diciembre pude asistir a la presentación de Ronin en la
Fundación Japón de Madrid. Un acto que contaba con la presencia del
embajador de Japón, organizado por Temas de Hoy y que contaba con la
presencia de Jose Manuel Blázquez, director de Bonsaikido (Escuela
de bonsái y Artes Zen Japón)
El
acto tuvo lugar en un gran salón,de esos que más vale tener un gran
éxito de público, porque si no parece vacío. Treinta personas en
un local en que caben veinte parece un exitazo, pero esas mismas
treinta en un local para doscientas suena a fracaso aunque la cifra
de asistentes sea la misma.
No
fue el caso, pues el salón estaba lleno (calculo que en torno a
doscientas personas). Una larga mesa con ejemplares de Ronin y unas
pequeñas estatuas sobre ella, que resultaron no ser tales, sino
suiseki, unas valiosas
piedras que sin haber sido sometidas a manipulación, se asemejan
paisajes, presidían el acto, con una gran pantalla de fondo en el
que se mostraban imágenes que iban cambiando en las que podíamos
ver la portada del libro, mapas del Japón feudal y otras imágenes
relacionadas con el libro.
De
fondo una suave música japonesa que estuvo presente durante todo el
acto.
Tras
la presentación inicial por un representante de la editorial, tomo
la palabra Jose Manuel Blázquez,
director de Bonsaikido (Escuela de bonsái y Artes Zen Japón). En
realidad la tomó nada más comenzar el acto, tantas eran las ganas
que tenía de hablar.
Ganas
de hablar para poner por las nubes (¿será porque es comandante de
avión?) a Francisco Narla, del que destacó su rigurosidad, lo cual
consigue sin perder lo que tiene que tener una novela:
entretenimiento.
Una
presentación en la que pude conocer unas cuantas cosas del autor,
como su versatilidad, pues además de comandante de avión, es
tirador de arco, le gusta la cocina, cultiva bonsais, está
comprometido con la cultura gallega (es de Lugo) y es un amante de
las tradiciones.
Cuando
Francisco Narla tomó la palabra para hablarnos de su novela, se le
veía entusiasmado con su trabajo. Un trabajo que el definió como
duro y respetuoso, exacto, para lo que no dudó en consultar a cuanto
profesional pudiera asesorarle y aconsejarle. Hay que tener en cuenta
que es una novela histórica, con lo que todo eso requiere de
documentación y que además está en parte ambientada en Japón, un
gran desconocido para nosotros, no sólo por su historia, sino por su
cultura y su modo tan peculiar de ver la vida.
Francisco
Narla nos transmitió la idea de que al margen de esa exactitud, lo
que el buscó fue que la novela atrapara desde el principio. Algo que
en una novela de casi novecientas páginas es imprescindible.
Asistimos
a un curioso experimento por parte del autor. Un experimento que
puedes hacer en casa y fue que tres espectadores dijeran un número
del 1 al 10 para elegir una página del libro (que resultó ser la
543)
Nos
decía Francisco Narla que cuando uno lee una novela histórica,
cualquier página del mismo tiene que llevarnos directamente a
sentirnos en aquella época, que aún sacada del contexto, nos demos
cuenta que no es una novela que se sitúe en la actualidad.
Con
esa página, escogida al azar, el resultado fue un éxito.
De
la novela nos habló, de sus protagonistas, de cómo dos personas tan
diferentes como un samurai y un soldado español pueden tener mucho
más en común de lo que se puede sospechar de entrada. También nos
habló de como la historia que nos cuenta la novela es real, por más
que evidentemente esté novelada, que esa embajada japonesa en España
a principios del siglo XVII existió. De hecho la historia de esta
novela comienza cuando el autor vio en Coria del Río la estatua de
un samurai.
Un
par de frases del autor que quiero resaltaros:
«Si
gracias a esta novela Japón se conoce más, me sentiré bien pagado»
«Soy
un ignorante muy esforzado.»
A
la pregunta ¿qué es para tí un samurai?, algo fundamental en esta
novela, respondió:
«Un
samurai es un caballero educado para apreciar la belleza en cualquier
acción, pero consciente de que cualquier instante puede ser el
último de su vida.»
IMPRESIÓN
PERSONAL
Asistí
a la presentación con ganas de conocer personalmente a Francisco
Narla y de saber más acerca de Ronin,
una novela que ya tenía en mi poder.
He
de confesar que me gustó mucho el autor, su aplomo (hubo alguna
pregunta que era como para llamar tonto directamente al que la
hacía), su retranca gallega (que salió a la luz en algún que otro
momento) y sobre todo el amor que tenía por esta novela, de la que
se sentía muy orgulloso y que en todo momento defendió, no solo por
la historia que narraba, sino por lo entretenida que decía que era.
En
una palabra, Francisco Narla
me vendió su novela. Me dio un empujoncito para tener más
ganas aún de enfrentarme a las casi novecientas páginas de Ronin,
algo que espero hacer a principios del año que está a
punto de comenzar.
Espero
que, cuando lea la novela, el entusiasmo que tengo antes de empezarla
no se vea defraudado y poderlo transmitir así en la reseña de la
misma.
Gracias por la crónica y ya nos contarás cuando leas el libro.
ResponderEliminarUna crónica muy interesante, a ver que te parece el libro, besotes
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues no he leído "Assur", la anterior novela del autor, pero ahora, con tu reseña, me parece que me apetece más empezar por este "Ronin" y sus samurais. Bss.
ResponderEliminarPor lo que leo cumplió muy bien su cometido, porque no solo te convenció a ti, si no que a mi, sin ir, también
ResponderEliminarDa gusto ir a presentaciones literarias, siempre sales con ganas de devorar el libro.
ResponderEliminarYo empezaré con Assur, que tengo en casa y que, en principio, me lla!a más
No he leído nada del autor pero lo que sí es digno de admirar es el hueco que se está haciendo poco a poco y la buena acogida que están teniendo sus novelas. Es un gustazo asistir a estas presentaciones y conocer directamente a los autores. Besos.
ResponderEliminarUna buena crónica, Pedo. Francisco Narla es una persona muy cercana a sus lectores. Lo comprobé en la presentación de Assur en Santiago de Compostela en donde se ve que le gusta departir con sus jefes, como él dice, porque tiene miles de ellos y a ellos se debe. Y en el trato personal es todo un lujo el poder dirigirte a alguien que se va consagrando ya en el panorama literario nacional. Espero que Ronin siga la misma senda que Assur y, por lo leído sobre ella, parece que lleva el mismo camino, aunque el personaje de Assur y su perro Furco siempre permanecerán ahí como unos fieles compañeros de viaje literarios.
ResponderEliminarTengo pendiente de lectura ambos libros del autor, no hace mucho presentaron el libro en Lugo , pero no pude asistir, una pena, espero poder leer algo de él en algún momento
ResponderEliminarEstuve en la presentación de su anterior novela y me encantó por lo que estoy deseando poder asistir a la de esta, más después de haberla leído.
ResponderEliminarbesos
Gracias por esta crónica! Y a ver si me animo con Assur, que lo tengo en la estantería esperando y luego vendrá éste.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tengo muchísimas ganas de leer Ronin: por lo que voy viendo en los distintos blogs es una novela muy cuidada en todos los aspectos, y el Japón feudal es una época que siempre me ha seducido... Ojalá que los Reyes se acuerden de regalármela! 1beso!
ResponderEliminarTodo un lujo conocer a Francisco y poder escuchar más historias y curiosidades; excelente crónica,
ResponderEliminarsaludos