FICHA TÉCNICA
Autor: Matilde Asensi
Título: Trilogía Martín Ojo de Plata
Editorial: Planeta
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 960
PVP: 23,90 €
Hace unos años Matilde Asensi, una de mis autoras favoritas cuando se trata de leer un libro de aventuras, publicó Tierra Firme, un libro que me apresuré a coger en la biblioteca. Me atrapó desde la primera página con una acción trepidante pero supuso una pequeña decepción, no tanto por el libro en sí, sino porque al acabar el mismo quedaba muy claro que se trataba de una novela que tenía continuación, porque aunque la acción principal terminaba, estaba claro que solo era el principio.
Efectivamente, con Tierra Firme comenzaba una trilogía. Los libros que la componen esta trilogía de Martín Ojo de Plata son:
-Tierra firme.
-Venganza en Sevilla.
-La conjura de Cortes.
Una vez publicados los tres libros, Editorial Planeta ha decidido editarlos en un único volumen. La ventaja es que el precio final es muy inferior a comprarlos uno a uno. el inconveniente es que resulta un tomo de muchas páginas y peso, pues no se ha escatimado en papel ni en tamaño de letra.
En esta edición espècial, cuenta además de con las tres novelas, con un prólogo de la propia autora y de y un cuadernillo con contenidos extra, basado en la documentación que ha manejado la autora para escribir estas novelas sobre el Siglo de Oro.
CONTEXTO HISTÓRICO DE ESTA TRILOGÍA
Matilde Asensi |
Y para esa guerra es también fundamental el monopolio del comercio. Por ello está prohibido comerciar con las naciones enemigas, aunque ello suponga el desabastecimiento de las colonias. Aunque el hecho de estar prohibido no quiere decir que todo el mundo no lo haga, lo cual en un momento dado es la manera de con acusaciones eliminar tus enemigos.
Es esta vida de las colonias la que se nos narra, como a pesar de la riqueza que hubiera tenido que suponer el oro y la plata (riqueza de la que tampoco pudo disfrutarse en la península, pues fue uno de los periodos de mayor pobreza), el monopolio, el no poder ni siquiera por ejemplo hacer vino para no hacer la competencia a España, hizo que las necesidades fuesen muy grandes, pues hasta ropa para vestir podía faltarles.
De ahí la importancia que los comerciantes viajando de un sitio para otro tenían. Comerciantes que en el fondo se dedicaban al trueque de productos, pues por no haber no había apenas moneda ni metales preciosos, que eran todos enviados a España.
Asistiremos también a todo el entramado económico que este comercio suponía y a como algunos se aprovechaban de ello desde España, con la información de cuáles serían las mercancías que partirían para el Nuevo Mundo, para enriquecerse. Ese es el caso de la familia de los Curvo, enemigos de los Nevares, a los que odian por estar al tanto de una parte de sus sucios manejos.
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En Venganza en Sevilla dejamos la Tierra Firme que es como se denominaba la zona de islas próxima a la costa, para trasladarnos a Sevilla.
«Quien no ha visto Sevilla, no ha visto maravilla.» (Página 47)
Es una Sevilla de la que Catalina partió siendo una niña y que idealizada en sus recuerdos le supone un choque.
«O yo tenía la memoria muy flaca, o los años en Tierra Firme me habían hecho olvidar la miseria de España.» (Página 52).
La palabra crisis parece que no se nos cae ahora de la boca, pero parece una minucia en comparación con lo que tuvieron que pasar los españolitos de aquella época.
«A pesar de ser súbditos del rey más poderoso del orbe y de vivir en el más grande imperio, los españoles pasan hambre y frío, carecía de lo necesario y sufría de ese embrutecimiento que produce el prolongado infortunio. No era de extrañar, pues, que los más listos y valientes emigraran al nuevo mundo buscando una oportunidad para mejorar su situación y una vida nueva para sus familias.» (Página 52)
Y por más que se hable ahora del déficit del Estado, tampoco tiene nada que ver con aquella España permanentemente al borde de la bancarrota, esperando con impaciencia el oro y la plata que procedente de América entraba por Sevilla, con gran regocijo del pueblo al ver regresar la flota, con un suspiro de alivio por parte del rey, aunque regocijo y alivio harto pasajeros porque según llegaba se iba para pagar la deuda a la banca extranjera, que las guerras le costaban muy caras al reino.
Y mientras el pueblo a verlas venir.
«En las calles se veía la indigencia de las pobres y humildes gentes de Sevilla: los niños descamisados y descalzos bajo el frío, las abuelas vendedoras de huevos fritos que se resguardaban en las esquinas, los pícaros hambrientos comidos a su vez por las pulgas, los padres sin trabajo ni pan para sus hijos que caminaban sin rumbo enseñando los dedos a través del cuero roto de las botas... Esa era la España real, la verdadera, la que no recibía ni un maravedí de las inmensas riquezas del nuevo mundo.» (Página 144)
Todo queda resumido en esta lapidaria frase, muy próxima por cierto a las ideas que Arturo Pérez-Reverte nos cuenta en su Capitán Alatriste, coetáneo de esta Catalina Solís:
España era un gigante con los pies de barro y los Austrias no hacían más que empeorar la situación (Página 53)
Pero por más control que hubiera, España es un país de pícaros y truhanes, siempre aguzando el ingenio para hacerse ricos sin trabajar. De eso también nos hablará, de una Sevilla en la que algunos medraban a costa del oro del rey.
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En La conjura de Cortés la acción regresa al Nuevo Mundo. Un Nuevo Mundo al que fue lo mejor y lo peor del pueblo español, con algunos personajes como Hernán Cortes que podían al mismo tiempo encarnar lo mejor y lo peor de nuestro carácter. Pero todos los que iban al nuevo continente tenían un rasgo en común: la ambición, bien fuera de riquezas, de poder, o simplemente de cambiar de vida, huyendo de la miseria en la que vivía España en la que el brillo dorado del metal del llamado Siglo de Oro, solo iba a las arcas de unos pocos.
Lejos de España, no fueron pocos los que urdieron intrigas para hacerse con el poder o incluso desligarse del poder de una corona muy lejos de las necesidades y del sentir de los que allí estaban. De una de esas ficticias conjuras es de las que va a tratar esta novela.
ARGUMENTO DE TIERRA FIRME
Estamos a finales del siglo XVI, con un imperio español extendiéndose por
el mundo, pero con unos reyes solo preocupados de continuar con sus guerras y
financiarlas. Para ello el oro y la plata traídos desde el Nuevo Mundo son
fundamentales.
Y para esa guerra es también fundamental el monopolio del
comercio. Por ello está prohibido comerciar con las naciones enemigas, aunque
ello suponga el desabastecimiento de las colonias.
Es esta vida de las
colonias la que se nos narra, como a pesar de la riqueza que hubiera tenido que
suponer el oro y la plata (riqueza de la que tampoco pudo disfrutarse en la
península, pues fue uno de los periodos de mayor pobreza), el monopolio, el no
poder ni siquiera por ejemplo hacer vino para no hacer la competencia a España,
hizo que las necesidades fuesen muy grandes, pues hasta ropa para vestir podía
faltarles.
De ahí la importancia que los comerciantes viajando de un sitio
para otro tenían. Comerciantes que en el fondo se dedicaban al trueque de
productos, pues por no haber no había apenas moneda ni metales preciosos, que
eran todos enviados a España. Y es de la vida de uno de estos comerciantes, Esteban Nevares y de sus andanzas de la que se nos habla en el libro.
No es un libro de piratas como he leído en algún sitio. Pero evidentemente hay piratas, porque en estas guerras en las que se veía envuelto el imperio español, el ataque a los barcos españoles con el oro y las mercancías que llevaban era una tentación muy grande.
Piratas, corsarios o contrabandistas, que de todo había y que en el fondo era solo una cuestión de matiz. Porque piratas eran los que atacaban los barcos para robarlos. Pero si lo hacían con una carta de su gobierno con permiso para hacerlo, ya no eran piratas sino corsarios. Y si lo que se dedicaban era a comerciar con el enemigo, entonces eran contrabandistas. Aunque en un momento dado pudieran ser una cosa u otra indistintamente.
Asistiremos también a todo el entramado económico que este comercio suponía y a como algunos se aprovechaban de ello desde España, con la información de cuáles serían las mercancías que partirían para el Nuevo Mundo, para enriquecerse.
Conoceremos también cómo era la esclavitud y el mundo de los encomenderos, aquellos que recibían por parte de España un terreno y encomienda en la que podía hacer trabajar a los nativos, prácticamente en régimen de esclavitud, con la diferencia de que para obtenerlos no tenían que pagar dinero como ocurría con los esclavos negros.
ARGUMENTO DE VENGANZA EN SEVILLA
En Venganza en Sevilla Catalina Solís adopta ya según su
conveniencia el papel de Catalina Solís, transformada en una viuda y hacendada
rica, o el de Martín Nevares, capitán de barco, hijo de un rico comerciante.
Sin destripar argumento, el enfrentamiento con la familia Curvo obliga a
Catalina Solís a volver a España para salvar al que ha sido para ella como su
padre, y del que de hecho su personaje masculino se hace pasar por su
hijo.
Ya en Sevilla, un juramento realizado a su padre le obliga a vengar el
daño sufrido de mano de la familia Curvo, matando a los cinco hermanos Curvo,
tres varones y dos hembras.
Venganza en Sevilla es la historia de cómo Catalina Solís intenta cumplir con ese juramento, fácil de hacer, pero no tanto de cumplir.
ARGUMENTO DE LA CONJURA DE CORTÉS
Terminbaba Venganza en Sevilla con parte de la venganza cumplida. Pero
solo en parte, la misión de Catalina no está terminada, por lo que ha de volver
nuevamente a Tierra Firme para completarla:
«Harías bien en recordar en
voz alta el juramento que le hiciste a tu señor padre. -No permitas que
ni uno solo de los hermanos Curvo siga hollando la tierra mientras tu padre los
demás nos pudrimos bajo ella- recité con el corazón encogido.» (Página
22)
Por otra parte, Catalina o Martín decide cambiar su nombre, pues no
solamente su carácter ha cambiado, sino también su aspecto físico al perder un
ojo. Un ojo que primero tapa con un parche pero luego con un ojo de plata, de
ahí el nuevo nombre que decide adoptar:
«En resolución, señor o señora,
¿sois varón o sois hembra? -preguntó con enfado el marqués de Olmedillas,
creciéndose por las declaración de Rodrigo. Las risas y exclamaciones de
mis hombres tornaron a triunfar sobre os sonidos de la tormenta. Para
vuestras mercedes -exclamé, regocijada-, seré en todo momento Martín Ojo de
Plata.» (Página 79)
Sin haber podido cumplimentar su venganza, Catalina se ve envuelta en una aventura que en principio ni le va ni le viene, porque ¿quién es ella para inmiscuirse en una conjura contra el rey de España sin llevarse ningún beneficio de la misma?
«¿Encontrar un misterioso tesoro del grande conquistador Hernán Cortés? ¿Qué motivos podía tener alguien tan acaudalada cono yo para meterse en semejante brete y, por más, sin que nada fuera para mí?.» (Página 138)
Pero participará en la aventura, porque será el modo perfecto de llevar a cabo de una vez por todas su ansiada venganza.
IMPRESIÓN PERSONAL
Desde un primer momento me cautivó este personaje de ficción creado por Matilde Asensi, un personaje que intenta aprovechar lo mejor de la condición de mujer que es, pero al mismo tiempo disfrutando de todas las ventajas que le da su presunta pertenencia al género masculino:
«Yo era yo, Catalina, mas, cuando me disfrazaba de Martín, podía ejecutar todas aquellas cosas que, injustamente y por unas razones tan absurdas como desconocidas, estaban prohibidas a las mujeres. Haría siempre lo que mas me conviniera y si lo que convenía era vestirme de Martín Nevares, me vestiría de Martín Nevares.» (Página 39)
Aunque para poder disfrutar de esas ventajas que la condición femenina le niega en una sociedad tremendamente machista, su personalidad haya tenido que irse amoldando, perdiendo inocencia, una inocencia que queda totalmente truncada con la promesa hecha a su padre de vengar su muerte:
«Mi señor padre, a quien yo tanto añoraba, se quedaría de piedra mármol si viera en lo que se había convertido aquella niña que rescató cierto día de una isla desierta. Aquella inocente y candorosa niña a la que prohijara hoy una elegante dama palaciega, maestra en el arte de la espada, maestre de galeón y más rica de lo que él, que se ataba a trabajar sin que le alcanzara para pagar sus deudas, hubiera soñado nunca con llegar.» (Página 101)
Eso es sin duda lo mejor de la trilogía y de la última entrega.
Pero, a pesar del cariño que le tengo a Matilde Asensi, también debo decir que la tercera entrega me ha defraudado. Ha sido el remate de una trilogía que ha ido de más a menos, perdiendo un poco de interés en cada nueva entrega.
No quiero con ello decir que el libro sea aburrido, pues no lo es y ha captado mi atención desde las primeras páginas. Ni tampoco puedo decir que el ritmo no sea trepidante, pues lo es al igual que lo había sido en las anteriores entregas. Pero es en esta última entrega en la que Matilde Asensi intenta desarrollar una historia de amor. Y ahí desgraciadamente no consigue convencerme.
Tampoco es ninguna novedad, pues en ninguna de sus novelas, sus historias de amor me han parecido convincentes. Me parecen poco creíbles, muy fantasiosas, demasiado dulzonas y cargadas de tópicos.
A propósito de este tema, en una entrevista publicada en el suplemento dominical de El Mundo en la que le preguntan el por qué de tratar ahora de amoríos, Matilde Asensi además de decir que no es la primera vez que trata historias de amor, dice:
«Los lectores me preguntan por el amor y yo respondo que no soy Federico Moccia, que no es mi tema; mi tema es la aventura y la Historia.».
Como veis, ella misma reconoce que las historias de amor no son lo suyo
Por otra parte, todo el entramado histórico que tan interesante había resultado en Tierra Firme hy cuyo interés se mantenía en Venganza en Sevilla me ha resultado en La Conjura de Cortés poco interesante. Un contexto histórico que parece más un decorado de fondo que un intento de ilustrarnos sobre la España de los herederos de Hernán Cortés.
Y es que sobre la figura de Cortes pasa Matilde Asensi casi de puntillas, haciendo además mucho más hincapié en su lado oscuro, que lo tuvo (mujeriego, cruel, ambicioso) que sobre sus grandes dotes de estratega. Claro, que lo de Cortés es muy opinable.
VALORACIÓN: 8/10
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Leí Tierra firme en formato bolsillo y no había tenido oportunidad de continuarla. Para la Feria del libro me compré esta edición, tocho pero preciosa, así que continuaré leyéndola en breve. Es verdad que empieza muy bien, la historia engancha enseguida y el contexto histórico está tan bien plasmado que te deja con la miel en los labios. A ver si no me defrauda.
ResponderEliminarbesos
Conocía la trilogía pero nunca me ha dado por leerla, he leído también en otras ocasiones que va de menos a más
ResponderEliminarTengo buenos recuerdos de los libros que he leído de esta autora, aunque hace mucho tiempo que no recurro a ella para elegir lectura... Esta trilogía me llama la atención, pero tendrá que esperar su turno, que son muchas páginas y no me gusta eso de que vaya de más a menos! 1beso!
ResponderEliminarEste libro no me atrae mucho, gracias de todas formas por la reseña, un saludo
ResponderEliminarAún tengo por leer la tercera y última parte. Matilde Asensi es una de mis autoras preferidas y siempre cumple lo que promete, por lo que seguro me encantará el desenlace de la trilogía.
ResponderEliminarUn saludito y feliz martes.
Ayer me recomendaron a esta autora precisamente, no me acabo de animar con ella... y no sé por qué, tiene títulos muy interesantes.
ResponderEliminarBesotes
Todo lo que he leído de Matilde Asensi me ha gustado y en el caso de esta trilogía, para mi gusto, ha ido de más a menos, mucho el primero y el último me pareció un desenlace demasiado fácil y rápido.
ResponderEliminarUn saludo.
Ufff a mí es que la novela histórica no sé porque pero no termina de gustarme... Besos.
ResponderEliminarEs totalmente entendible que hayan hecho una edición que incluya la trilogía completa. Me leí en su día la primera y la segunda entrega de la misma, pero me falta el tercer libro. A ver si me lo descargo en el Kindle, que este libro se lee en un plís y nos hace pasar muy buenos ratos :)
ResponderEliminarPues me has tentado un poco con este título, que la novela histórica y además de este período me gusta mucho. Y a ver si consigo disfrutar con esta autora, que sólo lo he intentado una vez, con El último Catón y me decepcionó bastante. No sé si es que iba con las expectativas muy altas porque no paraban de recomendarme esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
No he leído ninguna de las novelas de la trilogía, pero tengo ganas de hacerlo.
ResponderEliminarUn beso!
No he leído ninguna de las novelas de la trilogía, pero tengo ganas de hacerlo.
ResponderEliminarUn beso!
Es cierto que hay personas a las que les convence mucho la autora: mi madre sin ir más lejos y casi todos coincidís en que Tierra firme era un tanto decepcionante. Yo probé con ella con El salón de ambar y no me terminó de convencer, así que no sé si volveré a leer algo de ella en un futuro cercano.
ResponderEliminarBesos.
Una trilogía que tengo pendiente de lectura. Y, por cierto, es un placer el pasarme por tu blog y leer estas magníficas y tan bien fundamentadas reseñas. Te deseo unas buenas vacaciones veraniegas. Saludos.
ResponderEliminarTengo pendiente las dos últimas entregas y no sé por qué, ya que Tierra firme me gustó mucho....A ver si este año me pongo al día con esta trilogía...
ResponderEliminarBesos !