Lo que el ojo ve
FICHA TÉCNICA
Autor: Franck Thilliez
Título; El síndrome E
Editorial: Destino 2011
Encuadernación; Tapa blanda
Páginas: 576
PVP: 21,00 €
Editorial: Destino 2018
Encuadernación; Tapa blanda bolsillo
Páginas: 576
PVP: 9,95 € €
ARGUMENTO
Tras ver un extraño documental, un hombre queda ciego por la impresión.
Aparecen en unas obras enterrados a dos metros de profundidad los cadáveres de cinco personas, con las manos cortadas, sin dientes, las cabezas serradas y con sus cerebros y ojos extraídos.
Hace más de quince años, tres jóvenes fueron asesinadas en Egipto. También aparecieron sin ojos ni cerebro.
¿Por qué tres sucesos separados en el tiempo y en la distancia están conectados? Esa es la pregunta que el comisario Franck Sharko, especialista en trazar perfiles psicológicos y la teniente de policía Lucie Henebelle han de resolver.
Un caso que les llevará desde los barrios más pobres de El Cairo, a barrios residenciales de Grenoble o a los orfelinatos de Canadá allá por los años cincuenta.
LA NOVELA
Esta es la primera novela en que trabajan juntos Lucie Henebelle y Frank Sharko. Podría considerarse por tanto el comienzo de una serie compuesta de momento por los siguientes libros:
-El síndrome E
-Gataca
-Atomka
Sin embargo, la serie comienza en realidad con El ángel negro, la primera novela en la que aparece Franck Sharko y a la que hacen referencia algunos recuerdos que se nos presentan en esta novela. Lo ideal pues sería empezar por_El ángel negro_, aunque si quieres seguir la estela de esta pareja, El sindrome E es también una buena opción, pues se entiende perfectamente sin haber leído la anterior.
Es novela negra cien por cien. ¿Acaso no es la novela negra la lucha contra el mal? ¿No es esta una lucha en la que el bien por más que se imponga no obtiene la victoria definitiva? ¿Qué es el mal? ¿Dónde está el mal?
El síndrome E nos lleva incluso un paso más allá: ¿Qué pasaría si la maldad fuese contagiosa? ¿Puede manipularse la mente humana para que exteriorice toda su violencia? Son las preguntas a las que tendrán que hacer frente la pareja de investigadores.
Una novela con un planteamiento muy original, que parte de un hecho que todos sabemos o hemos oído hablar de ello aunque no tengamos constancia real: las imágenes subliminales. Son imágenes que se intercalan en una película o anuncio. Imágenes sueltas que nuestro ojo no es capaz de distinguir, pero que llegan a nuestro cerebro, que las recibe como un impacto. Por supuesto esta técnica está prohibida, aunque me pregunto si alguien puede comprobar que no se utilicen.
El síndrome E a partir de este concepto de las imágenes subliminales va un paso más allá para mostrarnos la posibilidad de manipulación de la mente humana. Y no precisamente para hacer el bien. Todo ello a partir de un extraño film cuyo análisis determina que debajo del mismo, con imágenes superpuestas hay otra película, un compendio de horrores que no puede menos que golpear el cerebro que las visiona. El resultado es un desasosiego para el que ve la película sin poder comprender como unas imágenes en apariencia inocuas pueden causarle tanto malestar.
Para sacar adelante esta novela, además de una trama tan interesante, Franck Thillliez ha creado una pareja de protagonistas muy originales.
Por una parte Franck Sharko, conocido por todos como Shark (tiburón). No he conocido en todas mis lecturas de novela negra un personaje tan peculiar como éste. Apoyado por un jefe que le hace volver al trabajo, la personalidad de Shark es única. ¿Cuantos inspectores esquizofrénicos conocéis? Porque aquí vais a encontrar uno, al que ni siquiera la medicación consigue frenarle sus alucinaciones que se concretan en la figura de una niña Eugénie, con la que no sólo habla sino que le obliga a comprar castañas confitadas o salsa de cóctel
«Armado de su licenciatura en psicocriminología y de la experiencia de veinte años sobre el terreno, Sharko, policía esquizofrénico paranóico, había llevado a cabo otro tipo de investigación sin pisar la calle.» (página 309)
No es Shark un “héroe” corriente. No es la personificación del bien. En un momento dado no tiene ningún problema en convertirse en ejecutor, en tomarse la justicia por la mano.
«Con las mandíbulas apretadas provisto de una navaja, grabó en la corteza un palo vertical junto a los otros siete. Ocho cabrones que ya no le harían daño a nadie.» (Página 308)
Junto a él como contraste la figura de Lucie Henebelle, madre de dos hijas gemelas y escarmentada de las relaciones con los hombres. Una vida familiar difícil, pues la resolución de los casos hacen difícil el cuidado de sus gemelas.
«¿Cómo a una oven atractiva como usted le dio por perseguir a criminales?
Probablemente sea una cuestión de escalofríos. A fin de cuentas, ambos tratamos de arreglar lo que no funciona.» (Página 83)
IMPRESIÓN PERSONAL
No es fácil sorprender a un empecinado lector de novela negra como es mi caso. Sin embargo El síndrome E lo ha conseguido. Lo tiene todo: un planteamiento muy original, una pareja de protagonistas única, un ritmo constantemente in crescendo y un final... ¿Quién da más?
¡Ay, el final! Menuda jugarreta que nos gasta a los lectores y Marck Thilliez. Y eso que yo ya iba avisado y os aviso a vosotros. No se trata de que el caso no quede resuelto, que todo queda atado y bien atado. Se trata de que el autor, igual que en algunas series televisivas que el último episodio tras resolver buena parte de las tramas abiertas, sorpresivamente abre una nueva vía que no se resolverá hasta la temporada siguiente, nos plantea un final en el que, tras resolver el caso plantea una nueva situación que “obliga” al lector a lanzarse como un poseso por la siguiente entrega.
En estos momentos eso no supone ningún problema, porque dicha entrega es Gataca y ya está publicada.
Resulta interesante comprobar como la buena novela negra no entiende de fronteras. En este caso el autor y buena parte de la acción transcurren en Francia. Pero la maldad del hombre es la misma en Estados Unidos, España, Suecia o Alemania, por citar solo alguno de los países en los que la novela negra se desarrolla con fuerza.
El sistema judicial y policial variará de un país a otro, pero un crimen es un crimen en cualquier país. Y en todos sitios hay gente dispuesta a consagrar su vida a perseguir a los asesinos, a desentrañar los complejos misterios de la mente humana que les lleva a cometer semejantes atrocidades.
Lo que cambia no es tanto el país, sino la capacidad del autor para atrapar al lector entre las páginas de sus casos. Cambia la originalidad de los casos, pues en algunos casos nada más empezar a leer te das cuenta de que es más de lo mismo. Cambian los protagonistas, elemento importantisimo en la novela negra, pero que en algunos casos es una mera repetición de estereotipos anteriores.
Todo lo bueno que busco en una novela negra lo he encontrado en El síndrome E: originalidad, protagonistas, argumento, resolución de la trama, enganche a la novela... No he encontrado algo que me gusta mucho: humor, pero frente a todo lo anterior, tampoco es un problema.
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles
VALORACIÓN: 10/10
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Si ya le tenia ganas, ni te cuento ahora! A ver si me pongo ya con este protagonista esquizofrénico que, seguro, me va a encantar
ResponderEliminarCoincidimos completamente en la opinión. Y mira que la novela negra no es uno de mis géneros favoritos. Dspués leí Atomka y me volvió a fascinar.
ResponderEliminarBueno pues ya estoy totalmente convencida con este autor. Me pondré pronto
ResponderEliminarMuy buena reseña,a mi me encanta la novela negra,asi que me lo apunto ya!!besotes
ResponderEliminarTomo nota de los títulos, que hasta ahora no me habían llamado la atención,
ResponderEliminarsaludos
Tengo ganas de ponerme con estos libros, que llevo una temporada viendo buenas opiniones!
ResponderEliminarLas demás te seguirán gustando por igual. Quizás baja un poco en "El Ángel Rojo", pero creo que es interesante leerla para entender un poco mejor "Atomka", pues, y no es spoiler, vuelve a aparecer algo de esa novela, aunque el autor lo explica muy bien.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te gustara. Un punto más de encuentro.
Saludos
Estoy de acuerdo en que la buena novela negra no entiende de fronteras. He leído muy buenas críticas tanto de este como de los otros libros que apuntabas y creo que algún día debería seriamente plantearme leerlos... pero ahora imposible, tengo muchos títulos acumulados y cada día son más ¡¡¡!!!
ResponderEliminarBesos.
Pues a una novela negra cien por cien es difícil resistirse, más aún si es original y con capacidad de sorprender. Aunque empezaré por el primero que mencionas, "El ángel rojo". Qué empeño con series y sagas...
ResponderEliminarGracias por la reseña Un saludo.
Debo de ser de las pocas que todavía no ha leído a este autor... eso sí, lo tengo en la estantería =)
ResponderEliminarBesotes
Cuánto entusiasmo! Con ganas de probar algo ya de este autor me dejas.
ResponderEliminarBesotes!!!
A las espera está en las estanterías de casa. Qué ganas me has dado con la reseña...
ResponderEliminarBesos,
Todavía no he leído nada de este autor (libros), pero si unas cuantas reseñas de sus novelas y está claro que quiero conocer su trabajo. Seguro que me encanta.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Pedro,
ResponderEliminarSi te ha gustado Sindrome E, Gataca te superará nunca una novela ha conseguido impactarme de esa manera. No puedo avanzante mucho pero te animo a que sigas es simplemente genial.
Antes de Sindrome E publicó El Angel Rojo, lo he leido hace muy poco y es una verdadero placer ver la evolución tanto de los personajes como del propio autor.
Nos leemos!
Tengo muchas ganas de estrenarme con este autor, pero voy a leer primero El ángel rojo, que me gusta empezar las series policíacas por el principio.
ResponderEliminarUn beso!
No es mal libro... El final estropea la trama por completo. Tanta desgracia junta aburre, tantas desapariciones aburren, tanto dolor aburre hasta resultar estomagante. El cliché del detective enloquecido y salvaje otra vez...Y esos cliffhangers tan obvios...tan obvios...y Gataca ya resulta totalmente fuera de control, intentando dar un poso psicológico a los personajes que termina siendo hilarante. Y mejor no hablar del mono que habla y cuenta como prueba...Dolor. Mucho dolor.
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