Los
siguientes
Pedro
Simón
Autor: Pedro
Simón
Editorial: Espasa, 2024
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 312
Los años no pasan en vano y tres hermanos han de enfrentarse al evidente deterioro de su padre. Comienza así el peregrinar de su padre, educado en la ley del PNM (hacer o no hacer las cosas para no molestar) de casa de uno a otro, mientras se enfrentan a la decisión de llevarlo o no a una residencia.
Una realidad que empieza poco a poco, casi sin que la familia se dé cuenta, hasta convertirse en una situación de difícil solución. O por lo menos de una solución que no sea muy dura de aceptar.
Algo
que de pronto se manifiesta de golpe como si hubieses pulsado un botón.
La
historia está narrada en primera persona por los tres hijos, comenzando por
Carmen, una mujer que trabaja como auxiliar en una residencia de anciano;
siguiendo por Darío, un hombre que en cierta manera ha fracasado en todos sus
proyectos y que trabaja como vigilante jurado; para terminar con Gabriel, el
ingeniero triunfador en la vida, muy rico y apreciado laboralmente, pero con
una desgracia familiar a cuestas. Los tres se ven envueltos en una situación
que les supera y cada uno va a tratar a su padre de una manera diferente
Pero
en el fondo, lo hagan como lo hagan, saben que esa situación es solo un
anticipo de lo que les espera a ellos:
Los
sentimientos se multiplican sin que sepas muy bien como gestionarlos, pero en
el fondo no dejan de ser el sentimiento por el que serás en un futuro no muy
lejano.
Es un abatimiento no tanto por la realidad que tenemos delante, sino por ser el espejo de nuestro futuro próximo.
Porque
por más que te digan o leas, nadie está preparado para ese momento en que tu
padre (o tu madre) dejan de ser aquel que en su día fue, para convertirse en un
desconocido:
Desde
antes siquiera de comenzar la novela, estaba esperando la frase que a
continuación viene. Porque desde que vi el título de la novela y leí de qué
trataba, sabía que era inevitable. Porque yo llevo sintiéndome ya un tiempo
así. Eso sí, no esperaba que fuese exactamente tan directa para mí, porque si
no pasa nada (y ya estuve a punto de adelantarme yo), queda muy poco para que
sea exactamente como en esa frase
Una
lectura que sí o sí interpela al lector. Porque su futuro tarde o temprano
pasará por ahí, por esos padres que envejecen o, simplemente, por ser el
siguiente en la rampa de despegue final de esta vida.
LOS SIGUIENTES
«El primer día que tuve que limpiarle el culo a mi padre, me sentí diciéndome que era igual que cuando se lo limpiaba a mi hijo».Así arranca la novela. Un comienzo un tanto escatológico, pero creo que es una buena manera de meternos de lleno, desde la primera página y sin concesiones, en la realidad que tienen que vivir los protagonistas de esta novela. Bueno, ellos y tantas y tantas familias, para las que ese es el pan nuestro de cada día.
Una realidad que empieza poco a poco, casi sin que la familia se dé cuenta, hasta convertirse en una situación de difícil solución. O por lo menos de una solución que no sea muy dura de aceptar.
«Poco a poco. Rendija a rendija. Gota a gota. Chop-chop-chop. Gotas que iban haciendo gotera. Gotera que iba haciendo charco pequeño. Charco pequeño que iba haciendo charco grande. Así hasta empantanarlo todo: su forma de manejarse en el día a día, la alimentación, la manera de vestirse, el aseo más básico, la memoria». (Página 12)
«En la vida hay una bonita pantalla de la Play que te pasas cuando le limpias el culo a tu bebé, y luego hay otra bien fea que te toca cuando tienes delante la mierda del que te la limpió a ti». (Página 16)Es entonces cuando te enfrentas cara a cara contigo mismo y cuando se pone a prueba ese amor que sientes por tu padre (en el caso de esta novela o en el mío propio ahora mismo)
«Sé que el amor a un padre tiene que ver con darse por vendido, con querer a alguien con sus propios errores al fin. Igual que él quiso a su padre con sus defectos. Igual que aspiras a que tu hijo, un día, haga lo mismo contigo». (Página 198)
«Lo que hacemos no es quitarnos el muerto de encima. Los muertos ya no molestan. Lo que hacemos es quitarnos al vivo de encima. O al medio vivo. O a lo que queda de él». (Página 199)
«Vivir como si no. Como si no cumplieras años. Como si tú no envejecieras poco a poco igual que el resto. Como si al final no te esperase lo mismo. Como si, en el mejor de los casos, no fueses a terminar igual de ovillado, igual de ninguneado». (Página 215)
«No es compasión por el otro lo que sientes. Es compasión por el que serás, por el que estás siendo a cada segundo que pasa». (Página 216)
Es un abatimiento no tanto por la realidad que tenemos delante, sino por ser el espejo de nuestro futuro próximo.
«No estamos abatidos porque los padres se vayan a morir (que también), sino porque justo después vamos nosotros, vas tú». (Página 216)Al final, en las últimas páginas, nos encontraremos con la voz del padre., Una voz que nos dará una vuelta distinta a todo lo que él ha estado viviendo, a los secretos que ha ocultado a sus hijos y que nos van a permitir ver una realidad del padre, muy diferente a la que teníamos de él hasta ese momento.
«La vida es ir avanzando en un tablero lleno de casillas. Esta casilla es la última». (Página 277)
«Todo el mundo te habla del día en que tu padre no te reconocerá, pero nadie te prepara para ese primer día en que tú no conoces a tu padre». (Página 227)
OPINIÓN PERSONAL
«Con mamá muerta, contigo muerto; nosotros somos los siguientes». (Página 272)
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