El pasado 25 de junio tuvo lugar en el
Hotel las Letras de Madrid un encuentro bloguero con Juan Ramón Lucas a
propósito de su primera novela (libros ha publicado alguno ya) La maldición de la Casa Grande.
Un encuentro en el que tanto autor como
asistentes nos encontramos tan a gusto que, lo que suele durar algo más de una
hora, firmas y fotos aparte, se fue hasta casi las tres horas, sin importar que
en esos momentos España se estuviera jugando el pase a octavos con Marruecos.
(y no será porque entre los asistentes no estuviéramos unos cuantos futboleros).
Es lo que tuvo la cercanía, sinceridad y ganas del autor por darnos a conocer
la novela, sus secretos y responder a todas las preguntas que le hicimos.
Por si queréis saber más sobre la novela, pinchando sobre la imagen podéis acceder a la reseña de la misma:
Nos confesó su gran inseguridad al
escribir este libro, porque una novela tiene otra dimensión a escribir un
artículo o un relato. Fueron los editores los que le animaron y descubrió al
releer su texto seis meses después cuando descubrió que no entendía como había
sido capaz de escribir aquello.
Una novela que surgió, como nos cuenta
en los agradecimientos finales del libro, una noche en el Festival del Cante de
las Minas de La Unión cuando Francisco Bernabé (que fue Alcalde de La unión
entre 2007 y 2014) le puso en la pista de Miguel Zapata, el protagonista de
esta historia. Una conversación en la que estaba presenta María Dueñas que no
solo le cedió la historia, sino que le facilitó la primera documentación.
Muy arropado estuvo por grande
escritores, porque Arturo Pérez-Reverte, gran conocedor del Tío Lobo como se conocía
al protagonista, le animó a trabajar esta historia. No menos importantes fueron
los consejos de Reyes Calderón sobre cómo construir los personajes.
Unos personajes que se ganaban su hueco
en la novela. Por ejemplo nos hablaba de uno de ellos, el pistolero (o
guardaespaldas que queda más fino pero menos real) de Miguel Zapata que estuvo
a punto de no salir y que lo hizo porque le hacía falta para una de las
primeras escenas (en la que María y Visitación, la hija de Miguel Zapata,
ayudan a un herido). Una vez creado fue ganando fuerza y sirvió para otros
pasajes de la novela.
La maldición de la Casa Grande comenzó
como una novela histórica, pero como en el fondo de lo que quería hablar era de
ambiciones, poco a poco fueron apareciendo personajes no reales. De hecho, la
narradora y gran protagonista María Adra, es un personaje de ficción. Si hubo
una mujer que fue la amante y cuidadora de Miguel Zapata, pero nada se sabe de
ella, lo cual dejaba campo libre a la imaginación del autor.
Escribir esta novela le ha permitido
descubrir su empatía con las mujeres de las que habla, porque al tener que
tomar para escribir la voz de una mujer (la mayor parte del libro está narrada
en primera persona por María), le ha hecho sentir María en muchos momentos.
Reconoció que en la novela va haciendo
el mismo una serie de “spoiler”, vamos, que va anticipando lo que va a suceder
más adelante. Su intención es ir creando en el lector un cierto estado de
ansiedad, porque anticipa lo que va a suceder pero sin explicar por qué.
A la hora de crear sus personajes él
intenta visualizarlos. De ahí que bromeáramos que si se convirtiera en serie o
película, le encantaría participar en el casting porque tiene muy claro cómo
deberían ser.
Una novela en la que intentó escribir lo
que a él le gustaría leer. Seguramente es eso lo que hace que sea una novela
que te puede atrapar como lector. Porque a pesar de la gran cantidad de
personajes que aparecen, están perfectamente definidos de manera que no lían al
lector. Unos protagonistas que además dicen cosas que hacen que el lector tenga
que pensar.
Una novela que no ha sido fácil de
escribir porque no ha dejado su labor profesional. Si nos confesó que tuvo que
dejar de leer, una actividad que le encanta y que realiza profesionalmente,
pues cuando entrevista a un autor le gusta tener leída su novela, con lo que el
trabajo se le acumulaba. Por ello se levantaba en la fase final del libro a las
tres de la madrugada para escribir de tres a seis.
Y puestos a confesar, nos dijo que ahora
cada vez que entrevistaba a un escritor lo hacía con mayor admiración y
poniéndose en su piel. Es lo que tiene pasar de ser entrevistador a
entrevistado.
Por cierto, hablamos un buen rato sobre
escritores actuales, que sin tapujos nos contaba cuáles eran sus favoritos,
sobre los libros que leía, cuáles eran los que recomendaba…
He de reconocer que salí encantado del
encuentro, por la cercanía y la humildad de Juan Ramón Lucas, que era capaz de
reconocer sus defectos y aquello en lo que debía mejorar, muy lejos de esos
escritores que defienden a capa y espada lo que han hecho sin reconocer la
mínima posibilidad de error. Algo que seguramente le permitirá seguir creciendo
como escritor.
Y hablando de escribir, nos quedó muy
claro que tiene en mente una segunda parte para esta novela, por más que no nos
dejara claro a partir de cuál de los personajes. Una segunda parte que en
principio dependería del éxito de La maldición de la Casa Grande, pero que pase
lo que pase, estaba dispuesto a empezar a escribir sin esperar los resultados
(seguro que es una novela que se venderá muy bien) después del verano.
Muchas gracias a Espasa y a Juan Ramón
Lucas por organizar y participar en este encuentro. Espero que él lo disfrutara
tanto como nosotros.