Un abogado rebelde
John Grisham
FICHA
TÉCNICA
Título: Un
abogado rebelde
Autor: John
Grisham
Traducción: Sergio Lledó Rando
Editorial: Plaza & Janés, 2016
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 492
Editorial: Punto de Lectura, 2017
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 496
PVP: 12,95 €JOHN GRISHAM
Esto es lo que su editorial nos cuenta
de él:
John Grisham (Jonesboro,
Arkansas, 1955) se dedicaba a la abogacía antes de convertirse en un escritor
de éxito mundial. Desde que publicó su primera novela en 1988, ha escrito casi
una por año. Todas sin excepción han sido best
sellers y ocho de ellas han
resultado ser una magnífica fuente de guiones para el cine. Entre sus obras
destacan los siguientes títulos, todos ellos convertidos también en películas
de éxito: Tiempo de matar, La tapadera, El informe Pelícano, El cliente, Cámara de gas, Legítima defensa, El jurado. Sus últimas obras publicadas en España son: La apelación, El
profesional, La trampa, La confesión, Los litigantes, El estafador, La herencia, El cliente y las novelas
juveniles de la serie «Theodore Boone». John Grisham
vive con su esposa y sus dos hijos a caballo entre Virginia y Mississippi.
En este blog puedes encontrar la reseña
de:
-Los
litigantes.
ARGUMENTO de UN ABOGADO REBELDE
«Me llamo Sebastian Rudd. Soy un abogado de oficio reputado, pero no de esos que se ven en las vallas publicitarias, en las marquesinas de los autobuses o en algunos llamativos anuncios de las páginas amarillas. No pago por salir por televisión, pero aparezco a menudo.(…)Últimamente paso las noches en la habitación de algún motel barato, cada semana en uno diferente. No lo hago por ahorrar dinero. Tan solo intento sobrevivir. Hay muchas personas que preferirían verme muerto en este momento y algunas de ellas se han mostrado bastante elocuentes al respecto». (Página 9)
Sebastian Rudd tiene entre sus manos un
difícil caso, en el que ha de defender a un hombre acusado de haber cometido un
asesinato en un pequeño pueblo. A pesar de que no hay en realidad ninguna
prueba, todos los habitantes del pueblo ya tienen su veredicto: culpable.
Y hay del que intente convencerles de lo
contrario.
UN ABOGADO REBELDE
Portada original |
Un abogado rebelde es un thriller legal, algo ya bastante claro desde el título,
por más que la traducción del mismo no refleje en realidad demasiado bien la
compleja personalidad de su protagonista Sebastian Rudd. De hecho, el título
original es Rogue lawyer (abogado pícaro).
Una palabra que en español tiene unas connotaciones que tampoco se ajustan
demasiado bien al personaje.
La novela nos pone ante una figura que
siempre ha sido denostada en novelas y películas: la del abogado defensor. Pero
no un abogado defensor cualquiera, sino la de aquel que se dedica a defender a
gente que sabe de antemano en muchos casos que es culpable, lo cual de cara a
empatizar con alguien así, no es nada fácil.
«En nuestra sociedad nadie cuestiona que cualquier persona acusada de un delito serio tiene derecho a un juicio justo, pero cuando llega el momento de proporcionar al criminal una defensa competente empezamos a dudar. Los abogados que llevamos estos casos convivimos con la pregunta “¿Cómo puedes defender a esa escoria?”». (Página 14)
No me convence la respuesta que da el
abogado ante esa pregunta, la de «alguien tiene que hacerlo», porque aún siendo
cierta, no es del todo exacta. Tal vez por ello, el autor nos presenta en el
primer caso, un acusado que, si bien es cierto que no es un santo, no es menos
cierto que tampoco es culpable del crimen del que se le acusa.
Pero según avanzamos en la novela, nos
queda muy claro (por lo menos a mí), que eso no deja de ser una excusa, porque
por más parches que le ponga, la auténtica verdad es que le gusta, y no poco,
el dinero y la notoriedad que le dan ese tipo de juicios, en algunos casos muy
mediáticos.
Portada original |
Pero ya metidos en faena, John Grisham
aprovecha para darle un repaso al sistema judicial estadounidense y a su
sociedad, comenzando por la de un pequeño pueblo donde la verdad no es lo más
importante. Lo que importa es satisfacer el ansia de venganza:
«Este lugar lleva cincuenta años en perfecto retroceso, y un veredicto de mierda no cambiará las cosas. Según he leído en la prensa y he oído comentar a la gente, Milo necesita “pasar página”, si es que eso significa algo. Habría que ser idiota para creer que este pueblo conseguirá crecer, prosperar y ser más tolerante por el simple hecho de ejecutar a Gardy». (Página 11)
Por más que arremeta contra el sistema,
tal vez venga de ahí lo de rebelde, en cierta forma Sebastian Rudd comparte
buena parte de lo que le ha corrompido, pues para él, también la victoria es lo
más importante.
«Este juicio, como tantos otros, no se basa en el esclarecimiento de la verdad, sino en la victoria, Y para ganarlo sin ninguna prueba auténtica, Huver tiene que inventar y arremeter contra la verdad como si abominara de ella». (Página 84)
Y para lograr esa victoria, no le
importa tocar las narices a quién sea. No es pues de extrañar que ya le
reventaran una vez su despacho y que ahora tenga que vivir con un
guardaespaldas y en un gran edificio para hacer más difícil nuevos atentados:
«No es la primera vez que me amenazan. Es algo inherente a ejercer como abogado de canallas, una subespecialidad de la profesión en la que de algún modo acabé metido hace unos diez años». (Página 10)
IMPRESIÓN
PERSONAL
Creo que definitivamente esta es la
última novela que leo de John Grisham. Es cierto que su obra, especialmente
en los últimos años tiene muchos altibajos. Pero con cada nueva novela sus
altos son más bajos, y sus bajos más bajos.
De hecho, esta es la peor novela que he
leído de él. No se trata de que haya abandonado ese personaje retratado de mil
formas diferentes de abogado joven e idealista que se enfrenta a una gran
compañía, sino de que la estructura de la novela es bastante deslavazada, hasta
el punto de que en algunos momentos daba la impresión de que aquello había sido
escrito a modo de novela por entregas y luego se había transformado en una
novela.
De ese modo, tiene bastantes
repeticiones, como si estuviese escrito para un lector que se acabase de incorporar
a la novela cuando ya va por la mitad.
Además, las doscientas primeras páginas
es un caso que nada tiene que ver con el resto de la novela, que va trayendo
otros casos que luego se engarzan o no entre sí.
Quinientas páginas de una novela que parece un libro de relatos, con un protagonista que no termina de caerme bien (entre otras cosas es aficionado a la lucha de jaulas, un deporte de violencia extrema, al que no le importa llevar a su hijo de apenas siete años), no es lo mejor, por más que me gusten las intrigas judiciales que, como siempre, están bien resueltas con este autor.
Resumiendo, no pierdas el tiempo con
esta novela y, si quieres leer algo suyo realmente bueno, remóntate a
cualquiera de las que escribió el siglo pasado, que ahí seguro que aciertas.
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles.
VALORACIÓN: 5/10
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Ohhh, me apetecía leerlo pero después de leerte se me han quitado las ganas.
ResponderEliminarBesos
Huy huy, pues ahora no tengo ninguna prisa por hacerme con él. Eso que se ahorra mi bolsillito.
ResponderEliminarUn besito.
Pues no he leído nada suyo, así que te hago caso y mejor busco sus primeras novelas.
ResponderEliminarBesotes!!!