El pasado lunes 19 de diciembre, tuvo
lugar en la sala Chester del Hotel Only you, un lugar muy
coqueto del centro de Madrid, un encuentro entre un reducido grupo de blogueros
y Juan Manuel de Prada para conversar sobre su última novela publicada: Mirlo blanco, cisne negro.
Esta es una crónica que recoge parte de
lo que allí se habló. Un encuentro que se prolongó durante casi dos horas y
media, aunque lo cierto es que hubiéramos seguido gustosos hablando más tiempo
con el autor, porque cuando te pones a hablar con alguien con quien compartes
una misma pasión, los libros, el tiempo vuela.
Un tema recurrente a lo largo de toda la
charla fue la crisis editorial por la que
atraviesa nuestro país. Así comenzó diciéndonos que las editoriales han perdido
doscientos millones de euros este año.
Lo primero que le preguntamos para
arrancar y entra en materia fue su opinión sobre los
blogueros,
que aparecen al principio de la novela con tres comentarios no muy elogiosos
precisamente.
Nos confesó que está poco tiempo en
internes, pero que ha visto que hay de todo como en botica. Con gente que lo
hace muy bien y gente que lo hace muy mal. Le parece que la labor de
divulgación que hacen los blogueros es muy laudable y cree que necesaria.
Toda la crítica que hace en la novela
contra los críticos es real y la hace por servir a intereses no literarios. Los
blogs, puede ocupar su lugar, porque la importancia que le da a la literatura,
tanto la prensa escrita como la digital, es cada vez menor. Hoy es cada vez más
difícil que te hagan una entrevista para hablar de literatura, porque con la
crisis de la prensa y la necesidad de vender periódicos para sobrevivir, los
periódicos tradicionales creen que a la gente lo que le interesa la política,
mientras que los digitales buscan el sensacionalismo.
Nos decía que nosotros, los blogueros,
venimos a ser los críticos de hoy y de mañana, que es bueno que existan para
ayudar a orientar a los lectores.
En Mirlo blanco, cisne negro, se habla
mucho de los críticos. Uno de los errores de la crítica tradicional fue usar
ese oficio para hacer guerras literarias. Además, los suplementos literarios
fueron muy sectarios, sirviendo a intereses editoriales e ideológicos, que en
algunos casos iban unidos de la mano en el periódico que les pagaba. Una
crítica de uno de los más prestigiosos suplementos (se refiere a los años
80-90) podía significar si era positiva que un libro desconocido disparara sus
ventas, o en caso de ser negativa, que no se vendiese.
Era una época en la que se movía mucho
dinero, con anticipos muy jugosos, porque las ventas lo eran. Él, que no se
considera precisamente un autor de grandes ventas, cuando firmó el contrato de La tempestad, novela con la
que ganó el Premio Planeta 1997, firmó una cláusula por la que no cobraría derechos
de autor hasta haber vendido 500.000 ejemplares. Y cobra dichos derechos, nos
dice.
Esas cifras hoy día son muy difíciles de
alcanzar, porque un libro raramente llega a los cien mil ejemplares. Los libros
de grandes ventas han visto caer sus cifras en picado.
A eso hay que sumar que algunos de los
libros más vendidos son de “famosos” contando sus supuestas vidas. Aunque por
otra parte, las editoriales gracias al dinero que ganar con esos libros, pueden
publicar otros.
Inevitable preguntar por lo que hay de él en cada personaje.
En los dos escritores protagonistas hay
cosas que son de él y cosas que no lo son. Alex y Octavio son dos personajes
completamente opuestos. Alex vive fascinado por el éxito, mientras que Octavio
es un misántropo y probablemente por eso vive al margen del público.
En cuanto a Alex al que se define como
mesetario, Prada nos comenta que él ganó el Planeta cuando vivía en Zamora y
fue entonces cuando vino a Madrid, después de “triunfar”, no antes como hace
Alex. Por eso su experiencia no es semejante.
No tenía tanto de Madrid y por eso el
éxito relativo lo vivió sin la tensión con que lo hace Alex.
(A proposito de las semejanzas, no deja de ser curioso lo que la propia editorial nos comenta en el dossier de prensa, pues el argumento de Madonna es semejante al de La tempestad, con la que el autor ganó el Premio Planeta y El arte de pasar hambre, la primera novela de Saldaña, guarda parecido con Las máscaras del héroe, la primera novela de Juan Manuel de Prada. También una de las novelas de Prada se llama Me hallará la muerte y la que escribe Saldaña Volverán banderas victoriosas, dos fragmentos tomados del himno falangista Cara al sol)
A
la hora de hablarnos del estilo literario, nos dice que
es estilo es la huella dactilar del escritor, la radiografía de su alma. Si cogiéramos
una obra de Valle Inclán y la escribiéramos con el estilo de Baroja, sería un
bodrio.
¿Estilo
sencillo o alambicado? (¿El estilo de Álex o el de Octavio?)
Cada autor debe buscar su estilo. Es la
búsqueda de la luz propia. Por eso lo de Octavio Saldaña es un disparate, al
intentar transformar la sencillez en algo rebuscado.
Por otra parte, el autor evoluciona con
la edad. Normalmente la evolución es a menos barroquismo. Además, el
conocimiento del alma humana la dan los años, de ahí también la evolución con
la edad a hacer personajes más complejos.
¿Cambiaría
algo de la novela?
Si pudiera volver atrás cambiaría el
enfoque publicitario, esa faja promocional de la novela que dice: «Un ajuste de
cuentas conmigo mismo y con el mundo editorial». Da a entender un ataque al
mundo editorial cuando en realidad se refería más a un saldo, a una necesidad
de mirar el debe o el haber. Él se ve ya viejo. Lleva veintidós años publicando
libros, alguno más viviendo de la literatura y aún más sabiendo que su vocación
es la literatura, una vocación con la que ha vivido muchas cosas y pasado por
muchos estados de ánimo. Es ahora cuando la alcanzado una frágil serenidad.
Sintió que podía hacer una
recapitulación de su vida y en lugar de una autografía, intentó a través de
esos dos personajes mostrar dos modos diferentes de sentir. En ese sentido es
el ajuste de cuentas.
Hay juicios duros contra él mismo a
través de los protagonistas. Pero en la novela se golpea a tipos humanos, no a
personas concretas, que es justo lo que todos parecen haber ido buscando con
esa faja, poniendo nombres y apellidos reales a cada uno de los personajes que
sale.
Puestos a buscarlas, hay semejanzas. Por
ejemplo Umbral era hijo de madre soltera y tiraba libros a la piscina, pero eso
no quiere decir que Saldaña sea Umbral.
Mirlo blanco, cisne negro comienza
pareciendo una novela satírica y un tanto barroca y luego no va de eso, Es una historia de relaciones humanas.
Le ocurre con casi todos sus libros.
Hace una literatura barroca y la toma de contacto suele ser al principio un
poco dura, pero al avanzar, los lectores la van encontrando más sencilla.
El comienzo de Mirlo blanco, cisne negro
es como un plano panorámico mostrando el mundillo literario. También se
arrepiente de ese principio de sátira literaria, porque luego la novela no es
nada de eso.
¿Álex es
inocente o busca el éxito a toda costa?
La intención del autor es sembrar la sospecha,
aunque en el epílogo da a entender claramente lo que piensa de él. Podemos
verlo ya desde el primer capítulo como un trepa.
¿Cuál es su relación con otros escritores,
noveles o consagrados?
Le gusta la relación con los escritores
nuevos, porque es una transfusión de entusiasmo con la literatura, pues a
medida que pasan los años te va comiendo el oficio. Te transmiten el ardor por
la literatura.
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Salón del Hotel Only You |
El auténtico lector es ecléctico. El
lector de un solo libro es peligroso. Él se formó leyendo libros muy diversos y
ahora salta de contemporáneos a clásicos, salvo las interferencias con los
libros que está leyendo y que le obligan a un determinado tipo de lectura como
documentación. Esa variedad le permite disfrutar con escritores muy diversos.
Nos confesó que empezó a leer en la
biblioteca como Saldaña, siguiendo las estanterías por orden alfabético.
Durante años se preció de leer un libro el día.
A medida que te haces más escritor, te
haces menos lector.
Le preguntamos por la Generación Nocilla
de la que habla en la novela. Nos dijo que la
Generación Nocilla
fue un grupo de escritores de su generación, pero surgieron una década después
de que él empezara a escribir. En realidad no engloba a nadie. Lo hace en forma
irónica pero sin referirse a nadie en concreto.
Escogió como protagonistas a un autor
más joven y a otro más viejo, para que no se viera como una imagen
autobiográfica, pues ninguno tiene su edad.
Por último nos confesó que su ilusión
hubiera sido poder hacer una serie de novelas que abarcaran la historia del
siglo XX, partiendo de la pérdida de las colonias (ya lo hizo con Morir
bajo tu cielo en el que trató el tema de los últimos de Filipinas, tan
de moda ahora con la película) y seguir por la semana trágica hasta la
actualidad.
(Por cierto, las croquetas que nos pusieron estaban muy ricas)
FICHA TÉCNICA
Autor: Juan Manuel de Prada
Editorial: Espasa, 2016
Encuadernación: Tapa dura