Un traidor como los nuestros
John Le Carré
Título: Un traidor como los nuestros
Autor: John Le Carré
Editorial: Plaza
& Janes Editores, 2010
Encuadernación:
Tapa dura
Páginas: 384
PVP: 22,90 €
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas: 448
PVP: 9,95 €
JOHN LE CARRE
Cuando la gran
discusión a nivel mundial, que no solo en España es la edad de jubilación, que
queramos o no va a llegar como mínimo a los 65 reales, aunque en muchos casos
lo sobrepasará y llegará hasta los 67 años, John Le Carré, con sus ochenta y
cinco años (nació en octubre de 1931), está muy lejos de la jubilación, pues no
sólo nos presenta su nueva novela, sino que ya tiene otra camino de la
imprenta.
Dice la wikipedia de él: «Fue profesor en la de Eton entre 1956 y 1958. Perteneció al cuerpo diplomático británico entre 1960 y 1964». En realidad un eufemismo para decirnos que trabajó en el servicio secreto británico, que tuvo que abandonar cuando se descubrió que era él el que estaba publicando las novelas de espías, que en cierto modo desentrañaban el modo de ser del servicio secreto británico.
John Le Carré es el mejor representante de lo que podíamos llamar novela
de espías, aquella que comenzó en 1961 con el agente Smiley en Llamada
para el muerto, y que de un modo u otro ha continuado hasta nuestros días,
con las veintitrés novelas que ha publicado en España hasta el momento:
Llamada para el
muerto (Call for the dea, 1961). Serie "Smiley"
Asesinato de
calidad (A Murder of Quality, 1962). Serie "Smiley"
El espía que
surgió del frío (The Spy who Came in from the Cold, 1963). Premios Edgar y Gold
Dagger
El espejo de los
espías (The Looking Glass War, 1965)
Una pequeña
ciudad de Alemania (A Small Town in Germany, 1968)
El amante
ingenuo y sentimental (The Naïve and Sentimental Lover, 1971)
El topo (Tinker, Tailor, Soldier, Spy, 1974). Serie "Smiley"
El honorable colegial (The Honourable Schoolboy, 1977). Serie "Smiley"
La gente de Smiley (Smiley's People, 1979). Serie "Smiley"
El topo (Tinker, Tailor, Soldier, Spy, 1974). Serie "Smiley"
El honorable colegial (The Honourable Schoolboy, 1977). Serie "Smiley"
La gente de Smiley (Smiley's People, 1979). Serie "Smiley"
La chica del
tambor (The Little Drummer Girl, 1983)
Un espía
perfecto (A Perfect Spy, 1986)
La casa Rusia
(The Russia House, 1989)
El peregrino
secreto (The Secret Pilgrim, 1990)
El infiltrado
(The Night Manager, 1993)
Nuestro juego
(Our Game, 1995)
El sastre de
Panamá (The Tailor of Panama, 1996)
Single &
Single (Single & Single, 1999)
El jardinero fiel (The Constant Gardener, 2001)
Amigos absolutos
(Absolute Friends, 2003)
La canción de
los misioneros (The Mission Song, 2006)
El hombre más
buscado (A Most Wanted Man, 2008)
Un traidor como
los nuestros (Our Kind of Traitor, 2010)
Una verdad delicada (A Delicate Truth) 2013
Una verdad delicada (A Delicate Truth) 2013
Es el responsable de habernos contado un mundo oculto, el de los agentes
secretos que lucharon durante la guerra fría, una lucha entre Rusia y
Occidente, que con la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS
parecía que ya no tenía sentido. Por eso Le Carré se recicló y pasó a
mostrarnos una realidad distinta, como los tiempos han evolucionado y con ello
los intereses de los poderosos. Porque espiar se sigue espiando y los servicios
secretos siguen estando detrás de los acontecimientos mundiales.
Así en El
sastre de Panamá se hacen presentes los intereses americanos en esa
delicada parte del mundo tan cercana a ellos y su manipulación de gobiernos
para seguir teniendo ese enclave bajo control. El jardinero fiel suponía
una denuncia contra las multinacionales farmacéuticas que utilizaban los países
africanos y sus habitantes como conejillos de indias. Vuelve en La
canción de los misioneros a África para denunciar la intrusión de las
grandes corporaciones multinacionales en la política y vida de aquellas gentes
con el único propósito de explotarlas y sacar cuantos más beneficios mejor.
En El hombre más buscado nos muestra las paranoias de los
servicios secretos ahora que sus objetivos han cambiado desde los atentados del
11 S, en que los islamistas son el objetivo a combatir aunque no se tenga ni
idea de cómo.
En Un traidor como los nuestros, el protagonista no podía ser otro que el mundo de las finanzas internacional.
En Un traidor como los nuestros, el protagonista no podía ser otro que el mundo de las finanzas internacional.
ARGUMENTO de UN TRAIDOR COMO LOS NUESTROS
«Dimmitri Vladimirovich Kasnov, a quien llaman Dima, (…) está dispuesto a negociar a través de los intermediarios, el catedrático Perry Makepiede y la señora Gail Perkins, abogada, un acuerdo con las autoridades de Gran Bretaña, en beneficio mutuo, respecto al permiso de residencia permanente para toda la familia a cambio de cierta información muy importante, muy urgente, muy vital para la Gran Bretaña de su Majestad». (Página 85)
Un mafioso ruso,
especialista en el blanqueo de grandes cantidades de dinero, sabiéndose en el
punto de mira de sus jefes, decide protegerse a él y a su familia con la
información que tiene de sus operaciones. Para ello decide utilizar a Perry y
Gail, una pareja de enamorados que está pasando sus vacaciones en la
paradisíaca isla de Antigua. Todo comienza de un modo aparentemente ingenuo con
una partida de tenis, deporte en el que Perry fue profesional.
Perry al que Dima da el apelativo de “catedrático del juego limpio”, es incapaz de resistirse a la propuesta que Dima le hace:
Perry al que Dima da el apelativo de “catedrático del juego limpio”, es incapaz de resistirse a la propuesta que Dima le hace:
«Es el Perry incapaz de resistirse a un reto siempre y cuando tenga las de perder». (Página 80).
«Gail siempre ha sabido que el llevaba dentro, en estado latente, a un romántico en espera de ser despertado cuando se presentase la oportunidad de actuar con entrega desinteresada, y si se olía en el aire un tufillo de peligro, tanto mejor». (Página 238)
Aunque Perry quiere dejar fuera del peligroso juego a Gail, finalmente los
dos se encuentran juntos trabajando para la Agencia.
«Ustedes no son espías. Así que, por favor, no intenten serlo». (Página 242)
Una Agencia para
la que Le Carré no reserva duras palabras:
«-Tendrá que aceptar nuestra palabra.-¿La palabra de su Agencia?-De momento, si.-¿En virtud de qué? ¿No se supone que son ustedes esos caballeros que miente por el bien del país?-Esos son los diplomáticos. Nosotros no somos caballeros.-Así que mienten para salvar el pellejo.-Se equivoca otra vez. Esos son los políticos. Un mundo totalmente distinto». (Página 162)
Y es así como estos espías que no son espías, se ven metidos en un turbio
mundillo de intereses de la mano de Hector y Luke, dos hombres de la Agencia
que por su veteranía ya han pasado por muchas vicisitudes y que no gozan en
esos momentos del favor de sus jefes.
UN TRAIDOR COMO LOS NUESTROS
Hablar de Un traidor como los nuestros es sin duda hablar del sistema financiero. Cualquier encuesta os diría que la preocupación principal en España, muy por encima del miedo al terrorismo, es la crisis, la situación financiera. Cuando analizo la situación de nuestro país, las decisiones políticas y económicas que se están tomando para salir de esta desesperante situación, reconocida por el Rey en su discurso de Navidad como algo que no puede pasarse por alto, tengo la sensación de que somos marionetas. No me refiero a los españoles, sino a la población mundial en general. No gobiernan los gobiernos, ni aquí ni en Francia, ni en Italia, ni en Inglaterra, ni siquiera en Alemania o Estados Unidos.
Las recetas que
se están tomando son las mismas y vienen dictadas por… Buena pregunta, ¿quién
es el que está tomando las decisiones e imponiendo recetas de dudosa eficacia para
la salvación? ¿Para la salvación de qué, de la economía de ese país o de sus
intereses particulares?
En una egolatría sin límites, han dado en pensar que sus problemas son los problemas de los demás y que solucionándoselos, se va a solucionar todo. Sí, estoy hablando de la Banca, origen y causa de todos los males que estamos padeciendo por su desmedida ambición, su ansia de beneficios imposibles y su habilidad para que sus errores los paguen los demás.
En una egolatría sin límites, han dado en pensar que sus problemas son los problemas de los demás y que solucionándoselos, se va a solucionar todo. Sí, estoy hablando de la Banca, origen y causa de todos los males que estamos padeciendo por su desmedida ambición, su ansia de beneficios imposibles y su habilidad para que sus errores los paguen los demás.
Y es de ese mundo del que va a hablarnos Le Carré en esta novela, del mundo de las altas
finanzas en que políticos sin escrúpulos
también participan para conseguir los objetivos de esos beneficios, donde no
importa la procedencia del dinero, y donde un grupo de abogados manipula la ley
en beneficio propio.
Porque detrás de todos los males del mundo, anda siempre un grupo de
abogados participando en el blanqueo del dinero, en darle legalidad a lo que no
es más que pillaje y hechos delictivos. Por ejemplo, es sabido que detrás de
los secuestros de barcos pesqueros, están abogados de las islas británicas, que
son los que mueven los hilos para que puedan efectuarse los cobros de los
rescates, y posiblemente sean también los que dicten los posibles objetivos.
Parece que
estamos ante un todo vale con tal de obtener beneficios, y al que estorbe, lo
barreremos del camino. Todo eso sí, por el bien de la propia nación:
«¿Qué hay de malo en convertir dinero negro en blanco? (…) ¿Dónde preferirías ver ese dinero? ¿Negro y circulando por ahí? ¿O blanco y depositado en Londres en manos de hombres civilizados, disponible para fines legítimos y por el bien público? ». (Página 232)
No está nada mal como justificación, porque de eso va a tratarse en la
novela, de un mafioso ruso, artista en el arte de blanquear dinero negro, que
está dispuesto a exponer los implicados en todo ese tráfico de dinero ilegal.
El problema es que eso afecta no a mafiosos rusos, sino a gente importante de
los gobiernos.
IMPRESIÓN PERSONAL
Tal vez resulte un tanto osada la comparación, pero aún siendo dos estilos
de escritura muy distintos, John Le Carré se me asemeja mucho a Arturo Pérez-Reverte, o al revés, que Le Carré es bastante mayor que él. Las novelas de Arturo Pérez-Reverte se dividen entre las que acaban mal y las que acaban
muy mal, algo que comparte con Le Carré, que no puede evitar que todas sus
novelas estén impregnadas de un gran pesimismo y mucha tristeza.
Sumémosle a eso que sus protagonistas son unos perdedores, a conciencia de que lo son, sabiendo que luchan por causas perdidas o al servicio de unos superiores, llámeseles Rey, Estado o Nación, que en ningún caso están a la altura de aquellos que les sirven.
Protagonistas que al mismo tiempo no son prototipos de héroes clásicos, imagen del bien, sino que están llenos de claroscuros y ambigüedades morales. Al igual que los soldados de Pérez-Reverte luchan por su Rey pero sin perder ocasión de buscarse la vida en beneficio propio, los espías de Le Carré dan en todo momento la impresión de estar librando una batalla privada al margen de lo que determina la Agencia.
Sumémosle a eso que sus protagonistas son unos perdedores, a conciencia de que lo son, sabiendo que luchan por causas perdidas o al servicio de unos superiores, llámeseles Rey, Estado o Nación, que en ningún caso están a la altura de aquellos que les sirven.
Protagonistas que al mismo tiempo no son prototipos de héroes clásicos, imagen del bien, sino que están llenos de claroscuros y ambigüedades morales. Al igual que los soldados de Pérez-Reverte luchan por su Rey pero sin perder ocasión de buscarse la vida en beneficio propio, los espías de Le Carré dan en todo momento la impresión de estar librando una batalla privada al margen de lo que determina la Agencia.
Me parece digno
de admiración el esfuerzo de Le
Carré de no quedarse encasillado en la Guerra Fría, repitiendo una y otra vez las mismas aventuras, pero ya desfasadas y
alejadas de la realidad actual. Un esfuerzo que se ve recompensado por los
resultados, una ácida visión de la actualidad mundial, no apta para aquellos que se encuentren depresivos, porque lejos de
alentar esperanzas de que este mundo puede cambiar, Le Carré nos transmite todo lo contrario: Todos los
esfuerzos van encaminados a que los poderosos sigan manteniendo y aumentando su
cuota de poder y control sobre el mundo.
Con el muro de
Berlín derrumbado, la URSS dividida en girones y China que a lo tonto va a lo
suyo, los espías se han reciclado. El problema es que los
Gobiernos se han globalizado, parecen títeres de los que alguien en la sombra mueve sus hilos en busca
de unos intereses que nada tienen que ver con la de aquellos a quienes
gobiernan. Y si para esos fines hay que declarar una guerra de divisas, hacer
caer la Bolsa de ese país, o encarecer su deuda hasta el punto de que el país
se vaya a la quiebra, pues se hace. ¡No importan las personas!, meros estorbos
en pro de una economía mejor. Lástima que esa economía sea la suya y no la
nuestra.
Algo que diferencia las novelas de Le Carré, es el
cuidado que presta a sus personajes, muy por encima de la acción que se le puede suponer
a una novela de espías. No es la excepción Un traidor como los nuestros,
en que desde el personaje mafioso, a los jóvenes ingleses o a sus instructores
espías, Le Carré se molesta en dotarlos de una personalidad propia y compleja a cada uno de
ellos.
Es cierto que ese detenimiento que emplea en la creación de los personajes, puede en algunos momentos ir en detrimento del ritmo narrativo. Pero si no fuera así, no se trataría de Le Carré, sino de cualquier otro autor.
Es cierto que ese detenimiento que emplea en la creación de los personajes, puede en algunos momentos ir en detrimento del ritmo narrativo. Pero si no fuera así, no se trataría de Le Carré, sino de cualquier otro autor.
No está Un traidor como los
nuestros entre las mejores novelas del autor, pero sigue
demostrando que, a pesar de su avanzada edad, sigue
mereciendo la pena leer la visión de Le Carré sobre el mundo actual, por más que esa visión no sea optimista ni la que nos gustaría tener.
VALORACIÓN: 8/10
LA PELÍCULA
Se estrena en España el 18 de noviembre la versión cinematográfica de Un traidor como los nuestros. No es una
novedad que una novela de Le Carré sea llevada al cine, pues ya lleva unas
cuantas adaptaciones:
'El espía que surgió del frío' (1965) ('The Spy Who Came in from the
Cold'), de Martin Ritt.
'Llamada para el muerto' (1966) ('The Deadly Affair', sobre su
libro 'Call for the Dead'), de Sidney Lumet.
'El espejo de los espías' (1969) ('The Looking Glass War'), de
Frank Pierson.
'La chica del tambor' (1984) ('The Little Drummer Girl'), de
George Roy Hill.
'La casa Rusia' (1990) ('The Russia House'), de Fred
Schepisi.
'El sastre de Panamá' (2001) ('The Tailor of Panama'), de John
Boorman.
'El jardinero fiel' (2005) ('The Constant Gardener'), de
Fernando Meirelles.
'El topo' (2011) ('Tinker, tailor, soldier, spy'),
de Tomas Alfredson en 2011.
Una película dirigida pos Susanna White
con Ewan McGregor, Stellan
Skarsgård, Damian Lewis, Naomie Harris, Alicia von
Rittberg, Grigoriy
Dobrygin, Jeremy
Northam, Mark Stanley, Pawel Szajda en los principales papeles.
Os dejo con el trailer de la película
La verdad es que hace tiempo que no leo al autor y mira que lo que he leído me gusta. Estos días tan tenebrosos me acuerdo de Khimera y por lo que cuentas este libro va también de la misma temática, de la realidad que se nos pretende ocultar.
ResponderEliminarBUena reseña. Tomo nota!!!
Leí cuando tendría 15 o 16 años "El jardinero fiel" como lectura para el instituto y no me entusiasmó, aunque sí que disfruté de la película. Y es por ese regusto amargo que evito a este autor, en este caso la trama tampoco me atrae en exceso así que lo dejaré pasar.
ResponderEliminarBesitos