Eduarco Sacheri
La noche de la Usina
FICHA TÉCNICA
Título: La noche de la Usina
Autor: Eduardo Sacheri
Editorial: Alfaguara, 2016
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 363
EDUARDO SACHERI
De él nos dice la editorial:
Eduardo Sacheri nació en Buenos Aires en 1967.
Profesor y licenciado en Historia, ejerce la docencia universitaria y
secundaria. Ganador del XIX Premio Alfaguara de novela por La noche de la Usina (2016),
ha publicado los libros de relatos Esperándolo a Tito y otros cuentos
de fútbol (2000; Alfaguara, 2015), Te conozco, Mendizábal y otros
cuentos (2001), Lo raro empezó después. Cuentos
de fútbol y otros relatos (2004), Un viejo que se pone de pie y otros cuentos (2007), La vida que pensamos. Cuentos de fútbol (Alfaguara,
2013); la antología Las llaves del reino (Alfaguara,
2015), y las novelas Aráoz y la verdad (Alfaguara, 2008), El secreto de sus ojos (2005; Alfaguara, 2009), Papeles en el viento (Alfaguara, 2011) y Ser feliz era esto (Alfaguara,
2014). Colabora en diarios y revistas nacionales e internacionales.
El secreto de
sus ojos fue
llevada al cine por Juan José Campanella y obtuvo, entre otros premios, el
Oscar a la mejor película extranjera, su guion estuvo a cargo del propio
Sacheri y de Campanella. Ambos volvieron a trabajar juntos en Futbolín, cinta de animación en
3D, basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa, que recibió el premio Goya a
la mejor película de animación. Las narraciones de Sacheri han sido publicadas
en medios gráficos de Argentina, Colombia y España, e incluidas por el
Ministerio de Educación argentino en sus campañas de estímulo de la lectura. Su
obra ha sido traducida a más de veinte idiomas.
ARGUMENTO de LA NOCHE DE LA USINA
El propio autor, en el
prólogo de la novela, nos narra de un modo muy peculiar el argumento:
«Uno podría pensar que en un pueblo chico como O’Connor no hay modo de guardar un secreto, Y sin embargo la noche de la Usina es un secreto, Un secreto a medias, es verdad. Un secreto hecho de asuntos sabidos y confundidos a propósito, o por azar, o por las dos cosas.(…)Diría que en ella hay un villano, un accidente de autos y un gerente de banco que huye pero termina alcanzado por la muerte. Un tipo que sumerge una topadora en la parte más profunda de la laguna y un muchacho que escapa para siempre. Una chica enamorada, unos cables eléctricos enterrados a lo largo de kilómetros y un hombre que llora porque sabe que jamás será feliz. Un albañil rencoroso a punto de morir y una estación de servicio en el empalme de la ruta». (Página 14)
LA NOCHE DE LA USINA
La noche de la Usina
ha sido la novela ganadora del Premio
Alfaguara de Novela 2016. Una novela del argentino Eduardo
Sacheri que nos va a llevar al interior de la pampa argentina. Y esto
que puede parecer banal, es un aviso para los posibles lectores de la novela,
porque evidentemente los diálogos de los personajes son con giros argentinos. De
no hacerlo, la novela no sería creible. Aunque a lo largo de esta reseña veréis
varios ejemplos, vaya por delante un breve párrafo:
«-Descanse, nomás, soldado-Era sí, nomás. ¿Y por qué hizo la colimba en Mendoza?» (Página 276)
Eso implica por parte
del lector español un pequeño esfuerzo al principio para cogerle el ritmo a
este lenguaje. Pero os aseguro que al final merece la pena, porque la historia
que nos narra es universal, por más que O’Connor, el pueblo en el que viven los
protagonistas sea un pueblo dejado de la mano de Dios al que apenas llega nadie
y que, si todavía lega un tren, es porque hasta se han olvidado de quitárselo.
Un lugar al que el progreso ha dejado de la mano. Y el trabajo, es un bien casi
inexistente.
«-En O’Connor da lo mismo, Silvia –interviene Fontana-. No hay laburo. No hay computadoras. No hay un carajo, Estamos vacunados contra el progreso y todas sus consecuencias.-Las buenas y las malas –corrobora Perlassi». (Página 22)
La reflexión sobre el
bien y el mal, los que son buena gente y los que no lo son, aquellos a los que
llama hijos de puta, es tan válida en Argentina como en España. Y es una
reflexión que salpica de un modo continuo las páginas de la novela.
«Los hijos de puta no saben que son hijos de puta. Mejor dicho: se creen que no. Que son buena gente, O gente común, por lo menos. El hijo de puta tiene siempre cincuenta razones que lo justifican, Cincuenta motivos que lo cubre, que lo escudan, que lo limpian. Vas a ver. Preguntale. A Manzi o a cualquier otro hijo de puta. Te van a decir que no. Que ellos no son malos. Que los hijos de puta son los otros. Los que los consideran hijos de puta». (Página 109)
«-La pregunta es esta, mi amigo: ¿hay tantos hijos de puta como uno cree, o la influencia de los hijos de puta sobre sus semejantes es mayor que la de la gente buena, y es por eso que uno cree que son más que los que en realidad son?» (Página 212)
«¿Sabes cuál es mi duda? Si los tipos como Manzi piensan que los hijos de puta son ellos o son los demás. Los que le hacen la contra.-No te entiendo.-Claro. Manzi nos cagó. Eso nosotros lo sabemos. Pero Manzi: ¿piensa que nos cagó? ¿O piensa que hizo un negocio y que, de haber podido, nosotros habríamos hecho lo mismo?» (Página 213)
«-En eso tenés razón.-¿En que son las diez menos uno?-No. En que casi todos los hijos de puta se creen que no son hijos de puta.-Qué bueno, ¿no?-¿Qué cosa?-Eso de ser un hijo de puta y creerse buena gente. Hacés lo que querés. Cagás a medio mundo y dormís como un angelito». (Página 214)
¿Por qué tanta
reflexión sobre el tema? Porque en la novela hay un malo malísimo: Fortunato
Manzi. Un empresario que, con tal de conseguir más riqueza, no le importa pasar
por encima de nadie. Aunque claro, para él los demás son nadie:
«Para Perlassi, después de todo lo que pasó, Fortunato Manzi es el enemigo, Pero después de lo sucedido. Antes no. Y para Manzi, Fermín Perlassi es nadie. Antes o después. Si se detiene un poco a pensarlo, sí, Perlassi es aquel ex jugador de fútbol nacido en O’Connor que fue muy conocido en los años sesenta. Nada más. Ah, y es el dueño de una estaci8ón de servicio desvencijada en el acceso viejo al pueblo. Punto». (Página 63)
Manzi, gracias a una
información privilegiada del banco, consigue quedarse con el dinero en dólares
de toda una serie de pequeños inversores a los que el apoderado del banco hace
que cambien sus dólares por pesos argentinos, justo el día antes del corralito,
con lo que su moneda no solo perdió todo su valor, sino que además no podían
sacarla más que muy poco a poco del banco, con lo que la compra que iban a
realizar para montar una empresa no puede llevarse a cabo.
La noche de la Usina
es la historia de su venganza,
del gran robo que van a realizar para llevarse el dinero que en su día Manzi
les rogbó y que ahora esconde en una gran cámara abovedada y enterrada en medio
de un campo.
Para llevar a cabo su
proyecto, se inspiran en una gran película: “Cómo robar un millón”. Esta es la referencia principal al cine que
hay en la novela, pero no es la única, pues Perlassi es un gran aficionado al
cine.
«Como robar un millón. Audrey Hepburn. Peter O’Toole. Hugh Griffith. Charles Boyer también está». (Página 184)
No podemos dejar de
lado el hecho de que Eduardo Sachieri tiene un Óscar por su guion de El
secreto de tus ojos. De hecho, La noche de la Usina es una novela
que cuando la leía, pensaba en que podía salir de ella una gran película. Es
más, veía a Hector Alterio en uno de los protagonistas. Lo que no sé es en
cual entraría Ricardo Darín, pero seguro que puede hacérsele un hueco.
De hecho, la novela me
recordó a alguna de esas ingenuas pero al mismo tiempo maravillosas películas
españolas que nos narraban atracos cometidos por un grupo de gente sencilla
como aquel de Atraco a las tres.
No obstante, dice Eduardo
Sachieri que sus novelas no las escribe pensando en su comercialización
posterior en el cine, aunque evidentemente no le disgusta dicha posibilidad.
También se hace
presente en La noche de la Usina el fútbol, ese mundo con el que comenzó a escribir relatos y que de un
modo u otro se hace presente en sus novelas. En este caso a través de la figura
de un ex jugador de fútbol que, a pesar de la fama que obtuvo, decidió volver a
O’Connor a vivir el resto de su vida.
Lo que no sabía es que
vuelve también al universo de los personajes que creó en Aráoz y la verdad, en que
un hombre viaja a O’Connor para que Perlassi (uno de los grandes protagonistas
de esta novela) le cuente qué pasó en un partido que dejó fuera del campeonato
a Deportivo Wilde cuando era un chico.
Dice el autor que era
una deuda pendiente con los personajes y el lugar, pero que considera que
ahora, esa faceta ya queda cerrada con esta novela.
El humor está muy presente en
toda la novela. Probablemente no para reírse a carcajadas, pero sí para que una
sonrisa aparezca con frecuencia durante la lectura del libro. Un humor que dice
su autor que no es buscado, que le sale tal cuál es, como válvula de escape
para quitar tensión a situaciones dramáticas. Porque el libro, si nos paramos a
pensarlo es de una gran crudeza: que todo un grupo de gente que se reúne para retomar
una vieja fábrica y sacarla adelante con un nuevo proyecto se quede sin su plan
y sin su dinero por culpa de un aprovechado, no es precisamente una situación
como para reírse.
IMPRESIÓN PERSONAL
La noche de la Usina
es una novela que ha ido a más en mi valoración a medida que avanzaba la novela
y a medida que han pasado los días desde que la leí. Porque tras un prólogo que
es una maravilla, he de reconocer que me costó un tanto hacerme con el ritmo de
la novela durante unas páginas, hasta que me acostumbré al ritmo y al lenguaje
de los diálogos de los protagonistas.
El autor ha conseguido
lo que, contado de otra manera hubiera podido ser una novela crudísima, en una
novela que en muchos momentos arranca mi sonrisa. Una novela que invita a creer
que esos “hijos de puta” que tanto abundan en este mundo y de los que nos habla
la novela, no siempre van a ganar. Solo por esa invitación al optimismo que en
ella podemos ver, a ese himno a la solidaridad que es toda la novela, merece la
pena leerla.
Una novela por otra
parte coral, repleta de personajes e historias de los mismos que configuran un
lugar tan peculiar como es O’Connor, ese pueblo dejado de la mano de Dios y de
sus gobernantes. Un universo que Eduardo Sacheri nos invita a visitar de la
mano de sus personajes.
VALORACIÓN: 9/10
Pedro me lo apunto.
ResponderEliminarOoohhh!! Este me lo llevo apuntadísimo!
ResponderEliminarBesotes