martes, 15 de septiembre de 2015

LA CIUDAD DE LOS OJOS GRISES (FÉLIX G. MODROÑO)

La ciudad de los ojos grises
Félix G. Modroño




FICHA TÉCNICA

Título: La ciudad de los ojos grises
Autor: Félix G. Modroño
Editorial: Algaida, 2012
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 399
PVP: 18,00 €






FÉLIX G. MODROÑO

Félix G. Modroño es un escritor vizcaíno, afincado en Sevilla. Tras publicar Villalpando, paisajes y rincones (2002), en homenaje al pueblo zamorano de sus padres, se animó a emprender la aventura de su primera novela, La sangre de los crucificados (2007), protagonizada por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII, que también sería el personaje central de su siguiente obra: Muerte dulce (2009).
Con La ciudad de los ojos grises (2012) cosechó un gran éxito de ventas y el reconocimiento de los lectores.
Secretos del Arenal (2014) ha obtenido el XLVI Premio de Novela Ateneo de Sevilla.







De París a Bilbao

ARGUMENTO

-Dime una cosa. Nunca te lo he contestado, y puedes no contestar.
-Adelante. Déjate de rodeos.
-¿Tú también estabas enamorado de ella?
-Somos unos pringaos -fue su respuesta, mientras la añoranza esbozaba una sonrisa en sus labios apretados.
-Hazme un favor; averigua quién lo hizo.
-No te quepa la menor duda. (Página 80)

Alberto Gastiasoro se ve obligado a regresar precipitadamente desde París a Bilbao al enterarse de la noticia de la muerte de la mujer que fue su gran amor de juventud.
Al parecer la muerte no fue tan accidental como se ha hecho creer, por lo que pide a su antiguo compañero de cuadrilla, hoy importante cargo de la policía, que averigüe quién ha sido el culpable. Una investigación en la que él mismo se involucra y que pondrá en peligro su vida.






LA CIUDAD DE LOS OJOS GRISES

La ciudad de los ojos grises es una novela histórica que nos cuenta como telón de fondo el cambio que sufrió una ciudad Bilbao, hasta convertirse en la gran urbe que hoy día es:
La generación de Alfredo Gastiasoro se convirtió en testigo de un hecho demográfico sin precedentes: su pequeña villa de dieciocho mil habitantes, que apenas había experimentado cambios desde su fundación por don Diego López de Haro en 1300, superaba las cien mil almas en menos de cuarenta años. Gentes de toda ideología, calaña y condición que debían aprender a convivir. (Página 23)

Pero es mucho más que una novela histórica, porque también podríamos considerarlo como una guía del viajero en la que se nos describirá el Bilbao de los primeros años del siglo XX. Es también una novela de intriga, con elementos de novela negra, porque turbio y cargado de intereses inconfesables era el mundo de la construcción y la especulación en el Bilbao de principios del siglo XX. Sin olvidar que es una historia de amor, de un amor de juventud que se vio frustrado sin que su protagonista Alfredo pudiera saber por qué.

Pero ante todo, La ciudad de los ojos grises es la historia de una pérdida, o mejor sería de decir dos: porque Alfredo pierde su ciudad y su amor. Por eso la vida de Alfredo se convierte en una constante búsqueda de aquello que tuvo y que ya no tiene. Por eso ya no vive en Bilbao sino en París. Por eso no consigue ni quiere tener una relación sentimental estable:
Alfredo echaba de menos el Café Boulevard; en realidad, echaba de menos muchas cosas, la mayoría de ellas perdidas para siempre. Quizás, le resultase imposible tratar de contener la hemorragia de la nostalgia derramada a base de vendas impregnadas de ayer. Regresas a los lugares de antaño, le causaba un doble efecto: avivaba su tristeza a la vez que se la paliaba. (Página 189)

Una nostalgia que no es solo la de un lugar, sino la de un tiempo en que todo parecía posible:
Echaba de menos la ciudad de su infancia, cuando conocía de vista a todos los fieles de la misa de San Nicolás, cuando la gente se saludaba por la calle, cuando correteaba con su cuadrilla, cuando vivían sus padres... y vivía ella. De niño, uno disfruta de los años en los que el tiempo parece no existir, sin imaginarse que pueda llegar a agotarse antes de empezar a sentirse viejo. (Página 359)

En realidad, Bilbao e Izarbe, su gran amor, van unidas de tal modo en sus recuerdos que ambas se confunden en el interior de su alma hasta convertirse en una única cosa:
Miraba a la ciudad y la veía a ella, con sus mismos ojos grises. En realidad eran dos ciudades. A un lado, la de siempre, la de calles estrechas, la de edificios antiguos, la que olía a su infancia; al otro, la de las avenidas, la de las modernas construcciones, la reciente, la que no olía a nada y que, no obstante también se llamaba Bilbao usurpándole el nombre a la vieja villa. Una Bilbao que se mostraba tan distante como cariñosa... como podía serlo una mujer... como había sido Izarbe con él. Dos Bilbaos y dos Izarbes. (Página 230)

Como crónica de una época, La ciudad de los ojos grises no tiene precio, pues nos narra una época de cambios convulsos, acelerados, de progresos científicos sin par. Una época en la que para muchos era inevitable echar de menos la sencillez de tiempos pasados, aunque eso no era un impedimento para disfrutar de las maravillas que traía el presente. Si nos fijamos bien, esta es una situación que en mucho se parece a los finales del siglo XX en el que la evolución tecnológica ha sido no solo constante, sino acelerada:
Le había tocado vivir en una época en que todo parecía posible. Demasiados cambios en tan poco tiempo como para poderlos asimilar sin sentirse desconcertado. La luz eléctrica, el automóvil, el teléfono... se unían al ferrocarril, que representaba la imagen de la modernidad y que, por otra parte, para él encarnaba su dicotomía. Maldecía el progreso y la pérdida de valores que acarreaba, pero no podía imaginar una vida sin los trenes. Trenes que utilizaba para viajar en su constante huida de sí mismo. (Página 266)

La vida de Alfredo es la historia de una huida: huye de la ciudad que adora, huye de la presencia de la mujer a la que el ama pero que sin embargo se ha casado con su hermano. Una huida a la que tiene que poner punto final al recibir la noticia de la muerte de la mujer que nunca ha dejado de amar.
-¡Última llamada para el tren de Bilbao!
Sólo un andén separaba las dos vías. De buena gana se hubiera embarcado rumbo a la capital francesa, no ya porque ella se dirigiera también allí, sino por emprender una nueva deserción: París significaba la eterna huida y Bilbao, el eterno retorno. (Página 290)

Es el momento entonces de enfrentarse al conocimiento, a averiguar quién era, cómo era realmente aquella mujer a la que amó. La mujer que un día, sin más explicaciones decide cortar con él para finalmente casarse con su hermano. Una decisión que no puede comprender, que marcará el resto de sus días, porque no puede dejar de amar a alguien que consigue que el mundo sea un lugar mejor para vivir:
-Tú si te preocupas por los demás... quizás, en exceso.
-¿Tú crees? -ella le sonrió, agradecida-. No estoy yo tan segura de eso.
-Sabes bien que si. Y además, te afanas por mejorar el mundo. (Página 326)






IMPRESIÓN PERSONAL

Hay autores que hacen de la sencillez (que no de la pobreza) su marca de estilo personal. Ese es el caso de Félix G. Modroño, que consigue que parezca muy fácil el arte de escribir. Y eso es lo que hace para mí como lector tan atractivos sus libros. Bien estructurados y fáciles de seguir, a pesar de que se narre, como es el caso de La ciudad de ojos grises en distintos planos temporales.
Personajes bien dibujados, algunos claros y transparentes como Alberto Gstaisoro, otros cargados de un misterio que habrá que descubrir poco a poco como su amada Izarbe.

Todo ello en aras de atrapar al lector en una historia cargada de nostalgia, de añoranza por aquello que la vida nos ha ido arrebatando, pero que no impide sin embargo a su protagonista de disfrutar también del día a día. Una novela que sin duda disfrutarán de un modo especial todos los aficionados a las grandes historias de amor, y que tras leerla, hará que Bilbao, la otra gran protagonista de esta historia, no puedas mirarla del mismo modo.






VALORACIÓN: 9/10




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10 comentarios:

  1. Me encantó esta novela y ese Bilbao tan neblinoso que nos dibuja el autor. Es de esas que no he olvidado :)

    Bs.

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  2. Como ya te dije es una novela que me apetece leer, porque lei Secretos del Arenal y me encantó su estilo. Besos

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  3. Yo leí Secretos del Arenal y me dejó con ganas de más, así que tengo apuntada esta novela para leerla. Me encantó la forma de narrar que tiene este autor.
    Besos.

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  4. Aún no me he estrenado yo con este autor, y sé que en casa tengo uno de sus libros y todo ... A ver si lo desempolvo.

    bsos!

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  5. No sé si me gustará tanto como a ti, pero apuntado está :)
    a ver qué tal
    un beesote

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  6. Una novela que disfruté de principio a fin. Me alegra ver que también te ha gustado.
    Besotes!!!

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  7. Si ya la portada es de las mejores que recuerdo (y lo sigo diciendo a día de hoy), la historia que cuenta es magnífica. Una gran novela, sin duda. Bien se merece la puntuación que le has puesto. Saludos.

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  8. Hace tiempo que la leí y me encantó. Me gustó mucho como lograba transportarme a los lugares (a ese antiguo Bilbao) y las situaciones. Besos.

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  9. Tengo muchas ganas de hacerme con él =)

    Besotes

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  10. Me gustó mucho, tengo su último libro esperando turno, espero que me guste tanto como este.

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