La ciudad de los ojos grises
Félix G. Modroño
Título:
La ciudad de los ojos grises
Autor:
Félix G. Modroño
Editorial:
Algaida, 2012
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
399
PVP: 18,00 €
FÉLIX
G. MODROÑO
Félix
G. Modroño es un escritor vizcaíno, afincado en Sevilla.
Tras publicar Villalpando, paisajes y rincones
(2002), en homenaje al pueblo zamorano de sus padres, se animó a
emprender la aventura de su primera novela, La sangre de los
crucificados (2007), protagonizada por el doctor Zúñiga,
un peculiar investigador del siglo XVII, que también sería el
personaje central de su siguiente obra: Muerte dulce (2009).
Con La
ciudad de los ojos grises (2012) cosechó un gran éxito de
ventas y el reconocimiento de los lectores.
Secretos del Arenal (2014) ha obtenido el XLVI Premio de Novela Ateneo de Sevilla.
Secretos del Arenal (2014) ha obtenido el XLVI Premio de Novela Ateneo de Sevilla.
De París a Bilbao
ARGUMENTO
-Dime
una cosa. Nunca te lo he contestado, y puedes no contestar.
-Adelante.
Déjate de rodeos.
-¿Tú
también estabas enamorado de ella?
-Somos
unos pringaos -fue su respuesta, mientras la añoranza esbozaba una
sonrisa en sus labios apretados.
-Hazme
un favor; averigua quién lo hizo.
-No
te quepa la menor duda. (Página 80)
Alberto
Gastiasoro se ve obligado a regresar precipitadamente desde París a
Bilbao al enterarse de la noticia de la muerte de la mujer que fue su
gran amor de juventud.
Al
parecer la muerte no fue tan accidental como se ha hecho creer, por
lo que pide a su antiguo compañero de cuadrilla, hoy importante
cargo de la policía, que averigüe quién ha sido el culpable. Una
investigación en la que él mismo se involucra y que pondrá en
peligro su vida.
LA
CIUDAD DE LOS OJOS GRISES
La
ciudad de los ojos grises es una novela
histórica que nos cuenta como telón de fondo el cambio
que sufrió una ciudad Bilbao, hasta convertirse en la gran urbe que
hoy día es:
La
generación de Alfredo Gastiasoro se convirtió en testigo de un
hecho demográfico sin precedentes: su pequeña villa de dieciocho
mil habitantes, que apenas había experimentado cambios desde su
fundación por don Diego López de Haro en 1300, superaba las cien
mil almas en menos de cuarenta años. Gentes de toda ideología,
calaña y condición que debían aprender a convivir.
(Página 23)
Pero
es mucho más que una novela histórica, porque también podríamos
considerarlo como una guía del
viajero en la que se nos describirá el Bilbao de los
primeros años del siglo XX. Es también una novela
de intriga, con elementos de novela negra, porque turbio y
cargado de intereses inconfesables era el mundo de la construcción y
la especulación en el Bilbao de principios del siglo XX. Sin olvidar
que es una historia de amor,
de un amor de juventud que se vio frustrado sin que su protagonista
Alfredo pudiera saber por qué.
Pero
ante todo, La ciudad de los ojos
grises
es la historia de una pérdida, o mejor sería de decir dos: porque
Alfredo pierde su ciudad y su amor. Por eso la vida de Alfredo se
convierte en una constante búsqueda de aquello que tuvo y que ya no
tiene. Por eso ya no vive en Bilbao sino en París. Por eso no
consigue ni quiere tener una relación sentimental estable:
Alfredo
echaba de menos el Café Boulevard; en realidad, echaba de menos
muchas cosas, la mayoría de ellas perdidas para siempre. Quizás, le
resultase imposible tratar de contener la hemorragia de la nostalgia
derramada a base de vendas impregnadas de ayer. Regresas a los
lugares de antaño, le causaba un doble efecto: avivaba su tristeza a
la vez que se la paliaba. (Página 189)
Una
nostalgia que no es solo la de un lugar, sino la de un tiempo en que
todo parecía posible:
Echaba
de menos la ciudad de su infancia, cuando conocía de vista a todos
los fieles de la misa de San Nicolás, cuando la gente se saludaba
por la calle, cuando correteaba con su cuadrilla, cuando vivían sus
padres...
y vivía ella. De niño, uno disfruta de los años en los que el
tiempo parece no existir, sin imaginarse que pueda llegar a agotarse
antes de empezar a sentirse viejo. (Página 359)
En
realidad, Bilbao e Izarbe, su gran amor, van unidas de tal modo en
sus recuerdos que ambas se confunden en el interior de su alma hasta
convertirse en una única cosa:
Miraba
a la ciudad y la veía a ella, con sus mismos ojos grises. En
realidad eran dos ciudades. A un lado, la de siempre, la de calles
estrechas, la de edificios antiguos, la que olía a su infancia; al
otro, la de las avenidas, la de las modernas construcciones, la
reciente, la que no olía a nada y que, no obstante también se
llamaba Bilbao usurpándole el nombre a la vieja villa. Una Bilbao
que se mostraba tan distante como cariñosa... como podía serlo una
mujer... como había sido Izarbe con él. Dos Bilbaos y dos Izarbes.
(Página 230)
Como
crónica de una época, La ciudad de los ojos grises no tiene precio,
pues nos narra una época de cambios convulsos, acelerados, de
progresos científicos sin par. Una época en la que para muchos era
inevitable echar de menos la sencillez de tiempos pasados, aunque eso
no era un impedimento para disfrutar de las maravillas que traía el
presente. Si nos fijamos bien, esta es una situación que en mucho se
parece a los finales del siglo XX en el que la evolución tecnológica
ha sido no solo constante, sino acelerada:
Le
había tocado vivir en una época en que todo parecía posible.
Demasiados cambios en tan poco tiempo como para poderlos asimilar sin
sentirse desconcertado. La luz eléctrica, el automóvil, el
teléfono... se unían al ferrocarril, que representaba la imagen de
la modernidad y que, por otra parte, para él encarnaba su dicotomía.
Maldecía el progreso y la pérdida de valores que acarreaba, pero no
podía imaginar una vida sin los trenes. Trenes que utilizaba para
viajar en su constante huida de sí mismo. (Página
266)
La
vida de Alfredo es la historia de una huida: huye de la ciudad que
adora, huye de la presencia de la mujer a la que el ama pero que sin
embargo se ha casado con su hermano. Una huida a la que tiene que
poner punto final al recibir la noticia de la muerte de la mujer que
nunca ha dejado de amar.
-¡Última
llamada para el tren de Bilbao!
Sólo
un andén separaba las dos vías. De buena gana se hubiera embarcado
rumbo a la capital francesa, no ya porque ella se dirigiera también
allí, sino por emprender una nueva deserción: París significaba la
eterna huida y Bilbao, el eterno retorno. (Página
290)
Es
el momento entonces de enfrentarse al conocimiento, a averiguar quién
era, cómo era realmente aquella mujer a la que amó. La mujer que un
día, sin más explicaciones decide cortar con él para finalmente
casarse con su hermano. Una decisión que no puede comprender, que
marcará el resto de sus días, porque no puede dejar de amar a
alguien que consigue que el mundo sea un lugar mejor para vivir:
-Tú
si te preocupas por los demás... quizás, en exceso.
-¿Tú
crees? -ella le sonrió, agradecida-. No estoy yo tan segura de eso.
-Sabes
bien que si. Y además, te afanas por mejorar el mundo.
(Página 326)
IMPRESIÓN
PERSONAL
Hay
autores que hacen de la sencillez (que no de la pobreza) su marca de
estilo personal. Ese es el caso de Félix
G. Modroño, que consigue que parezca muy fácil el arte
de escribir. Y eso es lo que hace para mí como lector tan atractivos
sus libros. Bien estructurados y fáciles de seguir, a pesar de que
se narre, como es el caso de La ciudad
de ojos grises en distintos planos temporales.
Personajes
bien dibujados, algunos claros y transparentes como Alberto
Gstaisoro, otros cargados de un misterio que habrá que descubrir
poco a poco como su amada Izarbe.
Todo
ello en aras de atrapar al lector en una historia
cargada de nostalgia, de añoranza por aquello que la vida
nos ha ido arrebatando, pero que no impide sin embargo a su
protagonista de disfrutar también del día a día. Una novela que
sin duda disfrutarán de un modo especial todos los aficionados a las
grandes historias de amor, y que tras leerla, hará que Bilbao,
la otra gran protagonista de esta historia, no puedas mirarla del
mismo modo.
Me encantó esta novela y ese Bilbao tan neblinoso que nos dibuja el autor. Es de esas que no he olvidado :)
ResponderEliminarBs.
Como ya te dije es una novela que me apetece leer, porque lei Secretos del Arenal y me encantó su estilo. Besos
ResponderEliminarYo leí Secretos del Arenal y me dejó con ganas de más, así que tengo apuntada esta novela para leerla. Me encantó la forma de narrar que tiene este autor.
ResponderEliminarBesos.
Aún no me he estrenado yo con este autor, y sé que en casa tengo uno de sus libros y todo ... A ver si lo desempolvo.
ResponderEliminarbsos!
No sé si me gustará tanto como a ti, pero apuntado está :)
ResponderEliminara ver qué tal
un beesote
Una novela que disfruté de principio a fin. Me alegra ver que también te ha gustado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Si ya la portada es de las mejores que recuerdo (y lo sigo diciendo a día de hoy), la historia que cuenta es magnífica. Una gran novela, sin duda. Bien se merece la puntuación que le has puesto. Saludos.
ResponderEliminarHace tiempo que la leí y me encantó. Me gustó mucho como lograba transportarme a los lugares (a ese antiguo Bilbao) y las situaciones. Besos.
ResponderEliminarTengo muchas ganas de hacerme con él =)
ResponderEliminarBesotes
Me gustó mucho, tengo su último libro esperando turno, espero que me guste tanto como este.
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