Quinto
izquierda: una historia de amor
Título:
El año sin verano
Autor:
Carlos del Amor
Editorial:
Espasa, 2015
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
253
CARLOS
DEL AMOR
Aunque
Carlos del Amor es lo que se ha dado en denominar un personaje
mediático, lo cierto es que yo no lo conocía de nada. Esto es lo
que la editorial nos cuenta de él:
Carlos
del Amor (Murcia, 1974) es periodista su carrera profesional
está vinculada al área de Cultura de los Servicios Informativos de
RTVE. Su especial manera de enfocar la información en el Telediario
le ha convertido en una de las voces más personales, reconocibles y
seguidas del panorama periodístico.
Colaborador
habitual en diversos programas de radio, ha cubierto los principales
festivales de cine del mundo y entrevistado a numerosas
personalidades de la cultura. Asimismo, ha publicado artículos en
diferentes revistas, e imparte clases y charlas en universidades.
Es
un contador de historias. Y así lo demostró en su primer libro: La
vida a veces (Espasa, 2013), que tuvo una magnífica acogida
tanto de la crítica como de los lectores.
ARGUMENTO
Cuando
iba por el tercero, di una patada a algo, encendí la luz del rellano
y vi un enorme manojo de llaves. Lo recogí, seguí subiendo...
Tras
el fallecimiento de su padre, Carlos ha de pasar sus vacaciones solo
en Madrid, trabajando y con su mujer embarazada descansando fuera de
la capital. Piensa aprovechar la situación para avanzar (los plazos
editoriales son inexorables) con la novela que está escribiendo.
Pero
el destino tiene otros planes, y tras encontrar el manojo de llaves
que abre las casas de sus vecinos, todos ausentes de las mismas,
decide aprovechar la situación para ir entrando en ellas e ir
fisgoneando en sus vidas.
EL
AÑO SIN VERANO
El
título de la novela hace referencia a una noticia que no sé si
vosotros recordaréis, pero que en su momento levantó muchos
comentarios. Con esas palabras comienza la novela, situándonos en la
fecha en la que transcurre la acción:
En
mayo de ese año un meteorólogo francés alertó a la población
afirmando, sin dejar resquicio a la duda, que este verano no habría
verano.
Narrada
en primera persona, esta novela va mezclando experiencias reales del
autor, con otras de las que en ningún momento tenemos claro si son
reales, inventadas, o son mera exageración. ¿Importa? La verdad es
que a mí no. Porque lo realmente importante no es la peripecia vital
del autor, reconvertido en protagonista de la novela, sino las vidas
de los personajes que pueblan el edificio y la historia de amor de
uno de ellos, viva aún tras treinta años del fallecimiento de su
esposa.
Consigue
el autor, que una narración escrita en primera persona, se
transforme en algo muy diferente: en una novela coral, en el que las
vidas del vecindario se van entremezclando, retazos de un pasado que
llegan hasta el presente.
Los tres viajeros aéreos favoritos |
En
la parte que de experiencia personal tiene, no deja de ser curioso
como asistimos a la presunta creación de una novela, de cómo la
idea original va quedando en punto muerto y tomar cuerpo otra
totalmente diferente.
Muy
curiosos los comentarios que de un presunto lector recibe el autor de
cara a escribir la nueva novela, todo basado en la lectura del primer
libro (una colección de relatos) del autor:
-Bueno,
tú haz lo que quieras, pero no metas a muchos personajes que se
cruzan unos con otros, que me tuviste dos días leyendo ese dichoso
relato, pasando páginas de adelante atrás como un tonto.
-Vale,
no te preocupes. Si meto muchos personajes, los divido y antes de que
entre en juego cada uno, pongo su nombre bien grande y clarito.
(Página 92)
Y
eso es justamente lo que hace Carlos
del Amor en Un año sin
verano, pues hay bastantes personajes pero vamos
conociéndolos uno a uno y sus historias principales van dando título
con su nombre a los diferentes capítulos.
Y
continúan los consejos:
También
es muy atractivo que te cuenten varias tramas que aparentemente no
tienen nada que ver, avanza la novela y siguen sin tener que ver,
cuando va a acabar tampoco parece que tengan nada que ver y, al
final, cuando crees que no tienen nada que ver, hay un punto de unión
en las últimas
páginas que le da la vuelta a todo. (Página 110)
Eso
es justamente lo que vamos a encontrar en Un
año sin verano.
No
conoceremos a todos los vecinos, pues lo que pica la curiosidad de
Carlos es la historia de uno de ellos, el del quinto izquierda. Un
vecino que apenas pisa la casa y solo lo hace en fechas muy concretas
relacionadas con su historia. Una historia con la peculiaridad de que
todos los años, en esa fecha, escribe una esquela recordatorio en la
que año tras año manifiesta su amor a su mujer muerta. Averiguar
esa historia, saber cómo murió, los personajes que en ella
intervinieron va a convertirse en el afán del protagonista en ese
verano que, pese a todos los augurios, hizo tanto calor como muchos
otros años.
IMPRESIÓN
PERSONAL
En
El diablo cojuelo (1641)de
Luis Vélez de Guevara, el
pícaro y travieso diablo levantaba los tejados de las casas y
permitía al protagonista ver el interior de las casas y descubrir
los secretos y las vidas de sus ocupantes. En el fondo un sueño que,
a ese cotilla que en mayor o menor medida llevamos todos dentro, le
gustaría realizar.
Pero
claro, nosotros no tenemos a ese diablo cojuelo, ni siquiera la
posibilidad y el inconsciente arrojo del protagonista tras hacerse
con el manojo de llave que abre las puertas de los hogares de sus
vecinos, de introducirse en ellos.
Como
banderín de enganche, hay que reconocer que el planteamiento de la
novela me ha gustado. Pero más me ha gustado todavía la historia
que se escondía en una de las casas “investigadas” por el autor.
Un amor capaz de sobrevivir al paso del tiempo. Amor idealizado sin
duda, y quizás por eso mismo, capaz de calar tan hondo en el lector.
He
de decir que como no conocía al autor, comencé a leer la novela
libre de prejuicios. Porque hay que reconocer que es una moda la de
que presentadores y “populares” televisivos, se lancen al mundo
de la literatura escribiendo (en algunos casos es muy dudoso que
realmente sean escritas por los firmantes) o perpetrando su obra para
mayor gloria de su cuenta corriente.
No
es el caso de Carlos del Amor.
Podrá gustarte más o menos su novela, pero lo cierto es que ha
conseguido escribir una novela con un estilo propio y un
planteamiento original. Una novela que se devora porque consigue
aunar toda una serie de géneros dispersos: novela de amor, su toque
de intriga policíaca, novela coral, narrativa actual y una pizca de
novela dentro de una novela. Y lo hace de un modo equilibrado hasta
crear una novela que no defraudará y dejará buen sabor de boca a
aquellos que la lean.
¿Verdad?
¿Ficción? Da igual. Lo que importa es la bella historia de amor que
se esconde en ese quinto izquierda.
Gracias
a Editorial Espasa que me
ha facilitado un ejemplar de Un año
sin verano para su lectura y reseña.