Historias
de la crisis contadas por una “Choni”
Título:
Masaje para un cabrón
Autor:
Ana R. Cañil
Editorial:
Espasa, 2015
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
315
PVP:
19,90 €
ANA R. CAÑIL
Ana
R. Cañil es periodista. Nació en Madrid, pero es de
Rascafría.
Lo primero que publicó fue La mujer del maquis, Premio Espasa de Ensayo 2008 que no deja de ser un ensayo un tanto novelado. De ahí que casi sin darse cuenta, lo que resulto ser su primera novela iba ser un ensayo, pero la propia estructura del mismo hizo preferible que por muy real que fuera parte de la historia, se convirtiera en lo que fue: una novela.
Lo primero que publicó fue La mujer del maquis, Premio Espasa de Ensayo 2008 que no deja de ser un ensayo un tanto novelado. De ahí que casi sin darse cuenta, lo que resulto ser su primera novela iba ser un ensayo, pero la propia estructura del mismo hizo preferible que por muy real que fuera parte de la historia, se convirtiera en lo que fue: una novela.
Ha
trabajado en varios medios económicos como Cinco
días o Mercado.
Ha sido redactora jefe del semanario El
siglo, directora de Informe
Semanal y delegada de El
Periódico de Catalunya en Madrid, subdirectora de
soitu.es y colaboradora de
programas televisivos como Espejo
público (Antena 3) y Más
vale tarde (La Sexta). Escribe entre otros medios en
Haffington Post,
eldiario.es y Tudosis.es
Sus tres novelas publicadas son:
-Si a los tres años no he vuelto
-El coraje de Miss Redfield
-Masaje
para un cabrón
ARGUMENTO
Tasia
es una más de las innumerables víctimas de la crisis. Su marido ha
pasado de ser un próspero constructor a quedarse en el paro y
arruinado, llevándose sus préstamos por delante el negocio de Tasia
(su salón de belleza) y el chalet del que tan orgulloso se sentía
ella. Un chalet que no os vayáis a pensar que estaba en La Moraleja.
No, Tasia vive en uno de los pocos chalets que existen en
Fuenlabrada, una población dormitorio en el sur de Madrid.
Su
marido se ha convertido en un hombre alcoholizado y violento que la
maltrata. Pero todo eso va a acabarse. Tasia se junta con otras
mujeres, hartas de soportar tanto malnacido, y fundan un club secreto
con un único fin: liberar al mundo de hombres que no deben existir.
MASAJE
PARA UN CABRÓN
Creo
que lo primero que debo hacer es dejar claro de qué trata esta
novela, porque su título puede dar lugar a malentendidos. Por
ejemplo, preguntando por esta novela en Alcampo,
me dijeron que ni me molestara, porque ni la tenían ni la tendrían,
pues es política de la empresa no incluir libros con semejantes
palabras (cabrón) entre los que exponen para su venta.
A
pesar de que la portada no
induce a pensar en ello (a mi más bien me recuerda a las de Alfonso
Usía y su Marqués de Sotoancho (en realidad la última parte de la
novela que es de donde procede esa portada, no deja de ser una
crítica a ese mundo señorial emparentado con el de “La escopeta
nacional” de Berlanga), bien podría parecer una novela dentro del
género chcik-lit. Nada más lejos de ello.
Tasia,
su protagonista, por más que su clientela terminen siendo mujeres de
edades medias de la clase alta, las únicas que pueden permitirse los
carísimos tratamientos a los que las somete para hacerlas sentir más
guapas y jóvenes, no deja de ser una mujer de clase obrera,
superados los cuarenta y que vive en una ciudad habitada por
trabajadores a los que la crisis acaba de llevarse por delante.
Por
eso su lenguaje y el punto de vista que nos ofrece, es el de aquellos
que han visto como su vida se ponía patas arriba por culpa de cuatro
desalmados que se han enriquecido a su costa y luego los han dejado
tirados. Como reza el título de esta reseña, es la historia de la
crisis contada por una “Choni”.
No
aparecerán por tanto grandes cifras, ni grandes hechos, aunque sí
que encontraremos una frase que tengo que remarcaros y poner en
negrita, porque encierra una realidad como la copa de un pino:
Ninis
los llaman porque ni estudian ni trabajan, aunque quieran. Ninis los
de arriba, que no tienen ni conciencia ni palabra.
(Página 84)
La
gran protagonista es Anastasia, Tasia para todos. Una mujer peleona,
difícil de derrotar, por más que la vida lo ha intentado. Una mujer
que de la nada, solo gracias a su tesón y su esfuerzo fue creando
todo lo que tiene: su familia, su negocio, su chalet en Fuenlabrada.
Para que de golpe y porrazo la dichosa “crisis” se lo lleve todo
por delante: el negocio y la casa embargados por el banco que
“convenció” a su marido para que lo pusiera de aval en un
préstamo para un negocio inmobiliario cuando ya la crisis estaba
haciendo sus estragos en la construcción. Y para colmo, su marido se
ha venido abajo y se ha convertido en un alcohólico y maltratador.
¿Créeis
que Tasia se va a venir abajo? Ni mucho menos, aunque tenga que
comenzar desde cero.
Todas
sus dichas y desdichas las volcará por consejo de su doctora en un
diario que escribe en uno de esos cuadernos azules, de esos que se utilizaban
antes en la escuela. Y son esos diarios los que nosotros vamos a
leer.
Por
eso, aunque conozcamos más personajes como las amigas de Tasia, es
una novela que tiene poco de coral, al girar todo en torno a Tasia.
Un
personaje del que, a medida que va sincerándose a su querido
“cuaderno”, iremos conociendo sus lados oscuros, esos aspectos de
su vida de los que en absoluto tiene motivos para sentirse orgullosa
de los mismos.
Porque
Tasia es una heroína muy humana,que si consigue sobrevivir es por su
sentido del humor, ese mismo que la llevó a llamar a sus hijos Ana y
Tasio, para que cada uno llevara parte de su nombre.
Iglesia de San Esteban de Fuenlabrada |
Una
población de gente muy humilde, que enseguida se cargó de hijos y
que luchó por sobrevivir y salir adelante. Y ahora, cuando parecía
que las nuevas generaciones iban a levantar cabeza, la crisis se las
he llevado por delante.
Por
qué nos llevan por delante a los que estábamos dejando de ser
pobres después de toda la vida miserable de nuestros abuelos,
bisabuelos, tatarabuelos He maldecido a todos los hijos de puta del
mundo que han transformado a mi marido en el gran cabrón, cobarde y
borracho que es. (Página 82)
Una
crisis de la que no son responsables pero en las que les ha tocado
todas las papeletas para pringar, con fábricas como Coca-Cola que no
están precisamente en pérdidas pero que han cerrado su planta en la
localidad a pesar de ser la más moderna y preparada de España.
Gente
como él y como yo merecemos tirar hacia delante. Aunque no sea más
que por no dar la razón a los hijos de puta que nos han traído
hasta esta situación; porque mantiene que él no ha vivido por
encima de sus posibilidades, como dicen los políticos, sino que sólo
intentó ser un emprendedor,eso que quieren los gobernantes que
seamos ahora para emplearnos a nosotros mismos y borrarnos de la
lista del paro. (Página 79)
Una
ciudad en la que puedes encontrar tipos tan entrañables y luchadores
como LaManuela (así lo escribe la autora en la novela):
Esa
era LaManuela, madre de ocho hijos -el pequeño ilegítimo- y abuela
de no menos de una docena de nietos, extremeña, hija de perdedores y
luchadora para que sus hijos no formaran parte de la estirpe de los
pobres, de la que ella venía. Estaba a punto de ganar la lucha, pero
cuando estalló la crisis perdió la batalla y la totalidad de sus
hijos están en apuros por una u otra causa.
(Página 169)
Imposible
no admirar la lúcida visión que tiene la autora de esta ciudad, de
las gentes que la habitan. Que no es única. Que es la misma que la
de muchas ciudades de la periferia de Madrid o de otras grandes
capitales:
Los
tipos al estilo de Pablo son los cadáveres vivientes de Fuenlabrada
o cualquier ciudad o pueblo de clase media o baja. Creo que incluso
hay más, porque nos los han echado encima con la crisis. Ahora te
los encuentra a media mañana en los bares, ya sea dándole al
carajillo, o con chándal
y deportivas haciendo que van a correr después de dejar a sus hijos
o nietos en el colegio. (Página 92)
Una
lectura que te obliga a abrir los ojos, a mirar a la gente que te
rodea de otra manera, como hace la autora:
Hace
ya semanas que me paro a observar las caras de las gentes que se
suben a los vagones a esa hora, sonámbulos de madrugada, sin atisbos
aún de la luz
del amanecer. Somos unos privilegiados que salimos de esos
cementerios en que se han convertido nuestras ciudades dormitorio,
Fuenlabada, Polvoranca, Leganés, Zarzaquemada.
(Página 113)
Un
lúcido análisis de nuestra situación. Porque más allá de los
cuatro nombres que salen en todas partes, son muchos más los
aprovechados que han llevado el sufrimiento a las casas de todo el
país:
Los
periódicos y las teles solo sacan a los canallas famosos, pero en
cada ciudad o pueblo ha habido muchos que han mojado y logran irse de
rositas. (Página 174)
IMPRESIÓN
PERSONAL
Como
os decía antes, conozco Fuenlabrada y sus gentes desde hace muchos
años y he visto su evolución, primero hacia delante, ahora en claro
marcha atrás. Por eso sólo puedo admirar la lucidez con la que Ana
R. Cañil la describe, sobre todo porque me consta que no vive aquí,
aunque leyendo el libro pudiera parecer que lleva aquí toda la vida.
Evidentemente,
no sale de la imaginación de la autora, sino de un exhaustivo
trabajo de documentación en la zona, pateando sus calles, sentándose
en los centros de salud de la zona, tomando café en sus cafeterías
o visitando sus tiendas. Siempre con el oído muy atento para
reflejar lo que sus habitantes opinan, y con el ojo muy atento para
reflejar luego ese paisaje humano que puebla la ciudad.
Solo
por ese retrato de una ciudad en crisis, imagen de muchas otras que
podemos encontrar a lo largo de la geografía española, ya merece la
pena leer el libro.
Pero
es que además es muy divertido. Transforma esa mala leche que a
todos nos entra, en risa, una terapia que sin dada es necesaria para
no dejarnos hundir por la tristeza.
Lo
hace además con una idea que, de puro salvaje, nos hace reír al
mismo tiempo que a nuestro lado negro le encantaría unirse a esa
banda dispuesta a llevarse por delante a todos los “cabrones” que
pueblan este país.
Tranquilos,
es solo ficción. Aunque cuando uno lee la prensa y ve todos los
grandes ricos que este año han fallecido (comenzando por Botín, el
presidente de El Corte Inglés...) le entran dudas de si la realidad
no estará copiando a la fantasía.