En el vino está la verdad (In vino veritas)
El
pasado martes 27 tuvo lugar un encuentro en la seda de Suma
de Letras en Madrid con Virginia
Gasull, la autora de Invino veritas. Como suele ser habitual en las crónicas
que de estos escribo, no esperéis un relato ordenado de todo lo que
allí se dijo, pues aunque todo lo que a continuación os cuento fue
lo que allí hablamos, está maquetado por mí. Por eso algunas cosas
no se cuentan y otras están cambiadas de sitio para que quede un
relato más homogéneo
Los
buenos vinos son aquellos que al beberlos llenan de gusto tu paladar,
un buen gusto que permanece pasado el rato, al tiempo que aumentan la
salivación y estimulan el apetito. No como esos chicles que tras
masticarlos dos veces ya no saben a nada y no recuerdas si eran de
fresa o de menta.
In
vino veritas es como uno de esos buenos vinos. Tras leerlo
permanece en la memoria, te deja un buen recuerdo y aumenta tu
apetito, con ganas de leer más sobre Anne
Oteiza, esta peculiar investigadora
de la Policía Judicial, Brigada de Patrimonio Histórico. Una mujer
marcada por un proceso traumático en su infancia que todavía la
hace sufrir, que la hacen muy eficaz en su trabajo pero un auténtico
desastre para las relaciones personales. Una mujer que usa la pistola
para las prácticas de tiro en la galería, y cuya misión como ella
misma dice no es ir corriendo detrás de los ladrones por los
tejados de los museos, que eso es algo que queda para las películas.
Ya
puedo anticiparos que Virgina Gasull nos dijo que está manos a la
obra con una nueva entrega de este personaje. Quiero dejar claro que
In
vino veritas
es una novela perfectamente
cerrada,
pero que evidentemente puede continuar con nuevos casos para esta
inspectora.
Pero
vayamos al principio, a ese primer contacto visual con Virginia
Gasull. En apariencia parece una mujer tímida, aunque las
apariencias engañan y tal vez solo sea su falta de experiencia en
promociones y que “enfrentarte” a un grupo de blogueros por
primera vez puede parecer un duro trámite. A lo largo del encuentro,
esa presunta timidez no podía ocultar a una mujer que hablaba con
una suavidad no exenta de firmeza, convencida de lo que ha hecho, con
una idea clara de lo que quiere hacer.
Lo
primero fue distender el ambiente la autora con una degustación de
un buen Burdeos, o mejor dicho de dos tipos diferentes de dicho vino,
ambos buenísimos. Y es que el vino es el hilo conductor del libro y
no podía faltar en este encuentro.
El
“Jefe” de Suma de Letras
nos dio en primer lugar su opinión tanto sobre Virginia como sobre su
libro (ya le había oído hablar con entusiasmo del mismo). Y destaco
su gran originalidad, de la maestría con la que ha sabido mezclar
géneros: novela romántica, thriller, negra, de investigación,
histórica...
Encantado
con un personaje como Oteiza, una persona especial con un pasado que
la deja un poso de tristeza. Un pasado que no ha terminado de asumir.
Y
junto a eso, el vino como elemento narrativo
y
glamouroso hay que al que hay que añadir dos temas siempre
atractivos como la historia nazi y el arte.
Aunque
la novela no pueda calificarse como romántica, es cierto que hay una
parte de la misma que sí lo es. La autora (que por otra parte es
sexóloga) nos dijo que en todo momento había intentado que la
historia fuera muy realista. De ahí que nos encontremos con dos
personajes que cuando van a relacionarse lo hace cada uno de ellos
con su mochila de miedos cargada a la espalda.
Y
aunque el sexo no es una parte importante de la novela, no es menos
cierto que hay un par de escenas en las que aparece, tratado eso sí
de un modo delicado y exquisito.
Inevitable
preguntar cómo escribe.
Nos contó como llenaba una pared con postit en los que compone los
capítulos, para así poder ver la obra en la pared en conjunto.
Escribe
con música, una música que pone en función de la escena que vaya a
escribir. Al mismo tiempo intenta que su escritura tenga una cierta
musicalidad.
La
escritura viene tras un largo periodo de preparación. Así la
preparación de In vino veritas
la llevo un año de trabajo, mientras que su escritura solo fue medio
año.
Para
es preparación le gusta viajar a los sitios en los que tendrá lugar
la historia. Por eso se puso en contacto con los propietarios del
Chateau que está tomado como base en la historia. Fue allí donde le
contaron las historias de los bodegueros defendiendo sus bodegas y
sus viñas de la codicia de los nazis.
Virginia
a la hora de escribir nos dice que necesita meterse en sus
personajes, como si del método Stanislavski del teatro. Para ello se
acercó a los lugares en que vivirán sus personajes o incluso hizo
en moto el recorrido que Oteiza seguía desde su casa hasta la
comisaría.
Para
Virgina escribir es una especie de enajenación mental, porque cuando
empieza a hacerlo, solo piensa en los personajes o en la historia. Se
convierte en una obsesión.
Los
hechos que se nos cuentan en la historia son reales,
comenzando por el robo del mosaico con el que empieza la novela, el
tema de las bodegas francesas o la desaparición de la tabla de Gante
y su recuperación por los Monument men.
Antes
de publicar In vino veritas en Suma de Letras, Virginia Gasull lo
autopublicó en Amazon, por lo que era inevitable la pregunta de cómo
le resultó el salto.
Nos
dijo que autopublicarse es hacer todo el curro uno mismo, pero
intentando que quede todo lo más profesional posible. Cuando le
surgió la oportunidad de publicar en Suma de Letras, tuvo la duda de
si seguir por el camino de la autopublicación o seguir el camino
tradicional. Evidentemente, viendo el libro, veréis que se lanzó a
la aventura de publicar en una editorial.
Disfrutamos
mucho con este encuentro, del que además nos fuimos a casa con una
botella de Burdeos decorada con la portada del libro. Todo un detalle
que disfrutaré en buena compañía, que es la mejor manera de
degustar un buen vino.
Gracias
Virginia.
Y
vosotros animaros a leer el libro, que os entretendrá mucho.
Puedes ver la reseña de In vino veritas AQUÍ
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