FICHA TÉCNICA
Título:
Platero y yo
Autor:
Juan Ramón Jiménez
Editorial:
Panamericana
Encuadernación: Tapa blanda
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas:
240
PVP:
PVP:
JUAN
RAMÓN JIMÉNEZ
Juan Ramón Jiménez (Moguer, 1881; San Juan de Puerto Rico, 1958) es uno de los grandes poetas de la literatura española, al que le fue concedido en 1956 el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra, de la que se destacó de modo especial Platero y yo.
Juan Ramón Jiménez (Moguer, 1881; San Juan de Puerto Rico, 1958) es uno de los grandes poetas de la literatura española, al que le fue concedido en 1956 el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra, de la que se destacó de modo especial Platero y yo.
ARGUMENTO
Nos
narra el autor su visión de Palos de Moguer a través de las
conversaciones con su burro, de nombre Platero.
PLATERO
Y YO
Platero
y yo va unido a mis primeros recuerdos, a aquellos años
iniciales de la escuela en los que este libro era la base con la que
hacíamos copias y dictados. Me pregunto si se siguen haciendo
dictados en la escuela o es algo que pasó a la historia como parecen
estar pasando las reglas ortográficas, esas que sin pudor se salta
el personal alegremente.
Un
libro al que me he vuelto a enfrentar después de muchísimos años
en una edición que gané gracias al concurso que Zeno
organizó en su blog Lo
que leo y punto, no sin cierto miedo, no fuera a
decepcionar aquellos tiernos recuerdos infantiles, consciente de que
mi visión no podría ser la misma después de tantos años.
La presente edición viene con ilustraciones en blanco y negro en su interior.
La presente edición viene con ilustraciones en blanco y negro en su interior.
Y
lo primero que hay que decir es que Platero
y yo tiene una doble lectura: la de un niño y la de un
adulto. Porque un niño sin duda se queda con ese recuerdo de un
burro tierno, amigo de los niños con los que disfruta jugando como
si uno más se tratara, soportando sus bromas y sus trastadas.
Con
uno de esos inicios que de tanto copiarlo quedaron grabados en mis
recuerdos:
Platero
es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo
de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de
sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Aunque
no todos los capítulos estaban tan presentes en mi memoria como ese
inicial, tal vez porque la edición no era completa, o porque
utilizaban capítulos escogidos. Algunos si me han venido a la
memoria de un modo inmediato, tal vez porque quedan impresos de un
modo especial en la memoria de un niño de cinco o seis años, que
son los que tendría yo entonces, como son el de la muerte de Platero
o la muerte del canario:
Mira,
Platero; el canario de los niños ha amanecido hoy muerto en su jaula
de plata. (Página
149)
Lo
que desde luego no podía apreciar en aquellos momentos, es la fuerte
carga social que tienen algunos de sus pasajes, como el de unos niños
en sus juegos presumiendo de lo que sus padres tienen:
-Mi
pare tié un reló de plata.
-Y
er mío, un cabayo.
-Y
er mío, una ejcopeta
Reloj
que levantará a la madrugada, escopeta que no matará al hambre,
caballo que llevará a la miseria. (Página 25)
O
directamente el siguiente:
Solo
que Judas, hoy, Platero, es el diputado, o la maestra, o el forense,
o el recaudador, o el alcalde, o la comadrona; y cada hombre descarga
su escopeta cobarde, hecho niño esta mañana del Sábado Santo,
contra el que tiene su odio, en una superposición de vagos y
absurdos simulacros primaverales. (Página 33)
¿Qué
nos cuenta Platero y yo? La peculiar relación entre un
poeta y su burro, el instrumento que utiliza el autor para mostrarnos
los paisajes de Moguer, sus gentes, su amor por la naturaleza:
Nos
entendemos bien. Yo lo dejo ir a su antojo, y él me lleva siempre
adonde quiero. (Página 87)
Una
vida muy peculiar la de Platero, tan diferente a la de los burros que
le rodean, meros instrumentos de trabajo:
Y
pienso en lo que hubiera sido del pobre Platero, si en vez de caer en
mis manos de poeta hubiese caído en la de uno de esos carboneros que
van, todavía de noche, por la dura escarcha de los caminos
solitarios, a robar los pinos de los montes, o en la de uno de esos
gitanos astrosos que pintan los burros y les dar arsénico y les
ponen alfileres en las orejas para que no se les caigan. (Página
202)
No
es solo esa peculiar relación del poeta con el burro la que
convierte a Platero y yo en
un libro diferente, sino su peculiar lenguaje que lo convierte en un
libro único. ¿Es prosa? ¿Es poesía? Ni lo uno, ni lo otro, pero
todo a la vez. En algún lugar he leído que se la define como narrativa lírica.
Platero
acaba de beberse dos cubos de agua con estrellas en el pozo del
corral. (Página 142)
Pero
al mismo tiempo, Platero y yo
es una fabula que nos plantea la humanidad de los animales y la
bestialidad de los hombres, mucho antes de que la fábrica Disney
tomara al asalto la pantalla transfiriendo en sus dibujos a los
animales la personalidad de los humanos. Por cierto, no he dejado de
preguntarme si el burro de Shrek no será un pariente lejano de este
Platero nuestro.
IMPRESIÓN
PERSONAL
¿Es
Platero y yo
un libro infantil? No, es mucho más que eso, es un libro
para todos los públicos. Porque en función de la edad
que tengas, cada capítulo tomará una perspectiva diferente.
Una
obra universal que va más allá de la localización geográfica pues
nos habla de la vida y la muerte. Muy sorprendente esto último, y
una prueba más de que no va dirigido única y exclusivamente a los
niños. La muerte se hace presente en muchos capítulos del relato,
no solo en la inesperada y súbita muerte de Platero, sino también
en la muerte del canario, del niño disminuído o de la niña.
Un
contraste permanente el que nos muestra el poeta, porque la vida y la
muerte están indisolublemente unidas.
Probablemente
pocos autores hayan tratado de un modo tan respetuoso a los niños
como lo hace Ramón y Jiménez
en Platero y yo, llamando
a
las cosas por su nombre por más poéticamente escritas que estén,
manteniendo con ellos un diálogo en el que los tratas como a
personas con una mente abierta y aún no maltratada ni deformada por
la vida, como para poder disfrutar de las pequeñas cosas que ésta
nos da.
Una
obra que, en un momento u otro de la vida, todos deberíamos leer.
VALORACIÓN: 10/10