Asesinato en el Mundial
FICHA
TÉCNICA
Título:
La pena máxima
Autor:
Santiago Roncagliolo
Editorial:
Alfaguara (2014)
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:385
PVP:
18,50 €
SANTIAGO
RONCAGLIOLO
Santiago
Roncagliolo (Lima,
1975) escribe novelas de humor como Pudor,
Memorias
de una dama y Óscar
y las mujeres, y de
suspense como Tan
cerca de la vida y
Abril
rojo.
Además
ha publicado crónicas periodísticas sobre dos fascinantes
personajes latinoamericanos: el terrorista Abimael Guzmán (La
cuarta espada) y el poeta camaleónico Enrique Amorim (El
amante uruguayo)
Escribe
para El País semanal.
Reside
en Barcelona
ARGUMENTO
Con
las calles de la ciudad desiertas pues se va a celebrar el
Perú-Escocia, primer partido de la selección peruana en el mundial
Argentina-78, un hombre deambula por ellas para entregar el peligroso
paquete que le han encomendado. No podrá llevar a cabo su misión,
pues es finalmente asesinado.
La
investigación de dicho asesinato terminará recayendo sobre
Chacaltana, un joven funcionario que era su amigo.
LA
PENA MÁXIMA
El
título de la novela es un juego de palabras que hace referencia al
máximo dolor que puede sufrir un ser humano y al penalty, la pena
máxima en el fútbol.
No
son muchas las novelas que tengan que ver con el mundo del fútbol, a
pesar de ser uno de los deportes más populares a nivel mundial.
Podría citar la magnífica Saber
perder de David Trueba (que
tiene a un jugador de fútbol como protagonista) o La
simetría del deseo de Eshkol
Nevo.
Con
esta última tiene una particularidad común, pues en La simetría de
un deseo un grupo de amigos se reúne para ver juntos los mundiales
de fútbol. Y La pena máxima
transcurre durante un mundial de fútbol: el de Argentina
1978. No preocuparos aquellos que no
sois aficionados a este deporte, porque el mundial no es
más que una referencia, un modo de encuadrar la historia, que
comienza con un asesinato que tiene lugar mientras las calles están
desiertas, encerrados todos en sus casas para ver el primer partido
de la selección peruana, y termina con la final de dicho mundial
jugada por Argentina y Holanda. De hecho, al protagonista ni le gusta
el fútbol ni entiende nada de él. Aunque la realidad del fútbol y
la pasión que despierta es igual en cualquier país:
-¡Yo
no quiero democracia, carajo! -gritó uno desde un Volksvagen
escarabajo- ¡Yo quiero ver el Mundial! (Página
181)
Bandera de Perú |
-¡Pena
máxima! -decía el narrador, en ese y todos los televisores de
Perú-. ¡Penal a favor de Escocia! Héctor Chumpitaz ha parado un
ataque de Rioch y el árbitro ha señalado el punto de castigo.
Oblitas y Toribio Dñiaz protestan, pero el referee es inflexible.
Masson se prepara para patear. Lanza el disparo yyy... ¡lo tapa el
portero! ¡Un heroico Quiroga bloquea el penal!
(Página 13)
Si
a ti no te atraen, no hay problema en saltarse esos breves textos
intercalados en la narración y que en nada afectan al desarrollo de
la misma.
El
mundial de fútbol es parte del contexto, porque además es un
momento histórico concreto en Perú, que después de años de
dictadura militar va a celebrar nuevamente elecciones democráticas.
Y esa situación política es también parte del trasfondo en el que
discurre la novela. En un momento en el que los servicios secretos de
varios países americanas colaboran entre sí entregándose a
fugitivos de la represión, en lo que se denominó operación Cóndor.
Selección peruana |
IMPRESIÓN
PERSONAL
La
pena máxima es una novela que me
ha sorprendido muy gratamente, que con el fútbol como
excusa nos muestra la situación de Perú allá en el año 1978. Un
Perú convulso aún en la transición de la dictadura a la
democracia.
El
lenguaje apenas usa giros extraños (salvo en las retransmisiones
deportivas) por lo que no es en ningún momento una dificultad a la
hora de leer la novela.
Una
historia que en cierto modo podríamos definir como de iniciación,
aunque dicha iniciación consista en abrirse a la cruda realidad de
la vida más allá de la ingenuidad inicial de su personaje, que por
momentos roza lo cómico.
Una
intriga muy bien urdida y muy bien medida en sus tiempos (todo un
hallazgo el enmarcar los capítulos con los partidos de Perú en
dicho mundial) que obliga a leerla de un tirón por la capacidad que
tiene de atrapar.
Aunque
no es tanto el enganche a la intriga, como el que provoca su
personaje principal y la evolución que va surgiendo a través de las
páginas de la novela, aquellas que le llevan a ver el lado más
siniestro del poder, aquel al que quiere servir para conseguir un
estado mejor desde su humilde puesto de funcionario.
No
rechacéis La pena máxima aquellos a los que no os gusta el fútbol.
Tampoco le gusta a Chacaltana.
Gracias
a Editorial Alfaguara que
me ha proporcionado un ejemplar de La Pena máxima para su lectura y
reseña