Mi vida en una hora
DAVID J. SKINNER
VALORACIÓN: 9/10
FICHA TÉCNICA
Título:
August, pecado mortal
Autor:
David J. Skinnner
Editorial:
MAR Editor
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
114
PVP:
10,00 €
DAVID J. SKINNER
Ya me pasó hace poco con un autor
catalán, que a pesar de firmar con su nombre real Tony
Hill, parecía que dicho nombre era un pseudónimo para hacerse pasar
por extranjero y vender más. Es el mismo caso de David J. Skinner, nombre real del autor
que con ese apellido que me trae recuerdos del jefe de los agentes Mulder
y Scully de Expediente X.
Pero David es un madrileño (por lo menos
de nacimiento) de 38 años, de padre americano (de ahí su apellido) y madre
española que un día decidió lanzarse a la aventura de la escritura y a mediados
de 2011 comenzó a escribir novela y ya tiene, según nos dice en la
contraportada del libro tres novelas que próximamente serán publicadas.
Mientras tanto ha ido matando el
“gusanillo” con relatos cortos que han sido emitidos por la emisora Radio
21 o que incluso como ”El hombre eterno” ha sido
finalista del Segundo Certamen de Relato TerBi.
Entre sus novelas publicadas:
La amenaza
August,
pecado mortal
ARGUMENTO
«Me
llamo Robert August Robertson, y tengo treinta años. El mes que
viene cumpliría los treinta y uno si no fuera por la mortal silla
que me está esperando apenas a unos metros de mi pequeña celda.»
Así
comienza a narrar su historia Robert August. Una historia que narra
contrarreloj al guardia que le custodia poco antes de ser conducido a
la silla eléctrica.
«El,
guardia parecía estar en trance, escuchando mi historia como si se
tratara de una película que se proyectara sobre mí, cuya trama
estuviese en el punto álgido.»(Página
42)
AUGUST. PECADO MORTAL
Tal
vez sea mi deformación cinéfila clásica, pero cuando vi el
argumento de esta novela, pensaba en la clásica situación de un
preso que se enfrenta a la muerte y espera hasta el ultimo segundo
esa improbable salvación con un recurso de última hora. Pero nada
de eso hay en esta novela. No hay recursos, no hay posible marcha
atrás. Sólo la lucha de August contra el reloj para contarle al
carcelero los hechos que le han traído hasta allí.
Tampoco
es un alegato contra la pena de muerte, algo también muy habitual
en este tipo de relatos. Y no lo es porque, aunque August se declara
inocente del asesinato que va a llevarle a la pena de muerte, sabe
que es culpable del asesinato de otras dos personas. Y no hay que
olvidar que, salvo el epílogo, la historia está contada desde el
punto de vista de August. Él se considera culpable y por tanto
merecedor de la pena a la que ha sido castigado, por más que no vaya
a aplicársele por los crímenes que realmente cometió.
Pese
a ello, pese a esa aparente falta de interés en saber si se salvará
o no de la muerte, como lector no he podido menos que sentirme como
el carcelero pendiente de la declaración de August, de los hechos
que partiendo desde su infancia va a contarnos. No son una
justificación de cómo es. Son un retrato de una época, de una
ciudad perdida de Estados Unidos, de una cultura religiosa marcada
por el integrismo y la moralidad, que poco tienen por otra parte que
ver con lo que realmente quieren y desean los que aplican esos
estrictos códigos de conducta para si y para los demás.
August
pecado mortal es una novela corta,
o un relato largo según prefiráis, que apenas sobrepasa las cien
páginas. No sé si será esa brevedad la que confiere a esta novela
sus características, pues no hay paja ni relleno en ella. Va directa
al grano, con pocas descripciones. Y sin embargo, pese a no
extenderse en los detalles, si hay algo que destaca por encima de
todo lo demás es la atmósfera tan singular que con cuatro trazos
David J. Skinner sabe
crear.
Nos
traslada a un mundo en blanco y negro, sin matices, en que
lo bueno es bueno y lo malo es malo. Un mundo cerrado sobre si mismo
que crea una claustrofóbica y opresiva sensación al lector. Un
mundo que no permite situaciones intermedias: o eres santo o un
pecador que merece el castigo del fuego eterno.
Un
mundo habitado por pocos personajes que están perfectamente
descritos. Comenzando por esa madre puritana, castradora y reprimida
que marcará la infancia y el desarrollo de August o por el propio
August, obligado a marcharse de su pequeño pueblo para poder
respirar.
IMPRESIÓN
PERSONAL
Me
ha gustado mucho esta novela, mucho más de lo que
esperaba, todo hay que decirlo. Porque es imposible no sumergirte en
esa atmósfera agobiante que David J. Skinner ha sabido crear y
disfrutar con ella como antaño lo hacía con aquellos clásicos del
cine negro en blanco y negro.
Una
novela que no entra en el debate pena de muerte sí o no. Se limita a
mostrarnos el interior de un pobre hombre que lo único que ha
deseado siempre es ser amado. Un hombre al que la necesidad de
proteger aquellos a los que quiere le lleva más allá de lo que su
propia conciencia es capaz de admitir.
Una
novela a la que no le sobra nada,
capaz de mantener en tensión al lector desde las primeras letras
hasta el último momento por más que la suerte de August esté
sellada.
En
August. Pecado mortal,
David J. Skinner ha dado un paso adelante en su carrera consiguiendo
una novela casi perfecta. Solo le queda una cosa: conseguir sin
meter paja y conservando su estilo crear una novela más larga, que
permita gozar durante más tiempo de su prosa.
Gracias
a M.A.R. Editor por
facilitarme un ejemplar de esta novela para su lectura y reseña.
VALORACIÓN: 9/10
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