El
martes 13 (está claro que muy supersticioso no es el autor) tuve el
placer de asistir a la presentación de Un
millón de gotas de
Victor del Árbol.
Sorprendente la decisión del autor de hacer su primera promoción en
Madrid, porque él vive en Barcelona.
La
presentación tuvo lugar en Burma, una pequeña librería en pleno
centro de Madrid, en la calle Ave María muy cerca de Antón Martín.
Y como tantas pequeñas librerías, basan su supervivencia en el
contacto directo con el público, con los autores y con la
realización de numerosas actividades realizadas en torno al libro
que podréis encontrar en su página web (http://www.libreriaburma.es/)
No
conocía personalmente a Víctor del
Árbol y he de decir que en vivo y en directo tiene una
personalidad arrolladora, que transmite convicción en lo que hace y
en el por qué lo hace. No deja de resultar curioso ver su radiante
sonrisa en contraste con la tristeza que muchas veces destilan sus
novelas.
Tras
una brevísima presentación a cargo de la editora, tomó la palabra
Juan Carlos Galindo, que
esa misma mañana publicó su reseña sobre Un
millón de gotas en su blog de El
País. Merece la pena leerla, por lo que aquí os dejo el
enlace:
Oyendo
hablar a Juan Carlos, daban ganas de empezar ya mismo la lectura de
Un millón de gotas, pues nos decía que llevaba su obra un punto por
encima de las anteriores (algo que de entrada parece difícil).
Es
una novela en la que el pasado revisita a los personajes, que sufren
los efectos de las cosas que han hecho otros.
Cuesta
para Juan Carlos (algo en que le doy totalmente la razón, pues para
cuando escribo esta entrada me quedan poco más de cien páginas para
acabar la novela) quedarse con un protagonista: Gonzalo, Elías su
padre o incluso Igor, el malo malísimo de la novela.
Después Víctor
del Árbol tomó la palabra para definirse como un escritor
“complicado”.
Partiendo
del presente (la acción se sitúa en el año 2002) vuelve al pasado.
Pero no son dos historias paralelas. Es la misma historia, la de
Gonzalo, un abogado pequeño burgués, y la de su padre, un héroe de
la lucha contra el franquismo asesinado por la policía.
Gonzalo
no sabe en realidad quién es su padre, pues él era muy pequeño
cuando murió. Sus recuerdos son los recuerdos implantados por otros.
El lector va siempre un punto por delante de Gonzalo. Entenderá a
Gonzalo antes de que éste se entienda a sí mismo.
En
cuanto a la parte histórica, en esta ocasión Víctor si ha entrado
de lleno en la guerra civil, aunque sea brevemente. Pero también nos
mostrará la crueldad del régimen soviético con el episodio de
Názino, una isla en Siberia a la que fueron enviados miles de
hombres para morir allí, o los campos de concentración franceses en
los que fueron encerrados y donde murieron muchos de los hombres y
mujeres que huyeron a Francia al acabar la guerra civil.
Episodios
reales que llevan al autor a afirmar que el siglo XX ha sido el más
cruel de la historia. Pero no es menos cierto que también ha sido el
siglo de las utopías. Pero el hombre es un engranaje que las utopías
trituran.
En
Un millón de gotas nos dice el autor que se repite una de las constantes
en su narrativa: La herencia de la culpa.
No
existe la casualidad en el libro. Todo pasa por algo.
Víctor
del Árbol define su novela como muy
ambiciosa. En ella hay dolor, ausencia del padre, una
evocación triste de la nostalgia. Pero también hay un cambio como
escritor: el amor como pulsión del
ser humano para ir más allá del dolor. Por primera vez
hay futuro.
En
esta novela nos dice el autor que hay mucho amor. De hecho, son
varias las historias de amor que en ella aparecerán. El amor es en
muchos momentos la fuerza que empuja a los personajes.
Y
esta es la crónica desordenada, apenas apuntes de una tarde con
Víctor del Árbol y su novela Un millón de gotas. Muchos más temas
surgieron, pero la sensación entre todos los presentes, algunos de
los cuales ya habían leído el libro, era la misma: una novela que
no hay que dejar pasar.
He terminado la novela en apenas cuatro días. Pocas son las novelas a las que les doy un diez. Un millón de gotas es una de esas excepciones. Aún tengo a Elías, Gonzalo, Laura, Igor, Irina, Esperanza y Alcázar dando vueltas en mi mente.
He terminado la novela en apenas cuatro días. Pocas son las novelas a las que les doy un diez. Un millón de gotas es una de esas excepciones. Aún tengo a Elías, Gonzalo, Laura, Igor, Irina, Esperanza y Alcázar dando vueltas en mi mente.
Un lujo poder haber estado ahí
ResponderEliminarEs mi lectura actual y me está encantando
Espero leerla en breve!
ResponderEliminarno lo conocía, pero me has puesto los dientes largos...
ResponderEliminarQue suerte haber estado allí gracias por la crónica, le tengo muchas ganas al libro, besotes
ResponderEliminarUna suerte haber podido asistir.
ResponderEliminarMe hubiera gustado estar allí. Y el libro hay que leerlo, por supuesto que sí. Yo ya lo tengo apuntado en mis pendientes.
ResponderEliminarUn saludo.
Este me lo apunto sin dudas.
ResponderEliminarEres un hombre con suerte. El libro me apetece mucho
ResponderEliminarDesde luego este autor solo se lleva alabanzas y yo tengo aún La tristeza del samurai a medias.. Besos
ResponderEliminar¡Oh! Un libro que tengo muchas ganas de leer. A ver si os gusta y me convecéis :)
ResponderEliminar¡Besos!
Estoy esperando este libro que tengo muchas ganas de leer. Me quedé con ganas de asistir a este encuentro, pero mis horarios, como casi siempre, tuvieron la culpa. Un beso.
ResponderEliminarCada vez me llama más la atención este libro, así que sé que acabará cayendo; si el autor ha conseguido tantas buenas opiniones con sus pocas obras, será por algo. 1beso!
ResponderEliminarMe hubiese gustado ir.
ResponderEliminarEl libro tiene muy buena pinta, ni creo que tarde mucho en leerlo.
Un beso!
Un libro que tengo que leer sí o sí. Gracias por la crónica!
ResponderEliminarBesotes!!!
Cómo me hubiese gustado estar ahí!!!! Ya tengo el libro esperando un poco de sosiego post-examen.
ResponderEliminarBs.