Bevilacqua
y su crisis de los cuarenta
FICHA TÉCNICA
Título: La reina sin espejo
Autor: Lorenzo Silva
Editorial:
Encuadernación:
Páginas
PVP: 17,50 €
LA SERIE BEVILACQUA
Desde
que retomé la serie del sargento Bevilacqua y la cabo Chamorro, tuve
que frenarme para no leerla toda de un tirón, de irme dosificando
hasta llegar al último libro publicado hasta ahora. Es más, para
dilatarla, empezaré por el primer libro, que me había saltado y
releeré el segundo, que seguro que ahora le saco cosas nuevas.
La que hoy os presento es la quinta entrega: La Reina sin espejo.
La que hoy os presento es la quinta entrega: La Reina sin espejo.
Las
novelas
que componen hasta ahora la serie
son
las siguientes:
-El lejano país de los estanques (1998). Premio El Ojo Crítico 1998.
-El alquimista impaciente (2000). Premio Nadal.
-La niebla y la doncella (2002).
-Nadie vale más que otro, cuatro asuntos de Bevilacqua (2004).
-La reina sin espejo (2005).
-La estrategia del agua (2010)
-El lejano país de los estanques (1998). Premio El Ojo Crítico 1998.
-El alquimista impaciente (2000). Premio Nadal.
-La niebla y la doncella (2002).
-Nadie vale más que otro, cuatro asuntos de Bevilacqua (2004).
-La reina sin espejo (2005).
-La estrategia del agua (2010)
LA
REINA SIN ESPEJO
A
Bevilacqua le asignan normalmente casos en que el cadáver ya ni
huele, casos difíciles de resolver que llevan tanto tiempo sin
solucionarse,
que las pistas están ya muy frías y el cadáver hace mucho tiempo
que ya ni huele. O bien, le tocan casos como el de esta novela, en
que la notoriedad del asesinado y las presiones políticas para
resolver el caso requieren la intervención de los mejores agentes,
que son los de la Unidad Central, o sea, Bevilacqua, que es su mejor
elemento.
Esas son precisamente las circunstancias del caso que nos cuenta esta novela, el asesinato de una conocidísima periodista televisiva (es lo que tiene salir en televisión, que todos te conocen). Neus Barutell se llama la periodista, que además está casada con un consagrado escritor catalán.
El brutal asesinato (veintisiete puñaladas en cuello, brazos, tórax y abdomen) tiene lugar en un pueblo de Zaragoza, en el que la víctima se había encontrado con un amante, ¿su asesino? A poco más de dos horas por autopista de Barcelona, es obvio que aunque el asesinato se cometiera en el pueblo, los culpables se encontrarán en Barcelona, donde vive el viudo y aquellos que conocían a la presentadora, por lo que las investigaciones se encaminan hacia allí.
Esas son precisamente las circunstancias del caso que nos cuenta esta novela, el asesinato de una conocidísima periodista televisiva (es lo que tiene salir en televisión, que todos te conocen). Neus Barutell se llama la periodista, que además está casada con un consagrado escritor catalán.
El brutal asesinato (veintisiete puñaladas en cuello, brazos, tórax y abdomen) tiene lugar en un pueblo de Zaragoza, en el que la víctima se había encontrado con un amante, ¿su asesino? A poco más de dos horas por autopista de Barcelona, es obvio que aunque el asesinato se cometiera en el pueblo, los culpables se encontrarán en Barcelona, donde vive el viudo y aquellos que conocían a la presentadora, por lo que las investigaciones se encaminan hacia allí.
BEVILACQUA
EN BARCELONA
En
Barcelona transcurre buena parte de la acción de
La
Reina sin espejo,
lo
cual le permite a
Lorenzo
Silva
mostrarnos
su opinión
sobre Barcelona y de paso hacer
un repaso
del
estado de
las autonomías
y lo que la transferencia de competencias implica para la Guardia
Civil en Cataluña.
Una visión de Barcelona que muchas veces surge en contraposición con Madrid, como esta visión de las cafeterías barcelonesas, bien es verdad que antes de que la nueva ley antitabaco cambiase la atmósfera de las cafeterías madrileñas:
«En Madrid, por regla general,uno puede elegir para tomarse un café entre el bar cutre y la cafetería rancia; ni se conoce ni se aprecia demasiado esa sensación de limpieza y confort peculiar de la hostelería barcelonesa». (Página 125)
Una visión de Barcelona que muchas veces surge en contraposición con Madrid, como esta visión de las cafeterías barcelonesas, bien es verdad que antes de que la nueva ley antitabaco cambiase la atmósfera de las cafeterías madrileñas:
«En Madrid, por regla general,uno puede elegir para tomarse un café entre el bar cutre y la cafetería rancia; ni se conoce ni se aprecia demasiado esa sensación de limpieza y confort peculiar de la hostelería barcelonesa». (Página 125)
Además
de los paseos en coche por los atascos barceloneses, la visita al
Parque Güell, la vista del Tibidabo o el recuerdo del Pueblo Nuevo,
no se resista a dejar una perla sobre la última "joya" de
la arquitectura barcelonesa:
«El día no era demasiado claro, pero permitía divisar los perfiles de una Barcelona que había sufrido desde la época en que la había conocido algunas alteraciones ostensibles; la que más destacaba, con mucho, era el insolente edificio en forma de supositorio que se alzaba mirando hacia la parte del Besos». (Página 107)
«El día no era demasiado claro, pero permitía divisar los perfiles de una Barcelona que había sufrido desde la época en que la había conocido algunas alteraciones ostensibles; la que más destacaba, con mucho, era el insolente edificio en forma de supositorio que se alzaba mirando hacia la parte del Besos». (Página 107)
Cinco
años antes de que las elecciones autonómicas catalanas nos dejaran
esa perla de que «En
Andalucía no paga impuestos ni Deu»,
este pensamiento y sentir ya está recogido por Lorenzo
Silva en
este libro:
«Por nuestra experiencia de recorre autonomias, en este país ya todo el mundo acusa al vecino de robarle la cartera, en cuanto no se sale con la suya o el otro se lleva una porción de tarta.». (Página 93)
«Por nuestra experiencia de recorre autonomias, en este país ya todo el mundo acusa al vecino de robarle la cartera, en cuanto no se sale con la suya o el otro se lleva una porción de tarta.». (Página 93)
Resulta
estimulante, y lo digo como madrileño, ver como trata Lorenzo
Silva la cuestión idiomática, defendiendo el
derecho de los catalanes de expresarse en su lengua, si bien también
manifiesta la dificultad que su uso e imposición supondrá para
muchos castellano parlantes residentes en Cataluña a la hora de
buscar o cambiar de trabajo, como es el caso de la Guardia Civil,
muchas de cuyas competencias estan siendo asumidas por la Policía
Autónoma (los Mossos), por lo que la presencia de la Guardia Civil
es cada vez menor, lo que obliga al traslado a otras zonas de España,
con los problemas familiares que eso conlleva de cambio de domicilio,
colegios o pérdida de trabajo de la pareja. O intentar encontrar un
nuevo trabajo, algo como decía antes, no siempre fácil por el
idioma.
Todos estos espinosos temas son tratados con claridad pero sin acritud por Lorenzo Silva.
Todos estos espinosos temas son tratados con claridad pero sin acritud por Lorenzo Silva.
Dentro
de esa inmersión lingüística, aparecen varios poemas en catalán,
del que he seleccionado este de Joan
Margarit,
porque define muy bien el estado de ánimo melancólico de
Bevilacqua, y porque también me han llegado al corazón:
«Jo
era un jove inexpert i tu una noia
desamparada i càlida.
L´ombra de l´iltima oportunitat
Està oculta la lluna.
Sóc un vell inexpert.
I tu una dona gran desemparada».
desamparada i càlida.
L´ombra de l´iltima oportunitat
Està oculta la lluna.
Sóc un vell inexpert.
I tu una dona gran desemparada».
Yo
era un joven inexperto y tú una chica
desamparada y cálida.
La sombra de la última oportunidad
está ocultando la luna.
Soy un viejo inexperto.
Y tu una mujer mayor desamparada.
desamparada y cálida.
La sombra de la última oportunidad
está ocultando la luna.
Soy un viejo inexperto.
Y tu una mujer mayor desamparada.
A Barcelona volverá Bevilacqua en La marca del meridiano, una novela que guarda mucha relación con ésta que hoy os traigo.
BEVILACQUA
Y CHAMORRO
Sin
duda lo mejor de la serie es la pareja Bebilacqua-Chamorro, porque
uno más uno no son dos, pues juntos sus capacidades no se suman,
sino que por la sinergia entre ambos, se multiplican.
«-No sólo es que trabaje a gusto con ella, que no lo niego. Es que me parece la mejor para esta clase de casos.
-¿Ah si? ¿Y eso por qué?
-Porque no se rinde nunca.
-Si, es dura la Chamorrito. Una tía con un par de cojones». (La niebla y la doncella. Página 61)
«-No sólo es que trabaje a gusto con ella, que no lo niego. Es que me parece la mejor para esta clase de casos.
-¿Ah si? ¿Y eso por qué?
-Porque no se rinde nunca.
-Si, es dura la Chamorrito. Una tía con un par de cojones». (La niebla y la doncella. Página 61)
Son
dos mentes distintas, Bevilacqua no puede olvidar sus estudios de
psicología, y de hecho son abundantes en el libro las citas a
algunos de los más notables estudiosos de la materia. Frente a tanta
divagación, Chamorro tiene un espíritu científico mucho más
racional, que es utilizado por Bevilacqua para confrontar y poner a
prueba la idoneidad de sus pensamientos e intuiciones.
«Me gustaba hablar con mi compañera y poner a prueba los devaneos de mi cerebro, porque no sólo era inteligente. Era sensata, y noble de corazón. Al cabo del camino que he recorrido, creo que es la más sabia combinación que puede alcanzar una persona, la que a mí me hubiera gustado ser capaz de lograr». (La niebla y la doncella. Página 137)
«Me gustaba hablar con mi compañera y poner a prueba los devaneos de mi cerebro, porque no sólo era inteligente. Era sensata, y noble de corazón. Al cabo del camino que he recorrido, creo que es la más sabia combinación que puede alcanzar una persona, la que a mí me hubiera gustado ser capaz de lograr». (La niebla y la doncella. Página 137)
Semejante
declaración de Bevilacqua, no difiere mucho de la que haría un
enamorado. Y si bien la relación Bevilacqua-Chamorro es todo un
ejemplo de castidad, Bevilacqua no puede evitar que una pulsión
amorosa vaya creciendo dentro de él, la que hace que se sienta
celoso del novio de Chamorro, por más que éste sea un capullo
integral.
¿Qué
pinta un psicólogo metido a Guardia Civil? Hasta el mismo Bevilacqua
se hace esa pregunta. Porque su comportamiento en el fondo está
cargado de una gran dosis de ingenuidad y de quijotismo, ese
quijotismo español que puede llevarnos a luchar contra molinos de
viento con tal de salvar el mundo. De luchar para derrotar el mal,
aún sabiendo que cada victoria es sólo parcial, que la derrota del
mal es imposible. Por eso, a pesar de la victoria, siempre queda un
regusto amargo y de tristeza, la que da el ver como el mal ha podido
apropiarse del alma humana. Esa es en realidad la definición de una
novela negra, la que marca la nota diferencial frente a novelas de
intriga o policíacas, muy respetables pero un punto inferior a la
buena novela negra.
Es la actitud de Bevilacqua no sólo quijotesca, sino religiosa, que concibe la vida como una lucha entre el bien y el mal:
«En realidad, soy un iluso. Sigo en esto, bueno, por si queda alguna esperanza de encontrar el modo de disuadir a la gente de que joda al prójimo». (La niebla y la doncella . Página 56)
Es la actitud de Bevilacqua no sólo quijotesca, sino religiosa, que concibe la vida como una lucha entre el bien y el mal:
«En realidad, soy un iluso. Sigo en esto, bueno, por si queda alguna esperanza de encontrar el modo de disuadir a la gente de que joda al prójimo». (La niebla y la doncella . Página 56)
Es
difícil leer estos relatos y no quedar más enganchado o la serie y
a la curiosa personalidad de Bevilacqua, psicólogo en paro
reconvertido en Guardia Civil. Que no olvida sus estudios, por más
que con mucho sentido del humor se distancie de ellos. Así hablando
de los psicólogos dice:
«La
mitad estamos pirados al entrar. Y la otra mitad al salir. Pero esto
no es chifladura, sino afán de originalidad». (Nadie vale más que
otro, página 147)
Un
humor presente en todo el libro, porque es un rasgo de la
personalidad de Bevilacqua, imprescindible para su
supervivencia:
«Después de tantos años llevando asuntos tristes, he aprendido que uno tiene que mantener una reserva de humor para no perder las ganas de vivir y no tratar inhumanamente a la gente que por hache o por be, se cruzan en el camino de un investigador de homicidios». (Nadie vale más que otro, página 147)
«Después de tantos años llevando asuntos tristes, he aprendido que uno tiene que mantener una reserva de humor para no perder las ganas de vivir y no tratar inhumanamente a la gente que por hache o por be, se cruzan en el camino de un investigador de homicidios». (Nadie vale más que otro, página 147)
No
es Bevilacqua un héroe que haya llegado hasta su posición en
cumplimiento de un sueño o una vocación. Más bien fue lo de "más
cornadas da el paro", lo que llevó a esta psicólogo a un
trabajo y una situación de la que no reniega:
«De niño no soñaba con estar aquí. Pero aquí estoy. Y teniendo en cuenta las circunstancias, ni me avergüenzo ni me quejo de mi suerte. La mayoría de los días puedo irme a dormir tranquilo. No siempre, porque ese es un privilegio reservado a los imbéciles». (Nadie vale más que otro, página 98)
«De niño no soñaba con estar aquí. Pero aquí estoy. Y teniendo en cuenta las circunstancias, ni me avergüenzo ni me quejo de mi suerte. La mayoría de los días puedo irme a dormir tranquilo. No siempre, porque ese es un privilegio reservado a los imbéciles». (Nadie vale más que otro, página 98)
Pero
aunque no fuera su vocación, se vuelca en su trabajo como si de una
cruzada contra el mal se tratase:
«Como sabemos que no hay forma de acabar con el mal, nos consolamos desactivando a sus elementos más lerdos. Quizás no es mucho, ni es lo mejor. Pero algo es algo». (Nadie vale más que otro, página 106)
«Como sabemos que no hay forma de acabar con el mal, nos consolamos desactivando a sus elementos más lerdos. Quizás no es mucho, ni es lo mejor. Pero algo es algo». (Nadie vale más que otro, página 106)
Aparece un dato en esta novela, que o no había aparecido en otras novelas anteriores, o no me había fijado en él: Bevilacqua nació en el año 1963. Quiere decirse que en esta novela escrita en el año 2004-2005, tendrá 41 ó 42 años. Entre paréntesis, me he fijado que el autor tiene una edad muy semejante a su personaje, porque nació en 1966. El dato de la edad no es superfluo, porque en esta novela tenemos al pobre sargento sumergido en plena crisis de los cuarenta años (¿tal vez la del propio autor?), una crisis en la que no puede dejar de mirar su pasado y plantearse si ha merecido la pena o no el camino recorrido.
Una mirada melancólica que no puede dejar de lado su relación con Chamorro. Curioso que el autor no haya recurrido a algo muy habitual en las series en que aparece una pareja de compañeros de distinto sexo, lo que se ha dado en llamar TSNR: Tensión Sexual No Resuelta, en la que ves cómo los protagonistas se sienten atraídos el uno hacia el otro pero no se atreven a ir más allá. Eso es un aliciente para el espectador o el lector, que desea que ambos protagonistas se líen de una vez. Aquí no recurre el autor a ese recurso, por más que en algunos momentos parezca que pudiera insinuarse que en un futuro no pudiera ocurrir.
La relación entre los personajes, es mucho más la de compañerismo o la de profesor alumno, aunque el tiempo haya corrido velozmente y ya no sea Chamorro aquella novata del principio, algo que desde sus cuarenta y tantos años recuerda Bevilacqua:
«No sin alguna melancolía, constaté que el tiempo iba pasando inexorablemente y que Chamorro iba dejando de ser, en todos los aspectos, la lozana principiante que yo había conocido y que, en cierto modo, siempre estaría ahí para mí, independientemente de mi percepción de ella». (La Reina sin espejo, página 248)
Y
al mismo tiempo una mirada un tanto desesperanzada hacia el presente
y hacia el futuro:
«-No sé, Chamorro, estoy cansado. Me temo que me estoy aburriendo de esta vida. Ya dura demasiado para seguir teniendo gracia.
-¿Estás seguro de eso?.
-No, ya sabes que yo no estoy seguro de nada». (La Reina sin espejo, página 105)
«-No sé, Chamorro, estoy cansado. Me temo que me estoy aburriendo de esta vida. Ya dura demasiado para seguir teniendo gracia.
-¿Estás seguro de eso?.
-No, ya sabes que yo no estoy seguro de nada». (La Reina sin espejo, página 105)
Una
madurez de su subordinada, que Bevilacqua va notando en su relación
día a día:
«Años atrás pensé de nuevo, habría respondido más irreflexivamente a mi objeción. Pero ahora también ella se tomo su tiempo antes de volver a abrir la boca». (La Reina sin espejo, página 13)
«Años atrás pensé de nuevo, habría respondido más irreflexivamente a mi objeción. Pero ahora también ella se tomo su tiempo antes de volver a abrir la boca». (La Reina sin espejo, página 13)
Pero
no todo va a ser negativo, porque aunque llegara a esta profesión un
tanto de rebote, ha terminado por amarla:
«-Créeme, si he llegado a amar la mugre de la calle, con todos sus inconvenientes, es porque me ha librado de la mugre de la palabrería.
-En el fondo, mi sargento, nunca dejarás de ser un poeta». (La Reina sin espejo, página 34)
«-Créeme, si he llegado a amar la mugre de la calle, con todos sus inconvenientes, es porque me ha librado de la mugre de la palabrería.
-En el fondo, mi sargento, nunca dejarás de ser un poeta». (La Reina sin espejo, página 34)
Barcelona
representa para Bevilacqua un retorno a un pasado del que nada se
sabía y del que sólo se nos va a dejar entrever algo.Sabemos así
que sus comienzos fueron en Barcelona, donde estuvo destinado tres
años.
Además, dentro de esa tristeza que le provoca su crisis de los cuarenta, hay un episodio en su pasado que se nos deja entrever: una relación amorosa con un final que no fue feliz y que le sigue doliendo.
Además, dentro de esa tristeza que le provoca su crisis de los cuarenta, hay un episodio en su pasado que se nos deja entrever: una relación amorosa con un final que no fue feliz y que le sigue doliendo.
IMPRESIÓN
PERSONAL
He
de reconocer que cuánto más leo los libros de esta serie, más me
gustan, porque tienen la rara virtud de no repetirse, no sólo en
temática, sino en el ambiente que los conforma. Son libros por otra
parte que deberían estar subvencionados por la Guardia Civil, porque
nos muestran el lado más humano de la misma, sus problemas, sus
dificultades, la evolución del cuerpo con el paso del tiempo. De
hecho Lorenzo Silva ha
publicado Sereno en el peligro,
un libro, que no una novela, sobre la historia de la Guardia Civil.
Además de esa extraordinaria creación que es la pareja Bevilacqua/Chamorro, una de las cosas que me gustan de esta serie es la movilidad de sus personajes, lo cual, aunque sólo sea por el cambio de escenario hace que la acción sea menos repetitiva.
Pasamos así de una España rural (creo recordar que la acción transcurría en Guadalajara) en El alquimista impaciente, a viajar a las Islas Canarias (Tenerife y La Palma) en La doncella y la niebla, a los paisajes urbanos de Madrid en Nadie vale más que otro o a Barcelona en La Reina sin espejo.
Me
encanta, no puedo decir otra cosa, el ambiente que crea en esta serie
Lorenzo Silva, tanto o más
importante incluso que la resolución del propio caso.
Todo ello además aderezado con la visión de la vida y el personal sentido del humor que Lorenzo Silva destila a través de Bevilacqua y las perlas que desliza a lo largo de sus novelas. He aquí un ejemplo:
«Ya se sabe que todos somos iguales ante la ley, pero la igualdad de unos es más evidente que la de otros». (La reina sin espejo, página 57)
Todo ello además aderezado con la visión de la vida y el personal sentido del humor que Lorenzo Silva destila a través de Bevilacqua y las perlas que desliza a lo largo de sus novelas. He aquí un ejemplo:
«Ya se sabe que todos somos iguales ante la ley, pero la igualdad de unos es más evidente que la de otros». (La reina sin espejo, página 57)
Todo
este libro es un homenaje a Al
otro lado del espejo,
pero por no ser la Alicia del País de las maravillas uno de mis
personajes favoritos y no haber leído el libro, no llego a sacarle
todo el jugo a esa parte de la novela.
Tampoco
me ha terminado de convencer ese amagar pero no dar, el insinuar una
parte del pasado de Bevilacqua que se intuye muy importante para su
evolución posterior, pero que no se remata y te deja con la miel en
los labios.
No
es la mejor novela de la serie,
pero no
defraudará a los seguidores de estos personajes.
VALORACIÓN: 8/10
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VALORACIÓN: 8/10
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