El dìa que los marcianos invadieron la tierra
FICHA TÉCNICA
Autor: H. G. Wells
Título: La guerra de los mundos
Editorial: Anaya
5ª Edición Septiembre 1989
Páginas: 224
Ilustración: Mario Lacoma
Como soy un lector voraz, aunque solo sea por la edad, llevo ya unos cuantos cientos (más bien un par de miles por lo menos) de libros leídos. Llega un momento en que con determinado tipo de libros, especialmente si se trata de clásicos, que tienes dudas de si los has leído o no. Si se trata de un clásico de ciencia ficción, las dudas se acrecientan, porque esa debió ser una lectura de juventud. Pero si te sabes el argumento de arriba abajo, por lo menos en los puntos fundamentales, las dudas parecen disiparse y mi memoria está convencida de que “por supuesto” he leído el libro.
Ese es el caso de La Guerra de los Mundos de H. G, Wells. Estaba convencido de haberlo leído. Hasta que lo he hecho. El estilo del libro me ha resultado en algunos aspectos tan chocante, que me he dado cuenta de que en realidad no lo habñia leído. Pero claro, hay tantas versiones del mismo, desde las más clásicas como la estrenada en el año 1953, a la más reciente del 2005 dirigida por Spielberg y con Tom Cruise como protagonista.
De entrada, sabía que la versión cinematográfica realizada por Spielberg necesariamente se aleja bastante del original, empezando porque la acción salta de Inglaterra a Estados Unidos (faltaría más), porque al protagonista le endosan una familia, con hijos incluidos con la que huye de la destrucción y siguiendo por la invulnerabilidad de las máquinas, rodeadas de un campo de fuerza que las convierte en indestructibles. Pero es que la primera versión cinematográfica también se aparta bastante del libro, cosa que descubrí al leer este, pues en ningún caso las máquinas de guerra son levitantes, ni disparan el rayo calórico por medio de un ojo móvil en forma de cobra. Desaparecen también algunos elementos muy importantes en la novela, como el humo negro o la hierba roja (esta última si está en la versión de Spielberg), ni aparecen muchas de las máquinas que utilizan los marcianos y además se les ataca con una bomba atómica (aun que falle el intento), como si fueran indestructibles, mientras que en la novela se demuestran vulnerables a simples piezas de artillería. Definitivamente, no había leído La Guerra de los Mundos.
ARGUMENTO
«Nadie hubiera creído, en los últimos años del siglo XIX, que a nuestro mundo lo observaban minuciosamente inteligencias mayores que las del hombre, aunque mortales como él; que, mientras los hombres se ocupaban de sus diversos asuntos, alguien los vigilaba y los estudiaba, quizá tan detalladamente como un hombre con un microscopio podría vigilar a las pequeñas criaturas que medran y proliferan en una gota de agua. Con infinita complacencia, los hombres fueron de un lado a otro por el planeta ocupándose de sus pequeños asuntos, seguros de su dominio sobre la materia. Tal vez los microbios que vemos al microscopio hacen lo mismo. Nadie pensó que los mundos más antiguos del espacio pudieran ser fuente de peligro para la humanidad. Sólo pensamos en ellos para desechar la idea de que pudieran albergar vida. Es extraño recordar los hábitos mentales de aquellos días. Cuando mucho, los hombres se imaginaban que en Marte vivían otros hombres, quizá inferiores a ellos y dispuestos a recibir emisarios terrestres. Pero a través de las enormes distancias espaciales, unas mentes que son a las nuestras como las nuestras a las de las bestias, unos intelectos vastos, fríos y crueles, miraban a la Tierra con envidia, y, lenta pero inexorablemente, fraguaron planes contra nosotros. Entonces, a principios del siglo XX, se produjo la gran revelación.»
Así comienza la novela, con esa imagen de una humanidad autocomplaciente y que no sabe lo que se le viene encima. Porque en el planeta Marte se han visto una explosión que se repite durante diez días seguidos a la misma hora. Nadie puede imaginar que esa explosión es el resultado del lanzamiento de un gran objeto desde Marte a la Tierra que va a dar al sur de la campiña londinense.
Un fenómeno que aunque poco frecuente no es extraño, si no fuera porque el objeto que ha caído es un gran tubo metálico del que empiezan a salir seres y máquinas de otro mundo que se dedican a sembrar el caos, la destrucción y la muerte a medida que van avanzando.
A ese primer objeto van sucediéndose en días sucesivos, el resto de los objetos que fueron lanzados desde el planeta Marte.
A pesar de que el ejército pone todo su empeño, las armas humanas se revelan pronto incapaces de detener el avance de dichos seres. La especie humana está condenada a la destrucción, al sometimiento a esos seres venidos de otro mundo.
«Esto no es una guerra. No lo ha sido nunca, como no puede haber guerra entre los hombres y las hormigas.»
LA GUERRA DE LOS MUNDOS
Al terminar de leer el libro, volví a fijarme en el pasaje inicial que os he puesto. Y es que en él está todo el germen del libro, el principio y el final (que aunque me imagino que todos sabéis, no voy a destripar)
Creo que es importante destacar que esta novela se publico en 1898, hace ya más de cien años, por lo que evidentemente muchas de las afirmaciones científicas que en ella se hacen, sabemos hoy día que son imposibles, como por ejemplo la existencia en Marte de un tipo de vida como la que se nos describe.
Pero no es menos cierta que si en el texto que os he dejado se suprime la palabra Marte, la reflexión sigue siendo válida hoy en día. Que seguimos afanados en nuestras tareas diarias, pensándonos únicos en el Universo, cuando lo más probable es que no sea así, que no es imposible que un día no pueda tener lugar un encuentro con seres de otros mundos. Y lo más probable es que el contacto pudiera resultarnos tan caótico como lo fue para aquellos habitantes del sur de Londres que nos muestra la novela.
Baste si no con ver el resultado del experimento que Orson Wells realizó precisamente con esta novela, leyendo párrafos en un supuesto programa normal, como si la noticia de la invasión de la Tierra por seres de otro mundo estuviese sucediendo realmente.
Corremos el riesgo de quedarnos clavados en los aspectos científicos (precisamente porque hoy sabemos que en su mayoría son falsos) o en la propia aventura. Porque en realidad La Guerra de los mundos tiene un mensaje que va mucho más allá de una novela de ciencia ficción, el mensaje que quería transmitir en su día H. G. Wells y que en gran medida sigue siendo válido.
La guerra de los mundos es ante todo un alegato contra la colonización, o dicho de otra manera contra el modo de vivir la vida el imperio británico. Los marcianos serían el imperio británico que allá donde llegan no miran nada y acaban con todo aquello que les estorbe, como un hombre que pisa un hormiguero que le molesta en su camino, para hacerse dueño de las tierras, tierras con las que agrandar el imperio. Los marcianos no hacen sino repetir la misma actitud que los ingleses han tenido a lo largo del mundo ¿de qué quejarse entonces?
La victoria de los marcianos nada tiene de particular. No se trata de que sean más inteligentes, sino de su gran superioridad tecnológica. Exactamente las mismas razones que han permitido al imperio británico, y en general al resto del mundo occidental, hacerse con sus colonias, gracias a su incomparable superioridad armamentística y tecnológica
Extrapoladlo
a nuestros días: Los marcianos son los mercados, que han aterrizado
entre nosotros sin que sepamos muy bien de dónde vienen, para apoderarse
de todo, para tomar nuestra sangre (algo que finalmente se descubre
en la novela) y vivir gracias a ella. Al pueblo solo le queda
esconderse como las hormigas, quitarse del camino de los mercados, no
llamar la atención, con el fin de intentar seguir sobreviviendo. Porque
oponerse a ellos es imposible.
Hay algunos detalles de la novela que llaman la atención, como por ejemplo el humo negro,
un antecedente del empleo de gases tóxicos para acabar con la vida,
algo que se realizaría algo menos de veinte años después en la Primera
Guerra Mundial. Muy llamativo también ese rayo calórico, esa fuente de luz que abrasa, en el que podríamos ver un anticipo del rayo láser.No deja de resultar curioso el corto número de personajes que aparecen en la novela, máxime si se tiene en cuenta que alguno de los que aparece como el hermano, es una estrategia del autor para mostrarnos lo que está ocurriendo en otras zonas con los marcianos mientras su protagonista está oculto durante casi dos semanas en una casa semienterrada.
No solamente son pocos los personajes, sino que no se profundiza en ellos. Son meros instrumentos para mostrarnos los hechos que acaecen, para continuar adelante con la acción, para mostrarnos el caos y el terror producido por la llegada de los marcianos. Pero nada sabemos de lo que realmente piensan, de cómo son. Solo sabemos cómo actúan.
IMPRESIÓN PERSONAL
He de decir que ha supuesto una sorpresa, porque no ha resultado ser como yo esperaba. Por una parte me ha sorprendido el estilo, más complejo de lo que esperaba, con una ausencia de descripción de los personajes que en otro caso criticaría a fondo diciendo que son unos personajes de cartón piedra, meros estereotipos. Pero cuando lo pensé a fondo vi que tampoco era así, pues no es casualidad que los personajes sean así, pues no se trata de una historia de personajes. ¿Eres capaz de distinguir una hormiga de otra en un hormiguero? Yo por lo menos no, y quizás ese sea la realidad de los personajes, meras hormigas en el hormiguero humano, parte de una totalidad que se mueve en una dirección determinada. Lo que les ocurra no deja de ser una anécdota en el trascurrir de la gran historia de la humanidad. Su vida es una gota en el océano.
Y aunque antes no he empleado esa palabra, lo haré ahora: el estilo es un tanto farragoso en algunos momentos. Y sin embargo da un poco igual, porque otra de las características de este libro es que finalmente tiene más importancia lo que cuenta que cómo lo cuenta.
Sorprende su visión del mundo hace ya más de cien años, esa idea del choque de civilizaciones, pues no de otra cosa se trata con un desenlace inevitable: la victoria del que tiene mayor capacidad tecnológica. Distinto es que la victoria final venga por otro derrotero, con un final que es en sí mismo una gran idea.
Hasta tal punto es un libro adelantado a su época, que es el origen de toda la literatura de ciencia ficción relacionada con el encuentro entre mundos. Podrás actualizar los hechos, darles una mejor cobertura científica o tecnológica, pero en el fondo todos los libros (y las películas) terminan bebiendo de esta fuente original.Por eso es una lectura muy recomendable. Seguro que no es éste el mejor libro de H. G. Wells, pero nadie puede quitarle el mérito de haberse adelantado a sus tiempos, haber servido de inspiración a muchas generaciones posteriores y ser conocido (bien que a través de versiones cinematográficas) por gente que nunca ha leído un libro.
Son pocas páginas (en torno a doscientas) y podéis encontrar este libro en cualquier biblioteca y gratis (y legal) en los principales servidores para ebook. Buscad un hueco para su lectura.
Es una edición antigua la que he leído y tiene algo que de momento no tiene el libro electrónico: una estética diferente, pues el texto va acompañado por unas peculiares ilustraciones que complementan la lectura del libro. Por eso en los datos técnicos agrego la edición de la que se trata.
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles
VALORACIÓN: 9/10
LAS PELÍCULAS
Sí, en plural, porque aunque cuando
anunciaba en mi avance que iba a hablar del libro y la película
sobre La Guerra de los Mundos en vuestros comentarios hacías
referencia a la versión de Tom Cruise (del año 2005), hay una
versión muy anterior del año 1950 que fue hasta hace menos de una
década la referencia al hablar del libro.
Dicha versión es un clásico del cine,
una película muy en la línea de aquel cine B de los años
cincuenta, imbuido por el espíritu de la guerra fría, en la que la
invasión o el peligro ruso era sustituido por invasores alienígenas.
Por supuesto era una versión con unos efectos especiales que nada tienen que ver con los
que podemos ver en cualquier película de hoy día, y eso que la
nueva versión aún no era en 3D. Da igual, porque lo importante no
son esos efectos especiales, ni ver como eran las máquinas (muy
parecidas a las que nos describían en el libro o en alguna de las
versiones ilustradas del mismo) o como eran los alienígenas que las
pilotaban. Lo importante es la historia humana que hay detrás, el
pánico de una población que se ve sorprendida por un ataque que
amenaza con destruir la humanidad. Un ataque contra el que todos los
avances científicos y militares del planeta no pueden hacer frente.
No será finalmente la grandeza del
hombre, sino los más humildes habitantes de nuestro planeta los que
pondrán fin a la invasión, en una lección de humildad que pasados
los años parece no haber sido asimilada todavía por la humanidad.
Si no habéis visto esa versión, mucho
más fiel por otra parte al libro, os aconsejo que no os la perdáis.
Tiene algo que falta en el cine de hoy día: ese toque de ingenuidad
y humanismo.
Porque en la versión de 2005, todo lo
que de positivo tenía la primera se ha perdido. Se ha actualizado la
fecha de la acción, sin que eso suponga ninguna ventaja y se basa
únicamente en dos puntos: los efectos especiales y la presencia de
Tom Cruise.
Es cierto que hay un público para el
que los efectos especiales de una película lo son todo. Pero yo
considero que son sólo un complemento al servicio de una buena
historia. Si una película tiene que basar toda su grandeza en los
efectos especiales... malo, muy malo.
Y si el otro punto fuerte de esta
nueva versión es la presencia permanente de Tom Cruise... Qué
queréis que os diga. Yo lo tengo atravesado y esta película no
pasará desde luego a engrosar su currículum de actor, si es que
como tal puede considerarse el pasarse toda la película corriendo y
poniendo caritas.
En fin, os dejo con los trailers de las
películas.
Domingos de cine (15)
No lo he leído, pero como tú, tengo la sensación de haberlo leído al haber sentido hablar tanto de él y su argumento.
ResponderEliminarCreo que por lo que cuentas, no es una lectura para todos los públicos, pero sí una lectura interesante para un lector de oficio.
Tengo ganas de saber sobre El mapa de los cielos, pues la tengo en mi lista de futuribles desde hace tiempo y todavía no me he decidido a ponerme.
Una gran reseña, si señor.
Fantástico libro La Guerra de los Mundos, me encanta! La peli de Tom Cruise la vi en el cine y creo que me pasa lo mismo que a ti, que yo a este hombre también lo tengo atravesado y ya solo por eso la peli me desmerece un poco, pero bueno... me quedo con el libro! Un besote y feliz domingo.
ResponderEliminarVi la película de Tom Cruise, pero al libro aún no le he dado una oportunidad, aunque creo que me gustaría. Es cierto que en El mapa del cielo se hacen muchísimas referencias a esta obra, así que está bien que leas este primero. 1beso!
ResponderEliminarNo lo he le´dio, quizá algún día lo haga, no lo descarto del todo porque es un clásico
ResponderEliminarFeliz domingo!
No me gusta la ciencia ficción, así que no creo que lea este libro. Vi esta peli en Estrenos TV y tb la de Tom Cruise, que me pareció infumable.
ResponderEliminarPues no soy muy de este género, pero esa lectura que le has dado al libro me ha tentado mucho. Me parece que sí, que este libro sí que va a caer.
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo leí en inglés hace mucho tiempo, uno de esos pocos clásicos o de culto que he tocado. Has hecho un gran análisis, muy en profundidad y en contexto histórico, chapeau! ;o)
ResponderEliminarY si vas a la feria el día 8 también estaré por allí :o)
Besotes feriantes.
No he leído el libro ni he visto la peli ya que es un género que no me atrae demasiado
ResponderEliminarbesos
Qué bueno es este libro =)
ResponderEliminarUn clásico del género!
Besotes
No lo he leído, pero tengo ganas. He visto la película de Tom Cruise, y me dejó totalmente indiferente.
ResponderEliminarUn beso!
oye!! y dond e puedo conseguir la primera version porque lo busco para descargar y solo hallo resumenes!!! please!!
ResponderEliminarYo vi por primera vez La versión de 1953 y quedé fascinado, luego leí el libro que, para mi sorpresa está escrito en primera persona y no hay nadie con quien el personaje tenga qué cargar durante toda su odisea, de cierta forma entendí cómo es que se le ocurrió a Orson Welles hacer su adaptación a la radio. La versión radiofónica fue la escuché después, en versión española, bastante buena y fiel a la original. Ha habido otras versiones cinematográficas aparte de estas dos, una de 2005, sí, el mismo año que la de Cruise, pero salió directo video. En ella actúa C. Thomas Howell y la dirige David Michael Latt. La otra es es de 2008 y es secuela de la de 2005, el actúa y dirige C. Thomas Howell, parece que le gustó el personaje y se le ocurrió hablar sobre un segundo ataque marciano. Claro que este comentario no podría quedar completo sin mencionar el fabuloso musical de Jeff Wayne, llevado a escena y en vivo por primera vez en 2006. La versión musical de Wayne fue producida por primera vez en 1978, contando con Anthony Quinn para la versión al español en el papel de George Herbert y el Periodista y Richard Burton para la versión en inglés en los mismos papeles. En la versión de 2006 se utilizó la voz de Richard Burton, pero como ya había fallecido y era un espectáculo visual, crearon el rostro del actor de manera digital. Esta producción contó con una máquina marciana a escala real que llenaba el escenario y una pantalla gigante donde se proyectaban escenas del ataque marciano hechas por computadora, fue espectacular y la música memorable. Existe un versión bastante curiosa que se produjo como si se hubiera desarrollado durante la Primera Guerra Mundial que se llama "La Gran Guerra Marciana" de 2013, que se sitúa ente los años 1913 y 1917. Fue hecha para la televisión con el estilo de un docudrama con una historia alterna y las escenas se muestran como si fueran películas originales de la época. Fue dirigida por Mike Slee y se presentó en el primer año del centenario de la Primera Guerra Mundial. Es un trabajo interesante, una pequeña obra de arte, dura dos horas. Saludos.
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