Amor a la sombra de las palmeras
Auto: Luz Gabás
«No puedo decirte ni cómo ni cuando, pero llegará un día en que esta pequeña isla se apoderará de ti y desearás no abandonarla... No conozco a nadie que se haya marchado sin derramar lágrimas de desconsuelo.» (Página 686)
FICHA TÉCNICA
Título: Palmeras en la nieveAuto: Luz Gabás
Editorial: Temas de hoy
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 736
«No puedo decirte ni cómo ni cuando, pero llegará un día en que esta pequeña isla se apoderará de ti y desearás no abandonarla... No conozco a nadie que se haya marchado sin derramar lágrimas de desconsuelo.» (Página 686)
Algo
semejante te ocurrirá con este libro, puede que te cueste animarte para
empezar la travesía de sus más de setecientas páginas, pero una vez que
lleves unas pocas páginas de la travesía, poco a poco, sin que te des
cuenta, te verás atrapado por esta historia y aunque quieras llegar al
final, no desearás abandonarla. Y también estoy por afirmar, con poco riesgo de equivocarme que no llegarás al final, que no te habrás marchado de este libro sin derramar unas lágrimas.
¿Y luego qué? Como se planteaba nuestra compañera Laky
tras leer seguidos dos libros de cinco estrellas. Porque es difícil
leer nada después de este libro, que te deja en algunos momentos tan
exhausto emocionalmente que parece que es imposible leer nada después de
él, o por lo menos nada que consiga llenarte y estar a la altura. Por
eso la siguiente lectura que he cogido es de un registro totalmente
diferente, evitando posibles comparaciones.
¿Qué tiene esta historia para impactarme tanto? De entrada tiene una portada
realmente atractiva, de esas que antes de haber oído una palabra del
libro, me “obligó” a cogerlo entre mis manos. Con él entre mis manos leí
la contraportada, que para variar no destripa el libro pero consigue aumentar aún más tu interés por él:
«Un
excelente relato que recupera nuestras raíces coloniales y una
extraordinaria y conmovedora historia de amor prohibido con resonancias
de “Memoria de África.»
El siguiente paso fue leer la primera página. El arranque es espectacular:
«Esta noche os amaréis con desesperación porque sabéis que va a ser la última noche que pasaréis juntos. Nunca más volveréis a veros.
Nunca.
No será posible.
Os acariciaréis y os besaréis tan intensamente como solo lo pueden hacer dos personas angustiadas, intentando impregnarse mediante el sabor y el tacto de la esencia del otro.»
Tenía
pues a priori dos cosas que me atraían: una historia de amor, y un
relato histórico sobre una etapa de España que ha sido silenciada de tal
manera que parece que España nunca estuvo en África. Parece mentira que
esa historia abarque desde los años 1953 hasta un poco más allá de
1970, como quien dice hace dos días y parezca que nunca pasó.
LUZ GABÁS
Luz Gabás |
Ese amor por las altas montañas nevadas, por un clima hostil buena parte del año, por un aislamiento que ha sido su marca durante muchísimos años hasta que las estaciones de esquí vinieron a dar vida a estas zonas, está presente en la novela.pueblos del valle de Huesca en los que ha vivido la autora.
ARGUMENTO
«Cambiaron verdes pastos por palmeras.» (Página 27)
Playa de Santa Isabel |
Cincuenta años después,
Clarence, la hija de Jacobo descubrirá unos viejos papeles y cartas de
sus padres que parecen indicar que en aquellas tierras quedó oculto un
secreto de sus vidas
«Tal vez no fuese buena idea remover el pasado. Igual había cosas que era mejor no descubrir. Todas las familias guardaban secretos y no pasaba nada. La vida seguía….» (Página 388)
Pese
a sus prevenciones iniciales decide emprender viaje a Bioki para a
partir de algunas pistas, descubrir qué historia ocultan su padre y su
tío. Un viaje que cambiará su vida y la de su familia. Y es que los
espíritus de la zona a veces siguen retorcidos caminos para llevar las
historias hasta el final.
LA PENÚLTIMA COLONIA ESPAÑOLA
Hablo
del penúltimo colonialismo español, porque aún quedaba el Sahara
español, aquel que cuando Franco daba sus últimos estertores terminamos
perdiendo cuando Marruecos propició y organizó la marcha verde que
terminó con la pérdida definitiva de estos territorios, puro desierto
pero muy ricos en fosfatos.
Como veis no hablo de Ceuta ni de
Melilla, porque aunque para Marruecos sean territorio marroquí, no dejan
de ser enclaves históricos españoles. Y considerar las Canarias como
marroquíes es un puro dislate, que los únicos marroquíes que allí pueda
haber han llegado en patera.
Fernando Poo, Santa Isabel. Son nombres
que nada dicen a los españoles de hoy día. Sus nombres están en el
olvido sustituidos por los de Bioki y Malabo. Tampoco es que dijeran
mucho para el resto de los españoles de aquella época.
Fernando Poo,
una isla descubierta en el año 1471 por el navegante portugués Fernao do
Poo, que de ahí proviene el nombre en español de esta isla. En 1778 la
isla fue cedida por Portugal a España que en el año 1958 comenzó su
descolonización que terminó el 12 de Octubre de 1968 con la
independencia de lo que sería Guinea Ecuatorial.
A partir de ahí el
horror, primero con Macías, que en principio era la apuesta de España
para mantener su presencia e influencia en la zona y posteriormente por
Teodoro Obiang que depuso a su predecesor. Todo ello ante los errores y
las meteduras de pata de la diplomacia española.
El libro nos muestra
estos años finales de la presencia española en la isla, antes del
comienzo de la descolonización y durante los primeros años de la
dictadura tras la salida de todos los españoles de la isla.
Mapa de la isla de Fernando Poo |
No es la visión de una gente rica, sino de
esforzados trabajadores que llegaron solamente con unas ganas inmensas
de trabajar y que dejaron su vida, en algunos casos literalmente por
sacar provecho a aquellas tierras. Un beneficio que en muchos casos se
consiguió, todo hay que decirlo, gracias al trabajo y al sudor ajeno de
obreros negros, tanto de la población bubi de la isla, como de
nigerianos que iban allí para ganarse la vida en unas condiciones de
trabajo muy duras, mucho más duras que las de los blancos.
Unas
condiciones que en muchos casos podríamos calificar de explotación pura y
dura, aunque la autora nos muestra el lado más amable de aquella
explotación, de gente como nuestros protagonistas que terminan amando su
trabajo, el trabajo bien hecho, aquel que permite sacar el máximo
rendimiento al cacao, pues de eso se trataba, de conseguir el cacao de
los árboles de la isla.
Es inevitable ese choque de mentalidades en
un lugar tan sumamente rico (y no me refiero al petróleo que había en el
subsuelo), sino a una naturaleza tan generosa, que permitía vivir con
muy poco, pues el sustento lo proporcionaba con sus frutos de un modo
sencillo.
Pero tanta generosidad de la naturaleza, tenía como
contrapartida la permanente lucha para dominar los árboles del cacao,
para quitar los vástagos que crecen y crecen sin parar quitándole su
fuerza, de la vegetación que amenaza con engullirlo todo, con un clima
extremo en su calor y en sus lluvias.
No es de extrañar el cansancio
de un pueblo que no podía por menos que sentirse explotado, por más que
el "progreso y la civilización" les hubiese llevado importantes mejoras
como la electricidad o unas buenas carreteras.
Árboles de cacao |
Está claro, la colonización y explotación no es una cuestión geográfica, sino de cultura y poder.
IMPRESIÓN PERSONAL
¿Palmeras en la nieve? Un buen título, con un contraste capaz de llamar la atención y exaltar junto con la portada del libro la imaginación:
«¿Ves esas palmeras? Los hombres de mi familia replantaron alguna de ellas. Eso me enorgullece y reconforta. Mi padre y mi tío envejecen y se doblan, pero las palmeras siguen aquí, bien rectas hacia el cielo. A tí te parecerá una tontería, pero para mí significan mucho. Un día todos desaparecerán y no habrá quien les cuente a las siguientes generaciones historias de palmeras en la nieve.» (Página 388)
En
la práctica, es mucho más que el título, es una historia que nos
traslada a un pasado no tan remoto y sin embargo oculto. Desde ese punto
de vista, podríamos incluir Palmeras en la nieve dentro del
género de novela histórica, porque aunque los personajes “reales” que
aparezcan en la misma sean pocos, si que nos cuenta un periodo de
nuestra historia.
Catedral de Santa Isabel |
Dice
Joaquín Sabina que una buena canción de amor ha de ser triste. Y a las
buenas historias de amor les ocurre lo mismo. Tal vez porque si todo
sale maravillosamente bien desde el principio, la historia nos parezca
un cuento de hadas, o porque las grandes pasiones han de ir acompañadas
de grandes sufrimientos que las purifiquen y depuren, o simplemente
porque los grandes amores para ser considerados como tales han de ser
probados.
Y la historia de amor de Palmeras en la nieve tiene
todo ese fuego y pasión del trópico, de un amor que supera todas las
barreras de las convenciones sociales, que rompe las barreras étnicas,
las barreras del color (que si ahora siguen teniendo importancia,
imaginaos hace sesenta años), las barreras incluso del matrimonio, las
barreras del tiempo, las barreras de la distancia. Una historia que
sentimos tan real, que no podemos menos que terminar sintiendo un nudo en la garganta.
Es
una historia que se divide en dos narraciones, la del pasado y la de la
investigación del presente hasta confluir en su desenlace. Es cierto
que al principio me parecía un tanto desconcertante este salto en el
tiempo, que me parecía que mejor quedarnos definitivamente en el pasado,
pero al final he de reconocer que cada una de las historias termina
teniendo la misma importancia, que amas historias van creciendo en
fuerza narrativa.
Y pese a que en algunos momentos la autora nos esté
anticipando en el presente hechos que aún no hemos visto en el pasado,
eso no quita ni un ápice de fuerza dramática a la intriga, tal vez
porque hábilmente nos van apareciendo sorpresas que en ningún momento
podíamos esperar, que los hechos no fueron tal cual podíamos imaginarlos
.
Resumiendo:
Palmeras en la nieve es uno de esos libros que disfrutarán todos aquellos que os emocionéis con las buenas historias de amor. Pero es mucho más que eso. También es una oportunidad para conocer una parte de nuestro pasado reciente, una que el gobierno en su momento se ocupó de que no saliera a la luz pública.
Todo ello envuelto en una gran prosa, con una tensión narrativa que va de menos a más y con unos personajes tan bien trazados que son difíciles de olvidar.
A pesar de la pereza que pueda suponer inicialmente sus más de setecientas páginas, no te arrepentirás de leer este libro.
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles
Si quieres conocer más reseñas de novela histórica, pincha AQUÍ
PELÍCULA VERSUS LIBRO
Siempre se dice
que es mucho mejor el libro que la película, aunque hay algunas excepciones
reseñables. Porque el problema a la hora de convertir un libro, sobre todo si
es de setecientas páginas como es el caso de Palmeras en la nieve, es cómo
resumirlo en poco más de noventa minutos (algo más de ciento sesenta en el caso
que nos ocupa), conservando el espíritu del libro, como mostrarnos la personalidad
de los protagonistas a través de sus actos, sus palabras y sus
interpretaciones.
Hay casos en los
que la película se limita a poner imágenes al texto sin más, sobre todo cuando
dispone de escenarios espectaculares o llamativos. Y algo de eso hay en
Palmeras en la nieve, donde uno de sus puntos fuertes es la espectacularidad de
los paisajes que nos muestra.
A la hora de
resumir el libro, director y guionistas han optado por recortar en la historia
que transcurre en la actualidad, dándole mucha más fuerza a lo que ocurrió en
el pasado.
Gran acierto,
porque quizás el punto débil del libro era el desequilibrio entre la historia
del pasado y del presente, porque entre otras cosas, cada vez que volvíamos al
presente se rompía el ritmo y la magia del pasado.
Eso no ocurre en
la película, donde esas transiciones pasado/presente están mucho mejor
conseguidas, donde casi se pasa de puntillas por la intriga que suponía saber
los lazos familiares que unen a la protagonista con su pasado africano.
La pena es que a
la hora de recortar, se pierda lo que si era uno de los puntos fuertes de la
novela: dar a conocer el pasado colonial español. Un pasado que nuestros libros
de historia parecen haber silenciado,
como si nunca hubiésemos estado en Guinea.
Una lástima,
porque apenas se dan unas pinceladas en la película. Pinceladas que por otra
parte no sirven para saber algo más sobre lo que allí pasó, pues simplemente se
ve su marcha sin que se pueda atisbar el tremendo drama que supuso para los que
allí habían nacido, crecido y desarrollado su vida personal y profesional,
abandonados por una España que para nada los ayudó.
.
LA PELÍCULA
Espectacular.
Esa es la palabra que mejor define esta película. Aunque la realidad es que no
está rodada en los escenarios originales (salvo los paisajes nevados de Huesca)
sino que se hayan recreado en Colombia. No importa, sobrecogen con su belleza
esas selvas y esas playas.
Una
espectacularidad que se ve subrayada por una preciosa banda sonora (a cargo de
Lucas Vidal). ¿Es eso suficiente? Probablemente no, porque, pese a lo que
muchas jovencitas puedan opinar, parte con el lastre de su protagonista Mario
Casas.
Tras haber leído
el libro, bien puedo imaginarme al resto de los protagonistas de la historia en
las caras de los actores que les han puesto, excepto en el caso de Mario Casas.
Porque si no
desentona al principio con esa cara de despistado insulso que va poniendo,
ideal para alguien que se ve trasladado de un pueblo pequeño y aislado de
Huesca a un lugar totalmente diferente y exuberante como la selva guineana,
seguir con esa cara de pánfilo cuando se le supone un hombre experto y curtido
no cuela. Por lo menos no a mí, porque le quita verosimilitud a lo que ocurre.
La
espectacularidad no debería estar reñida con el ritmo, que es la otra pega de
la película, que en algunos momentos se frena en demasía, especialmente por las
escenas eróticas en las que tal vez intentan con imágenes de desnudos,
mostrarnos la sensualidad de unos personajes que sus actores no han sabido
transmitir de otra manera. Y aquí vuelvo a lo mismo, Mario Casas no da la
talla, no me transmite la pasión de un hombre enamorado contra corriente y con
la fuerza necesaria para llevar su amor adelante contra viento y marea.
Por otra parte,
si bien es cierto que Mario Casas es protagonista absoluto, no puede decirse lo
mismo de Ariadna Ugarte, algo que podría deducirse por el cartel de la película.
Es la que encarna a la protagonista de la actualidad, la que va a buscar sus
raíces a África. La realidad es que su posición en el cartel es un reclamo
publicitario por ser de los rostros más conocidos del reparto (al margen de Luis
Varela, pero su papel es tan pequeño que ni siquiera aparece en el cartel)
IMPRESIÓN
PERSONAL
Acudí a ver
Palmeras en la nieve, después de mucho tiempo sin ir al cine, con unas
expectativas muy altas. Quizás por eso salí un tanto defraudado. Sé que es una
película de la que algunos hablan maravillas pero otros tantos salen chafados,
quizás por ese ritmo un tanto lento en algunas ocasiones.
No obstante es
una película que si recomiendo. No es frecuente ver cine español que parece
estar hecho por norteamericanos, tan lograda es su producción. Pero siendo eso
importante, también eché de menos un poco más de pasión en la historia, más
enjundia, más profundización en los personajes. Quizás eso sea producto de ir
con la novela leída.
Si eres de
lágrima fácil, llévate un paquete de clínex, que seguro que alguna lagrimita se
te termina escapando.
Os dejo el trailer de la película
VALORACIÓN: 7/10
No veas, has dejado el libro por las nubes. Ya había leído alguna reseña más que lo dejaba muy bien.
ResponderEliminarDesgraciadamente, tengo muchos libros pendientes y este sólo entraría en un momento de bajón en la lista.
Saludos y buena reseña.
lo tengo esperando en la estantería desde hace varios meses pero nunca le llega el turno de lectura a pesar de que le tengo muchas ganas, a ver si del 2013 no pasa
ResponderEliminarbesos
que chevere vi todo el articulo , esta buenaso esto ,saludos desde peru amigo/a.
ResponderEliminarMuestras tanta pasión cuando hablas de él que es difícil no caer entre sus paginas.
ResponderEliminarTengo muchísimos libros pendientes, pero desde luego, éste va para la lista. Lo que tendré que hacer es reordenar la lista para 2013 y priorizar, que no doy a basto.
ResponderEliminarA mí me gustó mucho, es de mis lecturas favoritas del año.
ResponderEliminarYo lo tengo pendiente. La verdad es que es un lbiro que entra por los ojos gracias a esa preciosa portada pero que, por lo que contáis todos los que ya lo habéis leído, tiene un interior aún más bonito.
ResponderEliminarSerá uno de mis propósitos para el nuevo año, el leerlo. Pero esperaré unos meses porque éste me he metido entre pecho y espalda dos tochos de 1000 y 850 páginas y es verlo ahora y asustarme jajaja!
Este me apetece mucho leerlo.
ResponderEliminarDe momento ya tengo quien me lo deje =D
Besotes
Has hecho una reseña muy positiva, y no es para menos.
ResponderEliminarAún no lo he leído, y desde luego ganas no me faltan.
Besos.
Al leer tu reseña es imposible decidir dejarlo pasar, así que apuntado queda!!!
ResponderEliminarSaludosss
Es uno de los mejores libros que he leído este año. Me ha gustado muchísimo la historia de amor, cómo está contada y también cómo ha tratado el tema de la colonia española y la pérdida de las misma.
ResponderEliminar