El Pasmado ¡¡¡quiere ver a su mujer desnuda!!!
Tras mi visita con Carpetania a la
calle del Pez, me quedé con muchas ganas de leer uno de los libros que
se mencionan en dicha visita (unas visitas no solo para los amantes de
la historia de Madrid, sino para los amantes de la literatura, pues en
muchos casos se une Madrid con los libros que hablan de él), en concreto
esta Crónica del Rey pasmado de Gonzalo Torrente Ballester.
Allí se nos habló de este libro y del convento de San Plácido. Un convento que ha dado para unas cuantas leyendas y para unos cuantos libros, porque antes de leerme éste, me venía a la mente El blog del inquisidor de Lorenzo Silva, en el que se narraba el proceso de la inquisición contra la superiora de este convento Teresa Valle, noble dama, fundadora, constructora y priora del convento de San Plácido.
A los cuatro años de fundado el convento, tuvieron lugar una de las más recordadas historias de “iluminismo”, pues como si de un contagio se tratara, una detrás de otra, las monjas se sintieron poseídas por el espíritu divino, o del demonio que decían sus detractores. De ahí que fuera doña Teresa juzgada por la inquisición, hasta quedar finalmente exonerada de toda culpa, no así el confesor de las monjas, el padre Calderón, que por lo visto había abusado de las monjas con besos y tocamientos.
Allí se nos habló de este libro y del convento de San Plácido. Un convento que ha dado para unas cuantas leyendas y para unos cuantos libros, porque antes de leerme éste, me venía a la mente El blog del inquisidor de Lorenzo Silva, en el que se narraba el proceso de la inquisición contra la superiora de este convento Teresa Valle, noble dama, fundadora, constructora y priora del convento de San Plácido.
A los cuatro años de fundado el convento, tuvieron lugar una de las más recordadas historias de “iluminismo”, pues como si de un contagio se tratara, una detrás de otra, las monjas se sintieron poseídas por el espíritu divino, o del demonio que decían sus detractores. De ahí que fuera doña Teresa juzgada por la inquisición, hasta quedar finalmente exonerada de toda culpa, no así el confesor de las monjas, el padre Calderón, que por lo visto había abusado de las monjas con besos y tocamientos.
Como el convento estaba pegado al palacio de Jerónimo de Villanueva, pues él había cedido el inmueble para el convento de las benedictinas, el rey exigió a su amigo que a través de una de las paredes comunes, se hiciera un boquete para llegar a la celda de la monja, como así hizo. Pero al llegar a la celda, se encontró con la sorpresa de que dicha monja yacía en un ataúd amortajada y velada por sus compañeras.
El rey arrepentido, regaló el cuadro de un Cristo que hizo pintar a su pintor de cámara, es el conocido Cristo de Velázquez.
No menos enredosa es la historia que tendrá lugar en el Convento de San Plácido y que va a relatársenos en Crónica del Rey Pasmado, en que hasta los mismos reyes correrán aventuras en este convento, en el que por sus puertas y pasadizos se pasean nobles y prostitutas huidas de la justicia.
De hecho la narración se remata con la variación de otra leyenda como fue el reloj del convento, regalado en la novela por los reyes al convento como agradecimiento por la colaboración prestada a sus Majestades.
ARGUMENTO
«Un rumor recorre las calles de Madrid, algo que todos pudieron comprobar de haberlo querido hacer: En la calle del pez se había producido un socavón que atravesaba la calla en línea quebrada, de sur a norte. Según algunos testigos, gases sulfurosos, el olor del diablo, habían salido por él. ¿Sería eso señal de que el diablo salía de paseo por Madrid y estaban por venir grandes males?»
Para aumentar esos temores, toda la villa y corte supo que el Rey se había ido esa noche de picos pardos. Mal momento el elegido por el Rey para pecar, justo cuando una batalla decisiva para el reino está a punto de librarse en el Norte, y se está pendiente de la llegada de la flota de las Indias cargada con el tesoro imprescindible para que no se hunda la economía de la corte, por más que la mayor parte de ese dinero vaya a pagar las deudas a los banqueros.
Por si no fuera suficiente, el rey tras su juerga nocturna con la bella Marfisa, ha quedado totalmente pasmado y ante el asombro de toda la corta expresa en voz alta un deseo:
Convento de San Plácido |
Eso sería el remate final, el triunfo total del diablo y por tanto en u momento tan crucial para la corona española, la ruina de la misma. Por eso todos se confabulan para impedir que el Rey cometa semejante pecado. Eso es algo que ningún Rey puede permitirse y sus nobles no consentirán que caiga en semejante tentación. No obstante, los jóvenes reyes no están tan solos y contarán con alguna ayuda para intentar llevar adelante su “peculiar” proyecto de encuentro amoroso.
EL REY PASMADO
No puede menos que resultar curioso el título de la novela. Y sin embargo es totalmente adecuado, porque desde el primer momento nos encontramos con la figura de un rey pasmado. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua:
Pasmado: «Dicho de una persona: Alelada, absorta o distraída.»
¿Sigues sin tener claro que es un pasmado? Pues basta con ver la película El Rey pasmado y al protagonista de la misma: Gabino Diego. Una interpretación y una imagen tan conseguida, que desde el momento en que vi la película, pasmado se convirtió para mí en sinónimo de Gabino Diego, pues cada vez que surge esa palabra me viene a la mente su imagen, que dicho sea de paso, es lo único que recuerdo de la película.
Imagen de El rey pasmado |
Y no son una ni dos las veces que el término surge a lo largo de la novela. Claro, que desde las primeras páginas en las que el rey contempla a la bella Marfisa retozando desnuda en la cama tras yacer con él, no puede desprenderse de una sensación de alelamiento, de abstracción, de estar absorto (como veis todos los significados de la palabra pasmado) en el recuerdo de Marfisa desnuda: «El Rey miraba hacia adelante, como si le envolviese el infinito. Tenía cierta cara de pasmado.
-¿Qué miráis con tanta atención Señor?
-El cuerpo de Marfisa. No puedo ver otra cosa.» (Página 12)
«El rey, arrimado al quicio, parecía en éxtasis, lo cual quiere decir que tenía cara de bobo.» (Página 32)
«...su rostro no dejaba de parecer embobado y la gente empezó a cuchichear.» (Página 33)
«El Rey, siempre con la mirada perdida en sabe Dios quué tinieblas y la expresión bobalicona, que no le había abandonado.» (Página 34)
«Y se marchó con el mismo rostro pasmado, aunque en sus pupilas ya brillaba la esperanza.» (Página 37)
«Por cierto que tenía la cara pasmada. Le pregunté si le sucedía algo. Me respondió que, por primera vez había visto una mujer desnuda.» (Página 79)
«Quedó con su cara pasmada, en el lugar vacío entre el ataúd y los frailes rezadores, no sabiendo qué hacer.» (Página 126)
Cristo de Velàzquez |
CURIOSIDADES
El libro se cierra con un poema de Don Luis de Góngora, que ha sido sacado de contexto, pero que muy bien encaja con la narración. Porque para los que piensen que no había sentido del humor entre los poetas españoles de aquella época tan seria, éste es un ejemplo claro que viene a demostrarlo.
Contaban las malas lenguas (las de la corte de Madrid siempre lo fueron) que cuando llegó de Francia la reina Isabel de Borbón, el primer intento de Felipe IV para consumar su matrimonio no fue muy afortunado, vamos, que fue un gatillazo en toda regla y la espada real no consiguió atravesar el escudo.
Marfisa es el nombre que en dicho poema se daría a la reina, aunque aquí es el que se le da a la bella prostituta con la que el rey pasa la noche, y que tras cuatro gloriosos combates, en el quinto no puede más quedándose dormido y embelesado ante la belleza de la bella desnuda.
He aquí el poema:
«Con Marfisa en la estacada
entrastes tan mal guarnido
que su escudo, aunque hendido,
no lo rajó vuestra espada;
¿qué mucho, si levantada
no se vio en trance tan crudo,
ni vuestra vergüenza pudo
cuatro lágrimas llorar,
siquiera para dejar
de orín tomado el escudo?»
IMPRESIÓN PERSONAL
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un libro. Bueno, en realidad no he podido disfrutar mucho porque son apenas doscientas páginas de letra grande que se leen en un auténtico suspiro.
En ellas, el autor consigue introducirnos mágicamente en una época muy concreta de la vida de España y en un punto muy concreto: Madrid. Nos presenta una realidad que hoy no puede menos que resultarnos chocante, aunque algunas cosas hayan persistido hasta no hace tantos días. Y es que mala cosa es juntar el sexo con la religión, confundir el placer con el pecado y relegar la coyunda matrimonial a una mera obligación para la procreación, hasta el punto de que el hecho de que un marido viese a su mujer desnuda era un grave pecado.
Para evitarlo, los camisones parecían más armaduras que otra cosa, si bien tenían una raja estratégicamente colocada para permitir que el miembro masculino pudiese cumplir con su cometido de continuar la raza sin ver ni un centímetro de más de la piel de su mujer.
Ante todo, es una novela histórica muy divertida, de las que disfrutas leyendo al tiempo que conoces una época, que aunque no demasiado distante (poco más de tres siglos, parece lejanísima. ¿O tal vez no tanto?
Porque muy chocante resultan no sólo la concepción moral del matrimonio y el sexo, sino del devenir de los hechos históricos en función del comportamiento y la rectitud moral de sus gobernantes. Porque al Imperio español podían devenir todos los males si su Rey estaba en pecado.
¿Será tal vez esa la causa de la crisis que estamos padeciendo es España? ¿Será el Rey Juan Carlos el culpable de todos nuestros males por el pecado de mirar hacia otro lado mientras Urdangarín se enriquecía (supuestamente) con malas artes?
Una novela que no debéis perderos, tanto aquellos que os guste la novela histórica, como los que disfrutáis leyendo historias de nuestro viejo Madrid.
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles
DATOS TÉCNICOS
La edición que yo he leído y a la que hace alusióne n sus citas este texto es la siguiente: Editorial: Planeta
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 192
La que puedes encontrar a la venta es la siguiente: Editorial: Espasa-Calpe
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 192
PVP: 8,95 €
VALORACIÓN: 10/10
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